Contrato con un vampiro – Capítulo 54: De camino a la escuela (2)

Traducido por Herijo

Editado por Lucy


—Uh, Azuza, ¿estás bromeando?

La chica más decidida de las dos, Kii, preguntó con tono cauteloso.

Ella negó con la cabeza y dio otro paso más cerca, arrastrando a Kyouya con ella. Yuu, la más animada, dio un paso atrás mientras intentaba acercarse más a ellas.

—¡Ay!

—Oye, deja de hacer tonterías.

—¡Ah!

Molesto, él se soltó de su agarre, suspiró y se alejó varias veces de las chicas.

—¿Qué beneficio hay en asustarlas?

—Pero ¿no odias ser fuente de miedo sin motivo? ¿Sabías que te has convertido en una leyenda urbana que se utiliza para asustar a los niños diciendo que aparecerás junto a su cama si no se van a dormir cuando se les dice? ¿Estás bien con pasar a la historia así? ¿Como una especie de monstruo del armario?

—¿Me estás comparando con el monstruo del armario? No me molesta la forma en que me ven. No tienes por qué dejar que te afecte.

—¡Pero lo hace! ¡Estoy muy preocupada por eso! ¡Eres un monstruo! ¡El monstruo del armario! Tuve que reírme de eso, ¿sabes? Los chicos de mi clase estaban cotilleando sobre cómo puedes destruir montañas. Espera, ¿es posible que puedas hacerlo con tu fuerza?

—¡No! ¿Con qué monstruo de cuento de hadas me estás confundiendo? De todos modos, deberías ignorar los rumores y chismes. Desaparecerán con el tiempo.

—No se van por sí solos, ¡por eso los rumores están generando rumores más exagerados! Entiendo lo molesto que es lidiar con ellos, ¡pero deberías considerar mejorar tu imagen! Empecemos por hacer que te muestres en público para que la gente pueda ver que no eres sólo la criatura escondida en su armario esperando desollarlos.

—¿Te das cuenta de la brutalidad de tu plan? Yo seré el principal afectado, ¡pero también habrá daño para aquellos que me vean! No entiendo el punto de provocar tal caos.

—¡No saques conclusiones apresuradas! Mi idea es que habrá personas que lo entenderán. ¡Eres un gran chico, Kyouya! ¡Obtienes 100 puntos por amabilidad! Mira, te protegeré,¡así que entremos juntos en el ojo público!

—Me alegra escuchar lo mucho que me valoras, pero rechazó hacerlo. Además, lo entendería si te estuviera protegiendo a ti, pero ¿por qué tengo que ser protegido por ti?

—¡AH! ¡¿Crees que no puedo hacer nada, verdad?! ¡Tengo suficiente determinación para enfrentarme a cualquiera que se atreva a difamarte!

—¡Lo sé! Entiendo más que de sobra que tienes suficiente determinación para hacer eso y mucho más. Así que te ruego, ¡no lo hagas!

—¡Ja, ja!

La risa de Kii interrumpió la discusión entre ellos. Azuza y Kyouya se giraron para mirarla.

—¡Perdón! ¡Perdón! Me sorprendió. Azuza, déjame preguntarte una vez más: ¿este hombre es de verdad el que llaman Akaoni?

—¿Qué? Sí, lo es. Pero no me gusta mucho ese título.

—De acuerdo, entonces también lo llamaré Kyouya. Um, ¿está bien para ti?

—Puedes llamarme como quieras… —respondió él, sin saber muy bien cómo evaluar la situación.

La sonrisa de Kii se iluminó de alivio.

—Um, ahora entiendo que Kyouya no es tan aterrador como dicen los rumores. De verdad es una persona normal, ¿eh? Escuché que sus ojos eran rojos, pero… ¿los oculta con lentes de contacto de color? —preguntó Kii.

—Sí. Parece usar lentes de contacto de color cuando me recoge y me deja. ¡Deberías pedirle que te muestre sus ojos en algún momento! Son hermosos, como rubíes —exclamó Azuza.

—No, estoy segura de que me desmayaré en el acto, así que me quedaré con tu palabra. Tú quizás no lo entiendas pero los vampiros son bastante sensibles al orden jerárquico de poder. Es posible que me desmaye si veo sus ojos rojos de cerca y en persona. Al parecer, no tiene el mismo efecto desde lejos.

—¿De verdad? No sabía eso —asintió Azuza comprendiendo.

Kyouya la pellizcó por detrás. Ella se giró hacia él para ver qué pasaba, solo para que sus ojos cayeran en lo que él señalaba.

—¡Oh no! ¡Yuu!

Su otra compañera de clase se había desplomado en el suelo, echando espuma por la boca. Corrió hacia ella. Kii encogió los hombros junto a Kyouya, sin mostrar signos de ir a ayudar a Yuu.

—Dile que lo siento por asustarla cuando despierte —le dijo Kyouya a Azuza.

—¿Por qué no se lo dices tú mismo? Estoy segura de que eso es lo que Azuza querría que hicieras.

—Dudo que pueda mantener una conversación conmigo. Además, no es mi intención asustar a la gente sin sentido.

—Bueno, sí. Supongo que Yuu necesita un poco más de tiempo.

—Entonces la dejaré en tus manos.

—Entendido. Pero, aunque tomará tiempo, creo que Yuu y los demás terminarán comprendiendo que no eres tan aterrador como dicen los rumores, Kyouya. Eso se aplica tanto a Yuu como a los demás. ¿Por qué no dejas que Azuza te proteja en silencio?

—Lo siento —se disculpó con el ceño fruncido de Kyouya y corrió para ayudarla a cargar a Yuu en su espalda.

—¡Azuza, deja que Kyouya te acompañe el resto del camino a la escuela! ¡Yo me dirijo a la enfermería con Yuu!

—¿Estás bien sola?

—¡Estoy bien! ¡Nos vemos luego!

Kii se levantó con Yuu en su espalda y se dirigió hacia la escuela.

—No quiero recibir un castigo divino por interponerme en el verdadero amor —susurró Kii tan bajo como para que nadie lo oyera, sonriendo de oreja a oreja.

—Pensé que Kii entendería.

—Sin embargo, la otra se desmayó. Estamos frente a la puerta de la escuela.

—¡Debemos enfrentar cada desafío con calma! Muchas gracias.

Kyouya y Azuza se detuvieron frente a la puerta de la escuela. No había nadie alrededor, pero pronto llegarían mas personas.

—¿Estarás aquí para mí después de la escuela también?

—Sí.

—¡Lo espero entonces! ¡Nos vemos luego!

—¡Azuza!

Kyouya la agarró la mano antes de que ella pudiera irse hacia la escuela. Su expresión era una extraña mezcla de aprehensión e irritación. Ella se detuvo y lo miró con curiosidad.

—No vuelvas a hacer lo de hoy. Tampoco hables de mí en la escuela. Tal vez no puedas ocultar tu conexión conmigo porque la noticia del contrato se ha difundido, pero haz todo lo posible para ocultar tu opinión sobre mí.

—No quiero.

—Solo haz lo que digo.

—¡No! ¡Quiero! ¡Hacerlo!

—Estoy preocupado por ti.

—¡Estaré bien! —sonrió, soltando su mano y desapareciendo en la escuela.

Sé que lo estarás. Eres muy amable después de todo. 

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