Traducido por Herijo
Editado por Ayanami
Azuza fue arrastrada a través del bosque, hasta una cabaña de troncos ubicada en el centro de un pequeño claro.
—Entra —Dijo el hombre. Abrió la puerta y la empujó dentro. La siguió, le puso candado a la puerta tras él y desapareció en la sala, dejándola sola en la entrada.
Todo pasó en un instante. Azuza aun no entendía lo que estaba ocurriendo. Estaba bajo la impresión de que la arrastraría de vuelta a la mansión, pero, aparentemente, no era lo que él tenía en mente.
Pocos minutos pasaron, antes de que regresara con una toalla de baño que dejó caer sobre su cabeza, frotando su cabello hacia atrás y hacia adelante. Se sentía como si fuera un perro al que intentaban secar después de un baño.
— ¡¿Qué estás haciendo?! —Gritó Azuza
—Harás un desastre si entras estando así de sucia.
— ¿¡Qué!?
—Estás escurriendo sangre
El pelo de Azuza goteaba con la sangre del zombi que había sido decapitado frente a ella.
—Oh, lo siento.
—Terminaré pronto, así que sé paciente hasta que esté listo. —Dijo, mientras continuaba limpiando la sangre. Azuza asintió en respuesta, ante el comentario que no le daba ninguna oportunidad de negarse. Una vez que terminó de retirar la mayor parte de la sangre levantó a Azuza.
— ¡Hey! ¡¿Qué estás haciendo?!
Azuza agitó salvajemente sus brazos, a la vez que pateaba, pero el hombre no dijo nada, mientras abría la puerta más cercana y entraba en ella con Azuza aun en brazos. Una vez dentro, la bajó.
—Regresa a la sala una vez que termines. No vayas a huir —Le advirtió, mientras cerraba la puerta tras él bruscamente. Azuza escuchó sus pasos perderse en la distancia.
—Esto es… ¿El baño?
Azuza notó que era un baño muy grande. Había un lavabo, un inodoro y una bañera un poco más adentro de la habitación. Toallas limpias y un vestido están encima de la lavadora dentro del baño.
—Supongo que quiere que me lave.
Tomó una de las toallas blancas y notó lo sucia que estaba cuando esta se tornó rojiza a su toque. Sorprendida, caminó hacia el espejo para revisarse.
—Vaya, parezco una superviviente de una película de terror. —Rió ante la locura de todo lo ocurrido.
Tierra y lodo la cubren de pies a cabeza debido a la caída que tuvo antes en el bosque. El lodo está empapado de la sangre esparcida por el zombi decapitado. Ramas y hojas están enredadas en su pelo. Si fuera a resumir su apariencia, en una palabra, estaba inmunda. Si tuviera que usar dos serian super inmunda.
No pudo evitar sentirse patética cuando se dio cuenta de que la razón tras la complicada expresión que puso el hombre, la primera vez que se reunieron en el bosque, fue debido a lo terrible que se ve.
—Primero, una ducha.
Azuza no sabía quién era el hombre o como se llama, pero decidió tomar completa ventaja de su generosidad.
♦ ♦ ♦
—Lamento la espera —Dijo Azuza, mientras ladeaba su cabeza.
Decir termine con la ducha o gracias por dejarme usar tu baño no parecían correctas, considerando la situación. Por lo que, fue con la respuesta genérica que tampoco terminó de convencerla.
Se había cambiado al vestido blanco que estaba sobre la lavadora y, en este momento, está congelada en el pasillo que da a la sala. No tenía idea de que hacer a continuación. Miraba inquietamente los alrededores. El hombre de ojos rojos la miró por encima del libro que estaba leyendo y le hizo un gesto de que se sentara en el sillón frente a él. Ella entró a la habitación y se sentó al otro lado.
—Gracias por permitirme tomar un baño y por el cambio de ropa —Azuza le dio un agradecimiento formal, bajando su cabeza.
—No hay de qué. ¿Estás herida en algún lado? —Le preguntó despreocupadamente, mientras levantaba una taza de café de la mesa entre ellos y tomaba un sorbo.
—No, estoy bien.
—Ya veo —El hombre cerró su libro, mientras encaraba a Azuza —Azuza Saito, ¿Por qué estás aquí? Si no estoy equivocado, Ichy debería estar resguardándote ahora ¿O acaso estoy mal?
—No lo esta…bueno…
¡Aquí está! ¡Sabía que esta pregunta vendría! Sudor frío bajaba por la espalda de Azuza, mientras pensaba que su tratamiento, a partir de ahora, dependería de la respuesta que diera. Dudaba que le creyera si le decía que una mariposa azul le dijo que su padre está siendo juzgado en una corte de inquisición o que cayó en un bosque cuando abrió la puerta en la cocina. Aunque no creía que fuera a creer su historia, tampoco tenía una mejor excusa.
—Puede que no me creas, pero… —Azuza decidió decirle todo lo que ocurrió sin mentir en nada. Solo tenía que pensar en cómo manejar la situación cuando no le creyera.
—Esa fue una trampa por parte de los Aoi —El hombre dijo, como si se tratara de un hecho.
Azuza tenía una corazonada de que ese era el caso. Gradualmente, había recuperado su calma durante el baño y empezó a pensar en todo el esquema preparado por la asamblea azul, de la cual, continúa oyendo.
—Probablemente, encontraron una forma de controlar a un F para hacer que te capture.
— ¿Eso era un F? —Las piezas parecían comenzar a embonar. Pero, había una cosa que no estaba clara — ¿Mi papá va a ser juzgado en una corte de inquisición?
— ¿Qué harás cuando conozcas la respuesta? —Ese comentario, prácticamente, afirmaba sus sospechas.
Azuza golpeó sus manos en la mesa delante de ella y se inclinó al frente. — ¡¿Qué le pasará a mi papá?!
—Eso no es algo que nosotros decidamos. Su sentencia será determinada por el patriarca de la asamblea roja y por el consejo de la corte.
— ¿Es posible que sea asesinado?
—No es poco probable.
Azuza se levantó lista para salir corriendo de la habitación. Él sujetó su brazo para detenerla.
— ¿Qué puedes hacer si vas a ese lugar? ¿Siquiera sabes dónde está ocurriendo la corte?
— ¡Lo buscaré!
— ¿Crees que te dejaré ir? Seríamos los tendríamos problemas si te pusieras en una situación similar a la de antes. Además, ¿no estás asustada de que pudieras encontrar a otro F?
— ¡No lo estoy! —Dijo mintiendo.
Sus piernas se sentían como gelatina cuando recordó que casi fue mordida por el zombi. Pero, estaba más asustada de perder a su padre.
— ¡Es la única familia que tengo! —Gritó. El hombre aún no dejaría ir su brazo.
El tiempo pasó lentamente, mientras los dos se observaban en silencio. Ninguno mostró signos de retroceder.
— ¿Entonces, estaría bien si me acompañas? —Preguntó Azuza, rompiendo el silencio.
— ¿¡Qué!?
—Ustedes están asustados de que deje su protección y caiga en las manos de la asamblea azul ¿cierto? En ese caso, ¡Por favor, muéstrame el camino! Sabes dónde está teniendo lugar la corte de inquisición —Continuaron viéndose— ¿O estoy equivocada?
—Podría evitar problemas si solo te detengo con fuerza bruta.
—Entonces, continuaría buscando la forma de huir. ¿No sería menos problemático si solo me muestras el camino una vez en lugar de continuar recapturándome todo el tiempo?
Azuza sabía perfectamente que, si era capturada aquí, no sería capaz de volver a escapar, ya que incrementarían su seguridad y, cabe mencionar, que la única razón de su exitoso escape fue debido a que la asamblea azul le había abierto el camino. Ella no sería capaz de escapar por sí sola y, sin embargo, mostró una sonrisa temeraria frente a él.
— ¿Qué planeas hacer una vez estés en la corte? No tienes ni el derecho ni el poder para determinar su sentencia.
—Puedes esperar con ansias lo que tengo planeado. Creo que puedo darte un buen espectáculo —Dijo faroleando. Tenía una idea general de lo que haría, pero, si será o no exitoso le era desconocido.
El hombre la observó en silencio. Pocos segundos después, suspiró en resignación —Prepárate para salir. Partiremos en diez minutos.
— ¡Gracias! —Azuza tomó la mano del hombre y la balanceo de arriba a abajo. Por un momento, su actitud lo hizo hacer una expresión tardía, pero, su máscara sin expresiones regresó rápidamente.
— ¡Por favor, muéstrame el camino! Señor… ¿ojos rojos?
—Kyouya. Kyouya Doumeki.
— ¡Kyouya! Por favor, espera unos minutos, estaré lista en seguida.
Kyouya observó a la feliz Azuza correr para alistarse, mientras tenía una expresión ilegible en su rostro.