El caos de la Belleza – Capítulo 15: Robo nocturno

Traducido por Melin Ithil

Editado por Anyi


—Gui Wan. Debes recordar que aun los asuntos mundanos son como un juego de ajedrez, y nunca debes distraerte…

Un rostro realmente hermoso bañado en lágrimas claras y brillantes, se acercó a ella, y dentro de su miseria realmente llevaba perseverancia.

Una pequeña mano se estiró, pero fue incapaz de alcanzar el rostro de la otra persona sin importar cuánto lo intentó. Lágrimas, miseria y hermosa belleza, todo parecía esfumarse; ella inmediatamente entró en pánico, y murmuró:

—Madre, madre… ¿qué pasa? —murmuró, ¿por qué su madre, generalmente despreocupada y franca, ponía una expresión tan triste?

—No importa cuán hermoso sea el rostro de una, toda esa belleza se convertirá en huesos algún día. En este mundo, no hay nada que dure para siempre, incluso los sentimientos son aún más temporales que los fuegos artificiales. Nunca confíes fácilmente en los demás de ahora en adelante…

—Madre, no llores. —Su mano por fin tocó el rostro de su madre; limpió con suavidad sus ardientes lágrimas, y sonrió tratando de reconfortarla—. Definitivamente no confiaré fácilmente en los demás de ahora en adelante. Así que, madre, por favor, no llores más.

Aquella mujer reveló una sonrisa muy débil, y levantó la pequeña mano mientras caminaba hacia adelante.

—Qué daño puede haber al embriagarse por el señor de uno mismo; solo el miedo de estar sobrio con el corazón roto, eso es lo que le sigue —recitó gentilmente con sus labios.

—Mientras no me enamore, no sentiré dolor, y mientras sea indiferente a los sentimientos, no seré lastimada.

La voz se desvaneció gradualmente, como si estuviera separada por un velo de niebla debido a la cual la imagen se volvía más oscura.

Madre… no… ya no estés triste…

—Ma…

Una voz aguda atravesó el aire, despertándola abruptamente en la oscuridad, haciendo que jadeara desesperada por una bocanada de aire. Un frío helado llenó su corazón que latía con irregularidad, convirtiéndola en presa del pánico hasta el punto en que no podía reprimirlo, y su espalda se llenó de sudor. Respiró profundamente tratando de ordenar sus pensamientos, y al levantar la cabeza, el rostro cariñoso de una anciana apareció ante sus ojos.

—Señora, ¿está bien? —Se inclinó con su rostro emitiendo una sensación de amor protector—. ¿Tuvo una pesadilla?

Con sus ojos vacíos empezó a recuperar la conciencia, revelando una reconfortante sonrisa de indiferencia.

—No es nada —dijo en voz baja, descubriendo que su voz estaba realmente ronca. Giró la cabeza observando su entorno, cuando escuchó el sonido de las ruedas del carruaje; miró hacia abajo y todavía habían tres personas acostadas dentro del lugar, todos en diferentes posturas, quienes aún no habían despertado.

Discretamente dejó escapar un profundo suspiro de alivio, y se inclinó suavemente contra las paredes del carruaje, y al sentir la calma, los acontecimientos del día destellaron ante sus ojos. Después de haber drogado a Mo Na y escapado, de acuerdo con varios días de investigación, ella había elegido un camino menos utilizado para dirigirse a la ciudad occidental de Capital Nu; allí había un área poblada por una mezcla de gente Nu y del Imperio Celestial, también era el lugar en el que era más seguro para que permaneciera escondida. Se cambió a ropa de plebeyo, se cubrió la cara con un velo, e incluso entonces siguió sintiéndose insegura, hasta que se encontró con este grupo de comerciantes ambulantes y compañía de espectáculos. Al líder lo pudo sobornar solo con el listón plateado, y este le permitió viajar con ellos. Sonriendo débilmente, de manera inconsciente extendió la mano para acariciar el puño de su manga; aquella cinta plateada fue hecha a pedido por Lou Che, a un hábil artesano que tejía con alambres de oro blanco con hilo de seda salvaje, a pesar de su valor, solo había siete de ellos en el mundo.

No importaba cuán valiosa fuera la cinta, no podía ser más valiosa que su propia seguridad. Ahora mismo, ella necesitaba hacer lo que fuera necesario para regresar al Imperio Celestial…

Agitando suavemente los puños de su manga, sus pensamientos parecían volverse caóticos de nuevo, debido a que el sueño de hace un momento, una vez más estaba atando su corazón, ¿cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había soñado con su madre?… No había vuelto a soñar con eso en mucho tiempo, ¿por qué de repente lo había vuelto a hacer? La angustia y la vaga depresión, con dureza, siguió extendiéndose desde el interior de su corazón, ¿podría ser porque se enfrentaba a una situación peligrosa lo que la hacía recordar el pasado?

Nunca confíes en nadie… en este mundo, solo puedes confiar en ti misma…

Las palabras de su madre golpeaban sus tímpanos una y otra vez, causándole un dolor similar al de agujas atravesándola, era un dolor tan tortuoso que se extendía desde el fondo de su corazón, y sus ojos miraban distraídamente hacia un lugar. Luego se rió con amargura.

Madre, si no confió en nadie, qué tan sola estaré…

¿Dónde estaría exactamente su cielo?

—Señora, ¿está pensando en su familia? —La voz volvió a cortar los pensamientos sombríos de Gui Wan.

—Si, estaba recordando algunas cosas del pasado. —Sonrió débilmente, a pesar de que no se podía ver con claridad en la oscuridad, su tono de voz indiferente parecía irreal.

—Señora, espere hasta que amanezca y estaremos llegando a la región fronteriza entre el Imperio Celestial y la tribu Nu. Dos días más de viaje después de eso y estaremos llegando a la frontera de la ciudad del Imperio Celestial. Entonces, podrá regresar a casa. —Sonaba llena de esperanzas, y su voz deliberadamente baja era incapaz de ocultar su gran emoción—. ¿Por casualidad se encontró con algún tipo de problema? —Al ver que no le respondía, la anciana continuó—. Si se encuentra en problemas, no se precipite; si los asuntos no se pueden resolver, entonces confíe en su corazón para resolverlo. A veces, en el conflicto entre la razón y las emociones, se requiere escuchar lo que dice el corazón…

—Corazón… —Sonó como un suave murmullo con una mueca. Quería refutar sus palabras, pero no tenía nada que decir, y de repente recordó, como un cierto hombre le dijo lo mismo, una vez que satisfizo todos sus deseos. Sus recuerdos de ese momento aparecieron vívidamente ante sus ojos y al instante se sintió sorprendida.

—¿Cómo es que llegó hasta aquí, señora? —Parecía estar luchando por dormir, y molestaba a la joven mientras murmuraba sin parar—. ¿Cómo es que puede viajar sola? Debería saber que cuando las mujeres salen deben ir acompañadas de un hombre…

—El camino a aquí no es muy seguro. —Una voz sonó desde abajo.

Cuando miró hacia abajo notó que las tres figuras dormidas dentro del carruaje ya se habían despertado y habían escuchado la conversación entre ambas mujeres. Todos se sentaron.

—Si no fueran circunstancias especiales, ¿quién saldría solo? —Entre ellos había una niña vestida de amarillo que habló.

Al ver cómo su mirada se dirigía a ella, retrocedió un poco hacia la oscuridad. Las mujeres ya no pudieron volver a dormir, así que se acomodaron para conversar en una habitación originalmente solitaria, que pronto se llenó con el sonido de ellas charlando.

—¿Qué hay de ti? —La chica de amarillo volvió a centrarse en Gui Wan.

—¿Qué? —No reaccionó por completo y mostró una cara confundida.

—Te estábamos preguntando, ¿por qué viajas sola?

Hubo un momento de silencio.

—No quería ser una carga para otras personas, así que salí por mi cuenta. —Naturalmente no podía decirles la verdad, así que les respondió con gracia.

La expresión de desconcierto se reflejó en aquellas personas. Solo la abuela permaneció pensativa en silencio, y ella solo cerró los ojos sin decir nada más.

¿Por qué había escapado por su cuenta? La razón era bastante simple, no quería convertirse en una carga para Lou Che. La tribu Nu la había secuestrado, y Ye Li se reprimió sin atreverse a ofenderla más y todo eso dejaba una cosa clara: lo que querían a cambio debía ser algo de extrema importancia, tal vez se trataba de algo relacionado con toda la nación de la tribu. Ella había hecho lo que pudo, de esta manera no se convertiría en la carga de Lou Che.

Su máxima prioridad en ese momento era regresar al Imperio Celestial y difundir la noticia, y evitar que Lou Che fuera a la Capital Nu para hacer un intercambio.

Mi valor está determinado por mí misma, y no depende de nadie más manipular mi destino.

Ella continuó diciéndole eso a su corazón en silencio.

Justo cuando la atmósfera se animaba dentro del carruaje, el exterior empezó a tornarse ruidoso. Al principio era algo leve, pero en un instante llenó el espacio, incrementando gradualmente el volumen hasta que sus propios sonidos fueron silenciados.

—¿Qué sucede afuera? —preguntó suavemente.

Los rostros de las mujeres lucían tensas a medida que incrementaron los ruidos del exterior.

—Parece que nos topamos con unos bandidos. —La chica de amarillo se pusó pálida. Se había arrastrado hasta una abertura del carruaje, y abrió una pequeña rendija de la puerta y luego giró la cabeza hacia atrás.

Las demás exclamaron dentro del carruaje, haciendo que la chica las mirara con ferocidad.

—No entren en pánico y cállense —gritó.

El silencio reinó una vez más. El carruaje de caballos era originalmente la cola de los comerciantes ambulantes y la compañía de actuación. Los sonidos de las peleas venían de la parte de enfrente.

—Esto es muy peligroso. ¿Por qué no tomamos ventaja de la situación y tratamos de escapar? —Una de las mujeres lo había sugerido mientras tenía una expresión llena de pánico, que hasta sus palabras sonaban incoherentes.

—¿Crees que sobrevivirás si saltas del carruaje? ¿Dónde crees que estamos? Es el desierto, y si no seguimos en el carruaje, definitivamente moriremos en el camino. —La chica de amarillo había estallado mientras su rostro lucía impaciente—. Por el momento no tenemos otra opción más que reunir los objetos de valor y colocarlos juntos, luego juntemos algo de ceniza y tierra para untarlo en nuestras caras.

Afectadas por su actitud tranquila, las mujeres siguieron sus instrucciones. Sacaron sus objetos de valor y los colocaron juntos. No estaban seguras de dónde había sacado polvo negro, pero la chica de amarillo empezó a untárselo en la cara y se soltó el cabello, en poco tiempo lucia descuidada.

—¿No quieres vivir? —Al verla inmóvil, la chica tiró de Gui Wan mientras recogía ceniza para ensuciarla. De repente vio el rostro de la mujer bajo una tenue luz y se congeló por un momento—. Tú… —Salió de su trance y abrió la boca sin saber que decir, sin embargo, reunió de nuevo más cantidad de ceniza y la untó por completo en la cara ajena, cubriéndola con cuidado—. Deberás quedarte detrás de mí en todo momento, y tendrás que permanecer oculta. —Retiró su mano sintiéndose incómoda y siguió untando la ceniza en la piel de la joven hasta que estuvo lista y pudo concentrarse en las demás.

El ruido de afuera fue incrementándose cada vez más, acercándose a las mujeres que estaban sentadas en círculo, mirándose sin decir ni una sola palabra. Todas estaban bastante asustadas, Gui Wan nunca antes había estado en una situación como esa; se sentía perdida e impotente.

Esos últimos dos días se había mantenido alerta, ya estaba demasiado cansada y ante la crisis de ese momento, no podía evitar pensar en todo ese caos, y esa figura borrosa volvió a su mente, esa persona que juró protegerla y adorarla…

¿Me amas?

¿Puedes amarme?

¿Más que a nadie en este mundo?

Porque mi alma está demasiado sola…

No podía escuchar más sonidos en la oscuridad, solo la respiración tensa e irregular de la gente dentro del carruaje. Se sentía en paz, y por un momento su mente había alcanzado un estado de lucidez.

Pronto las puertas del carruaje empezaron a agitarse por una serie de golpes desesperados. Todas las mujeres se miraron simultáneamente en la oscuridad, aun con la visión era borrosa. Solo la puerta sonaba con un golpe fuerte de vez en cuando, haciendo que sintieran que el lugar temblaba. Las puertas se abrieron desde el exterior emitiendo un fuerte sonido. Al instante todas las mujeres se encogieron hacia atrás temblando, sin atreverse a hacer un movimiento. Gui Wan se colocó de inmediato detras la chica de amarillo, mirando hacia afuera a los tres hombres altos con rostros viciosos y que tenían un aire de fría brutalidad.

—Salgan todos. —Un hombre se paró frente a los otros tres y gritó con voz ronca, viendo el carruaje lleno de mujeres. No llegó a los golpes, pero sus gritos eran bastante fuertes.

Las cinco siguieron la orden y con lentitud bajaron del carruaje, siendo la chica de amarillo la primera en salir. Hubo una que estaba tan asustada, que fue incapaz de pararse firmemente después de bajarse del carruaje, así que cayó al suelo y los hombres se impacientaron, y le gritaron sin parar mientras terminaban de reunir a las personas de ese carruaje.

Los cielos aún parecían bendecirlos, todos los comerciantes ambulantes y la compañía de espectáculos estaban juntos, haciendo que fuera difícil distinguirlos. El líder de los comerciantes y la compañía de espectáculos tenían el rostro cubierto de tierra, mientras que los guardias de la compañía parecían haber resultado heridos; estaban tendidos a un lado sufriendo, pero nadie parecía notarlo.

Durante todo el camino, Gui Wan permaneció con la cabeza agachada, siempre detrás de la chica de amarillo. Todo el alrededor parecía extremadamente desordenado debido a la pelea que ocurrió; había manchas de sangre por todas partes, era un espectáculo que haría temblar de miedo a cualquiera. Las cinco fueron llevadas a donde habían congregado a las demás mujeres de la caravana, y estas estaban acurrucadas en un círculo de sollozos ahogados flotando en el aire, dejando a todos perplejos y haciendo que la preocupación aumente en sus corazones.

Los bandidos, que sostenían antorchas de fuego en alto, iluminaron el ambiente y formaron un círculo que rodeaba a las personas

—¿Es este todo el dinero? —Sonó una voz estridente proveniente de una persona delgada vestida de negro, que estaba en el centro, que interrogaba en voz alta a los líderes de la compañía de actuación y los comerciantes. Tenía una expresión de incredulidad al ver como estos suplicaban misericordia.

—Es todo lo que tenemos. Después del gran desastre de la tribu Nu, sufrimos pérdidas, es por eso que volvemos al Imperio Celestial. —El líder de los comerciantes casi gritó su respuesta, al ver que la persona parecía negarse a creer que eso fuera todo. Su cuerpo regordete se dobló como si fuera una bola—. De verdad no tenemos más, por favor muestre piedad.

El líder de la compañía de espectáculos estaba a su lado, aturdido y temblando, sin atreverse a hablar. La persona vestida de negro, al ver esto, maldijo en voz baja y corrió al que parecía ser su líder y le susurro algo al oído. El otro hombre se puso de pie y se dirigió hacia el grupo, mientras el resto de sus camaradas se hicieron a un lado al verlo acercarse para cederle el paso.

Cuando el hombre musculoso llegó al medio, miró a los líderes de aquella caravana y los fulminó con la mirada, haciendo que el líder de los actores fuera incapaz de sostenerse más y se desmayó sin decir nada. Se escuchó un leve grito proveniente del grupo de mujeres, pero se desvaneció casi de inmediato y nadie se atrevió a emitir otro sonido. El hombre musculoso miró rápidamente al que se había desmayado, que yacía en el suelo, y caminó en dirección a los objetos de valor que se habían reunido, y observó con brusquedad aquellos artículos de oro y plata.

—Parece que estos bandidos solo roban para obtener objetos de valor, no parecen asesinos, puede que nuestra suerte sea bastante buena —dijo suavemente la chica de amarillo a la joven que se escondía detras de ella.

—Eso parece. —Le devolvió una sonrisa.

Al ver que el rostro manchado de negro de Gui Wan no parecía mostrar ningún signo en particular de pánico, inevitablemente sintió curiosidad, preguntándose en silencio qué tipo de identidad tenía esa chica.

Mientras ellas hablaban en voz baja, el hombre musculoso estaba a punto de irse después de mirar los objetos de valor. Cuando de repente se dio la vuelta, y echando otra mirada cuidadosa a los objetos de valor en el suelo, se agachó, y tomó una cinta plateada entre dichos artículos, revelando un leve rastro de sorpresa y asombro. Nadie parecía entender, no había mostrado ningún interés por los demás objetos en el suelo, sin embargo, había elegido lo que parecía una humilde cinta, era extremadamente extraño. Se detuvo a pensar un momento antes de agitar su mano y convocar a un subordinado, haciendo que alguien sostuviera el otro extremo de la cinta, y sacó su espada y en medio de un estallido de gritos, cortó despiadadamente por el medio de la cinta. Sin embargo, la cinta continuó siendo la misma, no se dividió en dos como todos esperarían, lo que provocó que todos se quedaran en shock, antes de estallar en murmullos silenciosos. Incluso la chica de amarillo se sorprendió.

—Eso es… hilo de seda salvaje, ¿verdad? —La chica murmuró suavemente.

Gui Wan se mordió con suavidad los labios, y gracias a la antorcha que iluminaba el rostro del hombre musculoso, pudo observar su mandíbula cuadrada bien definida, con una expresión severa, y ligeramente diferente de los bandidos promedio. En el fondo, la puso un poco nerviosa, y frunció el ceño mirando atentamente alrededor.

—¿De quién es esto? —El hombre gritó en voz alta, con una voz fuerte y clara que resonó por todo el desierto abierto. Todos se miraron unos a otros, revelando una mirada colectiva llena de miedo.

El líder de la compañía de espectáculos que estaba tirado en el suelo, empezó a despertar lentamente en ese momento, pero ante tales gritos, volvió a dejar caer su cuerpo. Entró en pánico cuando vio la cinta en la mano de aquel hombre.

—Eso no… es mío…—Amontonando sus palabras en su boca, murmuró repetidamente.

Incapaz de evitar maldecir en su mente, Gui Wan sonrió con amargura. El líder de la compañía había confesado sin estar aun bajo presión, era realmente estúpido a un nivel inalcanzable. Pensando en su propia seguridad, se inclinó ligeramente hacia atrás, escondiéndose por completo detrás de la chica de amarillo.

Los ojos del hombre parpadearon instantáneamente, mirando al líder.

—¿Es tuyo? —preguntó.

—No… no es… es… es… —Bajo la poderosa presencia del hombre musculoso, era incapaz de hablar con coherencia, a veces negaba y otras tantas afirmaba, pero ante la mirada escalofriante del otro hombre, gritó desesperado—. Alguien me lo dio, no… no cuenta como mío.

—Oh… —Revelando una sonrisa fría, el hombre musculoso apartó su espada—. Una cinta tan rada, de oro blanco e hilo de seda salvaje, ¿qué clase de estúpida persona la tendría?

Una vez que el líder escuchó aquello, inmediatamente dirigió su mirada al grupo de mujeres. Cuándo la mujer se lo había dado era media noche, el cielo estaba oscuro y lúgubre, además su rostro estaba cubierto, por lo que no pudo verla con claridad. Sin embargo, sus ojos eran tan hermosos como estrellas, por lo que lo habían dejado con una profunda impresión. Ahora que estaba desesperado por proteger su vida, buscó a la mujer apresuradamente entre la multitud.

Su cara estaba manchada de gris, con ropa áspera, mezclada entre la multitud; sin mencionar que aún no había amanecido en ese momento, y la luz de las antorchas tampoco llegaba muy lejos, lo que hizo que el líder de la compañía de espectáculos se sintiera terriblemente aterrorizado. ¿Cómo la reconocería en ese entorno tan limitado?

—Ciertamente fue… una mujer quien me lo dio… de verdad… —dijo murmurando con una cara que se ponía cada vez más pálida.

Conforme el líder se ponía cada vez más nervioso, al grado de quedar congelado, el hombre musculoso revelaba una mirada de impaciencia. Justo cuando todos pensaron que el líder estaba a punto de morir, se pudo escuchar un sonido que retumbaba desde la distancia, elevando su volumen gradualmente. Esto provocó que todos comenzaran a entrar en pánico, ante la incertidumbre de lo que podría pasarles esa noche.

La chica de amarillo escucho atentamente durante un instante, y su expresión fue cambiando repentinamente a una con una mirada compleja, mientras hablaba casi en susurros sin tener claro si hablaba con la otra mujer o consigo misma.

—Suena como los cascos de un ejército…

Aquel sonido provenía claramente de la dirección de donde ellos habían partido y el corazón de Gui Wan de repente se achicó, a la vez que su rostro se volvió pálido. Los que se sintieron peor que Gui Wan fueron los bandidos, que al escuchar los cascos de un ejército empezaron a recoger con  mucha prisa todos los objetos de valor, planeando correr por sus vidas.

Los miembros de la caravana parecían haber presentido a sus salvadores, dejando salir vítores de alegría. Al principio lo hicieron suavemente, pero al ver a los bandidos preparando su huida de la escena, el ruido cobró más fuerza haciendo eco en toda la tierra. Incluso los guardias de la caravana, que habían sido heridos, hicieron acopio de valor y empezaron a correr hacia adelante, queriendo recuperar los bienes robados. La escena de repente se volvió caótica y descontrolada.

—Supongo que se acerca el ejército de la tribu Nu. —La chica de amarillo se volvió para comentar con Gui Wan, pero al notar la expresión que hacía, no pudo evitar preguntar con perplejidad—. ¿Qué pasa?

—Puede que, para mí, la llegada del ejército no sea necesariamente algo bueno —respondió con una sonrisa mayormente amarga.

¿Quién hubiera imaginado que cuando la joven escucho su respuesta, revelaría una dulce sonrisa en medio de su rostro manchado de negro?

—¿Tú también? Que casualidad, a mí me pasa lo mismo. ¿Qué tal si pensamos en una manera de salir de aquí, aprovechando el caos?

Incapaz de controlar la expresión de sorpresa, Gui wan la miró pensando en cómo se había comportado antes. De hecho, si lo pensaba un poco, no era como una chica promedio. El sonido de alegría llena de gritos, de repente viajó a sus oídos, y levantó la cabeza para mirar, el ejército de Nu ya estaba a poca distancia.

—Es el ejército del príncipe Ye Li. —Alguien dijo sorprendido.

—Está bien, intentémoslo —dijo en un tono firme, apretando los dientes suavemente, enfrentándose a la chica de amarillo y asintiendo con la cabeza.

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