El fuerte caballero negro – Capítulo 28: Clasificatorias, Día Final (Parte 3)

Traducido por Naiarah

Editado por Haru


Asientos de la audiencia / Conrad

—Guau… Qué fuerza tan sorprendente. — Tío Byron se cruzó de brazos mientras reflexionaba sobre el combate entre Brandon y Amy.

Bueno, podía entender sus sentimientos. Gracias al hechizo de protección, nadie podía morir, pero fue una suerte que su oponente fuera Brandon. Ni siquiera yo querría estar ahí y recibir tal explosión.

Ahora la arena era un desastre, algunos soldados estaban ahí intentando recomponer el campo de combate. Arg, incluso con el hechizo de protección, ese poder fue realmente algo impactante.

—Supongo que quedan dos combates más ahora. Creo que Sir Caballero definitivamente será el ganador, pero estoy un poco preocupado después de haber visto la fuerza de todos los Capitanes. —Byron se rascó la cabeza.

Las finales estaban a un nivel completamente distinto de los anteriores combates. Los participantes de este año eran mucho más fuertes que los de los anteriores torneos. Era una reunión de monstruos.

Bueno, hasta que la Comandante Chie vino, yo era el monstruo entre los monstruos.

—No te preocupes por eso. Incluso si yo atacara con todo lo que tengo contra el Comandante, todavía perdería, ¿lo sabías?

—¿De verdad? ¿No puedes proclamar que eres más fuerte que los demás Capitanes, aparte de Sir Caballero?

Tío Byron se veía sorprendido, y Alice rió con nuestra conversación.

—Bueno, hermano mayor. —Tío Byron levantó las cejas.

—¿Hermano mayor? Antes le llamabas hermano, sin más.

—Ah, qué nostálgico. —Tío Byron me hizo recordar cómo solía ser Alice.

Ella era realmente femenina por entonces, a diferencia de ahora. No tenía interés en las artes marciales y perseguía constantemente a mamá para que le enseñara a cocinar y hacer dulces. No estaba interesada en nada tan poco femenino.

La forma en la que siempre se pegaba a mí, como un pequeño pollito, mientras me llamaba, ¡hermano, hermano! Era extremadamente linda, y acostumbraba a pensar que no se la daría a nadie.

Sin embargo, ha sido completamente corrompida por los sirvientes del palacio. Ahora, derrota monstruos con artes marciales en su tiempo libre y sonríe vilmente a los nobles corruptos. También se reúne con los demás sirvientes en secreto, para hacer algo tras el telón.

Sinceramente, no quería ni siquiera saber lo que ella estaba haciendo, pero una vez vi algo accidentalmente; mientras estábamos arrestando a un noble corrupto, vi a un grupo de sirvientes observando y sonriendo. Por supuesto, Alice estaba en ese grupo. Ahora que lo pienso, ese noble se había rendido… ¡Esos sirvientes debieron hacerle algo!

Bueno, estaba un poco preocupado por el futuro de mi hermana pequeña, así que apoyo a Claude, aunque tengo un motivo oculto. Pero de verdad que no podía pensar en nadie más adecuado para Alice, ¡en más de una forma!

—¿Hermano mayor? ¿En qué estabas pensando?

Me pareció escuchar algo afilado tras de mí, y me giré para encarar a Alice, estaba sonriendo como siempre pero sentí como si mirara a un abismo sin fin.

—N-Nada. Sólo me estaba preguntando cuándo empezará el siguiente combate. —Mi cara se crispó al mentir, y la oscuridad desapareció de la sonrisa de Alice.

—¿Es así?

Probablemente no la engañé, pero al menos el oscuro abismo de: no pienses más cosas groseras, desapareció.

Sentí un escalofrío a mi espalda, miré a tío Byron y vi que su cara también estaba tensa. Cuando miré a nuestro alrededor, pude ver que las personas que habían escuchado nuestra conversación y visto la oscura sonrisa de Alice también mostraban reacciones similares.

¿Por qué no podían acelerar y empezar el próximo combate ya?

♦ ♦ ♦

La arena / Chie

Mi encuentro contra Celes era el siguiente. Ambas estábamos de pie en lados opuestos de la arena con nuestras armas en mano.

Tenía que ser extra cuidadosa con su lanza de madera, tenía un eje largo así que cada golpe contendría una considerable cantidad de fuerza. Además de eso, la peculiar velocidad de un lancero era problemática.

Francamente, me gustaría tener a Sakuya ahora. Mi katana de madera no tiene vaina, así que no podía usar Iaido [1]. Bueno, no he dejado de practicar kendo después de llegar a este mundo, para intentar perfeccionar mi técnica, pero no lo había usado en una batalla real.

No obstante, ahora era la oportunidad perfecta para intentarlo, ¿cuál será más rápida, su lanza o mi katana? Aunque será lo mismo con el señor Musculoso.

—¿Estáis listos? —preguntó el árbitro.

Asentimos, preparamos nuestras armas y miramos al árbitro.

—Listos… ¡Comenzad!

A la señal del árbitro, Celes se avalanzó decidida, sobre mí. Empujando su lanza para darme pero, la desvié con mi katana.

Contraataqué con un corte pero, hábilmente lo bloqueó con el mango de su arma. Las lanzas estaban diseñadas para clavar, pero no era la única forma de usarlas, ya que uno podía bloquear ataques con el mango, justo como ella acababa de hacer. También, su largo mango podía blandirse como una espada en distintas direcciones, para noquear al oponente. Podía actuar como ambas, arma blanca o de contención, y a causa de su longitud tenía un amplio rango de acción.

Sin embargo, si podía acercarme, tendría ventaja.

Ahora, ¿qué hacer?

 Retrocedí para esquivar un barrido de la lanza, y luego repetí el movimiento dos veces más para conseguir cierta distancia. Luego preparé mi espada.

Celes también preparó su arma mientras me miraba. Al fijarme, pude ver que su respiración era un poco pesada. Debe ser así ya que atacó primero. Pero aún así, podía decir por nuestros ataques que ella, no tenía ninguna intención de perder y quería terminar la lucha rápido, para así reservar el máximo de energía posible para el siguiente combate.

Pero, ¿qué era esa sensación? Si ella viene a por mí en su actual estado, sería probablemente bueno, ¿verdad? Pero no era eso.

En este medio año, he aprendido que ella tiene el hábito de deslumbrar a sus oponentes comunes cuando está cansada. Conozco su personalidad lo suficientemente bien como para saber sus defectos.

No importa en qué situación se encuentre, cuando iba contra un oponente fuerte sonreía. De hecho, ella era una adicta a las batallas. Contra más fuerte fuera su oponente más febril se volvía su expresión.

En resumen, la Celes ante mí tenía ese tipo de expresión ahora mismo. Podía decir por su cara que me veía como a un oponente contra el que valía la pena pelear. Eso me hizo feliz, pero no podía evitar maravillarme por cuánto había cambiado.

Hasta hace medio año, había sido apartada por las chicas del instituto, a causa de mi amigo de la infancia, por eso no podía evitar alegrarme de que alguien que me reconocía como digna de toda su fuerza, estuviera ante mí. Por ello decidí responderle con todo mi poder.

Mi fuerza era algo que obtuve de Amaterasu-sama, pero había cultivado mis habilidades durante este medio año. Por supuesto que tenía que contener mi energía, pero usaría mis habilidades sin reservas. Esto es lo que podía hacer ahora, para responder a su esfuerzo.

Respiré hondo, dí un paso atrás con mi pie derecho y sostuve mi espada sobre mi costado apuntando al suelo. Ese era un waki-no-kamae[2], una de las cinco posturas del kendo.

Nos miramos, el combate se decidiría en el momento en que Celes se moviera, así que centré toda mi atención en ella. Entonces, el momento crítico llegó, Celes cargó.

Su lanza me apuntaba directamente, aguanté hasta el último momento, justo antes de que la punta de lanza me alcanzara, y entonces…

Moví mi katana hacia arriba y empujé su lanza hacia el cielo. Celes perdió el equilibrio, y me miró sorprendida. Aproveché esa apertura para golpear su torso con la katana.

—¡Ahaa!

Celes salió volando hacia atrás, aterrizando en el suelo. Intentó levantarse, pero no pudo, tosió fuertemente mientras se doblaba sobre su estómago.

— ¡Fin! ¡El ganador el Caballero Negro! — anunció el árbitro al ver que Celes era incapaz de continuar peleando.

—¡Uuooooooohh! —La audiencia enloqueció.

Me acerqué a donde cayó Celes.

—¡Celes, ¿estas bien?! —La senté y le palmeé la espalda.

Me contuve tanto como pude, pensé que podría soportarlo, pero debe de haber sido demasiado.

—E-Estoy bi-bien… ¡Tos!

No, no hay forma de que esté bien.

Gracias a la tos, acabó hablando a trompicones, como Amy. Sus ojos se llenaron de lágrimas con cada expectoración.

¡Lo siento tanto! ¿por qué tarda tanto la camilla, qué están haciendo? Por favor, ¿no se sienten mal viendo a Celes así? ¡Necesita ir a la enfermería y tumbarse en una cama lo antes posible!

Mientras yo entraba en crisis por su tardanza, vi a dos soldados corriendo hacia nosotras con la camilla, parecía que iban rápido pero no para mí.

¡Ah! ¡No puedo aguantar esto!

—Arriba, nos vamos.

—¡¿Ehh?!

Cargué a Celes en mis brazos y me apresuré hacia la enfermería. Es curioso, en mi segunda vida he cargado a una mujer como una princesa.

Corrí sobrepasando a los dos soldados, ignorando al árbitro y las miradas sorprendidas de los camilleros. Los heridos van primero, las miradas de los demás no importan.

Cuando llegué a la enfermería, vi al Estúpido Espadachín que me miraba con la boca abierta.

Ya que el siguiente combate empezaba inmediatamente, dejé a Celes con los médicos y regresé a la arena.

Es verdad que la ví extrañamente roja, pero supongo que ser cargada como una princesa delante de toda esa gente fue vergonzoso. Ya me disculparé con ella luego.

♦ ♦ ♦

Asientos de la audiencia general / Conrad

—¡Kyaaaa! —Cuando las mujeres de la audiencia vieron a la Comandante cargar a Celestia en sus brazos, gritaron encantadas.

Incluso un hombre como yo tenía que admitir que eso se vio genial. Aunque es una mujer, como hombre, me di cuenta de que he perdido ante la Comandante de varias formas.

Incluso así…

—Sir Caballero es tan encantador.

—Quiero que Sir Caballero Negro me tome en brazos también.

—Si sólo me cargara a mí así…

Hubo un momento de silencio y luego…

—¡Kyaaaaa! —Las mujeres que habían estado fantaseando de repente chillaron sonrojadas.

¡No puede ser! ¡¿No sólo la Vice-capitana Charlotte, sino también las mujeres del pueblo?!

—Cálmate, hermano mayor. —Alice intentó calmarme con una sonrisa divertida en su cara.

—Como sea, Sir Caballero es rápido —La alabó tío Byron admirado.

Con su frase me desconecté de todos los gritos que nos rodeaban, bueno, normalmente no me importaría, pero cuando tenía que ver con la Comandante no podía centrarme, me pregunto porqué.

—Oh, volvió.

Vi a la Comandante regresar corriendo a la arena, donde la esperaban Brandon y el árbitro. Realmente fue rápida, no me extraña que tío Byron estuviera sorprendido, yo también lo estaba pero por otro motivo.

Ella ha estado corriendo por todas partes, ¿no estará cansada? ¿No ha peleado contra dos Capitanes ya hoy? Sólo, ¿cuan grande es la diferencia entre la Comandante Chie y los Capitanes? Y más importante aún, ¿cómo de grande es la brecha entre la Comandante y yo?

Me asusté un poco, no era pánico sino más bien miedo a ser dejado atrás. He mantenido el título como el más fuerte del Imperio hasta hace medio año. Antes me reiría de la idea de ser dejado atrás, pero después de haber servido con la Comandante, me he apegado al puesto.

No era sólo un título, sino algo mucho más importante. No quería perder, quería estar justo a su lado para siempre. Me dí cuenta de que un deseo de monopolizarla había crecido en mi corazón.

Me mordí los labios, apreté los puños y me centré en la arena.

Sólo Alice se percató de ese cambio y suspiró exasperada.

Varios días después, Alice me recordaría lo denso que había sido y cómo la había preocupado, pero esa es otra historia.

♦ ♦ ♦

Arena / Chie

Después de dejar a Celes, me apresuré en volver a la arena, aunque el señor Musculoso ya estaba allí.

—Siento llegar tarde.

—No te preocupes por eso. Las circunstancias son las que son —dijo él con una sonrisa divertida. Se veía refrescado.

—Discúlpenme, ¿podemos empezar el combate de inmediato? —intervino el árbitro.

—Ah, no hay problema.

—Yo también estoy bien con ello.

Nos preparamos.

—Señor Musculoso, esos guanteletes…

—No me llames señor Musc- Ah, como sea. No quiero pelear contra tí con las manos vacías. Sólo son guanteletes de práctica, pero son mejor que nada.

El señor Musculoso llevaba esos guanteletes de práctica diseñados para el combate desarmado; eran lisos, de color metálico y también estaban reforzados como nuestras armas de madera.

Aunque, eso significa que al igual que Celes, él me consideraba un oponente contra el que necesitaba ir con todo lo que tenía.

Normalmente entrenaba con el Estúpido Espadachín con las manos desnudas,así que tengo que responder a sus expectativas.

Sin decir nada, tomé posición.

El árbitro vio que estábamos listos y dió la señal.

—¡Empezad!

A su señal, blandí mi katana hacia él, pero la apartó con uno de sus guanteletes, para después lanzar un puño hacia mi cara.

Ladeé mi cabeza a la izquierda para esquivarlo y lancé un golpe hacia arriba con la katana.

SIn embargo, estaba acostumbrado a pelear sin armas y no perdió el equilibrio. Golpeó mi espalda, que quedó expuesta con mi corte, con su pie derecho.

Caí hacia delante, pero escondí mi barbilla en mi pecho y rodé hacia delante para frenar la caída. Fue un movimiento de yudo con el que rodé sobre mi hombro y acto seguido estaba de pie, y ataqué de nuevo.

Ahora que lo pienso, debe ser probablemente la primera vez que he recibido un golpe directo desde que empezó el torneo. Si tengo esto en cuenta, los miembros del cuerpo de combate son bastante fuertes, ¿no? Tienen menos poder y un corto alcance pero aún así son peligrosos.

A pesar de su corto alcance, podían moverse mucho más rápido a corta distancia que alguien que usara un arma y en lo que concierne a su menor poder, podían compensarlo con el uso de utensilios mágicos.

Por supuesto, un luchador mediocre no sería un problema, pero no estaba encarando a un luchador cualquiera.

Seguíamos intercambiando golpes cuando de repente…

¿Um? Llevo escuchando ese extraño zumbido hace un rato, venía de la katana que estaba usando. Esto es mano, también lo escuché en el combate anterior.

Mi katana hecha a mano no fue fabricada por un artesano experimentado, así que era mucho más frágil que otras armas, a pesar de estar reforzada con magia, no es raro que a lo largo del torneo haya sufrido daños.

Bueno, no era que no pudiera pelear con las manos vacías, pero quería ser capaz de encararle con toda mi habilidad, y necesitaba una espada para ello.

Bueno, llegados a este punto, me separé del señor Musculoso y le pregunté:

—Señor Musculoso, ¿podrías esperar un momento?

—¿Huh? ¿Qué pasa? ¿Estas perdiendo? —El señor Musculoso soltó una broma.

—No, no es eso. Me gustaría continuar, pero mi katana está al límite.

—¿Qué va mal? —me preguntó confundido.

—Se dañó en mi combate contra Celes. Aunque puedo seguir peleando sin ella.

—Ya veo, así que se debilitó. Supongo que puedes pelear sin ella, pero quiero pelear contra tí con tu arma. —Se rascó la cabeza preocupado.

Oh, parece que piensa igual que yo…

—Yo también quiero luchar con arma, por eso tengo una sugerencia.

—¿Cual?

—¿Qué tal si decidimos en el siguiente ataque al vencedor del encuentro? Creo que la katana se romperá después de esto, pero…

—¿Usar toda tu fuerza en el próximo ataque?

—Sí, ¿qué opinas? Creo que puede ser interesante.

—Hmm… — Cruzó sus brazos mientras lo pensaba. Y después, sonrió.

—¡Qué interesante! Acepto, pero, ¡tienes que usar toda tu fuerza!

—¡Muy bien!

Con esto, nos preparamos.

El señor Musculoso tenía un pie ligeramente tras el otro y ambas manos alzadas ante el pecho, como un boxeador.

Yo también retrasé un pie y sostuve mi katana en alto, en una de las cinco posiciones del kendo, Hassou-no-kamae[3]. Habría sido más fácil usar más fuerza con la Joudan-no-kamae[4], pero esa posición es irrespetuosa si se usa contra un oponente de alto nivel. Aunque, en este mundo debería estar bien usarla, pero sabiendo eso sería inapropiado para una chica que blande una espada desde hace apenas medio año usarla contra un experimentado luchador de artes marciales.

A cambio de perder algo de poder, podía ser usada contra múltiples enemigos, probablemente no era la forma ideal en un uno contra uno, pero, no había otra forma de usar mi katana al máximo.

Respiré profundamente para calmarme, decidimos concluir este duelo con un último ataque.

Ambos permanecimos inmóviles, en cualquier momento atacaríamos con toda nuestra fuerza, esperaba ese momento.

♦ ♦ ♦

Asientos de la audiencia general / Conrad

Por unos segundos, la Comandante y Brandon se quedaron inmóviles, sin siquiera parpadear. Incluso el tumulto de las gradas gradualmente desapareció, se dieron cuenta de que no era el momento de gritar, aunque tal vez sería más apropiado decir que no podían emitir sonido alguno.

Las auras intimidantes de los contrincantes habían alcanzado las gradas, ambos estaban quietos pero era un encuentro increíble. En el momento en que uno se mueva, probablemente será el fin del combate, más que una probabilidad sería una certeza.

Ambos parecían tener energía de sobra, no habría sido raro que el intercambio de golpes continuara, pero habían discutido algo y acto seguido aparecieron esas atmósferas intimidantes.

No podía decir el por qué, pero estaba seguro que algo pasó. Bueno, probablemente esté bien, ellos están entre lo mejor de lo mejor, pronto el combate será decidido.

El tenso ambiente duró unos minutos más, pero parecía que iba a terminar pronto, podía sentirlo, aunque cualquiera que haya luchado para ganarse la vida podría decirlo, más o menos.

Entonces, el momento llegó.

Ambos saltaron a la vez, sin ninguna señal ni signo, podían decir que era el momento oportuno. Un puño y una espada colisionaron a una increíble velocidad.

—Shhhssss — Un suave sonido resonó por el campo.

Uno de ellos tenía su puño derecho extendido, y la otra blandió su espada hacia abajo.

Todos los presentes contenían la respiración.

Después de unos segundos, otro sonido cortó el silencio.

La espada de la Comandante se rompió, justo por el medio.

No puede ser… ¿la Comandante…?

Brandon se enderezó y se giró hacia ella.

Cuando el árbitro lo vió, abrió su boca, pero Brandon le detuvo. Parecía refrescado.

—¡Increíble! — su voz reverberó por todo el estadio.

Después de eso, empezó a inclinarse.

Y cayó con un sonoro golpe.

La Comandante lentamente se levantó y se giró para encarar al caído Brandon.

—¡Gracias por encararme con todo tu poder!

No mostraba su habitual comportamiento frívolo y miraba hacia abajo con humildad.

Ambos habían mostrado su orgullo como guerreros.

Alguien en la audiencia, fascinado por los dos guerreros, aplaudió, y el aplauso se expandió por los presentes enseguida. Algunos espectadores estaban tan sobresaturados por sus emociones que empezaron a llorar, como tío Byron.

Alice y yo nos levantamos y nos unimos al aplauso, nunca había experimentado esta emoción antes. Como alguien que había vivido matando a los demás, no pensé que me conmoviera tanto.

Fue sólo un instante, pero todo pasó en ese instante, fue un milagro nacido de dos guerreros del que tuve la suerte de ser testigo.

—Vencedor, ¡Caballero Negro! ¡El representante del Imperio es el Comandante del cuerpo de caballería y el caballero personal de la Familia Imperial, Cballero Negro!

—¡Uuuooooooooooohhh! —el estadio estalló en gritos de júbilo.

En respuesta al público, la Comandante levantó su rota katana, se veía justo como un fuerte caballero.

Y así, las clasificaciones para el Torneo de Artes Marciales de los Tres Países llegó a su fin.

Fue una conmovedora conclusión llevada a cabo por dos guerreros.


[1] Iaido: arte marcial japonés relacionado con el envainado y desenvainado de la katana.

4 respuestas a “El fuerte caballero negro – Capítulo 28: Clasificatorias, Día Final (Parte 3)”

  1. Me encanta Conrad pero algo me dice que cuando llegue el amigo de la infancia se acabarán mis esperanzas y lo mandaran a la frienzone 😢😢😢
    Gracias por el capítulo! 💕💕💕

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