El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 29: Un extraño invitado (2)

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


—¿Esta es la Torre Mágica?

Como era una estructura en forma de torre, Riley pensó que sería bastante estrecha por dentro, pero una vez que entró en la torre, era sorprendentemente amplia.

—Es más espacioso aquí de lo que esperaba —murmuró Iris sin rumbo mientras miraba el interior de la torre.

—Es similar a la entrada de Solia Derecha, que tiene instalada una Piedra Insonorizada. He oído que es más espacioso aquí que en el exterior debido a un dispositivo mágico especial, pero no sé los detalles específicos.

Ante la explicación complementaria de Sera, Riley intervino —cuanto más lo miro, más milagroso me parece.

Se sentía conveniente de una manera diferente a la ciencia que Riley había experimentado en su vida pasada. El primer piso de la Torre Mágica tenía inventos hechos por magos y sus artículos famosos estaban en exhibición para los visitantes.

—De todos modos, es realmente una Torre Mágica. Cómo decirlo… todo el mundo aquí parece surrealista —murmuró Sera, mientras observaba el lugar.

Las pocas personas que trabajaban en la Torre Mágica, que caminaban con sus finas capas de tela ondeando en el aire, les recordaron una vez más el lugar donde estaba.

—Disculpe. ¿Qué los trae por aquí hoy?

Riley miraba aturdido las canicas de cristal y los ladrillos cuadrados blancos que flotaban en el primer piso, pero entonces, giró la cabeza al oír una voz desde atrás. La persona que le hablaba era un hombre joven con una fina capa de tela que le envolvía los hombros como a los demás, lo que hacía evidente que podía ser alguien relacionado con la Torre Mágica.

—Estamos aquí para echar un vistazo —respondió Ian por el grupo.

—La Torre Mágica no es un lugar en el que cualquiera pueda entrar. Por casualidad, ¿tienen algo que puedan presentar para probar sus identidades?

—Sí, aquí.

Ian mostró el sello que probaba sus identidades como personas de la Casa Iphelleta. El joven, que parecía ser un asociado, echó un buen vistazo al sello y asintió, satisfecho.

—Ah, son miembros de la Casa Iphelleta. Bienvenidos a la Torre Mágica. Les permitiremos echar un vistazo a la primera planta, pero les rogamos que no suban a la segunda ni manipulen ningún objeto sin permiso… ¡Ah!

El socio continuaba con su explicación, pero entonces, sus ojos se abrieron con sorpresa y señaló hacia algún lugar con el dedo.

La dirección que señalaba era donde estaba Riley.

—¡Eso! Por favor, no lo toques.

El hombre se precipitó hacia delante y apartó el brazo de Riley.

—Ah, esto… ¿es algo que no debo tocar?

Era uno de los inventos creados por los magos que estaban expuestos en la primera planta.

Riley estaba rozando un objeto con su mano derecha. Se rascó la nuca como si se sintiera incómodo.

—¡Aunque seas un Joven Maestro de la Casa del Conde, no debes! Esto no es un objeto ordinario…

—Esta roca, ¿qué podría ser?

—No puedo decirte eso.

El joven estaba sudando frío por la posibilidad de que la roca azul tuviera manchas de la mano de Riley. Inmediatamente examinó las partes del objeto que Riley había tocado y cuando confirmó que estaba bien soltó un suspiro aliviado.

—La mayoría de los objetos expuestos no deben tocarse. En cuanto a los que se pueden manipular, tienen carteles que lo indican, así que téngalo en cuenta. Aparte de esos, no debes tocar nada. Por favor, disfruten de ellos sólo con la vista.

Riley sonrió y asintió.

—Me alegro de que me hayas entendido. Gracias.

El joven añadió que era habitual que la gente le respondiera con un “¿quién demonios te crees que eres?”.

—Hay más de un noble que se comporta de esa forma escandalosa y luego se van directamente a sus residencias. Por supuesto, siempre que eso ocurre, soy yo quien tiene que limpiar las cosas…

Su rostro estaba embadurnado de quejas. Como si sintiera compasión, Iris inclinó suavemente la cabeza hacia un lado y le pidió un favor.

—Entonces, ¿podrías guiarnos por la Torre Mágica? No conocemos bien este lugar.

—¡Ah, sí eso es lo que quieren, lo haré con mucho gusto!

Como si estuviera esperando la petición, el mago respondió rápidamente.

—Mi nombre es Peruda. Puedes llamarme Peruda.

Mientras escuchaban la historia de Peruda, se enteraron de que los jóvenes magos se turnaban para proteger y orientar en el primer piso de la Torre Mágica.

Peruda, con quien el grupo de Riley se topó, era el encargado de la tarea del día.

—Magos, eruditos en técnicas mágicas, alquimistas y otros… Si intentara clasificarlos en detalle, habría una infinita variedad de magos en la Torre Mágica. Si tratara de clasificarlos más a fondo y explicados, me llevaría más de un día entero.

—¿Oh?

—Este es el manual de los fundamentos de la magia que se entrega a los aprendices de mago. Con esto, puedes usar magia de círculo de luz, como los rayos de energía. Ah, lo que quiero decir con un círculo… —continúo explicando mientras guiaba el recorrido.

—¡Oh!

—Con este dispositivo redondo, puedes verter agua dentro. Si esperas un cierto tiempo después de verter agua en él, se congela. Funciona gracias al círculo mágico dibujado en su interior, el cual se activa cuando entra en contacto con el agua. El tipo de círculo mágico es…

—Um, es como un refrigerador —dijo Riley.

—¿Un refrigerador?

—Oh, no es nada.

Pasaron una o dos horas desde que el grupo hizo una ronda por el primer piso de la Torre Mágica. Gracias a Peruda, pudieron recorrer el primer piso con eficiencia. Riley se cruzó de brazos y murmuró sus impresiones.

—Hum, parece que ni siquiera los magos lo tienen tan fácil.

—Por favor, vuelvan a visitarnos de nuevo. Si siguen los procedimientos adecuados, podrán visitar la segunda planta.

—¿Qué hay en el segundo piso?

—Ese piso es más conocido por poder ver a los aprendices practicando magia. Por ejemplo, la bola de fuego por la que el maestro Riley sentía curiosidad.

—Realmente quiero verlo.

—Joven Maestro, por aquí, aquí.

Mientras Riley conversaba con Peruda sobre varias cosas, Iris y Sera se habían dirigido a otro lugar y llamaban a Riley. Ian también estaba allí y miraba a Riley desde el otro lado.

—Es para medir el maná. Dijiste que querías probarlo una vez.

Los ojos de Ian se iluminaron con emoción, mientras Riley se dirigía hacia ellos en señal de asentimiento.

A diferencia de otros objetos en el primer piso de la Torre Mágica que no deben ser tocados, el dispositivo de medición de maná tenía un orbe azul colocado a la vista con un cartel que decía que estaba bien que cualquiera lo usara.

—Peruda, ¿cómo puedo usar esto?

—Sólo tiene que colocar su mano encima del orbe. Ah, ¿eres zurdo por casualidad?

—No, soy diestro. ¿Por qué?

—En ese caso, sólo tienes que colocar tu mano derecha en la parte superior. Cuando lo hagas, el orbe brillará brevemente, y luego se llenará de agua en la medida que refleje la cantidad de maná dentro de usted, señor.

El aparato que tenía Riley delante era una versión fabricada en serie, de las que se distribuyen ampliamente y son utilizadas por cualquiera. Para ello, el orbe tenía líneas de medición dibujadas para ayudar al usuario a discernir fácilmente la medición de maná.

—Disculpe, señor Peruda.

—Sí, señor Ian.

Antes de que Riley colocara su mano en el orbe, Ian le preguntó a Peruda,

—¿Qué pasa si el orbe se rompe?

—Eh… eso sólo ocurre en circunstancias extremadamente raras. Si eso ocurriera, la Torre Mágica o alguien más intentaría explorar al usuario, especialmente si la persona es todavía joven, ya que eso significaría que posee un talento asombroso.

Peruda se encogió de hombros mientras respondía, pero luego cambió sus palabras en el medio.

—No, no es eso… En lugar de decir que es raro, lo correcto es decir que nunca ha ocurrido. El orbe podría desarrollar una grieta, pero si se rompe, eso significa que el usuario está mostrando un talento más allá del nivel de un genio. Hasta hoy, los orbes nunca se han roto. No es que el usuario sea un dragón o algo así. No hay forma de que se rompa.

Peruda agitó la mano mientras explicaba que nunca había sucedido antes, y añadió explicaciones sobre las figuras que lograron hacer que el orbe desarrollara grietas.

—Por lo tanto, hacer que el orbe desarrolle una grieta por sí solo es una hazaña increíble. Un ejemplo de esto es el gran mago Astroa de nuestra Torre Mágica, y luego está el renombrado héroe mercenario de la guerra mundial del pasado… ¿quién era? No recuerdo muy bien su nombre, pero también está ese caballero.

Sera e Iris, que observaban desde atrás, hicieron ruidos de risa reprimida mientras miraban a Ian.

Parecía que, después de todo, había pasado mucho tiempo.

—Por casualidad, señor Ian… ¿está esperando que ocurra? ¿Cuándo el señor Riley lo intente?

Ian omitió una respuesta, ya que se limitó a emitir una tos falsa.

No se sabía con certeza si Riley era consciente de cómo se sentía Ian o no, pero Riley colocó su mano sobre el orbe y murmuró casualmente,

—Después de esto, vamos a almorzar. No estoy seguro de que hora es…

El orbe de medición comenzó a exudar una luz azul constante.

Habían pasado unos diez segundos.

La luz del orbe se apagó como si indicara que había terminado la medición, y Riley retiró la palma de la mano del orbe.

—¿Cómo fue? ¿Cuál fue el resultado?

No sólo Ian, sino también Iris y Sera se reunieron frente al orbe que acababa de terminar de medir.

—¿Y bien?

Al inspeccionar de cerca, el agua que llenaba el interior del orbe estaba hasta la mitad aproximadamente.

—Es… normal. Es más o menos la media.

Peruda, que se había incorporado después para situarse al lado de todos, observó el agua del interior del orbe y abrió la boca.

—¿Promedio? —Preguntó Ian.

—Sí, promedio. Si se esforzara, podría aprender magia, pero el progreso sería lento… así que sería mejor que encontrara algo más…

—Esto no puede ser.

—¿Señor Ian?

—Esto no es posible —Ian se puso justo delante del orbe y lo agarró firmemente con sus dos manos.

Esperaba que tal vez eso hiciera que la cantidad de agua en el interior aumentara un poco o incluso que el orbe desarrollara una grieta.

—¡Señor Ian! ¡No debe hacer eso!

—¡Suélteme Peruda! ¡Debe haber algo malo con esta cosa!

Riley se encogió de hombros mientras observaba a los dos hombres luchar. En silencio, fue a ponerse al lado de Sera e Iris y preguntó—: ¿Qué deberíamos comer? Vamos a comer en Solia Derecha, ¿verdad?

—Sera dijo que tenía algo preparado.

—Sí, hay un restaurante en el que he reservado. Vamos allí.

♦ ♦ ♦

Era la hora de la cena. En el primer piso de la Torre Mágica donde el extraño invitado acababa de salir.

Peruda suspiró cansado, mientras limpiaba el suelo él solo.

—¿Cómo puede ser tan fuerte un anciano? Oh, hombre…

Para Peruda fue un problema que un visitante causara una conmoción que podría haber roto el orbe de medición.

Parecía cansado por haber detenido a Ian. Su agotamiento era evidente en su rostro.

—¡Oh, Peruda! ¿Parece que estás a cargo del piso por el día de hoy?

—Sí, hola.

Los magos y eruditos, que estaban investigando o entrenando en los pisos superiores, iban bajando uno a uno para volver a casa o ir a cenar.

Peruda los saludaba mientras barría el piso, pero levantó las orejas al escuchar un ligero alboroto en la parte de atrás.

—¿A qué se debe el alboroto?

Al observar más de cerca, Peruda se dio cuenta de que la gente de la Torre Mágica se estaba reuniendo alrededor de cierta esquina en el primer piso.

Peruda se dio cuenta de que el profesor de la Torre Mágica al que acababa de saludar también estaba allí. Intrigado, se acercó a la esquina.

—¿Oye, Peruda? Tú eras el encargado de la primera planta hoy, ¿verdad?

Al notar que se acercaba, las personas reunidas alrededor miraron hacia él mientras se acercaba a la zona. Con rostros pálidos, le preguntaron a Peruda,

—¿Sí? Sí… soy yo.

—Eso… de ahí… ¿Qué ha pasado?

—¿Qué pasa?

Peruda apartó los hombros de los demás para pasar al frente. Allí, él mismo fue testigo del espectáculo.

Jadeó nervioso al ver que el objeto al que se referían era la piedra azul expuesta en el primer piso.

—Esto… ¡¿Cómo puede ser?!

El objeto era una piedra especial de medición de maná que sólo podía ser utilizada por aquellos con alta concentración de maná, como los monstruos o el gran mago Astroa de la Torre Mágica. El dispositivo no era para los humanos comunes.

Debido a que era una roca, su tamaño estaba más allá de la comparación con un orbe de medición. En ella, había profundas grietas, como si alguien hubiera decidido esculpir patrones de rayos en ella.

—¿Quién pudo haber hecho esto?

—No sabemos quién lo ha hecho… pero es sólo cuestión de tiempo que toda la Torre Mágica enloquezca cuando el gran mago Astroa se entere de esto.

—Tenemos que encontrar al responsable de esto.

—En el peor de los casos… podríamos ser incriminados por esto.

La roca finalmente se desmoronó a causa de la grieta y se derrumbó. No sólo Peruda, sino que todos los de la Torre Mágica tenían sus caras pálidas.

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