Dejaré de ser la subordinada de una villana – Capítulo 25.6: Charla ociosa. La señorita y la naranja

Traducido por Herijo 

Editado por Michi

Corregido por Sharon


—Fu, fu, fu, sueño…

Un tarareo extraño podía oírse saliendo de la puerta trasera.

Tal vez la señorita estaba cantando mientras daba un paseo.

Por la forma animada en que sonaba, debía encontrarse en perfecta forma el día de hoy.

Era bastante buena creando canciones ya que siempre tarareaba melodías extrañas que permanecían en mis oídos por un rato.

Me pregunto si se volverá compositora en un futuro.

Si recuerdo bien, la señorita era cinco años menor que yo, por lo que debía tener alrededor de diez.

Como pensé, la señorita de la casa del conde era demasiado diferente de mí, a pesar de que no estábamos tan alejados de edad.

Mientras pensaba en esas cosas, el chef principal me ordenó lavar los platos en el área afuera de la cocina. Las manchas de aceite no salían solas después de todo.

La mancha de té en la taza favorita de la señora no salía. Quería llorar.

Soy Pete. Un aprendiz de cocinero contratado por la familia condal Edelweiss hace unos días.

Actualmente me encontraba lavando los trastes después de la comida del mediodía. No se podía usar el costoso jabón y la cantidad a lavar era abundante. No importa cuánto tiempo pasara, sentía que nunca terminaría.

—Como deseo que hubiera una magia que eliminara la mugre con facilidad —me quejé sin pensar, diciendo una fantasía, y soltando un suspiro.

De pronto, apareció una pequeña silueta de la puerta trasera.

—¿No quieres detergente?

—¿Señorita?

—¿Son tantos? ¿Quieres quitar las manchas de aceite?

Me pregunto si está planeando traer el jabón.

En realidad, lo deseaba demasiado, pero si el Chef principal me viera usando el costoso jabón para lavar los trastes me gritaría.

—Como el jabón es costoso, usarlo para algo como lavar los platos sería un desperdicio. Puesto que es mi trabajo, estaré bien.

Aunque si lo pensabas un poco, para una señorita algo así como el jabón debía de ser barato. Tal vez era mi cansancio hablando.

De alguna manera, me molesté. Ignoré a la señorita que estaba parada frente a mi y continúe con mi trabajo.

—¿Hay alguna cáscara de naranja o mandarina?

¿Qué es una mandarina? Me pregunto si quiere comer. ¡De verdad estoy ocupado! No tengo tiempo para entretener a una niña.

—Hay una naranja en la esquina justo antes de entrar a la cocina. Por favor, si la va a comer consiga a alguien que se la corte —contesté sin prestarle atención.

Hasta yo me di cuenta que estaba desquitando mi enojo… A pesar de que este tipo de actitud hacia la señorita podría significar mi despido.

Estaba muy molesto de que la mugre no saliera.

Ella se retiró en silencio hacia la cocina.

A pesar de que me encontraba molesto hace unos momentos, ahora me sentía inquieto. Puse más fuerza en mis brazos para tratar de limpiar la olla y de alguna manera logré limpiarla.

—¡Detergente de naranja!

De pronto, la ruidosa voz de la señorita me aturdió.

—¡Me sorprendió! ¡Por favor no me asuste así!

—Perdón. Yo.. detergente de naranja… —dijo en un tono casi inaudible

—¿Qué es el detergente de naranja?

—¡Sirve para remover el aceite! Úsalo por todos los medios. Las manchas de té saldrán con facilidad.

No supe cómo responder.

¿A qué se refiere con detergente? ¿Puedes dejar de molestar con tus juegos infantiles?, pensé para mí mientras tomaba la siguiente olla para lavar.

De pronto, la señorita puso el detergente de naranja en donde me encontraba tallando la olla.

—¿Qué haces…? ¿Eh?

Sorprendentemente, salió. La mancha de aceite salió como si fuera magia.

Tomando la taza de té con cuidado, la señorita volvió a ponerle detergente. Las manchas de té salieron como si nada.

Abrí mis ojos por la sorpresa, y me giré para mirarla.

—Salió tan fácil…

Ella sonrió, y mientras se retiraba, comenzó a reírse

Desde ese día, el uso del detergente de naranja aumentó dentro de la residencia del conde Edelweiss.

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