Contrato con un vampiro – Capítulo 23: La otra mitad

Traducido por Herijo

Editado por Ayanami


—Bienvenida a mi morada, Azuza. —Dijo un niño de la edad de Azuza, mientras sostenía su mano en un saludo.

No era diferente al típico estudiante masculino que podrías encontrar en cualquier lugar en Japón. Tenía pelo y ojos negros, y media no más de un metro sesenta. Un poco menos que el estándar japonés. Esta persona de aspecto promedio, no se veía diferente a un humano común. Y, aun así, este joven ordinario era el maestro de la iglesia antigua.

Azuza había sido traída a una antigua iglesia abandonada a las afueras del bosque. Fue conducida a una capilla que podría acomodar fácilmente a más de quinientas personas. El polvo cubría los bancos alineados a los costados de la inmensa habitación, dejando libre la parte central que conducía a un glorioso ventanal de cristal.

Cuarteaduras y huecos causados por el paso del tiempo estropeaban el vidrio, pero la luz de la luna brillaba hermosamente a través de ellos. La luna llena iluminaba la noche. Varias velas eran la única fuente de luz dentro de la capilla, pero el brillo de la luna, pasando por la ventana, era suficiente para que todo fuera visible.

Azuza se paró en el centro de la capilla, con su mirada fija en el joven. La cruz de madera que, alguna vez, adornó la pared debajo del ventanal se había podrido con el tiempo y caído al suelo. El hombre se sentó en los restos de lo que, alguna vez, fue esa cruz finamente tallada. Se sentó vistiendo un uniforme escolar y con sus piernas estiradas, viendo al cielo nocturno a través de las grietas en el ventanal roto.

El hombre de pelo plateado apresuró a Azuza dentro de la capilla. Cuando sus ojos se encontraron con los del joven, una sonrisa radiante apareció en su rostro. Siendo recibida con una sonrisa similar a la que le darías a un viejo amor, la dejó perpleja. Fue entonces que le dio la bienvenida.

Azuza apartó la mano extendida hacia ella y lo miró con todo el rencor que había acumulado. Los ojos del chico se volvieron redondos como platos por un momento, antes de inmediatamente regresar a su sonrisa.

—Eso duele, Azuza. Soy un humano normal, por lo que desearía que fueras más amable conmigo —bromeó, antes de extender su mano por segunda ocasión, tratando de dar un apretón de manos. Su expresión desbordaba afecto, como si tratara de domesticar a un animal —Lo siento por hacer las cosas de forma tan violenta, pero tenía que conocerte sin importar que.

Azuza se volteó ignorando su mano. Ella estaba sorprendida de que admitiera que era humano, pero no lo dejó ver en su rostro. Solo conocía a Ichy y a Kyouya desde hace dos meses, pero no tenía deseos de hablar con el cretino que puso sus vidas en riesgo. Escapar por su cuenta era poco probable, siempre que el hombre de pelo plateado estuviera cerca. Por ende, esto era lo mejor que podía hacer para poner resistencia.

—Cierto, no me he presentado aún. Lo siento por eso. Soy Tsukiharu Hiragi. No me importa si me llamas Tsukiharu —Proclamó con una sonrisa asquerosamente dulce. Bajó su mano y dijo con un tono de voz gentil, pero Azuza solo podía responder con disgusto.

—Ya veo. Con que así es como será. Qué triste. Parece que necesito la ayuda de esa chica Ichy y del Demonio rojo para que hables conmigo.

Claramente, era una amenaza. Kyouya podía protegerse a sí mismo, pero la conciencia de Ichy estaba atrapada por el veneno del hombre de pelo plateado. Ella se movería como le ordenaran que lo hiciera.

Azuza mordió su labio— ¿Qué planeas hacerles?

— ¡Finalmente, hablaste! ¡Que emoción! De todas formas, prefiero las cosas pacifistas.

—Eres la última persona de la que quiero oír eso después de lo de hoy.

—Todo lo que sucedió fue obra de Shiro. Yo no di ninguna orden. Solo le solicite que te trajera a mí. No podía estar tranquilo desde el día que oí que tú, la chica que había estado buscando todo este tiempo, fue capturada por la asamblea Akai. Quería conocerte. Azuza.

—Tú…la asamblea Aoi, fueron los primeros en encontrarme ¿cierto? ¿No fueron los que usaron a esa pandilla para secuestrarme?

Tsukiharu estaba perplejo —Esos no fuimos nosotros, y tampoco creo que hayan sido los vampiros de la Asamblea Aoi. Suena como un mal chiste el usar humanos normales para secuestrar a alguien tan importante como tú. Después de todo, sería más rápido ir a capturarte nosotros mismos. A parte, si te hubiera encontrado primero, nunca hubiera dejado a la Asamblea Akai poner sus manos sobre ti.

— ¿Entonces, quién fue?

—Ni idea. Solo supimos que fuiste llevada por la Asamblea Akai a su mansión en el medio de la noche gracias a que Shiro lo vio por casualidad, mientras exploraba cerca del pueblo.

—Entonces… ¿Quién fue?

Es frustrante, pero tiene sentido. Si ellos fueran los responsables de mi secuestro, hubieran sido más agresivos, tal como lo hicieron en esta ocasión. No hay ningún beneficio de usar humanos débiles cuando me deseaban lo suficiente como para atacar a toda la Asamblea. Pensó Azuza.

— ¿Quién sabe? No creo que haya sido la Asamblea Aoi, pero no es como si lo hubiera confirmado con ellos. También está la posibilidad de que la Asamblea Aoi ni siquiera conozca de tu existencia aún —Murmuró Sukiharu.

Azuza sintió algo fuera de lugar, en la forma con la que se refería a la Asamblea Aoi— ¿No son de la Asamblea Aoi?

—Si tuviera que decidir entre si somos parte de ella o no, yo soy humano, pero Shiro está con la Asamblea Aoi. Me pregunto si eso me hace parte de ella. Pero estamos actuando de forma independiente de cualquier asamblea. Los Aoi y los Akai no tienen ninguna relación con nosotros.

—Entonces, ¿Por qué estas tras de mí?

—Si tuviera que resumirlo diría que, porque tú eres mi destino y yo soy el tuyo, supongo.

Su teatral elocuencia y aires de importancia hicieron que Azuza frunciera el ceño.

Abrió ampliamente sus brazos y rió burlándose de ella. —Soy el otro resultado exitoso del experimento. Azuza, soy tu otra mitad.

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