Traducido por Maru
Editado por Freyna
Tan pronto como sus labios tocaron los de él, los ojos de Lucius I se abrieron. Los ojos de Pollyanna, sin embargo, estaban cerrados por lo que no notó la sorpresa del emperador. Sus labios se frotaron unos contra otros. Antes de que el emperador pudiera abrir la boca, Pollyanna dio un paso atrás. Lucius I, aunque decepcionado, no la atrajo hacia él. La dejó ir. El emperador no la iba a obligar. No la iba a presionar; esta era su manera de mostrarle lo considerado que es.
Quizás fue una estupidez. Muchos pensarían eso, diciendo que tanta paciencia y consideración son una tontería. Incluso Lucius I pensó esto; su paciencia fue lo que hizo que Frau, la serpiente, usara a Pollyanna en el pasado.
Pero aun sabiendo esto, el emperador no pudo evitar ser caballeroso. Esto se debía a que sabía muy bien lo que podría suceder una vez que comenzara a hacer lo que quería. Era el hombre más poderoso del reino. Tenía el poder de llevarse a Pollyanna de la forma que quisiera. Si comenzaba a usar su poder para su beneficio personal, Lucius I sabía que sería el comienzo de su transformación en un tirano. Lo que ganó a partir de entonces dejaría de tener sentido. Lo que quería era que Pollyanna lo eligiera, que no se viera obligado a estar con él. Quizás fue su poder lo que hizo que su amor fuera mucho más difícil.
Su corazón latía con fuerza, pero el emperador le dijo a Pollyanna con indiferencia:
—Pensé que me ibas a besar el dorso de la mano.
Lucius I estaba preocupado de que su corazón pudiera estallar fuera de su pecho. Estaba aún más preocupado de que Pollyanna pudiera escuchar los latidos de su corazón, por lo que dio un paso atrás y actuó con calma.
—Pensé que podría darme cuenta de algo haciendo esto —dijo Pollyanna.
—¿Qué esperabas aprender?
—Su alteza, lo amo. Puedo decirle sin duda alguna que esta es la verdad.
Lucius I no se sorprendió por esta declaración porque ya lo sabía. Todos podían decir que Pollyanna amaba y respetaba al emperador. La caballero y el emperador estaban enamorados el uno del otro. Su amor mutuo era más grande que cualquier otra cosa.
Desafortunadamente, sin embargo, el tipo de amor que sentían el uno por el otro era muy diferente. Pollyanna continuó:
—Mi amor por usted ha sido de un caballero a su emperador, pero ahora empiezo a verlo como un hombre. Este cambio me ha traído mucha confusión. Su alteza, me dijo que su amor por mí cambió de repente. Es posible que también me haya pasado lo mismo con mis sentimientos por usted ya que hace un momento quería besarle. Así que pensé que si hacía lo que quería, que era besarle, pensé que podría aprender algo de eso… Pero ese no fue el caso.
—Si alguna vez quieres volver a probar cosas como esa en el futuro, no dudes en hacerlo. Le doy la bienvenida de todo corazón.
No solo lo agradecería, sino que lo agradecería enormemente.
Pollyanna negó con la cabeza y respondió:
—No es necesario porque debo admitir que me atrae físicamente. En el pasado, cada vez que le veía, no sentía nada como esto, pero ahora…
Pollyanna no terminó su oración porque temía que decir lo que pensaba en voz alta se considerara acoso sexual. Lucius I estaba desesperado por escuchar cómo lo veía, pero no la presionó.
Pollyanna no pudo ocultar su confusión. Estaba llena de deseos y necesidades, pero no podía decir si provenían simplemente de su lujuria por el emperador o del amor. Ella quería besarlo. No se podía negar que lo hizo. Ella pensó que, si ella lo besaba, su confusión desaparecería mágicamente y sabría la verdad, pero desafortunadamente, el beso solo la confundió aún más.
El amor y la lujuria a menudo se unían, pero no siempre. Hubo momentos en que ocurrieron por separado. Si uno solo pudiera dormir con una persona a la que amaba, la raza humana habría terminado hace mucho tiempo. La mayoría de la gente que Pollyanna conocía se casaba sin amor, pero aun así, todos tenían muchos hijos y vivían vidas felices.
Pollyanna le dijo:
—No lo entiendo. No entiendo lo que siento. ¡Para nada! Pero su alteza, si lo que siente por mí es similar a cómo me siento, entonces…
Pollyanna, insegura de sus propios sentimientos, le preguntó al emperador si era posible que confundiera su lujuria por el amor. ¿Podría ser que también estaba teniendo dificultades para distinguir las dos emociones similares pero muy diferentes? Fue una pregunta extremadamente grosera. Era peor que cuando la gente susurraba que el emperador tenía un fetiche por las mujeres mayores porque perdió a su madre a una edad muy temprana.
Los ojos de Lucius I se agudizaron de ira, pero rápidamente controló su furia. La mujer que amaba, parada frente a él, era la infame Pollyanna Winter. Nunca tuvo perspectivas de matrimonio hasta bien entrados los treinta. Pasó toda su vida rodeada de hombres en varios campos de batalla. Se convirtió en adulta sin un primer amor. El primer hombre del que se enamoró fue un buscador de oro y un estafador, y su primer embarazo fue de una noche de borrachera con su emperador. Su vida ha sido muy diferente a la de Lucius I, al que no le faltaba nada. Aunque perdió a sus padres muy joven, creció siendo amado por muchos.
Lucius I le dijo:
—Te perdonaré ya que solo hiciste esta pregunta por confusión. Pero recuerda esto; nunca perdonaré una pregunta así la segunda vez.
—Le pido disculpas, su alteza.
Lucius I sabía que necesitaba explicarse más. Continuó:
—A menudo, el amor viene con lujuria, obsesión y posesividad. Así que por favor aprende esto. Soy un hombre que te desea. Estoy desesperado por hacerte mía, Pol. Espero que sepas que puedo lograrlo en cualquier momento. Tengo el poder para hacer esto, pero estoy siendo paciente. Estoy seguro de que sabes por qué.
Si todo lo que Lucius I sentía por Pollyanna fuera lujuria, habría sido fácil para él satisfacer sus necesidades. Todo lo que tenía que hacer era ordenarle que se fuera a la cama. Si lo que quería era simplemente casarse con Pollyanna, también habría sido fácil para él lograrlo. Todo lo que tendría que hacer es ordenarle. Incluso si la traicionaba y perdía su confianza, no cambiaba el hecho de que él era el emperador de Pollyanna y, por lo tanto, su maestro. Pollyanna nunca podría dejar al emperador. Ella siempre tendría que seguir sus órdenes.
Pero Lucius I se negó a obligarla de ninguna manera y Pollyanna confiaba en que él sería justo y honorable. El emperador le dijo a la caballero:
—Quiero decirte esto, Sir Pol. Es cierto que te amo y te deseo, pero soy el tipo de hombre que siempre te respetaría en lugar de forzarte. Espero que te des cuenta de lo que se siente al tener a alguien que realmente te ama y se preocupa por ti. Creo que ya estás empezando a aprender cómo se siente, ¿verdad? Me dijiste que no te desagrada. Dijiste que en realidad te gusta que te traten de esta manera. Este es sólo el comienzo. Queda mucho por venir. Me duele un poco que incluso consideres que mi sentimiento por ti es solo lujuria. Eres muy cruel, sir Pol.
De hecho, lastimó mucho al emperador. Cuando Pollyanna vio cómo se sentía el emperador, apretó los dientes. Se dio cuenta de que estaba siendo una cobarde. Terminó insultando al emperador.
—Le… he hecho un gran daño, su alteza.
—Eres tan cruel, mi amada dama. Terminemos nuestro paseo por hoy.
Todo esto era culpa de Pollyanna. Ella prometió no dudar del amor del emperador, pero terminó insultándolo. Pollyanna trató de arrodillarse y disculparse, pero Lucius I se negó a dar su permiso.