Dama a Reina – Capítulo 23: ¿Qué está haciendo la reina aquí?

Traducido por Kiara

Editado por Yusuke


No era un tema extraño. Ni siquiera era absurdo. Pero para estas cuatro personas, al menos, lo era.

El emperador.

Raphaella se sonrojó al darse cuenta tardíamente de que había cometido un error. Además, ella sabía mejor que nadie que el emperador no era dulce con su reina.

—Mis disculpas. Hable demasiado —dijo Raphaella rápidamente.

Era absurdo que Patrizia no pudiera hablar con sus amigas sobre su propio esposo, pero dejó a un lado sus amargos pensamientos y reanudó la conversación con una expresión más informal.

—¿Una equivocación? no hay problema, dama Raphaella. Además lady Phelps tiene más probabilidades de participar. —Patrizia eludió el tema al hablar de un tema más tabú. Por supuesto, eso no sirvió para aligerar el estado de ánimo.

—No creo que lady Phelps participe. Ella puede montar a caballo, pero eso es todo —expresó Myria.

Patrizia asintió ante la respuesta de Mirya. La dama de honor había servido por más tiempo en el palacio, era normal que supiera más sobre estas cosas. Patrizia supuso que Rosemond podría tener algo de talento, pero ese no parecía ser el caso.

—No sería mala idea participar, Su Majestad —dijo Raphaella—. Esta puede ser una oportunidad de elevar su estatus.

—Bueno… —dijo Mirya, dándole a Patrizia una mirada de preocupación.

Sin embargo, Mirya no podría detener a Patrizia si quisiera participar en el concurso. No se burlaban de la reina del país aunque no fuera una experta en la caza, e incluso una simple participación le daría un mayor reconocimiento. Además, Patrizia podría aumentar su autoridad, que había sido debilitada por Rosemond.

Patrizia se preguntó si elegir el riesgo o la seguridad. Al final, decidió preguntarle a Petronilla su opinión.

—Nilla, ¿qué piensas?

Petronilla parpadeó como si la hubieran sorprendido soñando despierta y volvió la cabeza hacia su hermana.

— ¿Es mejor si me quedo atrás? —Patrizia preguntó.

Petronilla pensó un momento antes de responder.

—No.

Patrizia estaba sorprendida por la respuesta de Petronilla.

—¿Es por la misma razón que Ella?

—Sí. Es cierto que la baronesa Phelps disminuyó su autoridad hasta cierto punto. Creo que esta sería una gran oportunidad para recuperarlo. Históricamente, sólo unas pocas reinas han tenido conocimientos sobre las artes marciales.

Patrizia se sonrojó tímidamente y se aclaró la garganta.

—No soy tan buena. Ha pasado mucho tiempo desde que monté a caballo.

No había estado a caballo desde que regresó al pasado, y tampoco durante los últimos tres años en esta última vida. ¿Cuándo se puso tan ocupada?

—Entonces vamos. Si no puedo manejar un caballo, ¿puedes hacerlo por mí, dama Raphaella?

—Por supuesto, Su Majestad. Pero podrás hacerlo. —Raphaella sonrió ampliamente y aplaudió la espalda de Patrizia—. Por el bien de tu dignidad, por supuesto. Pero tal vez no suceda.

♦ ♦ ♦

Patrizia pensó que era mejor practicar un poco para no avergonzarse de la competencia de caza. Su propósito era establecer su autoridad como reina, y no podía desperdiciar esta oportunidad.

—¿Por qué no practicas cabalgatas primero? —Raphaella dijo en respuesta a la expresion de preocupacion en el rostro de Patrizia.

—¿Practicar montar a caballo?

—Hay un bosque detrás del palacio que puedes usar. Probablemente no lo sepas. No es un área muy conocida.

—Ah… —Patrizia no sabía que había tal lugar, incluso cuando estaba en el palacio en su última vida. ¿Petronilla lo sabía? Después de un breve momento de contemplación, volvió a la conversación al escuchar la voz de Raphaella.

—¿Te gustaría ir? Te encantará.

—¿Realmente puedo ir?

Raphaella miró a Patrizia como si estuviera loca.

—¿A qué lugar no puede ir la señora del palacio? Bueno, quizás en algún lugar al que solo el emperador tenga acceso. Pero no importa, no tienes que preocuparte por eso.

—Bueno… entonces no sería tan malo si pudiéramos ir allí.

—¿Quieres ir ahora? —dijo Raphaella, prácticamente rebotando en su asiento. Parecía más ansiosa por eso que Patrizia.

—Realmente debes querer ir —dijo Patrizia con una gran sonrisa.

Raphaella dejó escapar una risita.

—Oh, me atrapaste.

Patrizia se levantó del sofá. No tenía mucho que hacer de todos modos, y el clima era hermoso y perfecto para montar a caballo. Mirya trajo su ropa y equipo ecuestre, y Petronilla ayudó a Patrizia a vestirse.

—El clima es soleado y sin nubes, ¿verdad?

—Sí, su Majestad. No tendrá que preocuparse por la lluvia. —Mirya sonrió y colocó botas de montar en los pies de Patrizia.

Cuando Patrizia estaba vestida, se miró torpemente en el espejo de cuerpo entero. Había pasado un tiempo desde que llevaba este tipo de atuendo.

—Te queda bien —felicitó Petronilla desde atrás.

Patrizia se sonrojó de vergüenza.

—Ha pasado tanto tiempo que se siente raro —murmuró. Habían pasado tres o cuatro años. De repente, recordando, sonrió y se volvió hacia su hermana—. Ha pasado menos de un año. Ahora salgamos.

♦ ♦ ♦

El sol brillaba cálidamente en lo alto, y Patrizia se relajó y sonrió por primera vez en mucho tiempo. ¿Cuándo fue la última vez que experimentó este sentimiento? Desde que regresó al pasado, constantemente sentía una espina en su costado, que le daba dolor. ¿Era su felicidad porque su hermana estaba a su lado, o lo que era simplemente satisfacción para este mismo momento?

—Creo que puede montar este caballo, Su Majestad —dijo Raphaella, tirando de un caballo blanco a su lado con una mirada orgullosa. La melena blanca pura del caballo brillaba al sol.

—No sé mucho sobre caballos, pero parece un excelente corcel —dijo Patrizia con una amplia sonrisa—.  ¿Cuál es su nombre?

—El maestro de establos dice que se llama Sally. Ella tiene un excelente pedigrí.

—¿De Verdad? —Patrizia se subió con cuidado a la espalda del caballo y se encontró rápidamente ajustándo a las riendas. Tal vez fue porque realmente no había sido hace tanto tiempo que su cuerpo montaba a caballo. Se volvió hacia todos los demás con una mirada ligeramente emocionada.

—Seguiré sola.

—¿Sola? Su Majestad, es peligroso —dijo Raphaella preocupada.

Sin embargo, Patrizia sonrió como si todo estuviera bien.

—Ha pasado un tiempo y quiero correr. No soy una principiante, así que no te preocupes.

Raphaella parecía insegura. No era que no entendiera la mente de Patrizia: después de estar rodeada de mucamas y damas de honor las 24 horas del día, los 7 días de la semana, uno desearía un tiempo a solas. Pero ella todavía estaba preocupada. Al final, ella habló con voz firme.

—Muy bien. Pero no vayas demasiado lejos y regresa en media hora. Si no regresas, iré por ti de inmediato.

—No te preocupes. —Patrizia cantó con voz clara, y comenzó su caballo al galope. Raphaella miró a su figura que retrocedía gradualmente.

—¿Estará bien?

—Sabes que Rizi no es una principiante. También necesitará algo de tiempo sola —dijo Petronilla.

Raphaella asintió.

—Sí. Espero que todo esté bien.

—Espero que se tome todo este tiempo para liberar todo el estrés que ha sufrido. Me siento mal al verla trabajar tan duro en estos días —dijo Mirya, y todos los presentes asintieron con la cabeza. Patrizia necesitaba un descanso propio.

♦ ♦ ♦

—Woah, woah —dijo Patrizia, tirando de los reinados y deteniendo lentamente su caballo. Habían estado galopando por el bosque tranquilo durante un tiempo, y el caballo se detuvo con gracia. Patrizia saltó al suelo con cuidado.

—Bueno.

Estaban en medio del bosque, donde estaba un poco húmedo y fresco, pero a Patrizia le gustaba el aire fresco en su nariz. Pensando que no sería una mala idea caminar, comenzó a avanzar, tirando de las riendas en su mano para que el caballo la siguiera.

—No sabía que había un lugar como este —dijo con admiración mientras las hojas del suelo del bosque crujían debajo de sus botas. Había pasado tres meses como la reina y tres años como hermana de la reina. Durante todo ese tiempo, ella nunca supo que existía tal área.

Ella dio una sonrisa irónica y acarició la crin de su caballo. El caballo relincho de satisfacción, pero de repente le mordió la mano.

—¡Oh! —Patrizia gritó y retiró los dedos. No fue demasiado doloroso, pero la herida fue lo suficientemente profunda como para sangrar—. Maldición. —Un juramento salió de su boca.

—¿Todavía necesitas un entrenador? Ugh… no importa cuánto te hable así…

Un sonido extraño atrapó su oído, y ella se puso rígida. Había alguien más aquí.

¿Quién demonios podría ser?

Patrizia dirigió una mirada nerviosa alrededor. Solo había otra persona que podía entrar a este lugar además de ella.

—No me digas… —Un pensamiento repentino la golpeó. Se mordió el labio y miró a una persona que se acercaba. También llevaba ropa ecuestre, y le dedicó una mirada impaciente.

Naturalmente, su título salió de su boca.

—Su Majestad el emperador…

—¿Qué haces aquí, reina?

Es Lucio.


Kiara
Pues que mala suerte tiene la Patty, se quiere desahogar un poco de todo y termina encontrándose con el emperador en persona.

4 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 23: ¿Qué está haciendo la reina aquí?”

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