Dinero de consolación – Capítulo 73: La persona de la que me enamore

Traducido por Herijo

Editado por Anyi y YukiroSaori


La persona de la que me enamoré es el príncipe de este reino, Su Alteza Rudnik Reino Palacio, quien es mi prometido.

Yo, Julia Knocker, me encuentro confundida a causa de mi primer amor. Hasta hace poco, solo me había interesado en cómo hacer dinero. Sin embargo, Su Alteza siempre ha estado a mi lado apoyándome.

Recientemente siento que se ha vuelto aún más importante para mí. Me ayudó a escribir los reportes del producto nuevo y a preparar los documentos necesarios para el evento diplomático. En resumen, su amor por mí, su prometida egoísta, nunca parece acabar.

Sin duda es alguien popular, que siempre está rodeado de mujeres, algo que causa una gran inseguridad en mí. Entendí qué tanto lo quería, cuando me di cuenta de que esa inseguridad era causada por los celos que sentía.

Su Alteza me prometió que jamás me engañaría cuando le platiqué de mi predicamento, y solo esas palabras fueron suficientes para tranquilizarme.

Por primera vez me di cuenta de lo simplona que soy.

Muchas cosas pasaron desde entonces. El día de la fundación y la orden de restricción que otorgó mi hermano. Sin embargo, de alguna manera recuperé mi normalidad.

Cuando estaba almorzando en la cafetería, hablando de los nuevos productos con todas las personas de la división de plebeyos, como es usual, Su Alteza llegó y se sentó a mi lado.

Las sonrisas y miradas de afecto dirigidas hacia nosotros, es algo a lo que todavía no me acostumbro.

—Su Alteza, no tiene que sentarse a mi lado, ya que me distrae mucho.

—Solo pretende que no estoy aquí

—Eso sería imposible.

—Pero…

—Julia, hay algo que aún no entiendes.

—¿Y qué sería eso?

Incliné mi cabeza con curiosidad, a lo que él respondió con una sonrisa burlona en su rostro.

—Tengo un corazón que quiere estar junto a su amada, aunque sea un segundo más.

Aunque era yo quien más quería gritar, las personas a nuestro alrededor chillaron con fuerza.

Mi rostro estaba hirviendo.

Su Alteza puso una expresión condescendiente al ver cómo me sonrojaba.

No quería que me hiciera poner esas expresiones frente a más personas.

Con fuerza palmé su rostro con mis manos, sin importarme que gimiera como un sapo aplastado.

—No me vea, es embarazoso.

Tomó mis muñecas.

—Eso dolió…

—Lo lamento.

Retiré mis manos de su rostro para ver que estuviera bien.

Cuando se encontraba viéndome atentamente perdido en su propio mundo, una bandeja de almuerzo lo golpeó por detrás de su cabeza. El culpable era mi hermano.

Su Alteza sostenía la parte de atrás de su cabeza mientras fingía dolor. Me preguntaba si era buena idea atacar a Su Majestad con tal despreocupación.

—¡Hermano!

—Lo siento. Estaba distraído mientras traía la bandeja en mis manos y no vi hacia donde me dirigía.

¡Fue totalmente a propósito!

Sostuve la cabeza de su alteza mientras le daba ligeros masajes

—¡Qué vas a hacer si le sale un moretón!

—Su Alteza no es tan frágil.

—¡Incluso si no lo es, no deberías atacar a un príncipe! ¡Qué pasaría si te pidieran una compensación!

Justo cuando logré que mi hermano permaneciera en silencio, Michael apareció detrás de él.

—Rud, ¡no es justo que solo tú puedas poner tu rostro en su pecho! ¡Señorita sigo yo!

El comentario de Michael causó sorpresa en ambos, haciendo que nos separemos rápidamente.

—¡No mal lo entiendas! ¡Fue algo inevitable!

—¿Inevitable?

Su Alteza trataba de explicar desesperadamente a Michael, quien parecía no creerle ni una palabra de lo que oía.

—Su Alteza. Michael. Si no se callan los mataré a ambos.

Quería que mi hermano notara que fue el causante de esta discusión.

Ignoré a los tres que discutían entre sí. Reanudando mi conversación con las personas con las que estaba hablando al principio

—Lamento los inconvenientes que estoy causando.

Cuando me disculpé, todos se encontraban con una sonrisa de oreja a oreja, mientras negaban con la cabeza.

Renard, con quien era particularmente cercana, me miraba con chispas en los ojos.

—Señorita Knocker, me alegra tanto ver esa linda expresión en su rostro.

—Grete, con quien también era cercana, suspiro de igual forma.

—Soy tan afortunada de ver a Su Alteza y a usted coqueteando.

—¡¿C-Coqueteando?!

No era mi intención hacerlo, pero ciertamente eso parecía que hacíamos.

Sentía como mi rostro se calentaba.

—¡Señorita Knocker, es realmente linda!

Nunca se me ocurrió que llegaría el día en que se burlaran de mí.

—¡Julia llévate a estas personas de alguna forma!

Su Alteza pidió mi ayuda, pero eso era imposible.

—¿Julia? ¿Qué sucede? ¡Tu rostro está realmente rojo!

Quería que dejara de acercarse en ese momento.

Viendo a todas las personas de la división de plebeyos con una sonrisa de oreja a oreja, hizo que mi rostro se pusiera aún más rojo.

—¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ir con el médico?

—¡No se acerque más!

Su Alteza se inclinó aún más cerca de mí, cuando me escuchó decir eso.

—¡Está interrumpiendo mis negocios!

—Estoy preocupado por ti, no es mi intención interrumpir.

Quería salir huyendo e ignorar su expresión preocupada.

—¡Si se acerca más le cobraré una cuota de compensación!

—Cobra lo que sea necesario, pero te llevaré al consultorio del médico.

No es necesario decir que Su Alteza me cargó al consultorio, porque estaba preocupado por mí.


YukiroSaori
Comenzamos el volumen 4. Disfruté la dosis de dulzura.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido