Traducido por Herijo
Editado por Lucy
En una hermosa tarde de domingo, Azuza y Kyouya se pararon juntos frente a una colosal puerta de hierro forjado. A través de ella, la joven vio una mansión imponente que era el doble de grande que en la que se estaba quedando, la cual no era pequeña según ningún estándar, pero parecía una cabaña en comparación con la que se alzaba más allá de la puerta.
Apretó una caja de pastel y la invitación a una fiesta de té que se celebraría en la mansión y que había recibido el día anterior. Youta Kisagari era el anfitrión. Se tomó el tiempo de escribir a mano que le encantaría que ambos asistieran. Él aceptó porque era una invitación de su hermano menor, a pesar de no estar entusiasmado con la idea. Mientras tanto, ella estaba emocionada de recibir su primera invitación a la casa de alguien desde que llegó a la ciudad del Clan Rojo.
Se tensó frente a la abrumadora puerta, mientras que Kyouya, por supuesto, mantuvo su típica falta de reacción. Presionó con cuidado el botón del intercomunicador.
—¿Sí? ¿Quién, sí se puede saber, está en la puerta? —respondió una joven mujer.
—Hola. Soy Azuza Saito. Youta me invitó a una fiesta de té aquí hoy.
—Hemos estado esperando su llegada. Voy a abrir la puerta ahora. Por favor, avance recto desde la puerta hasta llegar a un jardín de rosas. El Maestro Youta la espera allí —respondió a través del intercomunicador.
Se escuchó un fuerte clic y varios pitidos provenientes de la puerta mientras se abría de forma automática. Avanzaron por el camino como se les indicó, hasta que vieron a un joven parado frente a un arco cubierto de rosas.
—Estábamos esperándolos, Kyouya, Azuza. Los demás ya están aquí y se están divirtiendo mucho.
—¿Los demás?
—Lo verán cuando lleguen —dijo Youta con su habitual sonrisa angelical. Pero unos minutos después, ella descubrió que ese ángel era en realidad un pequeño demonio.
—Lamento haberlos derrotado de un solo golpe la última vez. Perdí la calma cuando alejaron a Azuza de mi.
—¡No creas que las cosas saldrán a tu manera esta vez! ¡Ichy!
—¡Te apoyo!
—Está bien, está bien, cualquier tipo pelea está prohibida aquí, así que asegúrense de mantenerse cordiales. No te veas tan sombría, Ichy. También me encanta esa expresión tuya, pero me gusta más cuando sonríes.
Azuza salió del arco cubierto de rosas y vio a Ichy, Tsubaru y Sukiharu enfrentándose, listos para pelear. Se quedó sin palabras mientras Youta mediaba la caótica situación. Kyouya en silencio agarró su brazo y la ocultó detrás de él.
—Vamos, Kyouya, Azuza, no se queden ahí parados. Les tengo preparados sus asientos. Tomen asiento. Aquí, Ichy, ¿por qué no te sientas también? Tú también, Sukiharu. Y ya que estás aquí de todos modos, siéntate también, Tsubaru —insistió Youta, con una actitud bastante más fría hacia Tsubaru debido a sus sentimientos por Ichy.
Los tres se sentaron a regañadientes en la mesa. Azuza y Kyouya hicieron lo mismo. Se sentaron alrededor de una gigantesca mesa redonda de caoba en el siguiente orden: Kyouya, Azuza, Tsubaru, Ichy, Youta y Sukiharu. El último estaba entre Youta y Kyouya, lo que puso a Azuza al borde de su asiento al pensar en una pelea que estallaría por la más mínima cosa. Fue la última en sentarse, así que intentó sentarse junto a Sukiharu, pero Kyouya la detuvo con una mirada silenciosa.
Fue ella la primera en romper el silencio sofocante y corrosivo.
—¿Qué está pasando aquí, Youta?
—Los reuní en secreto porque quería crear una oportunidad para que se conozcan mejor. Por supuesto, reuní a todos sin decirle nada a Sukiharu, así que esto no fue su plan. No se hagan ideas equivocadas aquí. Intenté preguntarle qué pasó entre ustedes muchas veces, pero no me dijo mucho. Entendí que algo había pasado entre él y el resto de ustedes. De todos modos, pensé que algo podría cambiar si intentaban hablarlo. Kyouya, me dijiste incontables veces que tuviera cuidado con Sukiharu, pero no puedo verlo como un tipo malo. Si todavía no pueden resolver las cosas después de hablar en esta situación, siendo honesto no tengo problema con eso. Pero creo que ambos están equivocados por pelear cuando apenas saben algo el uno del otro —explicó Youta, mirando alrededor de la mesa con una sonrisa que parecía insinuar: “¿Qué les parece?”.
Confirmó que nadie tenía objeciones antes de levantarse de su asiento.
—Necesitan hablar sobre cosas que yo no puedo saber, ¿verdad? Estaré atento a un momento adecuado para regresar, así que por favor aprovechen su tiempo hasta entonces. Pueden hacer lo que quieran, excepto convertirlo en una pelea a gran escala en mi jardín. Y, Sukiharu, no vayas diciendo cosas para provocarlos, ¿de acuerdo? Cortaré todos los lazos contigo si lo haces.
—Como digas…
Youta asintió aliviado ante la respuesta y desapareció en la extensa mansión que servía de telón de fondo para su fiesta de té.
Con él ausente, reinó el silencio alrededor de la mesa redonda.
Después de una larga pausa, Tsubaru, habiendo recuperado su calma, habló:
—Bueno, ya que Youta nos dio la oportunidad, sin duda hay algunas cosas que queremos preguntarte. ¿Responderás nuestras preguntas, pequeño Sukiharu?
—Cuatro contra uno parece una especie de interrogatorio. Pero no me importa. Les responderé por consideración a Youta esta vez. ¿Qué quieren saber? —preguntó, apoyando su barbilla en su mano con desinterés.
Tsubaru apartó la mirada por un momento, sin saber por dónde empezar sus preguntas, hasta que por fin se enfrentó a Sukiharu y se inclinó hacia él sobre la mesa.
—Iré al grano entonces. ¿Qué y quién eres tú con exactitud? ¿Es cierto que posees el cuerpo del Anciano?
—Esa será la primera pregunta que haces, ¿verdad? Tenía la sospecha de que sería así. Eso es lo que escuché, y creo que obtuviste tu prueba cuando presenciaste mi capacidad para luchar en igualdad de condiciones con el Akaoni a pesar de que aún no he despertado.
—¿De quién escuchaste eso?
—De los investigadores que me crearon. Estuve encerrado en el laboratorio subterráneo del Clan Azul hasta hace tres meses y medio. Lo que les dije es todo lo que supe desde el día en que nací, así que dudo que sea una mentira, pero eso es todo lo que sé sobre mí mismo. Ni siquiera podría proporcionarles más evidencia aunque quisiera.
—Entonces, ¿por qué estás detrás de Azuza? Además, ¿por qué hiciste que alguien más hiciera el trabajo sucio durante tu primer ataque? Si hubieras venido por ella tú mismo, nuestras posibilidades de recuperarla habrían sido muy escasas.
—Creo que tienes problemas graves al preguntar cosas de las que ya sabes las respuestas. ¿Quieres escucharlo de mis labios?
—Así es.
—Está bien entonces. Como dije antes, poseo el cuerpo del Anciano con sangre humana fluyendo por él. Seguro caería a la clasificación F si despertara como un vampiro con este cuerpo. Tratar de prevenir ese futuro es una de las razones por las que fui tras ella. Además, como le dije a Azuza antes, no tengo nada que ver con los primeros secuestradores que fueron tras ella. Recién acababa de escapar del laboratorio y estaba ocupado tratando de mantenerme con vida, no tenía tiempo para preocuparme por otras cosas. Además, solo supe de su paradero gracias a lo que me contó Shiro. Sabía que ella existía antes, pero no tenía idea de dónde estaba.
—¡Ah! —exclamó Azuza después de que Sukiharu terminara de explicar—. ¡Ah, cierto, nunca les conté esa parte! ¡Me olvidé por completo de eso debido a todo lo demás que sucedió después de que él me lo dijera!
—¡Azuza!
—¡Azuza!
—L—Lo siento.
Inclinó la cabeza hacia Ichy y Tsubaru. Kyouya la miró en silencio desde el asiento junto a ella. Ella solo tenía arrepentimientos.
—En otras palabras, ¿quieres decir que los Azules no tienen nada que ver con el primer intento de secuestro de Azuza?
—No sé nada acerca de los Azules. Estoy actuando de manera independiente. Mi único aliado es Shiro. Sabes, pensé que ya le había contado todo esto a Azuza…por sus expresiones, supongo que nunca se lo dijo.
—¡Yo…YO! ¡LO SIENTO MUCHÍSIMO! —se disculpó, inclinando la cabeza con tanta fuerza que se estrelló contra la mesa. Las miradas afiladas que podía sentir clavadas en su cabeza le impidieron mirar hacia arriba.
—En realidad, ¿puedo hablarles sobre mis pensamientos al respecto? Creo que es probable que el Clan Azul no tenga nada que ver con el secuestro de Azuza. El Clan Azul aún no sabía dónde estaba mientras yo aún estaba en su laboratorio. O más bien, era más como si hubieran renunciado a encontrarla. Parecía que pensaban que sería más fácil crear una nueva que encontrar a la anterior. El investigador que huyó con la mujer que llevaba a Azuza parece que destruyó toda la información relacionada con el experimento, lo que causó intento fallido tras intento fallido de reproducir el mismo resultado. A pesar de todos sus fracasos, aún parecían pensar que tenían una mayor probabilidad de éxito en la creación de una nueva versión que en encontrarla a ella, a quien el Clan Rojo ni siquiera pudo encontrar con el uso completo de todos sus recursos y personal. Creo que tenían la misma opinión antes de que yo estuviera allí también.
—¿Eso solo se aplica a las personas del laboratorio? Los nobles a cargo podrían tener una opinión diferente.
—Hmm, creo que los Clanes Rojo y Azul ya estarían enfrentados si ese fuera el caso. El Patriarca del Clan Azul visitaba el laboratorio varias veces para verificar mi estado, y no creo que haya nadie más estricto y cruel que él. Por lo general daba la sensación de ser un anciano amable, pero escuché que mató a todos los investigadores que se le oponían. Parecía ser el tipo de persona que haría cualquier cosa para lograr sus objetivos. Si supiera que Azuza está aquí ahora mismo, estoy seguro de que desataría una guerra total con ustedes. Pero las cosas están bastante tranquilas en torno a ella en este momento. No parece que los Patriarcas de los dos clanes estén en negociaciones tampoco.
—Conocí al Patriarca del Clan Azul antes. No parecía ser alguien así. Pensé que era un hombre tranquilo que no parecía adecuado para gobernar el Clan Azul conocido por ser tan agresivo…
—Ah, sí. Si no me equivoco, obtuvieron un nuevo Patriarca hace dos años. El actual es el hombre que mató al anterior en una batalla uno contra uno. El Clan Azul funciona por completo con la noción de la supervivencia del más apto, quien derrote al actual en la batalla se convierte en el próximo. Según lo que escuché, este fue uno de los pocos que de verdad llegó al extremo de matar a su predecesor en el combate.
—¿De dónde sacaste toda esta información? Dices que estuviste encerrado en un laboratorio toda tu vida, pero tienes sentido común y sabes hablar con normalidad.
—Demuestra que incluso yo tenía a alguien con quien hablar.
—¿Lo tenías?.
—Mi hipótesis se basa en todo lo que acabo de contarles. Sin duda, si no creen todo lo que les dije, habrá inconsistencias. De todos modos, mi hipótesis es esta: hay un tercer poder que tiene como objetivo a Azuza, aparte de mí y ustedes, los Rojos. Uno que no es el Clan Azul —concluyó Sukiharu.
Se escucharon suspiros sorprendidos alrededor de la mesa. Sukiharu se recostó en su silla y tomó un sorbo de su té como señal de que había terminado de hablar.
Kyouya lo miró con sospecha y habló por fin:
—¿Qué te llevó a contarnos todo esto? No hay nada en ello para ti.
—Sentí que era la mejor opción ahora que Azuza estará con ustedes, los Rojos. Ella hizo un contrato con el Akaoni y su lazo está con ustedes. Bueno, en esencia, quiero que ustedes se encarguen de ella hasta que esté listo para llevármela. Estaba dispuesto a esperar a que llegara ese momento. Pero no tengo idea de lo que quiere este tercer poder con exactitud. Si la secuestran, no tengo ni idea de a dónde la llevarían o qué le harían. En ese caso, usarlos a ustedes parece una buena idea. Dices que no hay nada en ello para mí, pero te lo conté por las desventajas que tendría mantenerme callado —explicó Sukiharu de manera lógica, dejando a todos los demás sin argumentos.
Solo él tomó sin preocuparse los dulces de la mesa y los masticó. Una vez que confirmó que no tenían más que decir, se levantó de su asiento.
—Sukiharu —llamó Azuza rápido para detenerlo.
Él se volteó y sonrió.
—Me voy a casa, parece que han terminado de interrogarme. Nos vemos en la escuela mañana, Azuza.
—Espera.
—¿Huh? —respondió de manera poco elocuente cuando Tsubaru le dijo que esperara justo cuando se disponía a irse.
—Vamos a hacer una tregua.
—¿Tsubaru?
Ichy lo agarró del brazo con una mirada interrogante. Tsubaru puso en silencio su mano sobre la de ella y mantuvo sus ojos fijos en Sukiharu.
—Quiero hacer una tregua contigo. Y, si es posible, quiero compartir información.
—¿De qué estás hablando?.
—No me gustas y nunca podría llegar a gustarme después de lo que hiciste. Pero si ese tercer poder que mencionaste de verdad existe, cuanto más personas tengamos luchando de nuestro lado, mejor.
—Hmm. ¿Vas a creer lo que te dije?.
—No parece haber mucho beneficio para ti mentirnos sobre estas cosas. De todos modos, esto es algo que decidí de forma arbitraria. ¿Están bien con eso los demás?.
Ichy asintió como si no tuviera otra opción, Kyouya encogió los hombros con una expresión de disgusto y Azuza asintió firme.
—Como es obvio, no bajaremos la guardia contigo, pero también nos abstendremos de actuar hostiles hacia ti. Las cosas irán bien si piensas antes de actuar también.
—Supongo que estoy bien con eso.
Youta regresó a la mesa justo cuando Sukiharu aceptó a regañadientes; por lo que parecía, había estado esperando el momento perfecto.
—¿Han terminado?.
Azuza ya no veía su sonrisa como angelical, sino como un zorro astuto.