Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 5: Él es mi prometido


No comencé mi relación con Jinsu amándole, menos teniéndolo como alguien que me gustase. Nos consideraba una pareja bastante aburrida. No había una ardiente pasión entre nosotros. Francamente, Jinsu probablemente se preocupaba más por mí que yo por él. Después, en el momento en el que la hoja de mi acosador psicópata me cortó, me di cuenta de lo equivocada que estaba — que realmente lo amaba. No había sabido cuánto había llegado a amarlo. La agonía de saber que nunca volvería a verlo era insoportable. Debía de haber gritado su nombre mil veces durante los últimos momentos en el que la vida todavía se aferraba a mi viejo cuerpo.

No estoy equivocada. Es realmente Jinsu.

Era realmente él — No estaba equivocada. Este Jinsu era más joven que la imagen que tenía grabada en mi mente. Parecía tener alrededor de unos diecisiete años, más o menos la misma que mi primer hermano, Hyungseok, así que probablemente tenía trece años más que yo.

—Así que esta es mi prometida – Dijo al verme.

El Jinsu que recordaba y el chico que se encontraba delante de mí me trataban de manera muy diferente, lo cual, dada su fuerte semejanza, no me causó ningún dolor.

Seoyeong me instó en un susurro: “Princesa Sanghee, salúdele. Él es el hombre con el que se casará en un futuro”

Me incline rápidamente y dije: “Encantada de conocerle. Soy Sanghee Kim, de cuatro años de edad” Hablando tan pronto como mis órganos vocales habían madurado lo suficiente, mi habilidad con el lenguaje no había sido igualada por otro niño de mi edad (ya que yo tenía en realidad alrededor de unos treinta años.) Mi padre se sorprendió al observar todo esto. “No está mal para una chica”, señaló.

—¡Qué honor conocerle! – Balbuceé. Todavía tenía problemas contrando mis facultades.

—Soy Jinsu Han – Respondió.

¿He oído correctamente? ¿Su nombre era Jinsu? ¡Él tenía el mismo nombre que mi anterior novio, pero definitivamente no era la misma persona! El otro Jinsu me habría reconocido nada más verme.

—Mi corazón le pertenece a otra – Dijo.

Yo me quedé callada. Parecía que un extraño sonido venía de mi corazón. Seoyeong sólo espero en silencio, como si no fuera una novedad.

No lo encontrará de mala educación si le pregunto porque soy una niña pequeña. —¿Alguien a quien amas? – Incliné la cabeza y le pregunté como si estuviera admirándole, tan encantadoramente como fuera posible. Sentí que podía echarme a llorar en cualquier momento. Apreté los puños con fuerza para contener las lágrimas.

—Claro que aún así me casaré contigo. Ya ha sido decidido. Pero no esperes que te ame – Dijo Jinsu descuidadamente, sin prestar atención a la presencia de Seoyeong. Podría haberlo dicho en presencia de mi padre, el rey. En esta sociedad patriarcal, la fidelidad matrimonial para un hombre ni siquiera existía como concepto. Jinsu habría anunciado que iba a comer tofu frito al día siguiente en el mismo tono.

Sonreí complacida y pregunté: “¿Casarme contigo?”

Sabía cuál era mi lugar. Tenía que agradar a los hombres. A pesar de esto, yo sabía que quería ser algo más que su juguete. Cualquiera que fuese la razón por la que me habían enviado aquí, por alguna gracia, había nacido hija de un rey. Sin embargo, seguía siendo una mujer impotente de tan sólo cuatro años. Todavía no podía ni siquiera hablar correctamente.

No estaba contenta, pero dije: “¡Gracias!” ¡Gracias por nada! Era lo que realmente quería decir. Le despido con una profunda reverencia. Jinsu me escrutó, luego se inclinó ante Seoyeong antes de partir.

Pude descubrir más sobre Jinsu gracias a Seoyeong, quién me contó que sus poderes mágicos eran asombrosos. Un raro talento como Jinsu podría verse una o dos veces en un siglo. Él estaba destinado a dejar marca en el mundo.

Era muy diferente del Jinsu que había conocido en mi vida anterior. El otro Jinsu ciertamente no era un genio. Ese Jinsu me había perseguido durante ocho años, fingiendo primero un deseo de amistad y luego confesando su amor. Es probablemente un poco grosero que yo lo diga, pero él era un tonto enamorado.

El incidente me preocupó. Parecía demasiado una coincidencia que él tuviera el mismo nombre y el mismo rostro que mi Jinsu. Parecía una locura, pero nada me sorprendió más que eso.

Era la hora de acostarse, así que apagué la luz para dormir. Traté de amortiguar mis sollozos, pero me faltaba el autocontrol porque me encontraba en el cuerpo de una niña de cuatro años. No pude contenerlos, así que dejé de sofocarlos y grité abiertamente. Para que no me juzgues, te recordaré nuevamente que tenía cuatro años.

Sujin, nuestra niñera que todavía estaba aterrorizada por los pequeños príncipes, vino corriendo.

– Princesa Sanghee, ¿qué pasa?

Abandonando mi dignidad, grité: “¡Vi un fantasma! ¡Estaba persiguiéndome!” Tenía sólo cuatro años, así que podía ser perdonada por esto. ¡Sólo soy una niña, ¿sabes?!

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