Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 19: Las dificultades iniciales de convertirse en adulto (1)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Aunque Raynard nunca tuvo una educación adecuada, nació con una mente extraordinaria, siempre en busca de aprendizaje.

Las letras y los números fueron enseñanzas básicas. Todo lo relacionado con la magia, que le fue impartido por Dave, lo absorbió rápidamente, apropiándose en su totalidad de esos conocimientos. Además, aprendió poco a poco el idioma del reino de Cron, alcanzando el nivel donde era posible entablar una simple conversación.

Un día, orgulloso de su progreso, habló con Yurina en el idioma de Cron. Sin embargo, poco después, cuando la niña continuó hábilmente la conversación, sus hombros cayeron con una expresión de derrota. Desde entonces, nunca volvió a hablar ese idioma frente a ella.

Mostró protagonismo en etiqueta y baile, haciendo que. en una sola estación del año, abandonara su forma de «Tom», el plebeyo, y se convirtiera en «Raynard», el mago con potencial patrocinado por el marqués Carthia.

Sería una mentira si se dijera que no tenía una parte torpe, pero incluso si en estos momentos tuviera un almuerzo con alguien de otra familia noble, sus habilidades eran suficientes para no avergonzar a sus patrocinadores.

—¿Me permite una pieza? —Raynard inclinó su espalda con un rostro pulcro, uno que no podía ser visto hasta hace tres meses. Su tono era bastante plausible,  imitando con calma el acento de un noble.

Su tutor había corregido con facilidad su forma de hablar, agradeciendo periódicamente a la diosa que Raynard no tenía el acento de aquellos que vivían en un territorio cercano a la capital.

Me alegra escucharlo.

Si hubiera vivido más tiempo en ese lugar, habría tenido que pasar meses corrigiendo su tono.

—Será un placer —respondió Yurina, colocando cuidadosamente su mano sobre la suya.

La palma del niño, que tocaba las yemas de los dedos de la joven, ya no era áspera. Todo gracias al arduo trabajo de las doncellas.

—Entonces, ¿comenzamos? —Raynard la escoltó hasta el centro del salón y siguió las instrucciones de la profesora de baile. Una sonrisa se dibujó en su rostro durante todo el camino, como si estuviera usando una máscara.

Yurina no pudo evitar admirar su ritmo moderado, que no era ni lento ni rápido.

Realmente ha mejorado mucho.

Aunque sería normal que no notara la diferencia debido a que lo veía todos los días, Yurina siempre pudo ver el cambio en Raynard. Eso le decía que realmente se estaba esforzando.

Aunque fue una decisión difícil el seguirla a ese lugar y tomar clases todo el día, él parecía muy feliz de su elección.

¿Así se siente una madre pájaro cuando ve a su cría batir sus alas por primera vez?

Los jóvenes, cuando llegaron al centro del salón, se miraron uno al otro, inclinaron sus espaldas e intercambiaron saludos.

La altura de sus ojos, la cual era similar la primera vez que se conocieron, cambió en tan solo unos meses. Gracias a un buen plato de comida, la tasa de crecimiento de Raynard aumentó más que la de Yurina, haciendo que el nivel de sus ojos subiera gradualmente.

Tenía los pómulos levantados y su hermoso rostro, a lo largo de esta temporada, ganó peso para bien, haciéndolo aún más prominente.

—¿Qué piensas? ¿No luzco increíble? —susurró Raynard mientras ponía su mano en la cintura de Yurina.

—¿No es vergonzoso si lo dices tú mismo? —respondió la joven, presionando con su palma el hombro de su acompañante.

—¿Qué importa? De todos modos, es la verdad.

Que ridículo, pensó Yurina mientras negaba con la cabeza y se enderezaba. Como si estuviera esperando ese momento, la melodía del violín comenzó a resonar en el salón.

A diferencia de la sonrisa confiada que mostró hace un momento, Raynard empezó a guiarla con una expresión bastante rígida.

Yurina, al ver la tensión en su rostro, rió en voz alta de forma involuntaria.

—No te rías.

Aunque su voz sonaba cortante, aquella acción le hizo sonreír y mover sus pies sin dudar. A diferencia de Yurina, quien tenía la mirada en alto, él bajó su mirada al suelo. Ya que aún no había aprendido los pasos a la perfección, quería evitar cometer un error.

Además de su mente extraordinaria, Raynard tenía buenas habilidades físicas, por lo que aprendió rápidamente y siguió los pasos que le enseñó la maestra.

La primera vez que comenzó a aprender, le elogiaron por su postura recta, pero era una habilidad que había adquirido hace apenas dos meses. Fue un alumno excelente, en comparación con el período de aprendizaje de otros, pero aún le quedaba un largo camino para alcanzar a Yurina.

En momentos así, me alegra tener esa ventaja que obtuve al reencarnar.

En un principio, Yurina pensó que ese atributo sería inútil. Sin embargo, ver a los tutores volver loco a Raynard, le hacía reconsiderar esa ventaja que obtuvo sobre la aptitud de un noble.

Se sentía afortunada de conservar la memoria corporal de «Yurina». Si no hubiera tenido ningún recuerdo sobre etiqueta o baile, su vida aquí hubiera sido dura. Tal vez, hubiera tenido que actuar como una pobre chica que perdió la memoria.

—Ray, cuando bailas, tienes que mirar a tu pareja a los ojos.

—Lo sé.

—Si lo sabes, ¿por qué no me ves?

A pesar de la insistencia de Yurina, Raynard cerró su boca con firmeza. Ella no volvió a intentar hablarle y solo bailó en silencio.

Él, mordiendo sus labios con fuerza y concentrándose en sus pies, volvió a abrir la boca solo cuando la música disminuyó.

—Hay algo que quiero tener como regalo de cumpleaños.

—¿Un regalo de cumpleaños? —preguntó la joven, tratando de recordar la fecha en su cabeza.

Ahora que lo pienso, ya es el mes de cosecha.

El año en este mundo consistía en doce meses, tal y como en su país natal. Sin embargo, a diferencia de Corea, donde los meses estaban nombrados como enero y febrero, en la novela había nombres diferentes para cada mes.

Entre ellos, el mes que corresponde a octubre se le conoce como «mes de cosecha» y el cumpleaños de Raynard era en este mes, el día diecinueve. Faltaban unas dos semanas para su cumpleaños.

Aunque Yurina no dio instrucciones sobre una fiesta de cumpleaños, Betsy, quien había empezado a apreciarlo de entre todas las doncellas, estaba emocionada de darle una fiesta con sus comidas favoritas.

Además, otras doncellas de Yurina, y algunos de los sirvientes, acordaron preparar todo juntos. Nunca antes había disfrutado de una verdadera fiesta, así que estaban listos para darle una memorable.

Mientras Yurina se reía al pensar en el rostro emocionado de Betsy, Raynard levantó la cabeza y frunció el ceño. Gracias a la clase de etiqueta, fue una expresión cruda que no había visto en un tiempo.

—¿Qué es esa reacción? De casualidad, ¿olvidaste mi cumpleaños?

—De ninguna manera, por supuesto que lo recuerdo. Es el diecinueve del mes de cosecha.

Después de decir la fecha exacta, la expresión del joven se relajó rápidamente. En ese momento, vio aquella expresión sin refinar de «Tom», la que había visto cuando lo conoció por primera vez.

—De todos modos, Ray, ¿qué te gustaría tener como regalo de cumpleaños?

—Bueno… —A diferencia de la emoción que mostró cuando Yurina recordó la fecha, esta vez solo miró a la joven y suspiró.

—¿Qué es? Dime qué deseas. Después de todo, soy Yurina Carthia. —Sabía que tenía la riqueza y la influencia para respaldar sus palabras. Para ser precisos, su padre, el marqués, la tenía, pero su fortuna también pertenecía a ella.

Raynard, después de escuchar a Yurina presumir, suspiró una vez más y murmuró con suavidad:

—Pero no es un objeto…

—Si no lo es, ¿es como una petición?

—Sí.

—Una vez que la escuche, haré lo que pueda si está en mis manos. Sin embargo, si es un deseo irrazonable, así sea tu cumpleaños, ni siquiera me molestaré en escucharlo.

—¿Tenías que añadir una cláusula de excepción?

¿Sabe cómo usar la palabra «cláusula de excepción»?, pensó Yurina, admirando una vez más su cambio.

—Por supuesto que debería, no sé qué tipo de solicitud vas a hacer. Si hago una promesa y cometo un error, la familia puede arruinarse.

Raynard endureció su expresión, tomando en serio la broma de la joven.

—¿Crees que te pediría algo como eso?

—No lo sé.

—¡Ah! ¡De verdad…! —En el momento en que Raynard levantó la mirada, la vio fruncir el ceño. Sus propios ojos se abrieron con asombro y, mirando rápidamente hacia el suelo, pisó los pies de Yurina—. ¡Lo siento!

—¿Lo hiciste a propósito? —preguntó Yurina, observándolo.

—¡No! —gritó Raynard, estremeciéndose y arrastrándola hacia el sofá. Incluso cuando ella le dijo varias veces que estaba bien, él se arrodilló firmemente en el suelo y colocó los pies de la joven en sus piernas para mirarlos con atención.

Lugiia
Qué hermosooo, ya Ray es un caballero con Yuri

Cada vez que practicaban el baile, pisaba mucho en el mismo lugar, por lo que tenía marcas azuladas en los pies. Sin embargo, debido a que usaba zapatos que cubrían el empeine, era la primera vez que Raynard veía un hematoma en su empeine blanco.

—¿Desde cuándo está pasando esto?

—No tienes que preocuparte por eso, todo está bien. —Yurina se sentía avergonzada y trató de levantar sus pies, pero Raynard sujetó rápidamente sus tobillos.

—Si tenías moretones, ¿por qué no me dijiste?

—Porque no sentí la necesidad de hablar de eso. No duele tanto.

—Parece que duele.

—Si estás tan preocupado, solo tienes que mejorar tus habilidades de baile para no pisar mis pies, ¿verdad?

Incluso con aquella broma que entregó a propósito, vio que su expresión no mejoró. Miró la parte superior de su cabeza y le alborotó el cabello. En tan solo un instante, ese cabello arreglado se convirtió en un desordenado nido de pájaros.

—Si vuelves a tener moretones la próxima vez, dímelo —dijo el joven, levantando la mirada hacia la niña.

—Sí, lo haré. —Al ver que ya no podía hablar en broma debido a sus firmes palabras, Yurina asintió con una expresión seria.

—Practicaré duro para no volver a pisar tus pies en el futuro.

Raynard frotó suavemente su empeine con la palma y el hematoma azulado desapareció en un instante.

Después de comenzar formalmente sus lecciones de magia con Dave, ahora podía usar magia sencilla, tan natural como respirar. Dave y sus colegas estaban impresionados y fascinados.

Cuando terminó de tratar las heridas de Yurina, Raynard siguió tocando su empeine, sin saber qué decir a continuación. Cada vez que lo frotaba con las yemas de los dedos, el pie de la niña se sentía muy caliente.

De alguna manera, le hizo sentir avergonzada y rápidamente se levantó. Dio unos golpecitos con la mano en el asiento vacío junto a ella, haciendo que él se levantara y se sentara a su lado.

La profesora de baile y el violinista, quienes estaban en un rincón, viendo la conversación entre los dos, salieron del salón diciendo que se tomarían un descanso.

—Sigamos hablando de lo otro. Ray, ¿qué quieres para tu cumpleaños?

—No necesito tener una fiesta de cumpleaños. Solo… salgamos ese día.

—¿Salir? ¿Solo nosotros dos?

—Sí. —Después de ver a Yurina, quien estaba pensando su respuesta, rápidamente dudó y preguntó—: ¿Eso es un no?

—No es que no quiera, es por mi padre. Nunca permitirá que salgamos solos los dos. Tendríamos que llevar un escolta como cochero y una doncella.

—Ah. —Raynard mordió sus labios, recordando ese hecho.

Entonces, el silenció cayó entre ellos. Yurina lo observó mover sus manos como si estuviera inquieto y sugirió:

—Si no te importa que llevemos al conductor como escolta y a la doncella, ¿deberíamos salir a jugar? Podemos ir a comer comida deliciosa, comparar precios y comprarte un regalo.

—¿De verdad? ¿Te parece bien?

—Por supuesto.

Al verlo sonreír alegremente, Yurina le devolvió la sonrisa.

Después de recibir el entrenamiento de etiqueta, con título de: «Un noble debe saber cómo ocultar sus expresiones para no revelar sus pensamientos internos, y debe aprender a no reír alegremente», Raynard aprendió a esconder su expresión sincera como si llevara una máscara.

Su tutor había elogiado su cambio, pero Yurina a veces extrañaba esas diversas expresiones y palabras honestas.

Aunque…

Era bueno que todavía pudiera lucir como un niño audaz y honesto frente a ella.

—Oh, por cierto.

—¿Sí?

—Dijiste que no necesitas una fiesta de cumpleaños, pero no creo que sea posible. Hay personas que esperan tu cumpleaños tanto como tú. —Recordó a Betsy, quien se estaba preparando con esmero mientras hacía una lista de sus comidas favoritas—. Así que, tengamos una fiesta por la mañana y salgamos a jugar durante el almuerzo. ¿Qué te parece?

—Está bien, hagamos eso.

Raynard asintió con la cabeza, se levantó y extendió su mano. Ella se levantó, sosteniéndola.

Después de eso, aunque el joven se sumió en una desesperada concentración, al final, pisó los pies de Yurina dos veces más.

♦ ♦ ♦

El día diecinueve del mes de cosecha, en la mañana del cumpleaños de Raynard, Yurina miró hacia el salón lujosamente decorado y sacó la lengua.

Había cuatro mesas grandes en la sala de estar y cada una estaba llena con aperitivos, platos principales, postres y obsequios bellamente envueltos.

Era correcto decir que estaba «repleto», lo suficiente para alejarse de una fiesta pequeña en términos de cantidad o número. La última reunión de té que hizo con otras diez niñas de su edad, fue bastante pequeña en comparación.

—¿Cuándo se levantaron para preparar todo esto?

—Los accesorios se prepararon hace dos semanas, los postres y los alimentos fríos ayer por la noche y los alimentos calientes esta mañana, después de despertar. El maestro y su esposa también me dijeron que preparara todo con cuidado, así que trabajé duro.

—Debe haber sido difícil, pero todos hicieron un buen trabajo.

—Ah, no fue tan difícil, todos hicieron lo que pudieron por el joven. —Betsy, quien estaba orgullosa limpiando su frente con la manga de su uniforme, añadió con preocupación—: Pero, ¿le gustara al joven Raynard, señorita? Preparé los alimentos que normalmente come, pero nunca oí directo de su boca qué le gusta.

—Le gustará, no te preocupes. —Hasta donde Yurina tenía entendido, Raynard no odiaba particularmente ninguna comida ni tenía alguna en específico que le gustara. Debido a la escasez de comida en su infancia, no era quisquilloso con los platos de la mansión. Aun así, mirando alrededor de la mesa, vio muchos menús que él había comido con mayor gusto, tal y como dijo Betsy—. Parece que a todo el mundo le agrada Raynard.

—Por supuesto, no creo que nadie en la mansión odie al joven Raynard.

—Eso es un poco inesperado.

—Oh, ¿por qué cree eso, señorita?

—Solo…

Debido a su carencia de sociabilidad, él había cerrado su corazón hasta el punto en que se negaba a acercarse a la gente primero.

Les llevó mucho tiempo y esfuerzo conocerlo y, a diferencia de ella, quien no tenía mucho trabajo que hacer, los empleados tenían mucho trabajo y no podían permitirse el lujo de prestarle tanta atención. Por esa razón, aunque los empleados lo cuidaran, supuso que mantendrían una distancia razonable.

Me alegro de que les agrade.

Solo que le parecía extraño que les agradara tanto.

Tras ver la misteriosa expresión de su señorita, Betsy dio una explicación:

—A primera vista, parece un poco gruñón, pero si se mira de cerca, es lindo. La última vez, me compartió sus galletas para que las probara. Debido a que la diferencia de edad es muy grande, lo veo como mi hermano menor… Oh, ¿cómo puedo decirlo? Es fácil quererlo.

—¿Hay algo que no pueda hacer? Dave también dice que soy linda como una hermana menor.

De hecho, considerando la diferencia de edad, Yurina sería más como su sobrina. Cuando le preguntó por qué la veía como una hermana menor y no una sobrina, sonrió como si estuviera melancólico y no respondió.

Más tarde, gracias a una historia que escuchó de su padre, se enteró que Dave tuvo una hermana menor que murió cuando era niño. En ese momento, él tenía trece años y ella cinco, así que cuando conoció por primera vez a Yurina a la edad de cuatro años, vio en ella a su difunta hermana.

Aunque esa historia es irrelevante en esta situación…

Mientras Yurina luchaba por borrar esa sonrisa melancólica de su mente, el sirviente, quien estaba mirando el reloj, saltó a la sala de recepción.

—¡El joven Raynard ya viene!

Todos los empleados, quienes estaban terminando sus preparativos con una sonrisa, se quedaron en la puerta y contuvieron la respiración. Mientras Betsy los lideraba, Yurina  también agarró un puñado de coloridos trozos de papel cortados en pequeños pedazos y se paró entre los empleados, concentrándose en los pasos que se escuchaban fuera de la puerta.

—¿Yuri? ¿Estás aquí?

Tan pronto como la puerta se abrió con cuidado y se escuchó su voz, todos rociaron los trozos de papel sobre su cabeza.

—¡Feliz cumpleaños!

Los ojos de Raynard, mientras miraba los trozos de papel que se balanceaban en el aire y observaba a los empleados sonreír brillantemente, se abrieron ante la sorpresa.

Yurina avanzó hacia el frente, pisando los pedazos que habían caído al suelo.

—Ray, ¡feliz cumpleaños! ¡Ya tienes trece años! Oficialmente, eres 3 años mayor que yo —exclamó, levantando su mano hacia el cielo y abriendo su puño.

Un trozo de papel rojo revoloteó y cayó sobre la nariz de Raynard, quien todavía miraba a su alrededor lentamente con una extraña expresión.

—¿Eh? ¿Eh?

Luego, en un instante, lágrimas transparentes se derramaron de sus ojos.

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