Dama a Reina – Capítulo 22: Ella utilizo un truco

Traducido por Kiara

Editado por Yusuke


—Ah, lo escuché de mi madre —comenzó Petronilla—. Has hecho un gran trabajo como anfitriona de las esposas de los representantes. Madre también te admira.

—Ah… —dijo Patrizia, sonrojánda. Naturalmente, no podía olvidar ese día, gracias a Dios, terminó bien y los invitados se divirtieron, pero en ese momento, los nervios de Patrizia se centraron únicamente en Rosemond. Patrizia se preguntó si debería contarle a su hermana lo que sucedió ese día. Petronilla, sintiendo que había una historia detrás, la convenció para que hablara.

—¿Qué es? ¿Qué pasó? —rogó con ojos de cachorrito. Patrizia parecía en conflicto, y Petronilla dio una rara mirada seria.

—¿Qué pasa, Rizi? Somos hermanas, puedes contarme todo. ¿Hay algo mal?

—No es bueno, Nilla. No sé si puedo decirte esto. La única persona que sabe la verdad es Raphaella.

Ante eso, la mirada de Petronilla brillo con curiosidad.

—¿Qué es?

—Lady Phelps intento arruinarlo —dijo finalmente Patrizia.

Al sonido del nombre de la concubina, la cara de Petronilla se endureció.

—¿Qué quieres decir?

—Lady Phelps intentó reemplazar los platos de carne de res con carne de cerdo para el banquete. Por suerte vigile el Palacio Bain, pero… fue como una bofetada en la cara.

—Oh, Dios mío… —La boca de Petronilla se abrió por causa del asombro, y Patrizia lamentó haberle contado la historia a su hermana. Ella no debería haber dicho eso. Eso solo haría que Petronilla se preocupara aún más.

—Rosemond está loca después de todo…

—Nilla, cálmate. Al final no pasó nada.

La conmoción y la ira de Petronilla no disminuyeron.

—Debes saber qué tan serio es esto —dijo, desapareciendo su dulzura habitual.

—Lo sé. Le advertí que no intentara nada otra vez. No pude hacer nada en ese momento.

—Su locura da miedo —dijo Petronilla un momento después—. Rizi, ¿estás realmente bien?

—Estoy bien, Nilla. Dios, no te habría dicho si supiera que estarías preocupado por esto —dijo Patrizia con voz maternal.

Petronilla hizo un puchero. Le lanzó a su hermana una mirada molesta, pero Patrizia solo sonrió y besó la mejilla de su hermana.

—Estoy bien —dijo Patrizia en tono calmado—. Estoy planeando mantener la cabeza baja como reina, pero eso no significa que seré una tonta. ¿Lo sabes bien?

Petronilla no respondió, su rostro aún mostraba tensión.

—Nilla, ¿estás enojada? No hay evidencia que pueda usar, y no puedo arriesgarme con las relaciones diplomáticas…

—Rizi —interrumpió Petronilla en voz baja, y Patrizia dejó de hablar y tragó con sequedad. Petronilla continuó—. En realidad, no vine aquí solo para visitarte.

—¿Qué?

—Tengo algo que decir.

—Habla, Nilla.

Petronilla miró a Patrizia a los ojos.

—Quiero convertirme en tu dama de honor —expresó.

—¿Qué? —Los ojos de Patrizia temblaron de sorpresa.

¿Qué demonios fue eso… 

—¿De qué estás hablando? —Patrizia estalló—. ¡¿Por qué quieres convertirte en una dama de honor tan de repente?!

—No decidí esto de forma repentina después de escucharte. He estado pensando esto desde que te convertiste en reina.

La expresión de Petronilla decía que estaba siendo seria al respecto, pero Patrizia no podía entender por qué su hermana quería convertirse en su dama de compañía. En su vida anterior, Patrizia se abstuvo de entrar al palacio, y mucho menos convertirse en una dama de honor.

—Pero aun así…

—Históricamente, no es inusual que la hermana de la reina sirva como dama de honor en el Imperio Mavinous. De todos modos, no será de por vida: planeo dejarlo antes de casarme. Solo quiero estar a tu lado antes de ese momento.

—Entonces, un año o dos como máximo. No puede ser más —dijo Patrizia. Es cierto que había extrañado a su hermana, por lo que terminó aceptando.

Petronilla sonrió ante las palabras de Patrizia.

— Excelente. ¿Qué te hizo tan emocional?

—Es por ti, Nilla. La debilidad de mi corazón eres tú. Entonces, ¿realmente vas a ser una dama de compañía?

—Sí. —Petronilla asintió con calma y Patrizia lo pensó una vez más.

Seguía siendo reina y, finalmente, su hermana se casaría con otro noble. Incluso si Nilla se enamoró del emperador a primera vista como en el pasado, las posibilidades de su hermana de tomar su posición son nulas. Con Petronilla a su lado, Patrizia sería aún más fuerte de lo que era ahora. Había terminado revelando algo que no quería, pero…

—Muy bien, entonces —dijo Patrizia finalmente, ya que no tenía razón para rechazar las palabras de su hermana, de todos modos tenía poca dama, y había estado pensando en quienes podrían ocupar los puestos últimamente.

Petronilla sonrió al obtener la aprobación de la reina.

— Excelente. ¿Entonces puedo pasar el resto del día contigo?

En el caso de Petronilla, era probable que ella viajara entre la casa y el palacio, ya que no sería una dama de honor como Mirya. Patrizia respondió con una sonrisa.

—Sí. Probablemente podrás comenzar a trabajar la próxima semana.

No pasaría mucho tiempo hasta entonces. Patrizia sonrío mientras mira a Petronilla, cuyo rostro está lleno de seriedad y alegría.

♦ ♦ ♦

Petronilla regresó a casa esa noche y les contó a sus padres sus deseos. El marqués y la marquesa Grochester estaban naturalmente sorprendidos por sus palabras.

—¿Es verdad lo que estoy escuchando, Nilla? —dijo la marquesa Grochester con voz atónita.

Por supuesto, era su deseo ayudar a Rizi en el Palacio Imperial, pero había abandonado la idea cuando sus hijas decidieron que no querían establecer vínculos con la familia real. La repentina declaración de Petronilla la tomó por sorpresa.

Sin embargo, ella se mantuvo firme a pesar de la reacción de su madre.

—Sí Madre. Voy a entrar al palacio como una dama de honor. No estás en contra, ¿verdad?

—Solo estoy sorprendida, eso es todo. No querías ser la candidata a reina hace algunos meses. Pensé que querías poner un muro entre tú y la Familia Imperial, tal como lo hizo Rizi.

Su madre todavía no parecía saberlo, pero Petronilla todavía pensaba de esa manera. No le gustaba el palacio y no quería pisarlo. Sin embargo, solo había una razón por la que tomó esta decisión audaz.

Patrizia.

Estaba demasiado ansiosa por dejar a su hermana gemela más joven sola en el palacio para ser comida de lobos. Patrizia necesitaba una mano firme para sostenerla, y sería mejor si Petronilla pudiera apoyarla como una dama de compañía. Esta tampoco era una decisión desagradable, ya que ella no era una candidata a reina y no estaba en condiciones de casarse potencialmente con el emperador.

—No serviré allí durante toda la vida, es un por un corto período de tiempo. No sé por qué estás tan preocupada,

—No dije eso, Nilla. Está desicion, me ha tomado por sorpresa. Es como… si te hubieras convertido en otra persona.

Petronilla esbozó una sonrisa seca. Las cosas habrían sido diferentes si ella no hubiera visto lo que vio en el Palacio Imperial. Pero una vez que lo presenció, no pudo ignorarlo.

—Supongo que yo también soy mayor —dijo Petronilla en voz baja.

♦ ♦ ♦

Petronilla entró en el palacio tan pronto como se finalizó la aprobación de Patrizia. El trabajo estaba directamente bajo el dominio de la reina, por lo que no implicaba papeleo complicado. Los parientes de la reina que entraban al palacio no se consideraban especiales en el Imperio Mavinous, y no se requerían condiciones especiales tampoco.

Cuando Petronilla entró en el palacio como dama de honor por primera vez, saludó a Raphaella, que la estaba esperando.

—Ella, escuché la historia pero no podía creerla. Es maravilloso verte aquí.

Raphaella respondió con un breve abrazo.

—Lo mismo para ti, Nilla. Debe haber sido en la boda de la reina que nos vimos por última vez. De todos modos, bienvenida al Palacio Imperial. Tenerte aquí como dama de honor es más que bienvenido. De hecho, Raphaella había estado un poco aburrida últimamente, ya que no había otra dama de compañía de su edad con la que pudiera interactuar.

Petronilla se rió y miró a su amiga con ojos cálidos. Raphaella era la misma que recordaba.

—¿Puedo conocer la rutina diaria de mi hermana, Mirya? —preguntó petronilla.

Sin embargo, no fue Mirya quien respondió, sino Patrizia. —No mucho, hermana. Trabajo todo el día, a veces bebo té, luego trabajó de nuevo. A menudo salgo a caminar y charlar con las criadas.

En una palabra, aburrido. Mirya, que estaba parada al lado de Patrizia, se rió un poco y siguió explicando.

—A menudo lee libros. Ella se ha acercado a la Sra. Brewsiling en estos días.

La Sra. Brewsiling es la bibliotecaria. Cuando Mirya terminó de hablar, Patrizia sonrió y cerró el tema.

—Eso es, Nilla. No tienes que preocuparte por nada.

—¿No es tu trabajo duro?

—Fue al principio. Pero ahora vale la pena. Cualquier tarea fue difícil al principio.

El trabajo imperial era algo que Patrizia nunca había encontrado en su vida anterior, y era un gran desafío para una principiante como ella. Ahora que se había vuelto más competente, sin embargo, tenía un poco más de tiempo libre de la estricta rutina diaria.

—Todavía no he hecho mucho, excepto el banquete para las esposas de los representantes. Oh, pronto vendrá otro evento, ¿no es así, dama Raphaella?

—La Corte Imperial organizará un torneo de caza y el premio será de 100 millones de oro —dijo Raphaella un poco emocionada.

Patrizia le sonrió juguetonamente.

—¿Puedo contar contigo esta vez, dama Raphaella?

—No esperes demasiado, Su Majestad, pero haré lo mejor que pueda —dijo la caballero con una cara valiente, pero luego sus ojos se abrieron ligeramente—. Ah, pero ¿vas a participar también, Su Majestad?

—¿Yo? —Patrizia respondió.

—Sí, Su Majestad, sabe montar a caballo y cómo manejar un arco.

Mirya se volvió hacia Patrizia sorprendida.

—¿En serio, Su Majestad?

Patrizia sonrió torpemente. Eso era cierto. No era tan buena en eso, pero sabía cómo montar a caballo, y sabía cómo disparar una flecha.

—Aprendí algunas cosas con Nilla. ¿Verdad, Nil?

—Sí, pero no soy tan genial como Su Majestad.

Las mejillas de Patrizia se enrojecieron. En verdad, su propia habilidad era lamentable en comparación con Raphaella.

La dama caballero saltó cuando notó su respuesta.

—No soy solo una dama, sino un caballero. Por supuesto que debería estar mejor. Si quieres estar a un nivel comparable al mío, deberíamos ir a la sala de entrenamiento de inmediato y practicar.

—Así es, Su Majestad —dijo Mirya—. ¿No crees que estás siendo demasiado dura contigo misma? La dama Raphaella es increíblemente hábil.

Patrizia le sonrió a Mirya y se rascó la parte posterior de la cabeza.

Raphaella la miró con los ojos brillantes.

—Entonces, Su Majestad, ¿se unirá? Si no fuera por todo lo demás, tal vez el emperador podría participar con nosotros.

La mención de ese hombre trajo un silencio entre las cuatro.

3 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 22: Ella utilizo un truco”

  1. Me encantan las historias cuando las hermanas se apoyan y se quieren como Nilla y Rizi, es refrescante cuando no hay envidias, celos o querer bajarle el marido a la otra

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