Traducido por Herijo
Editado por Ayanami
—¡Azusa Saito! ¿Estás lista para enfrentarnos de nuevo?
—Nunca se cansan de esto chicas, ¿o sí? La escuela ya terminó, déjenme ir a casa.
—¡Heriste nuestro orgullo, debes compensarlo con tu muerte!
—¿Alguna vez consideraron como me siento al tener que traer una espada de bambú conmigo a la escuela, a pesar de que no estoy afiliada a ningún club? Es molesto, estorboso y apesta. Soy yo la que debería ser compensada.
Habían transcurrido tres días desde la ocasión en la que el club de fans de Iouta la había llamado y aún no se daban por vencidas. Cada día, desde entonces, la llamaban durante el almuerzo y, después de la escuela, para tratar de lincharla.
Sin embargo, no era de las personas que se dejarían atacar por otros, siempre utilizaba sus inherentes reflejos y su espada de bambú favorita para ganar contra ellas. Pero eso solo servía para agregar más aceite al fuego.
Hoy la habían convocado detrás del gimnasio, algo totalmente cliché, haciendo que lo único que Azusa pudiera hacer es cuestionar su creatividad.
—Hoy son cinco de ustedes. ¿No es algo excesivo? Mira que tener que combatir contra cinco pre vampiros…
—¿Finalmente estás lista para sentir miedo? ¿No es así? ¿Al fin lo estas?
—Llegados a esto no estoy segura de poder contenerme, así que intenten no salir lastimadas, ¿de acuerdo? —Azusa giro su espada de madera hacia la cabeza de una de ellas, provocando que la misma se hundiera en el suelo, prosiguió a golpear a otra en el abdomen, pero no fue suficiente para derribarla, por lo que procedió con un golpe a la barbilla. La fuerza de este fue suficiente como para hacer que la chica cayera al suelo.
Solo tres más…
—¡Qué salvaje! ¡Eres de lo peor!
—No quiero oír eso de las personas que vinieron en grupo para tratar de atacarme.
—¡Me estaba conteniendo un poco en consideración a que eres una débil humana! ¡Pero ya no más! —Gritó la persona que parecía ser la líder.
La atmósfera cambió rápidamente. El viento cambió de dirección hacia la líder del grupo. Haciendo que la presión del aire fuera suficiente para mover los árboles de los alrededores, quebrando las ramas más delgadas.
Esto no pinta nada bien. Esta aura inhumana y habilidad… puede ser que sea una de las…
—¿Excepciones? —Azusa dijo la última parte de sus pensamientos en voz alta.
Clap clap clap
Un sonido de aplausos sonó cerca del gimnasio, mientras el rostro de Azusa se tensaba en preparación de lo que se avecinaba.
Esto, hasta que una voz familiar de alguien totalmente inesperado reverbero cerca de la pared del gimnasio
—Muy bien chicas dejémoslo aquí, Acabo de notificar a los profesores y no deberían tardar en llegar, además de que no quiero tener que romper mi promesa.
—¿Sukiharu?
Sukiharu recogió su cabello, mientras aparecía una sonrisa muy familiar en su rostro… su expresión era una réplica exacta del día que la había secuestrado. Era la característica sonrisa que parecía burlarse de ti, mientras expresaba una falsa sensación de amabilidad. Un pequeño arco adornaba su boca, mientras que un tinte de oscuridad y gran rabia pintaba sus ojos.
¿Por qué está aquí? Pensó Azusa, mientras escalofríos recorrían sus brazos.
—Para ser perfectamente honesto, una pelea entre mujeres es bastante desagradable de ver y no quiero presenciar este tipo de farsa, pero Azusa estaba limpiando el piso con ustedes, por lo que estaba más que feliz por ver desde las gradas. Pero justo tenías que arruinarlo, ¿no es así? Perdiste por default al romper las reglas así que, si quieres continuar con esto, yo seré tu oponente. ¿Qué quieres hacer?
Inmediatamente, Azusa se puso entre Sukiharu y la líder del grupo que estaba a punto de atacar con un sudor frío recorriendo su espalda.
Sorprendido por las acciones de Azusa, una pequeña risa burlona salió de la boca de Sukiharu, mientras invocaba flamas azules de su mano derecha. Podían oírse gritos de horror en el fondo.
—Lo prometiste ¿recuerdas? ¡Mantén tu palabra! —Gritó al calor del momento, pero la sonrisa macabra de Sukiharu no parecía parar.
—Eres demasiado amable…
—¡Sukiharu!
—Lo sé, lo sé, solo estaba bromeando, nunca rompería mi promesa contigo, solo relájate, —Sukiharu cerró su mano, haciendo que las llamas se desvanecieran en el aire. El tiritar de unos dientes podía oírse detrás de ellos. El color del rostro de las chicas fue drenado totalmente al sentir la diferencia entre ellos y un miedo instintivo a la muerte.
—Tu… —trató de intervenir la líder, pero fue interrumpida.
—¿Por qué no olvidamos lo que sucedió? Los profesores llegarán en cualquier momento, así que mejor toma al resto de tus amigas y salgan de aquí. ¿No sería malo que sus familias se enteraran de lo que estaban tratando de hacer? Sería de gran ayuda si pudieras correr la voz de que no se metan con Azusa nunca más —Sukiharu comentó con su sonrisa usual y actitud amigable, prácticamente como si fuera alguien diferente.
—Por cierto, probablemente no lo sepan, por lo que les haré el favor de decirles, el vampiro con el que Azusa tiene un contrato es el Akaoni. Entonces, probablemente esté usando a sus familiares para tenerla vigilada, por lo que debe haber presenciado todo lo que ocurrió… en otras palabras, las vio tratando de lastimar a su preciada compañera… me pregunto si seguirán vivas mañana… ¿Quién será la primera de ustedes?
Gritos resonaron por todo el campus.
—¡Sukiharu!
—Todo este tiempo estuve equivocada. Gracias. Escucharé todo lo que me digas, para empezar, me harías el honor de beber mi sangre~
Azusa miró a Sukiharu, ofendida por la mala imitación que hizo de ella mientras se dirigían a la puerta del colegio juntos. O más precisamente, mientras ella se dirigía hacia la salida y él la seguía.
—Oye Azusa, ¿me estás escuchando? Por lo menos estaba tratando de protegerte de ese trío de comadrejas que estaba tratando de lastimarte.
—¿Trio de comadrejas*?
[Se refiere al folcklore japonés que cuenta de un trío de comadrejas que aparecen como torbellino para cortar a sus enemigos]
Azusa tembló al darse cuenta del peligro al que se enfrentaba.
¿Su ataque sería capaz de cortar mi cabeza de un solo golpe? ¿Me dejaría heridas de las que jamás me recuperaría?
—Bueno, estoy casi seguro de que su ataque simplemente rozó tu mejilla, pero aun así… —murmuró Sukiharu para el mismo. Impidiendo que lo escuchara. Por lo que sabía de él, probablemente no estaba diciendo nada bueno, pero por lo menos sería educada en esta ocasión.
—Dejame agradecerte, Muchas gracias, me has salvado.
—De nada, Así que… ¿Cómo me vas a agradecer?
—¿Disculpa?
—Obviamente, te rescate pensando en que sería compensado
—¡¿Estás loco?!
—Para empezar, me alegraría muchísimo si me dejaras beber tu sangre regularmente.
—¡Claro que no!
—Entiendo… Bueno, me gustaría conocerte mejor así que tengamos una cita, solo nosotros dos sin tener a Akaoni vigilando.
—Eso solo puede terminar conmigo siendo raptada y encerrada de nuevo.
—¿No quieres descubrir qué tan lejos debo llevarte para que él ya no sea capaz de saber en dónde estás?
—¡Por supuesto que no!
—¿Qué si aceptarías hacer?
—¡Ya te agradecí!
—Un simple gracias no es suficiente después de salvar tu vida…
—Está bien… Una comida juntos mañana.
—¿De verdad? —La determinación de Azusa flaqueó después de observar cómo bajó el nivel de sus solicitudes para obtener lo que quería originalmente. Por lo que procedió a dar el último empujón.
—¿Qué te parece si almorzamos tú, Iouta y yo? No podría hacerte nada malo con él ahí, ¿cierto? ¿Qué piensas?
—Sí eso es lo que quieres…
—¡Está decidido! —Exclamó con un brillo en sus ojos.
Realmente parece alguien normal cuando actúa de esa forma. Pensó Azusa mientras lo observaba caminar con un pequeño brinco en sus pasos. Encontrándose incapaz de resistir tanto como lo hacía antes.
—Oye Sukiharu, estaba pensando a qué te referías con lo de los familiares de Kouya, ¿En verdad hace eso?
—Es verdad, ¿puedes ver ese gato de allá?
Azusa volteó hacia la dirección que le señalaba, ahí se encontraba un gato negro sentado en la rama de un arbol cerca de la entrada del campus, el cual los observaba detenidamente sin moverse.
¿Es el mismo gato que Kyouya le mostró cuando fuimos de paseo al pueblo?
—Ha estado ahí desde el día que llegamos a un acuerdo, por lo que tiene tiempo siguiéndote, ¿no lo habías notado?
—Para nada.
—Me parece que puede ver y oír todo a través de los ojos y orejas del gato. Estoy casi seguro de que él habría intervenido si yo no hubiera aparecido. Claro que un desastre aún mayor hubiera resultado de aparecer él.
—Tu creaste un desastre igual…
—¿Eso crees?
—Sí
Un mal presentimiento atravesó a Azusa una vez se dio cuenta de lo que significaban esas palabras.
—Eso quiere decir… ¿que escuchó la promesa que hice contigo?
—¿Promesa? ¿Te refieres al almuerzo juntos? No hay duda de ello.
La sangre se dreno de su rostro. Ya que últimamente Kyouya se la pasaba insistiendo en que no tenía que relacionarse con Sukiharu para nada. Siempre se preguntó cómo es que sabía que se relacionaba con él, pero ahora que había aprendido sobre el gato había obtenido una respuesta.
¡Eso no es lo importante ahora! ¡La situación crítica es el regaño que me espera llegando a casa. Y tengo un presentimiento de que estará más molesto que nunca!
Los ojos de Azusa daban vueltas y una capa de sudor se formaba en sus manos y pies. Mientras se acercaba cada vez más a la puerta de la escuela.
—El día de hoy parecen más cercanos que nunca…
Donde finalmente encontró a un monstruo esperándolos.