Traducido por Herijo
Editado por Lucy
Contrario a toda la tensión anterior, Azuza disfrutaba ahora de un tranquilo té. Solo ella y Iouta se sentaban a la mesa, comiendo el pastel de queso que ella había hecho con deleite. El resto de los miembros de su grupo estaban teniendo una reunión estratégica en una de las habitaciones vacías dentro de la mansión de Iouta. Recordar cómo Tsukiharu había ido con ellos a regañadientes, hacía que Azuza esperara que algún día todos pudieran llevarse bien.
La forma en que se conocieron fue terrible, pero el Tsukiharu con el que interactuaba como compañero de clase era muy amable, amistoso y alguien que se dejaba llevar con facilidad.
Continuar ignorándolo requería un gran sufrimiento mental por su parte. Este último tiempo, ignorarlo la hacía sentirse como una acosadora. Se odiaba a sí misma por ello todos los días.
No tenía la intención de convertirse de repente en su mejor amiga, pero tenía más que suficiente confianza para tratarlo como a cualquier otro compañero de clase.
—Por cierto, Azuza, ¿qué te pasó en el cuello? ¿Te lastimaste?— preguntó Iouta, señalando la gasa que cubría una parte de su cuello.
La gasa era lo tan grande como para cubrir la palma de una mano. Una camisa de cuello alto lo ocultaba, pero al parecer aún llamó la atención de Iouta.
Azuza se sonrojó un poco ante su pregunta y evitó encontrarse con sus ojos.
—Sé que es lo normal para ustedes los vampiros, lo que significa que no tiene sentido ocultarlo, pero me da un poco de vergüenza, así que lo oculté por ahora… Parece que Kyouya olvidó borrar las marcas.
—¿Marcas?
—Marcas.
—¿Qué? ¿Quieres decir marcas de mordida?
—Ah, sí.
Azuza inclinó la cabeza ante la mirada congelada de incredulidad de Iouta. Ela recordó haber escuchado en varias ocasiones que el acto de beber sangre no era ni vergonzoso ni destacable. Si eso era cierto, ¿por qué el rostro de Iouta se volvía cada vez más rojo?
—Iouta?.
—No tengo idea de por dónde empezar, pero acabo de entender cuán taciturno es mi hermano. Permíteme disculparme en su nombre como su hermano menor. Lo siento.
—¿Por qué?.
—Sabía que Kyouya no había bebido sangre durante mucho tiempo, pero pensarías que al menos mantendría las reglas. ¿Qué demonios está haciendo para hacer que su hermano menor se disculpe por algo así? Lo peor es que sé que lo hizo a propósito. Me da vergüenza que lo haya hecho sabiendo que tú no entenderías el significado detrás de ello. Y, ¿desde cuándo se volvió capaz de beber sangre de nuevo?.
—¿Um? ¿No hacen esto todos los vampiros? No es nada vergonzoso o embarazoso, ¿verdad?
Azuza se confundió por la reacción desconcertante de Iouta. Beber sangre no era un acto vergonzoso entre los vampiros, era su método de alimentación. Con ese hecho en mente, no podía entender la razón detrás de su rostro enrojecido.
—Azuza.
—¿Sí?.
—Es cierto que el acto de beber sangre no es nada vergonzoso o digno de mención. El problema en cuestión es el hecho de que dejó marcas de mordida.
—¿Hay un problema con las marcas de mordida?.
—Dejar marcas de mordida es una especie de prueba de propiedad. Es como decirles a otros vampiros, ‘esta es mi presa, mantengan sus manos alejadas’. ¡Dios mío, qué demonios estoy diciendo! ¡No quiero decir cosas como estas en voz alta!
—¿Prueba de… propiedad?.
—No es un sello oficial de propiedad, sino más bien un entendimiento tácito. Es como una marca que deja en ella, similar a un chupetón entre los humanos.
—¡Unchu-chu-chupetóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóón!
Gritó, poniéndose roja como un tomate.
Iouta intervino para aliviar el impacto.
—Sí. Pero Kyouya no ha bebido sangre durante mucho tiempo. ¡Quizás olvidó borrar las marcas esta vez!.
Hay un noventa y nueve por ciento de probabilidad de que lo haya hecho a propósito, sin embargo, Iouta mantuvo sus pensamientos para sí mismo.
—¿D-De verdad crees eso? ¡Me sorprendiste! ¡Mejor hago que Kyouya lo borre por mí entonces!.
—Deberías hacerlo.
Ella me creyó.
La expresión de Iouta se volvió de a poco más exasperada al ver a Azuza abanicándose la cara enrojecida. No estaba exasperado con ella, que estaba sentada frente a él, sino con su hermano ausente.
Reconoció que su hermano mayor ponía una barrera entre él y todos los demás, sin importar quiénes fueran. Tal vez ahora tenía una relación mejor con él en comparación con cuando se conocieron por primera vez, pero nunca pensó que alguna vez había logrado superar esa barrera para vislumbrar su corazón. Pensar que algún día vería un pedazo de quién era de verdad su hermano de esta manera.
Iouta miró el lugar donde las marcas estaban ocultas debajo de la gasa y pensó en cuánto significa Azuza para Kyouya. Al mismo tiempo, se exasperó por cómo él trataba de mantener sus afectos ocultos de ella. ¿Por qué no consideró siquiera intentar que las cosas funcionaran? Según lo que había visto de sus interacciones, era evidente que ella no se horrorizaba de él, pero él hizo la extravagante elección de negarse a tomar los sentimientos que estaban al alcance.
Y aquí estoy tratando de agarrar sentimientos que mis manos nunca podrán alcanzar.
La forma digna y elegante de Ichi cruzó la mente de Iouta. No importa cuánto me importe ella, siempre es ese tipo, Tsubaru, el que puede estar a su lado. Solo invité a Ichi a la fiesta de hoy, pero él vino sin pedirme permiso. ¿Cuántas veces consideré enviarlo lejos hoy? Pero si lo hiciera, ella también se iría. Y es por eso que siempre termino aceptando que él esté cerca. Iouta sacudió la cabeza para sacudirse los malos pensamientos antes de deprimirse aún más.
Volvió a enfrentarse a Azuza, solo para encontrarla comiendo con felicidad su pastel. Al parecer, etiquetó la prueba de propiedad como algo que Kyouya olvidó con inocencia borrar.
—Oye, Azuza, ¿te importaría dejarme ver las marcas?
—¿Hm? Claro, pero no creo que sea muy interesante.
Ella desabrochó su cuello y retiró la gasa sin ninguna vacilación. Iouta se congeló por segunda vez.
Golpeó su mano derecha contra la mesa, su rostro enrojecido gritando
—Mi hermano es un idiota.
—¿Qué pasa?.
—Nada. Kyouya de seguro lo olvidó. Tal vez sea mejor esperar a que se cure? Además, incluso si logras que borre las marcas, deberías dejar la gasa puesta por un tiempo.
—¿Qué? ¿Por qué?.
—¿Por qué preguntas? ¿Porque es una prueba de dos niveles?”.
—¿Huh?
—¡No importa! En cualquier caso, es mejor que te mantengas la gasa puesta durante una semana. ¡Incluso si logra borrar las marcas! ¡Por favor!.
—¿O—Ok?
Azuza aceptó a regañadientes, lo que le dio un inmenso alivio a Iouta.
Iouta recordó lo que vio mientras ella cubría las marcas. Bajo la gasa había dos agujeros alineados con las marcas de los colmillos dejados por chupar su sangre. Debajo de las marcas de los colmillos había una marca roja e hinchada, un verdadero chupetón. Incluso si Azuza le pidiera a Kyouya que borrara las marcas, es muy probable que él solo borrara las marcas de los colmillos y dejara el chupetón visible para que todos lo vieran. Según lo que Iouta pudo juzgar, alguien con poca o ninguna experiencia con hombres como Azuza no podría determinar la hinchazón roja como un chupetón. Y Kyouya lo sabía.
Iouta se entristeció por el hecho de que Kyouya quería dejar claro que ella era suya, pero no diría nada sobre sus sentimientos. Era casi como si se hubiera dado por vencido desde el principio.