Dinero de consolación – Capítulo 79: En un lugar inesperado…

Traducido por Lucy

Editado por Anyi y YukiroSaori


La búsqueda sigue sin dar resultados. Mis ganancias siguen aumentando, pero no tenemos pistas de dónde puede estar la señorita Vanette.

Cada día, la Sra. Liren me daba un caramelo para animarme, como agradecimiento por mis esfuerzos… Yo lo apreciaba, pero quería hacer más por ella.

Ahora mismo, sin embargo, me dolía bastante la cabeza, seguro por el estrés, así que visité a la anciana que nos dio la medicina antes de buscarla.

—¿Estás bien, jovencita? Estás tan pálida… —me preguntó cuando abrió la puerta.

—¿Me puede dar alguna medicina para el dolor de cabeza? —le pregunté.

—Espere un poco. —Me hizo pasar y me sirvió un té después de sentarme.

—¿Has puesto la medicina en el té? —le pregunté.

—No, solo es té. Parece que estás muy cansada, así que creo que es mejor que te relajes un poco y descanses —me explicó.

Sus palabras eran amables, y el aroma del té me alivió un poco el dolor de cabeza, así que decidí hacer caso a sus palabras y descansar un poco mientras estaba aquí.

Sin embargo, cuando empecé a beber el té, se me saltaron las lágrimas… Entonces sentí que la mano de la anciana me acariciaba con suavidad la cabeza.

—Jovencita, se está esforzando demasiado. Por favor, acuérdate de tomarte descansos cada cierto tiempo, ¿de acuerdo?

Fue agradable oír esas palabras, que me dijeran que estaba bien descansar, no era algo que oyera tan a menudo… Sentí que con el mero hecho de hacer eso ya estaba ayudando a que el dolor de cabeza desapareciera.

Tomé otro sorbo del té mientras pensaba en eso, y luego comenté:

—Este té está muy rico. ¿Le has puesto algo especial?

—Solo este caramelo. —Sonrió y me mostró el caramelo de miel que había puesto en el té.

¿Un caramelo de miel…? ¿Un caramelo de miel que sabe tan bien? No puede ser…

Agarré a la anciana del brazo y tiré de ella un poco más cerca. Ella se sorprendió por el repentino movimiento, pero no intentó resistirse al tirón, así que pude mirar detrás de su cuello… Allí había una marca.

—Usted es la señorita Vanette, ¿verdad? —le pregunté. Se quedó inmóvil cuando pronuncié esas palabras, lo cual fue toda la confirmación que necesitaba… La abracé—: ¡Te estaba buscando por todas partes! La Sra. Liren y el Sr. Haith tienen muchas ganas de verte.

Ella se estremeció ante esas palabras.

—¿Mamá y papá…?

—¡Sí! —exclamé—. ¡Vamos a verlos!

Nada más decir eso, la tomé de la mano y empecé a avanzar hacia el castillo. Ella parecía un poco preocupada, pero me siguió de todos modos.

Cuando llegamos allí y preguntamos dónde estaban la Sra. Liren y el Sr. Haith, nos dirigieron hacia la sala de recepciones privada de la familia real.

Y entonces, en cuanto llegamos, ambos abrieron mucho los ojos durante un segundo, antes de que la Sra. Liren se abalanzara sobre nosotras y abrazara con fuerza a Vanette.

—¡Vanette! —dijo ella, sin dudas ahora estaba de muy buen humor.

—¡Mamá! ¡Deja de hacer eso! ¡Es vergonzoso! —exclamó.

Era un poco extraño ver a la señorita Vanette, que parecía una mujer mayor, referirse a la Sra. Liren, que parecía una mujer joven, como “mamá”, pero parecía que les quedaba bien.

—Eh, Vanette, ¿quién es el hombre que se te ha encaprichado? ¡Papá comprobará en persona si es digno de ti! —exclamó el Sr. Haith.

Parece que comprobar quién le gusta a la señorita Vanette es más importante para él que la alegría de reunirse con ella…

La Sra. Liren le fulminó con la mirada cuando dijo eso.

—Eso puede esperar. Vanette acaba de volver con nosotros —dijo.

—Pero… —El Sr. Haith intentó decir algo más, pero la Sra. Liren le cortó la frase.

—Nada de peros. Podemos hablar de eso más tarde. —Al decir eso, la Sra. Liren se soltó del abrazo, tomó la mano de su hija y empezó a salir de la sala de recepción.

—¿A dónde vas, Liren? —preguntó el Sr. Haith, su tono era bastante abatido.

—Al baño. Tenemos que quitarnos todo este cansancio… Más tarde, sin embargo, podemos tomar una copa con papá, ¿de acuerdo? —respondió ella.

Era reacio a dejarlas marchar, pero pareció animarse en cuanto mencionó la bebida.

—Tú también, Julia. Vayamos juntas. —Al decir eso, la Sra. Liren me tomó de la mano con la que tenía libre, y luego nos llevó tanto a mí como a la señorita Vanette al baño del castillo.

Y así, me enteré de que el castillo tenía unas termas naturales que podíamos usar para bañarnos cuando quisiéramos… Al parecer estaban hechas con el poder del Sr. Haith, a petición de la Sra. Liren.

Ella también me dijo que Su Majestad pensaba que ésta no era la forma correcta de utilizar el poder de un dragón de fuego, pero yo en realidad creo que éste es el uso perfecto para él.

Entonces, las tres nos desnudamos, y yo me cubrí con una toalla de baño… Sin embargo, cuando volví la vista hacia la Sra. Liren, la señorita Vanette no aparecía por ninguna parte. En su lugar, al lado de ella había una hermosa dama de largo cabello verde que le llegaba hasta la espalda.

¿Quién es…? Oh, por supuesto, los dragones pueden cambiar de forma, así que la señorita Vanette debe haber adoptado una apariencia más joven. Es imposible que haya alguien más en el baño ahora mismo.

—Te ves muy linda ahora, Vanette —dijo la Sra. Liren.

—No me gusta mucho usar esta apariencia porque algunos humanos molestos tienden a intentar “atacarme” cuando estoy así. Los humanos también tienen una esperanza de vida demasiado pequeña, así que es difícil mezclarse con ellos. Es más seguro adoptar la forma de una anciana —explicó.

La Sra. Liren asintió a sus palabras, luego se giró hacia mí.

—No me extraña que no pudiéramos encontrarla mientras buscábamos a una dama más joven… Siento todas las molestias que le ha causado mi hija.

—¡Oh, no, en absoluto! Yo también quería conocerla, ¡así que me alegro de haber podido ayudar! —Me apresuré a contestar.

—Por cierto, no puedes entrar con esto. —Mientras hablaba con la Sra. Liren, la señorita Vanette se escabulló detrás de mí en algún momento y me arrebató la toalla.

Qué vergüenza…

—Por favor, devuélvemela —le pedí.

—En un baño, se supone que debes estar desnuda —se negó.

—Ella tiene razón. —Ninguna estaba de mi lado.

Desistí de intentarlo, así que les seguí la corriente. Lavamos nuestros cuerpos y luego nos sumergimos en la bañera.

—Así que, Vanette, ¿cómo de joven es tu preciosa persona? —le preguntó la Sra. Liren, después de relajarnos un rato en la bañera.

—¿De verdad necesito responder…? —Lanzó un suspiro al decir eso.

Tomé una de sus dos manos con las dos mías.

—¡Yo también quiero ayudarte!

Ella me dedicó una sonrisa preocupada en respuesta a mis palabras.

—¿Desea ayudarme, jovencita? Aunque eso sería problemático…

Incliné la cabeza ante esa respuesta.

La Sra. Liren, sin embargo, parecía haber entendido lo que quería decir.

—Espera, ¿es un hombre al que le gusta Julia?

Ella se remojó un poco más en el agua tras escuchar sus palabras.

—Eres demasiado aguda, mamá…

No podía creer lo que oía.

—Espera, así que la preciosa persona de la señorita Vanette… —Al decir eso, ella me dedicó otra sonrisa preocupada—. ¡¿Es Su Alteza?!

Entonces, su expresión cambió a una de incredulidad.

—¿Hablas en serio? ¿No sabes que nunca conocí a tu príncipe?

¿Quién es entonces…?

Mientras me lo preguntaba, ella me echó de repente agua caliente en la cara… ¡Eh, eso no es justo! ¡Estaba muy preocupada! Creo que tengo derecho a enfadarme por esto…

—Si no es Rudi, entonces… ¿Mi? —preguntó la Sra. Liren.

—¿Mi? Hablas de… ¿Michael? —le respondí.

En lugar de responder, la señorita Vanette apartó la mirada de nosotras… Sus orejas estaban un poco rojas.

—Aunque no creo que le guste a Michael de una manera romántica… —comenté.

—¿Cómo eres tan densa con los sentimientos de los demás? —me preguntó la señorita Vanette.

Es decir… Creo que no soy tan densa… O al menos, creo que en el último tiempo lo soy menos.

Y no es que no sea consciente de que le gusto a Michael, pero…

—Creo que piensa en mí más como una hermana… —le expliqué que, a mi parecer, sus sentimientos hacia mí son más parecidos a los que tiene hacia Su Alteza, así que, que él sea una especie de humano es lo que tiene más sentido para mí.

Tanto mi hermano de verdad como mi padre quieren asesinar a Su Alteza, mientras que Michael piensa en él como en un humano…

La señorita Vanette volvió a echarme agua en la cara.

No le demos importancia y continuemos la conversación…

—¿Cuándo empezó a gustarte Michael? —pregunté.

Se quedó callada un ratito antes de contestar:

—Más o menos cuando compraste el orfanato. Verás… puede que tenga fama de odiar a los humanos, pero en realidad me gustan bastante los niños. De vez en cuando llevaba medicinas y dulces. Pero entonces, empecé a verlo yendo al orfanato a enseñarles. Y él… Bueno, me gustaba verlo allí. Quería mimar a ese chico que hacía todo lo posible por ayudar a niños que no eran mucho más jóvenes que él. Y poco a poco, empecé a venir cada vez más. No solo para verlos, sino también para verlo a él. Lo que antes era un viaje que hacía de vez en cuando, empezó a ser uno semanal para mí. Solo… quería verle sonreír, a él y a los niños. En algún momento me di cuenta de que lo quería, así que dejé la mina y me mudé a una casa abandonada en las afueras de la ciudad.

»Aquel lugar estaba en un estado bastante malo, pero poco a poco lo fui reformando en mis ratos libres… Y una vez que la gente se fijaba en eso, solo supusieron que siempre había estado allí, tal vez por ese aspecto de anciana que tenía. Y una vez que la casa empezó a tener un aspecto decente, Michael empezó a venir allí de visita de vez en cuando, y también empezó a venir otra gente a comprar medicinas. Pero cuando Michael nos visitaba, a menudo venía a hablar de ti, Julia. Era un chico muy agradable… Quería apoyarle. Los humanos mueren muy rápido, así que era mejor si yo no actuaba en mi amor y apoyaba el suyo en su lugar. Sin embargo… Ya vas por tu segundo compromiso, y ninguno de ellos fue con Michael… Y en lugar de sentir lástima por él, en realidad me alegré por ello… Soy demasiado egoísta.

La Sra. Liren acarició su cabeza.

—El amor es egoísta. —Tenía una sonrisa muy suave en la cabeza mientras consolaba a su hija.

—Señorita Vanette, puede que Michael no te haya mirado con amor antes, pero eso fue tal vez por tu apariencia. Debió pensar en usted como en una anciana a la que debía tratar de cuidar… Pero si se muestra ante él con esta hermosa apariencia que tiene ahora, creo que podría enamorarse de usted con facilidad —le dije lo que pensaba con sinceridad.

—¡No es tan sencillo! —exclamó.

Puede que tenga razón en eso, pero… Michael parece ser más feliz cuando recibe caramelos de esa anciana tan cariñosa. Creo que sus sentimientos hacia ella ya son bastante fuertes, así que… ¿Sería tan extraño que se convirtieran en amor?

—¡Creo que al menos deberíamos decirle a Michael que eres un dragón! Podemos pensar en el resto después —dije, con la sonrisa más confiada que pude hacer.

Ella aún parecía preocupada al respecto, pero con un poco de persuasión por parte de la Sra. Liren, accedió por el momento.

Así que, tras salir del baño, las tres nos dirigimos al despacho de Su Alteza. Seguro estaba trabajando ahora mismo, pero… bueno, yo quería verle la cara.

—¿Quieres decirle a Rudi que encontramos a Vanette antes de ir tras Michael? —preguntó la Sra. Liren.

—¿Te importa si lo hago? —pregunté, pero ella negó con la cabeza, así que supuse que estaba bien contárselo a Su Alteza.

Aunque estaba un poco preocupada… La señorita Vanette era muy hermosa… ¿Qué haría si Su Alteza se enamoraba de ella?

No, no debería pensar así. Creamos en él… Respiré hondo y llamé a la puerta.

—Adelante —dijo.

Sin embargo, antes de que pudiera tocar la puerta, alguien la abrió desde dentro… Era Michael.

Tenía una expresión muy sorprendida.

—¿Jovencita? —exclamó.

No esperaba que estuviera allí… Me quedé helada en el sitio, y la señorita Vanette se escondió detrás de su madre.

—Entremos, entremos. —La Sra. Liren nos empujó a las dos hacia dentro mientras decía esto.

De inmediato, Su Alteza detuvo su papeleo y se levantó.

—Sra. Liren, Julia, ¿quién es ella? —Nos preguntó mientras se acercaba.

—Mi hija, Vanette —respondió.

Entonces, con una sonrisa bromista, la empujó hacia delante, hasta que estuvo justo delante de Su Alteza.

Él se arrodilló de inmediato e inclinó la cabeza ante ella.

—Es un honor conocerla, señorita Vanette.

Ella pareció asustarse ante la situación actual.

—¡Un príncipe no debería bajar la cabeza con tanta facilidad! —Él parecía confundido por esta declaración—. ¡No estoy acostumbrada a que la gente se incline ante mí, así que deja eso! —exclamó.

Él asintió y se levantó.

—Ya veo, pido disculpas por mi desagradable comportamiento. Tendré más cuidado en el futuro —dijo.

Qué alivio. Su Alteza no se enamoró de ella después de todo, aunque sea así de guapa…

Y entonces, mientras pensaba en eso, él sonrió y miró en otra dirección. Miró hacia Michael, que no podía apartar la mirada de la señorita Vanette.

YukiroSaori
Oh, una nueva pareja se aproxima? Y el Arco está a punto de terminar. Espero disfruten de estos ultimos capítulos del cuarto volumen.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido