Traducido por Maru
Editado por Freyna
Por ejemplo, Pollyanna no podía renunciar a Lucius I. Ella tampoco podía renunciar al poder ni a su espada.
Pollyanna pensó detenidamente. Lo que no podía renunciar incluso si eso significaba que terminaría en la parte más profunda del infierno… Por esto, estaba dispuesta a dejar ir el honor de ser caballero o incluso su orgullo como humana. Quizás esto era incluso más importante para ella que la sonrisa del emperador.
—Tengo derecho a elegir… Esta será mi elección…
Tory le dijo a Pollyanna que no se sintiera obligada por el honor a hacer nada solo porque ahora tenía a Gerald. Incluso si el niño seguía siendo ilegítimo, su aspecto sin duda demostraría su nacimiento real. Una madre que era una poderosa marquesa y un padre que era el emperador del reino… Gerald todavía podría convertirse fácilmente en el próximo emperador y asumir su derecho de nacimiento incluso si Pollyanna no se casaba con Lucius I. Si no, Gerald aún se convertiría en el próximo marqués de Winter, que no era un rango pequeño.
—Amor…
No había duda de que Pollyanna amaba a Lucius I. Pero… Su amor por él no era lo suficientemente grande como para darle lo más preciado para ella.
Para ser justos, esto era lo mismo para Lucius I. Siempre elegiría su reino sobre Pollyanna. Así como el emperador nunca podría renunciar a su imperio, había algo que Pollyanna no podía renunciar ni siquiera por Lucius I.
Tory le dijo que incluso si Pollyanna eligiera el camino difícil por sí misma, si Pollyanna sentía que este era el camino correcto para ella, podría recorrerlo con orgullo. Por ejemplo, Pollyanna estaba dispuesta a dejar de ser un caballero para ver a su emperador sonreír de felicidad.
Debido a que había estado cuidando su peso, Pollyanna estaba más delgada que antes, pero cuando se puso de pie lentamente, se sintió más firme ahora. Salió del castillo y vio que era muy temprano en la mañana.
No le importaba si la criticaban por ser egoísta. No le importaba si la gente pensaba que era una idiota que no sabía lo que era realmente importante en la vida. Ahora tenía su decisión. Puede que se arrepienta de su elección, pero no iba a cambiar de opinión.
Ella era una caballero. Necesitaba ser más ambiciosa.
Por lo tanto, su codicia por lo que era importante para ella estaba justificada.
♦ ♦ ♦
Uno de los porteros se quedó boquiabierto mientras otro gemía. Frente a la entrada principal del castillo, había un caballero con un conjunto completo de armadura gloriosa como si estuviera listo para entrar en una batalla. El caballero también llevaba un casco, así que sin el escudo de armas de la familia, no debería haber forma de saber quién era este soldado, pero la identidad del caballero era clara para todos.
No había ningún error de que esta era la única mujer caballero del reino. Solo podría haber una mujer que se presentaría en el castillo real con la armadura completa.
Los guardias la saludaron con firmeza. Ayer mismo la saludaron como la futura emperatriz, pero hoy no pudieron.
—¡Jefa, buenos días!
—Trabajad duro.
Cuando Pollyanna entró en el castillo, todos los que la vieron se quedaron boquiabiertos. Solo los guardias reales usualmente usaban armadura completa dentro del castillo. Aquellos a los que se les permitió ir armados en presencia del emperador solo llevaban armas pequeñas y básicas. Por lo tanto, usar una armadura completa y caminar por el castillo con tanto descaro… Tenía que significar que este caballero estaba tratando de rebelarse contra el emperador. Solo su presencia en el castillo de esta manera podría considerarse traición.
Y lo aterrador era que esta caballero estaba buscando al emperador. En cualquier otra situación, los guardias habrían detenido a una persona así de inmediato y la habrían desarmado, pero… nadie la detuvo. Nadie lo intentó siquiera.
Esto no se debió a que Pollyanna fuera la jefa de Segunda División. Fue porque se confiaba en ella. Aunque no explicó el motivo de su visita de esa manera, los guardias sintieron que podían adivinar. Después de una conmoción inicial, todos los guardias reales parecieron comprender lo que estaba sucediendo. Quizás, inconscientemente, todos esperaban que esto sucediera.
El sonido de la armadura de metal sonó dentro del castillo mientras la caballero caminaba hacia el emperador. La gente se alejó para crearle un camino despejado. Su armadura, que debería haber tardado siete años en fabricarse, pero el emperador insistió en hacerlo en un año, fue inspiradora. El fabricante de armaduras afirmó que era su mejor trabajo. Puso su vida y su alma en ello. A pesar de que su línea era delgada y femenina, no había duda de que quien lo usaba era una luchadora.
Cuando el maestro Chail la vio, sus ojos se abrieron en estado de shock. Antes de que pudiera anunciar su llegada, se abrió la puerta de la oficina del emperador. No fue Chail quien la abrió, sino la propia Pollyanna.
Todos los que estaban adentro se pusieron de pie en estado de shock. Por suerte, o por desgracia, todas las figuras importantes del reino se reunieron alrededor del emperador.
—¿C-Cuál es el significado de esto?
—¿Hay una rebelión? ¿Qué están haciendo los guardias? Oh, es sólo es la marquesa Winter. Hola.
Cuando los hombres se dieron cuenta de que era Pollyanna, todos se relajaron. No había forma de que Pollyanna Winter, la jefa de la Segunda División, se rebelara contra Lucius I. Era aún más improbable que Sir Ainno se convirtiera en un caballero amable y cariñoso.
La caballero Pollyanna Winter se quitó el casco y se arrodilló frente al emperador. Lucius I la miró con calma. Su rostro estaba en blanco como si estuviera ocultando lo que estaba pensando. El marqués Seeze se agarró la frente como si le doliera la cabeza. El duque Luzo suspiró frustrado. Sir Ainno miró a Pollyanna durante un rato antes de apartar la mirada.
Quizás todos en la habitación también sabían, al igual que los guardias, que algo como esto iba a suceder. La marquesa que conocían definitivamente era capaz de esto. Ella era el tipo de mujer que elegiría esta armadura de metal sobre la corona de la emperatriz.
Ella era una caballero.
—Saludos al único emperador de este continente desde Pollyanna Winter.
—Levántate, marquesa.
—Vine aquí hoy para preguntarle algo a su alteza.
—¿Qué es?
—¿Me ama, su alteza?
—Sí. Te amo.
—Entonces, ¿puedes renunciar al reino?
Lucius I sonrió. Ella estaba pidiendo lo imposible.
—No, no puedo.
—Yo siento lo mismo, su alteza. Le amo. Realmente lo hago. Y al igual que usted, alteza, hay algo a lo que no puedo renunciar.
—¿Y qué sería eso?
Todos conocían la respuesta. Pollyanna respondió:
—Su alteza, ¿recuerda ese día de invierno cuando le juré lealtad?
—¿Cómo podría olvidarlo? Fue el día en que te convertiste en mi caballero.
—Ese día… ese invierno… Pedí a gritos una espada para poder jurar convertirme en su caballero. Nadie me ofreció una, pero antes de que la cruel realidad me golpeara, su alteza me dio su propia espada.
Lucius I tenía el reino mientras que Pollyanna tenía ese invierno. Su invierno. El invierno que le regaló su emperador. El invierno que compartieron juntos.
Su invierno.
Y Pollyanna decidió elegir su “Winter”.