Dama celebridad – Capítulo 5

Traducido por Herijo

Editado por Freyna


Apenas desperté, me encontré cara a cara con una desconocida que me estaba estrangulando.

—¿Te crees tan genial? ¿Cómo te atreves tú, basura, a verte con nuestro Jaehyun?

Seguramente, la mujer que se había infiltrado en mi casa era una fanática acérrima del actor Ha Jaehyun. Recientemente, después de grabar un anuncio con él, me vi envuelta, para mi desgracia, en un escándalo que me estaba haciendo pasarlo mal. Recibía constantemente cartas con amenazas de muerte de sus fans más radicales y me lanzaron huevos crudos en varias ocasiones. Aun así, lo sobrellevaba; estaba acostumbrada.

Pero, de verdad, nunca imaginé que habría una fanática tan obsesiva que llegaría al extremo de esconderse en mi casa y sacar un cuchillo con la intención de matarme de verdad…

—¡A dónde crees que vas! ¡Muérete!

Justo cuando luchaba por zafarme, consiguiendo por fin bajar de la cama para huir.

Sentí claramente el frío de un cuchillo de cocina clavándose profundamente en mi abdomen.

—Ah, no puede ser…

Sentí un calor abrasador, como si el dolor de aquel momento se estuviera reproduciendo en mí, así que me agarré el estómago y me encogí.

Sí, estaba equivocada. Debió de ser un recuerdo tan horrible que quise olvidarlo.

Mi último recuerdo no era haberme quedado dormida. Terminaba justo ahí, al ser apuñalada por esa fanática obsesiva.

Entonces, ¿no me digas que la frase de que a mi cuerpo solo le quedaban 10 minutos de vida era…?

Aferrándome a mi mente confusa, le pregunté a Wishit con cautela:

—Estoy muerta, ¿verdad?

Wishit volvió a guardar silencio ante mi pregunta. De nuevo, era una confirmación.

—Entonces, ¿Rubette pidió cambiar cuerpos conmigo, con mi cuerpo moribundo?

Continué preguntando, esperando que mi suposición fuera incorrecta.

—P-Pero hizo el deseo sin saberlo, ¿verdad? Solo lo pidió porque codiciaba mi vida, y dio la mala suerte de que yo justo morí en ese momento, ¿no? ¿Es así?

—Por favor, dime que es así…

—Lamento no poder darte la respuesta que deseas.

—Oh, Dios…

¿No me digas que sabía que iba a morir? ¿Pidió cambiar nuestros cuerpos aun sabiéndolo?

No cabía otra interpretación: Rubette había pedido ese deseo no porque codiciara mi vida, sino para salvarme de alguna manera. A mí, que vivía en un mundo completamente distinto, sin siquiera saber de su existencia.

¿Por qué?

Mientras yo seguía confusa, Wishit dijo:

—Al final, Rubette había perdido toda voluntad de vivir. Le quedaba uno de sus tres deseos, pero llegó a sentir que ni siquiera merecía la pena usarlo. Al final, fue a lanzarse al estanque desde el que había espiado tu vida…

Con esas palabras, recordé el último comentario que Rubette dejó en mis redes sociales:

«Hoy he decidido morir, Juliet».

Así que iba en serio.

—Quiso ver tu vida una última vez antes de morir. Por casualidad, esa última escena fuiste tú, mientras morías apuñalada.

—Puede que pienses que es cruel, pero hay algo que quiero mostrarte. La imagen de Rubette pidiendo su último deseo.

Wishit, que murmuraba con expresión impasible, me tocó ligeramente la frente. En ese momento, una escena se proyectó en mi mente.

Mirando hacia el estanque donde se reflejaba mi yo moribundo, Rubette lloraba a gritos.

—¡No! ¡No! ¡Juliet! ¡Por favor!

Invocó a Wishit de inmediato y gritó, temblando:

—¡El deseo! Q-Quiero pedir el deseo que me queda. Por favor, salva a Juliet. ¡Te lo ruego!

—Lo siento, pero no se puede devolver la vida a los muertos. Las ruedas del destino ya han girado, y Juliet Karenina está destinada a morir pronto.

—Entonces, ¿puedes al menos retroceder el tiempo allí? T-Tenemos que avisar a Juliet de algún modo, ¡que se ponga a salvo…!

—¿No te lo dije ya? Interferir en la causalidad del otro mundo está más allá de mi capacidad.

—¿Entonces? ¿Tiene que morir Juliet así, sin más?

—Si, ese es el destino de Juliet Karenina.

La respuesta de Wishit angustió a Rubette más que a mí misma, la directamente afectada.

—No puede ser… Juliet era guapa y tuvo una vida glamurosa, ¡pero yo sé mejor que nadie que no lo consiguió sin esfuerzo!

Su voz, entre sollozos y murmullos, resonó tan clara en mi cabeza que de repente sentí un nudo en la garganta.

—¡Ella sí que luchaba por vivir! ¡No como yo! ¡Juliet era una persona increíble!

Rubette sollozaba como una loca.

—¡Era la clase de persona que dormía solo cuatro horas al día y lamentaba perder incluso esas cuatro horas! ¡Nada de lo que Juliet consiguió le vino regalado!

—Alguien que había cultivado su vida con tanto, tanto esfuerzo… ¡Snif! Así… morir así, tan absurdamente…

—No puede ser. De verdad, no puede ser…

Rubette, que me observaba desangrarme y morir con ojos vacíos, le dijo a Wishit con una mirada repentinamente transformada:

—Mientras no interfieras en la causalidad del otro mundo, se puede hacer, ¿no?

—¿Qué estás pensando?

—Ahora mismo, antes de que Juliet exhale su último aliento… intercambia nuestras almas. Si no puedes salvar a Juliet, entraré yo en ese cuerpo y moriré en su lugar.

—¿Qué dices?

—Porque yo, de todos modos, ya pensaba morir.

—¿Estás loca? Tú…, si concediera ese deseo…

—Tú eres mi espíritu vinculado, y esta es mi orden. Cambia nuestras almas ahora mismo. Estoy segura de que Juliet no querría morir así.

Ha…

—Ella, mucho más que yo, que soy una inútil… seguro que ella sí tiene apego a la vida.

Wishit no podía desobedecer las órdenes de Rubette.

Así que yo desperté en el cuerpo de Rubette, y Rubette despertó en mi cuerpo moribundo.

Y ella falleció en mi cuerpo solo diez minutos después, retorciéndose en la agonía que precedió a la muerte.

No puede ser. ¿Qué se supone que significa esto para mí…?

Cuando la imagen de Rubette, que había visto por primera vez, se desvaneció de mi mente como una visión residual, me quedé en silencio durante un largo rato, conteniendo las emociones turbulentas.

Era una realidad difícil de aceptar de golpe. Una muerte absurda.

Y la nueva vida que una mujer llamada ‘Rubetria Diollus’, de cuya existencia no tenía ni idea, me había entregado en el último momento.

—Yo… no sabía… —empecé a decir—. Por haberte… presionado antes… lo siento.

—Está bien. Como dijiste, no lo sabías.

—Oye. ¿Puedes darme un poco de tiempo para llorar?

Sin esperar la respuesta de Wishit, que guardaba silencio, me dejé caer boca abajo sobre la cama. Las lágrimas comenzaron a fluir de inmediato.

♦ ♦ ♦

En la profunda madrugada, cuando sentí que ya no me quedaban lágrimas que derramar, como si toda el agua de mi cuerpo se hubiera agotado…

—¿Has terminado de llorar? —preguntó Wishit, que había permanecido a mi lado mientras yo lloraba a lágrima viva. Apenas pude mirarlo con los ojos hinchados y asentí.

—¿Qué vas a hacer?

—¿Qué voy a hacer?

—Debo advertirte que la vida de Rubette es tan dura y miserable que ella decidió suicidarse incluso después de haber regresado. Probablemente, todas las pruebas que la rodean te resultarán difíciles de soportar.

—¿Qué intentas decir? Habla claro, sin rodeos.

—¿Qué tal si usas mis habilidades de forma inteligente? —añadió Wishit, cruzándose de brazos y mirándome de arriba abajo.

—Sigo vinculado al cuerpo de ‘Rubetria Diollus’, pero como el alma que lo habita ahora es diferente, tú también puedes pedirme tres nuevos deseos.

Me sorprendió oír algo tan inesperado. Wishit sonrió, como si hubiera anticipado mi reacción, y sugirió:

—¿Qué me dices? ¿Quieres usar uno ahora?

—Sí. Lo usaré ahora mismo.

—Bien. Te haré delgada.

Como si hubiera esperado que pidiera precisamente ese deseo, Wishit hizo el gesto de chasquear los dedos.

Me levanté de un salto, algo alterada, y le agarré la mano.

—¿Estás loco? ¿Por qué iba a malgastar uno de los tres únicos deseos en una tontería así?

—¿Ah, no?

—Claro que no. El peso se pierde controlando la dieta y haciendo ejercicio. ¿Además, lo raro que le parecería a todo el mundo si adelgazara de golpe?

—¿Controlar la dieta? ¿Hacer ejercicio?

La mirada de Wishit se volvió escéptica. Por lo visto, recordó el historial de fracasos de Rubette con las dietas.

—Yo era actriz. He cuidado mi cuerpo durante casi 20 años desde mi debut. Hacer ejercicio diario y controlar la dieta es básico, y ajustaba mi peso para cada nuevo proyecto… así que para mí, hacer dieta es lo más fácil del mundo. Lo perderé en seguida. No pienso pedir ese deseo.

—Entonces, ¿qué deseo pedirás?

A Wishit, que preguntaba con ojos confusos, le expuse mi petición inmediatamente:

—Para empezar…

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