Dejaré de ser la rival del protagonista – Capítulo 29

Traducido por Yonile

Editado por Herijo


Con una visión optimista del mundo, el Sumo Sacerdote tendía a ver el lado positivo de todo.

—Cuando asistí a la ópera, el ambiente era excelente. Ciertamente, no hay nada como los lazos de sangre cuando uno envejece. —Aunque, por supuesto, no faltó quien calificara esa visión positiva como un “idealismo vacío”. —La señorita Annabelle, que me salvó por pura buena voluntad, merece este tipo de recompensa.

El Sumo Sacerdote comenzó a escribir con letras elegantes sobre el pergamino de alta calidad.

—Con… tu familia y… la familia real… solo se necesita mi consentimiento. Mi evento de jubilación es en una semana, así que para conmemorar…

Llamó a un sacerdote  y ordenó que la carta fuera entregada al marqués a tiempo para la cena.

♦ ♦ ♦

En ese momento, había un hombre que pensaba mucho más en Annabelle que el Sumo Sacerdote.

—Annabelle no ha aparecido en tres días.

Aaron murmuró con expresión seria, pero Ian no respondió. Sin embargo, tenía los ojos ligeramente hundidos y su mirada rojiza carecía de vida.

—Nos vemos casi todos los días, así que esta ausencia es triste. ¿No es así?

—¿Por qué es triste? —replicó Ian secamente a Aaron mientras blandía su espada. —Es genial porque así no molesta.

—Pero…

Aaron se cruzó de brazos y murmuró:

—No completé la misión que me dio Annabelle. Todavía no he podido verla. Pronto, cuando Ian se duche, tendré que colarme…

—Ni lo pienses, Aaron. Eso nunca sucederá.

—¿Qué? Vaya, parece que no planeas ducharte en el futuro.

Al final, Ian apuntó a Aaron con la espada, con una expresión amenazante. Luego respondió, irritado:

—Annabelle fue invitada recientemente a una comida por el Marqués de Abedes. Es decir, no está para venir a curiosear por aquí. Así que no te hagas ilusiones.

—Mmm. —Aaron retrocedió e inclinó la cabeza.

—Dije que me molestaba su ausencia, pero no que la estuviera esperando. ¿Tú sí la esperabas?

—No seas ridículo. Está tan emocionada por ir a lo del marqués que hasta se olvidó de intentar ganarme.

—Vaya…

Aaron se mordió la lengua como si lamentara la contundente respuesta de Ian.

—¿No tendrás las prioridades un poco cambiadas? ¿Es eso lo que te molesta?

—¿Por qué estás de mal humor?

—Vaya. Se me olvidaba que te enfadas cuando te pregunto por qué estás molesto.

Ian ya no quería hablar con Aaron, así que envainó bruscamente la espada y salió.

Aaron tenía una habilidad asombrosa: convertía cualquier sentimiento incómodo de Ian en pura ira.

Pero una vez que la ira amainó, a Ian le resultó extraño que las palabras de Aaron siguieran resonando en sus oídos.

¿La estoy esperando…? ¿Estoy de mal humor…?

En los tres días en que Annabelle no apareció, había tenido muchas ideas. Y después de reflexionar, concluyó que la única razón por la que ella no había venido era por el marqués de Abedes.

Y yo que pensaba que se tomaba en serio lo de la espada.

Ian se echó hacia atrás el pelo sudoroso y frunció el ceño.

¿Acaso quería derrotarme solo para obtener el reconocimiento del Marqués de Abedes…?

Entonces, tal como había dicho Aaron, ¿seguro que tenía las prioridades cambiadas?

Entonces, ¿volverían a tener sus roces habituales?

¿Era por eso que estaba tan molesto?

De repente, se preguntó si, tal como decía Aaron, realmente estaba esperando a Annabelle.

Cuando entró al baño para lavarse, sacudió vigorosamente la cabeza.

Seguro que ya está en casa del marqués.

♦ ♦ ♦

Salí de casa con el vestido que Marilyn me había preparado cuidadosamente.

—El simple hecho de cenar con él no te convierte en marquesa. Tienes que ganar el primer puesto en la competición y conseguir un título. ¿Entendido? —dijo Reid con una expresión temblorosa en su rostro.

Parecía pensar que yo podría renunciar al concurso de esgrima si el marqués me trataba con cierta consideración. Enfatizó una y otra vez su inquietud por haber apostado incluso los documentos de propiedad de su casa.

—No permitas que eso ocurra. El dinero de la herencia es real.

—Por supuesto. Ganar el primer puesto en la competición de esgrima también es mi sueño desde hace mucho tiempo. Así que no te preocupes.

Me esforcé por tranquilizarlo.

¿Por qué son todos así…?

Ni mi padre biológico ni mi madre biológica eran buenas personas, así que, en cierto modo, era coherente.

Por supuesto, yo también era así…

Yo también era parte de ese linaje. Antes de recordar mi vida pasada, la rectitud no existía para mí. Dejé de hacer lo que solía hacer no porque fuera realmente una buena persona, sino para evitar terminar en prisión.

Las personas así acaban haciéndose daño mutuamente, ¿eh?

Cuando llegué ante el marqués, me quedé atónita. Si hubiera venido con un traje de entrenamiento gris, las criadas me habrían ignorado.

—Bienvenida de nuevo, Annabelle. —El marqués de Abedes sonrió y me dio unas palmaditas en el hombro. —Debería haberte invitado antes.

Elburn guardó silencio con su rostro hosco, pero Richard sonrió dulcemente. Incluso mostró buenos modales al retirar la silla para que me sentara.

—Sí, Annabelle. Ven aquí más a menudo.

Lo miré a sus ojos azules y tragué seco.

¿De verdad? ¿Por qué?

Claro, él era así originalmente. Un personaje cuya fachada amable ocultaba horriblemente su verdadera naturaleza: la del segundo protagonista masculino, el villano.

Honestamente, él era el segundo mejor espadachín del mundo y derrotaba a casi todos, pero… Ese tipo era un ser humano realmente malvado y mezquino. Era diferente de una villana unidimensional y simple como yo.

Tú eres quien incluso ayudó a Carlon a usar magia negra. Eres alguien que destruiría el mundo, y no puedo permitir que lo hagas.

Por lo tanto, debía tener más cuidado.

—Has pasado por mucho. Pero después de todo el trabajo duro, siempre queda la alegría, ¿verdad? —comentó el Marqués.

—Bueno, personalmente, no creo que al final siempre haya alegría… De todos modos, estoy muy feliz de estar con ustedes ahora.

Pronto dio comienzo una comida muy extraña. La comida era deliciosa, pero no tan buena como la de Oscar, así que no me impresionó. Intercambiaron algunas conversaciones triviales. Tal como se había prometido, temas como Caitlyn y la lucha con espadas quedaron completamente excluidos.

Solo cuando se sirvió el plato principal, el marqués de Abedes se aclaró la garganta y entabló una conversación más seria.

—Parece que conoces al Príncipe Robert.

—Oh…

—El príncipe Robert es muy hábil… Es tan cuidadoso que mantiene la boca cerrada ante todos los rumores.

Tan pronto como el marqués Abedes habló, Richard intervino rápidamente:

—Sí, toda esa gente que se interesa por los asuntos ajenos y no tiene nada mejor que hacer es muy curiosa.

Estaba segura de que las tres personas más curiosas en ese momento estaban justo frente a mí…

—¿En serio… ustedes dos están… en términos especiales? —preguntó el Marqués.

—No sé…

Al principio no parecía un mal tipo, pero era hábil con las pequeñas mentiras, los fraudes y la coerción.

—El Príncipe es tan astuto… No, quiero decir, es muy prudente —corregí rápidamente.

Tuve que fingir ingenuidad y mantener la expresión de una niña inocente de la que podrían aprovecharse.

—¿Puedes ser honesta? Somos tu familia —insistió el Marqués.

—Sí, sí. Si no somos nosotros, ¿quién te dará un consejo honesto? —añadió Elburn.

El marqués Abedes asintió de inmediato.

Aunque necesitara consejo desesperadamente, la última persona a la que se lo pediría sería mi progenitor, quien me engendró como hija ilegítima… Chasqueé la lengua, pero evité burlarme abiertamente.

—Hemos hablado de varias cosas. Por ejemplo… —Elburn me miró y tragó saliva. —Están discutiendo sobre qué asuntos tomar medidas legales severas….

No se me escapó que Elburn estuvo a punto de dejar caer el tenedor.

—¿M-Medidas legales? ¿Eso es lo que te dijo el príncipe?

Robert a menudo investigaba y tomaba medidas enérgicas contra todo tipo de asuntos ilegales bajo el edicto secreto del Emperador. “Gracias a sus importantes logros hasta el momento, se había ganado la confianza del emperador sin necesidad de más respaldo. Por supuesto, Robert nunca me dijo eso. Lo supe por la historia original. Ian se vio involucrado con la protagonista mientras ayudaba a Robert a investigar.

—Sí…

Por supuesto, era cobarde mentir, pero yo era originalmente una cobarde por naturaleza. Incluso sabía por qué todos estaban tan horrorizados. El marqués de Abedes y el príncipe heredero Carlon estaban involucrados en la magia negra. Les aterraba que eso fuera objeto de una investigación encubierta. Bueno, por ahora, el marqués de Abedes y el príncipe heredero Carlon no serían atrapados.

—Como soy buena espadachina… —agregué con una leve sonrisa —podría pensar que necesitará mi ayuda algún día.

—Eh, sí —dijo el marqués de Abedes, tragando saliva. —Entonces, ¿qué tipo de medidas van a tomar?

Si pudieran conocer los movimientos de Robert con antelación, sería información muy valiosa para el Príncipe Heredero Carlon.

Richard, que tenía los ojos fijos en mi rostro inexpresivo, también contenía la respiración, sus ojos brillando de expectación.

—Es… oh, es un poco difícil de decir… Lo ordenaré en mi cabeza y se lo diré —dije, buscando una excusa. —Nunca he recibido una educación adecuada más allá del manejo de la espada. Por cierto, esta carne está un poco dura.

Richard llamó urgentemente con la campanilla.

—¡Tráiganle otro filete! ¡El mejor que tengamos!

—Y tampoco me gusta este vino —añadí, continuando la distracción.

—¡Traigan el mejor vino de la mansión de inmediato!

—Me encantan los postres, así que… ya los estoy esperando con ansias.

—¡Díganle al chef que prepare al menos tres tipos de postres!

Fue entonces cuando, de repente, entró corriendo un sirviente.

—¡Señor Marqués! Disculpe la interrupción. Parece que ha llegado correspondencia urgente del templo.

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