Dinero de consolación – Capítulo 7: No es una trampa

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


Mientras observaba como el Príncipe leía el libro profético, mi hermano me entregó una taza con té.

—Si me hubieses preguntado, podría haberlo hecho por ti.

—Puedo moverme libremente por esta habitación. Aun así, ¿qué es eso?

Mi hermano estaba mirando a la novela en las manos del príncipe con una sonrisa amarga.

—El libro profético.

— ¿Y qué es eso?

—Bueno, para hacerlo corto, hay una persona que intenta atrapar a un hombre usando ese libro. Es la chica rubia que viste previamente.

—Así que, ¿estaba mojándose los pies en la fuente con el fin de poder crear una oportunidad para hablarme?

La boca de mi hermano se torció un poco.

—Siempre y cuando mi hermano no interactúe con ella, estará bien.

— ¿De verdad?

—Mi objetivo es asegurarme de que tengo evidencia sólida que indique que nunca antes la he acosado.

— ¿Por qué?

—Basados en esta profecía, yo seré condenada y mi compromiso será anulado.

El rostro de mi hermano mostró una expresión de preocupación, pero yo continué sonriendo.

—Sabes cuánto odio perder, ¿cierto? El acoso no es el tipo de acto que te generará dinero, así que estaré bien. Siempre y cuando posea testigos y evidencia, seré aclamada como la heroína de una tragedia a la que se le ha acusado falsamente.

Su Alteza, quien había estado escuchando nuestra conversación, murmuró.

— ¿Puede alguien tan perversa ser reconocida como la heroína de una tragedia?

Chasqueé mi lengua mientras continuaba ignorando al Príncipe.

—Testigos y evidencia, eh…

Mi hermano se acomodó sus anteojos de marco plateado mientras me sonreía.

— ¿Deberíamos añadir eso a nuestra negociación?

—Bueno, estoy planeando asegurar al número de personas al entrevistar a esos plebeyos.

—Es como matar a dos pájaros de un tiro.

Los dos estábamos riendo ruidosamente.

—Agradezco que ninguno de los dos sea mi enemigo.

Mi hermano y yo continuamos ignorando al Príncipe, quien había estado murmurando como si estuviera conmocionado con nosotros.

♦ ♦ ♦

Ese día, llegué a la cafetería de la academia con el recién hecho prototipo de zapatos.

—Buenos días.

— ¡Señorita Knocker!

—Siéntanse libres de llamarme Julia.

— ¡¿Cómo podríamos?!

—Está bien. Hoy traje el prototipo de los zapatos, ¿quieren verlos?

Cuando saqué los calzados en tonos azul oscuro, amarillo y verde musgo, hubo otras chicas que se acercaron desde el área de los plebeyos además de estas dos.

— ¡Qué lindos!

— ¡Los quiero!

Mi rostro comenzó a relajarse debido a la buena recepción de los prototipos.

—Esto… ¿El diseño de su falda estará en el próximo lanzamiento?

Me apresuré en mostrarles a todas el diseño del estampado de la falda.

— ¡¡¡Voy a comprarla!!!

Todas estaban enloqueciendo mientras miraban el diseño, cuando escuché como algo caía a mi lado.

— ¡¡¡!!!

Estaba extremadamente sorprendida. Tal parece que mi rostro mostró algún tipo de expresión extraña.

Era Banach. Realmente había caído espléndidamente. Fue mi prometido quien se acercó a ella apresuradamente.

— ¡Julie! ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien, joven Lamore.

Mi prometido volteó a mirarme mientras decía.

— ¿Qué hiciste?

—Nada.

Ah, bajé la guardia. Pensé que estaría segura ya que no había tantas personas aquí debido a que está cerca al área de los plebeyos.

—Joven Lamore, me caí sola.

Me pregunto, ¿por qué me siento irritada cuando veo a Banach, cuyo rostro parece asustado al mirarme?

—Nunca pensé que fueras este tipo de mujer.

— ¿Qué quiere decir con eso?

La boca de mi prometido comenzó a temblar.

— ¡Estás celosa de Julie, así que la hiciste tropezar!

— ¿Dónde está la evidencia?

— ¿Qué?

— ¿Dónde está la evidencia que prueba que la hice tropezar?

—Está probado ya que Julie está tirada justo frente a ti.

Este tipo es realmente estúpido.

—Esa no es evidencia. Y Banach no ha dicho nada sobre que yo la hice tropezar. ¿Significa eso que el joven Lamore no cree en las palabras de Banach?

— ¿Q-Qué estás diciendo? Eso es porque Julie está preocupada por mí…

— ¿Está tratando de decir que mintió o, la mentirosa es Banach?

Debido a mi provocación, una línea azul comenzó a aparecer en la frente de mi prometido, cuando me gritó.

— ¡Julie no es una mentirosa!

—Entonces, por favor, créame. No la hice tropezar ni nada parecido.

Banach y mi prometido se pusieron blancos. Fui, en verdad, salvada gracias a su estupidez.

—Esto, ¿señorita Knocker?

—Ah, sigamos. ¿Qué tipo de variación de color piensan que será buena para la falda?

Le di la espalda a los dos mientras me enfocaba en las chicas plebeyas.

Parece ser que mi prometido me miró con una expresión demoníaca detrás de mí pero, de todos modos, decidí continuar ignorándolos.

9 respuestas a “Dinero de consolación – Capítulo 7: No es una trampa”

  1. Jajaja me imagino la cara de alivio del príncipe al saber q es bueno que no son sus enemigos 😅
    Gracias por la droga 😆😆😆

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