El gato blanco que juró venganza – Capítulo 12: La ”Querida”

Traducido‌ ‌por‌ ‌‌Kowloon‌

Editado‌ ‌por‌ ‌‌Nelea‌


—Te enviaré a una chica llamada Ruri en un futuro cercano. Por favor cuida de ella mientras esté allí.—

Una oración que grita minimalismo fue enviada a Klaus a través del espejo de agua, unos días antes de la llegada de Ruri a la capital.

Fue un mensaje de su madre que dejó la casa para que sus hijos la heredarán, mientras que ella misma hizo del bosque su nuevo lugar de residencia para vivir su vida de vejez. Es un hecho conocido que la raza del dragón retoma la ideología de la educación liberal. Sin embargo, aunque todos los hijos de Chelsea lograron conseguir un trabajo en el castillo, todavía se sentían inseguros sobre ellos mismos. Habían declarado su voluntad de querer que su madre se quedara con ellos hasta que se convirtieran en buenos adultos.

Sin embargo, el Chelsea acaba de decirles esto:

—Ustedes son hijos míos y de esa persona. ¡Sé que lo harán muy bien!—Chelsea.

No pudieron ofrecer ninguna refutación a esa verdad. Solo por las palabras, sabían que el amor maternal que ella tenía para ellos era tan real como la vida misma.

Chelsea siempre había sido una extraña desde mucho antes. Y con su promesa de que ella los contactaría regularmente, él renunció a impedir que ella dejara la casa.

De esta madre suya, vino una entrega que no esperaba.

Klaus recordó el pasado, pero no tenía ningún recuerdo de una persona llamada Ruri. Es lógico que ella fuera alguien que conoció a su madre después de que ella comenzó su vida en el bosque. Aunque pensó que era inusual que su madre le pidiera un favor, no pensó mucho en eso.

Unos días después, se encontró con el gato de pelaje blanco y el hada que lo acompañaba en el exterior de su residencia cuando estaba a punto de partir hacia el castillo real. Sin detenerse después de la sorpresa inicial con la rara combinación gato + hada, la sorpresa siguió llegando.

De la carta, asumió que la mencionada “Ruri” era humana. Sin embargo, lo que apareció frente a él era, de hecho, un gato. Y con otra carta de autorización que verificaba los hechos descritos en la carta que se le entregó anteriormente, el gato frente a él era sin duda la asistente de su madre. Aún más alarmante, fue la oración… No, la “advertencia” que escribió en la carta.

—La asistente que te he enviado es una Querida. ¡Mejor no le hagas ni siquiera un solo rasguño! Ruri no sabe que ella es una Querida y nada sobre este mundo. Entonces, por favor, enséñale el sentido común de este mundo.—

Querida…

Klaus tembló ante la mención de esa palabra. Dicho esto, solo había un hada presente delante de él. No sería extraño que 2 o incluso 3 hadas rodeen a un individuo que es amado por las hadas. Tener una única hada no justifica que ella sea una Querida.

Sin embargo, después de pedir confirmación, Klaus estaba rodeado de una cantidad absurda de hadas, una escena que nunca antes había presenciado en su vida.

—No puedo creer que ella empujara a alguien así sobre mí.

Klaus estaba expresando su descontento hacia su madre en su cabeza.

Determinando rápidamente que la situación estaba muy por encima de su cabeza, Klaus dio el siguiente paso sin dudarlo. Él prohibió a cualquier persona que se encuentre actualmente en su residencia a que ingrese a la habitación donde se encontraba Ruri y se dirigió hacia el Castillo Real en una velocidad récord.

Klaus abrió la puerta de la oficina oval con una gran explosión de pánico. No esperando tal acción por parte de Klaus, el Rey Dragón y los oficiales que están a su lado, normalmente calmados y compuestos, no pueden evitar detener lo que estaban haciendo.

—Me gustaría tener una audiencia privada con usted, Majestad —Klaus.

El Rey Dragón frunce el ceño después de escuchar esas palabras que Klaus dijo bruscamente en el momento en que entró. Sin embargo, el Rey Dragón no perdió tiempo en pedir nada a nadie, excepto a algunos de sus ayudantes de confianza para desalojar la habitación.

Los pocos presentes fueron el Rey Dragón, Klaus, Agete, Finn y la Canciller Euclase.

—¿Qué es lo que pasa, Klaus? Esto no es como tú —Rey Dragon.

—Un Querido ha aparecido —Klaus.

Al principio, la palabra pasó más allá de ellos. Pero un segundo después de eso, todo el mundo se quedó con los ojos abiertos.

—¿Q-qué acabas de decir?… —Rey Dragón.

—¡¿Es eso cierto?! —Agete.

El Rey Dragón estaba tratando de mantener la calma, pero fue audible por la sorpresa. A su lado, Agete estaba en un estado de éxtasis, no muy diferente de lo que uno experimentaría al descubrir que había ganado el premio mayor. Parecía como si pudiera ir a abrazar y trepar a cualquiera a quien pudiera ver para expresar su emoción.

La diferencia de actitud es como el día y la noche, pero era obvio que ambos estaban absolutamente asombrados por la noticia. No hace falta decir lo mismo que el otro.

Un Querido. Un individuo que es amado por las hadas.

Se dice que el primer rey del Reino Dragón fue un Querido.

Apareciendo una vez en una luna azul, el Querido había traído tanto bendiciones como destrucción a este mundo.

Es la ley tácita de este mundo querer ser amado y protegido por las hadas. Las hadas se reunían alrededor del Querido, e indirectamente hacían la tierra rica y fértil. Para tener al Querido para sí mismos, los Países habían librado guerras entre sí una y otra vez en el pasado. El incidente anterior de las hadas que castigaron al país que dañó al Querido también se registró.

Después de la repetición de guerras, bajo el voto unánime de la alianza de 4 poderes, se acordó que el Querido no pertenece a ningún país en particular. El Querido es libre de elegir el país o lugar al que quiera ir o estar. Otros países más pequeños siguieron el ejemplo de la decisión tomada por los principales países. Dicho esto, no es como si el deseo de querer el poder del Querido por sí mismo haya desaparecido.

Es de conocimiento general poner al Querido bajo la protección de su propio país antes de que otros países tengan la oportunidad de hacerlo.

—¡Su Majestad! Deberíamos apresurarnos a poner al Querido al cuidado del Castillo Real. ¡¿Y qué hay de la raza?! —Agete.

—… Es un gato –Klaus.

—Te refieres a la gente gato —Agete.

Dentro de las filas de los demi-humanos, la gente gato no tienen un poder mágico tan elevado. Aunado al hecho de que solo hubo unos pocos ejemplos de gente gato siendo Queridos, Agete se deprimió un poco.

Eso es porque la habilidad entre los Queridos no es igual. Dependiendo de cuánto aman las hadas el poder mágico del Querido, el nivel de cooperación que las hadas están dispuestas a dar también se ve afectado.

Dicho esto, la magia fuerte no puede usarse si el portador no tiene una capacidad mágica fuerte. Agete se sentía desanimado porque pensaba que la gente gato, con su débil poder mágico, no podrían utilizar el poder de las hadas. Sin embargo, se animó nuevamente después de considerar que la sola acción de tener un Querido en su país solo traería prosperidad a su tierra.

Klaus corrigió a regañadientes a Agete sobre el asunto.

—Uh… Eso no es del todo correcto… Ella es solo una gata normal, no una persona gato —Klaus.

—… ¿Un gato? ¿No un gato de “la gente gato”, sino un gato normal? —Agete.

—Sí —Klaus.

—¿Estás seguro de eso? —Rey Dragón.

Klaus asintió en respuesta a la pregunta del Rey Dragón que habló en lugar de Agete al ver que Agete estaba falto de palabras.

—Sí. Estoy seguro porque ella solo tiene una cola —Klaus.

La diferencia entre un gato y una persona gato es su cola. A diferencia de un gato con solo una, las personas gato suelen tener 2 o más colas.

—Sin embargo, sería incorrecto decir que solo es un gato. Su nombre es Ruri, y me temo que su poder mágico está al mismo nivel que Su Majestad… —Klaus.

Al escuchar eso, la Canciller Euclase, que solo había estado escuchando la conversación hasta el momento, dejó escapar su refutación.

—¿Un gato con poder mágico igualmente poderoso al rey del Reino Dragón? ¡Blasfemia! ¡Definitivamente estás equivocado! —Euclase.

—Al principio, pensé que el poder mágico que sentía provenía del hada que estaba junto a ella. Pero no había ningún error al respecto. Además, ella podía usar la telepatía para conversar conmigo, y parece ser muy inteligente —Klaus.

—¡¿Un gato usando telepatía?! —Euclase.

Klaus vuelve a contar la historia de su día desde el momento en que recibió la carta escrita por Chelsea hasta ahora.

—Maldita sea Chelsea… —Agete.

Con la forma en que Agete maldijo el nombre de Chelsea, probablemente tenía la misma sensación que tenía Klaus antes de esto.

—No estoy seguro de cómo Chelsea se encontró con un Querido, pero creo que el gato es una especie de bestia mágica. Se dice que de vez en cuando, una bestia con gran inteligencia nacerá en medio de las bestias mágicas —Rey Dragón.

Klaus mostró su acuerdo con las palabras del Rey Dragón.

—Eso es cierto. Una vez escuché de mi madre que una bestia mágica con un fuerte poder mágico se esconde en el bosque. Estoy seguro de que es esa bestia mágica de la que hablaba mi madre —Klaus.

Sin darse cuenta de que habían hecho un gran malentendido, todos asintieron en acuerdo. La conversación continúa con el asunto del futuro del Querido.

—Es realmente genial que podamos entenderla. Entonces, ¿cómo está ella?—Rey Dragón.

—Actualmente está en mi casa. He dado órdenes estrictas a las personas que se quedan en mi lugar para que no se acerquen a ella. En todo caso, me gustaría evitar que le pase algo que pueda enojar a las hadas —Klaus.

—Esa es una sabia decisión. Hagamos que venga al castillo para que la cuiden—Rey Dragón.

Klaus se relajó al escuchar eso.

—Eso sería de gran ayuda. Mi madre dijo que este Querido no conoce el sentido común de este mundo y quiere que se lo enseñe —Klaus.

—Entendido. Tomaré una decisión después de conocerla —Rey Dragón.

—Si ella es ajena a este mundo, sería fácil controlarla, ¿verdad? —Agete.

Agete dijo eso mientras se reía. Fue entonces cuando una corriente de aire frío llegó de la nada, lo que llevó al Rey Dragón y al resto a tomar una posición de vigilancia. Mientras desconfiaban de su entorno, vieron varias hadas flotando en el aire en la ventana cercana.

—¿Hadas…?

[Hemos venido a darles una advertencia.]

[Advertencia, advertencia.]

Las hadas repetían la palabra “advertencia” varias veces al unísono. Nunca ha habido un caso registrado de hadas haciendo lo que están haciendo ahora. El Rey Dragón y sus ayudantes se tensaron inconscientemente.

[¡Advertencia número uno!]

[Número uno~]

Era obvio que las hadas mostraban cierto nivel de hostilidad, pero debido a su forma de ser, era difícil tomarlas en serio. A pesar de que sabían que no debían relajarse, no podían evitar distraerse con eso.

[¡No deben herir a Ruri de ninguna manera!]

[A los que la lastiman se les dará una muerte dolorosa~]

Con la mención del nombre “Ruri”, todos los presentes sabían al instante sobre quién hablaban las hadas.

[¡Advertencia número dos!]

[Número dos~]

[¡No deben ignorar la voluntad de Ruri!]

[Todos juzgaremos a los que lo hagan~]

Euclase exprimió en una pregunta.

—Así que está bien si la persuadimos y la dejamos llegar a un acuerdo por sí misma, ¿es correcto? —Euclase.

Las hadas se reunieron juntas y comenzaron a murmurar entre sí. Al llegar a un consenso, volvieron a su posición anterior.

[Si Ruri dice que está bien, está bien. Pero no está permitido forzarla de mala gana.]

[Lo que intentamos decir es que usar su ingenuidad para tu propia conveniencia es un gran no, no].

[Siguiente, advertencia número tres~]

[Si haces a Ruri triste…]

[Atacaremos con fuego~] [Atacaremos con agua~]

Tanto el hada del agua como el hada del fuego hablaron a la vez. Comenzaron un debate improvisado sobre cuál de ellos debería hacer el ataque.

Para el Rey Dragón y sus ayudantes, el país enfrentaría un devastador nivel de destrucción sin importar la elección. Sin embargo, las hadas conversaban sobre un asunto tan horrible como si estuvieran decidiendo si tomarían cereales o tostadas para el desayuno.

[¿Por qué no hacer ambas cosas?]

Cuando un hada al azar dio la siguiente idea, las hadas hicieron una mueca como si fuera la mejor idea.

[¡Sí! Después de quemar todo con fuego, lo lavaremos todo con agua.]

[¡Llamemos a las hadas de fuera de la capital también!]

[¡¡Síiii~!!]

Las hadas levantaron sus puños en el aire. Euclase, que se estaba volviendo pálida, gritó desesperadamente a las hadas que parecían estar preparándose para volar y hacer la hazaña.

—¡Por favor, esperen un minuto! ¡No le hemos hecho nada a la chica!—Euclase.

[Ah]

Al escuchar las palabras de Euclase, las hadas que habían olvidado totalmente el propósito de su visita se volvieron tímidas.

[Ehehe, eso es cierto.]

[Ups, nuestro error~]

Si no fuera por Euclase, las hadas podrían haber comenzado un frenesí de destrucción total hacia este país por un capricho. Al darse cuenta de eso, un escalofrío recorrió la columna vertebral de todos los presentes.

[De todos modos, protegerla tiene prioridad sobre cualquier otra cosa.]

[Solo recuerden que nunca los perdonaremos si intimidan a Ruri. Pues bien, adiós~]

Todos en la sala entraron en profunda meditación en el momento en que las hadas abandonaron la sala. El silencio continuó durante algún tiempo. El Rey Dragón fue el primero en romper el silencio.

—Klaus, ¿puede la Querida controlar sus emociones? Si es tan impredecible y egoísta como un bebé, las cosas no nos parecerán buenas en el futuro —Rey Dragón.

Ese fue un muy buen punto. Si Ruri lo quiere, el país puede ser terminado. No sería una broma si se quejara de algo realmente trivial y causará que las hadas comenzaran sus ataques. El daño sería enorme si tuviera el temperamento y la paciencia de un niño, o más bien la falta de ello.

—Sí, por lo que pude averiguar, creo que sí. Cuando conversaba con ella, ella estaba tranquila y educada todo el tiempo. Ah, por cierto, incluso regañó a las hadas—Klaus.

—¿Y las hadas la escucharon? —Rey Dragón.

—Sí. Cuando ella les dijo que se callaran, hicieron eso —Klaus.

El Rey Dragón volvió a pensar profundamente en el asunto y salió con la misma conclusión que antes.

—Tomaré mi decisión después de conocerla personalmente. ¿Aceptó la Querida tu propuesta de querer que se quede en el castillo real? —Rey Dragón.

—Ella no estaba tan ansiosa por venir… —Klaus.

Esto fue justo después de que escucharon la advertencia de las hadas. Klaus le respondió al Rey Dragón en voz baja.

—Si ese es el caso, regresa y confirma su intención. Si no tiene ganas, no tienes que obligarla a venir. Finn, ve con él. Si la Querida no tiene la intención de hacerlo. Ve, quédate allí y sé su guardaespaldas —Rey Dragón.

—¡Entendido! —Klaus

—¡Si Su Majestad! —Finn

Tanto Klaus como Finn hicieron una reverencia y dejaron la habitación por Ruri.

El Rey Dragón proyectó una visión profunda que muestra claramente que las cosas se han convertido en algo bastante problemático.

—Ha pasado un tiempo desde que el Reino Dragón tiene un Querido. ¿Es esto un hecho normal para los países con un Querido? —Rey Dragón.

El Rey Dragón transmitió su pregunta a sus 2 ayudantes restantes, Agete y Euclase. Pero ambos sacudieron sus cabezas.

—En este momento, el Reino de los Espíritus y el Reino de las Bestias tienen un Querido en su país. Sin embargo, el que las hadas aparezcan y den una advertencia verbal es algo inaudito.

—Supongo que se debe a la aptitud de la Querida. A las hadas realmente les debe gustar el poder mágico del llamado Ruri.

—Eso significa que la bendición que la tierra va a recibir será tremenda. Al mismo tiempo, también significa que los problemas que podrían surgir sobre nosotros serán igualmente enormes.

—Menos mal que el Querido no apareció en Nadarsia.

—No puedo estar más de acuerdo.

El Rey Dragón dio otro largo suspiro después de leer el contenido de los documentos que tenía a mano.

[Nota Nelea: yo tampoco tomaría en serio a esas hadas con esa forma de hablar, pero la lindura puede ser mortal, tomenlo en cuenta jeje (>‿◠) ]

4 respuestas a “El gato blanco que juró venganza – Capítulo 12: La ”Querida””

    1. Me lei todo de un tirón y ahora llegamos a la parte divertida dónde todos creen q es un gato, quiero leer más sobre la interacción q tendrá el rey con Rury

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