Traducido por Lucy
Editado por Yonile
Su Alteza por fin abrió la boca mientras miraba a mis padres.
—Conde, primero permítame disculparme por involucrar a tu hija en el incidente y ponerla en peligro… Lo siento.
Su Alteza se inclinó ante mis padres.
Aparté la mirada, agarré su cabeza y la levanté.
—¡Espere, Su Alteza! ¡Un hombre que es el Príncipe Heredero no debe inclinar la cabeza!
Él intentó apartar mi mano, ¡pero no se lo permití!
—¡Suéltame, Cosette! Esta es una ocasión no oficial. Como uno de tus futuros compañeros… ¡No, no importa cuál sea mi estatus! Con toda sinceridad…
—¡Alteza, eso es bastante! Mi descuido te ha causado…
Y así nos empujamos el uno al otro.
Y entonces llegó la voz pausada de mi madre.
—Está bien que sean buenos amigos, pero ¿no tenía Su Alteza el Príncipe Heredero algún asunto que atender? Sé que está ocupado.
¡Así es!
¿Qué pasó con el golpe?
Este no es momento para estar jugando.
No, no era mi intención jugar para empezar.
Su Alteza, como presa del pánico, enderezó su postura.
—Lo siento. Quiero hablar del marqués de Grandshil. Mañana, Su Majestad lo juzgará a él y al duque de Orange. Los nobles serán convocados al lugar. Al Conde Edelweiss, por supuesto, y a mí nos gustaría que Cosette nos acompañara.
—No me importa, por supuesto, Cosette. Depende de tu estado. Has pasado por mucho querida. No te presiones.
Antes de que me diera cuenta, mi padre, que había resucitado, me abrazaba por el hombro como si se preocupara por mí.
Al otro lado de él, mi madre se acercó y me acurrucó con suavidad.
Siento que mi corazón se calienta de felicidad por mis padres, que cuidan de su hija ante todo.
Pero hago un gesto con la cabeza para tranquilizarlos y miré a Su Alteza, respondiéndole de una vez por todas.
—Por supuesto, me uniré a ustedes.
—Um. Esperaba que Cosette dijera eso. Pero por hoy, pueden descansar en esta habitación tal y como está. Tendré una habitación preparada para ustedes, Conde y Condesa.
—Gracias por su preocupación. Aceptaremos su oferta.
Fue muy gentil dejarme quedarme aquí.
Hoy han pasado tantas cosas y estoy de verdad agotada.
Cuando Su Alteza y mis padres se fueron y me quedé sola, me desplomé en la cama.
Estaba demasiado cansada para pensar en nada.
Dormí como una piedra y me desperté por la mañana.