El Perseguido – Capítulo 130: Nudo en el corazón

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya

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Chi Yan conoció a Ye Ying Zhi poco después de unirse a la fuerza laboral.

Hablando de eso, el encuentro entre los dos fue bastante accidental. Un día, Chi Yan fue al café de la planta baja para comprar una bebida durante el almuerzo. Un hombre se acercó y accidentalmente chocó con él, el agua se derramó por todas partes. Dio la casualidad de que sostenía una taza de agua tibia en su mano, por lo que Chi Yan no estaba escaldado y su ropa no estaba sucia, excepto que una parte de su camisa en el área del pecho estaba mojada.

El hombre que se tropezó con él era muy joven, pero vestía limpia y pulcramente, su apariencia era muy elegante. A juzgar por sus gestos, no lucía como alguien que acababa de entrar en la sociedad. Además, la otra parte se veía muy cálida y amigable, las expresiones de disculpa y culpa en su rostro no parecían ser falsas. Después de enterarse de que Chi Yan no tenía ropa extra para cambiarse, gentilmente lo llevó a su auto y le ofreció su camisa limpia para que se la pusiera. Siendo tratado tan gentilmente, Chi Yan no pudo enojarse. El hombre le dio su tarjeta de presentación y le pidió su información de contacto.

“Ye Ying Zhi” estaba impreso en la tarjeta.

Pronto, Chi Yan fue trasladado a otro departamento de la empresa. Este estaba a cargo del negocio principal. Hubo muchas oportunidades de capacitación, altas bonificaciones y ascensos rápidos. Todos sus colegas anteriores de su departamento original lo envidiaban. Fue solo después de que asumió el cargo que le dijeron que el socio comercial de su empresa era una persona extremadamente crítica e inaccesible, y que no podían permitirse ofender. El jefe del departamento pensó que Chi Yan era joven, tenía buen temperamento, una apariencia agradable y era profesional en su trabajo, así que deliberadamente le pidió que fuera el enlace de la empresa para este socio. Este trabajo aparentemente envidiable era en realidad una papa caliente después de todo.

Este no fue el final. Dos días después, recibió una llamada de su arrendador cuando salía del trabajo, informando que la casa que alquilaba ya estaba vendida y que su nuevo arrendador era otra persona, pero no tuvo que preocuparse ya que su contrato de alquiler no se vio afectado. Podría continuar quedándose hasta el final del contrato de alquiler.

Cuando volvió a su casa, vio a alguien moviendo cosas al apartamento frente al suyo. El dueño estaba parado en la puerta instruyendo a los trabajadores que pusieran todos los muebles en los lugares correctos. Cuando vio a Chi Yan regresar, el hombre volvió la cabeza y sonrió.

Los eventos que sucedieron demostraron que hubo tal coincidencia en el mundo. El socio comercial con el que era difícil tratar; el nuevo vecino que acababa de regresar del extranjero y vivía en el apartamento de enfrente, así como también su nuevo propietario, eran todos la misma persona. Ye Ying Zhi, ese tipo que mojó su camisa ese día.

Mientras los dos pasaban más tiempo juntos, Ye Ying Zhi lo cortejó intencionalmente y el corazón de Chi Yan se sacudió rápidamente. Como si le hubieran lanzado un hechizo, aceptó ser su pareja sin mucha vacilación.

Después de que se juntaron, le recordó que fue una coincidencia que ambos se conocieran en sus vidas, en el trabajo e incluso en el café. Ye Ying Zhi lo abrazó con amor y dijo que todo esto estaba predestinado, explicó que también era una coincidencia que comprara los dos apartamentos al mismo tiempo.

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Amanecía cuando dejó de llover, pero Chi Yan solo durmió alrededor de una hora. En el medio, no tuvo un sueño reparador, sino que se acurrucó con los ojos cerrados en los brazos de Ye Ying Zhi. Se dio cuenta de que este lo soltó suavemente, levantó la colcha y salió de la cama.

Hubo un leve sonido de agua proveniente del baño y Chi Yan decidió levantarse. Entró descalzo al baño y abrazó a Ye Ying Zhi por la espalda mientras este se estaba lavando la cara.

Su amante terminó de limpiarse, dejó la toalla, estiró las manos y sostuvo las de Chi Yan, las cuales estaban colocadas en su abdomen.

—¿Estás buscando problemas de nuevo de esta manera? ¿Estás tratando de ser desobediente otra vez?

Mientras miraba hacia abajo, vio que Chi Yan no estaba usando calzado. Estaba de pie descalzo sobre las baldosas beige lisas y frías del baño y solo llevaba una camisa blanca desabotonada. La prenda le quedaba grande, obviamente no era suya. Con un aspecto tan seductor y acercándose para burlarse de él, Ye Ying Zhi agarró las manos del joven con fuerza.

—¿Eh?

Chi Yan no se lo tomó en serio cuando lo escuchó reprenderlo. Besó la perfecta y poderosa columna vertebral de su amante, pero cuando Ye Ying Zhi tarareó, se sintió un poco culpable y asustado, sabiendo que había descubierto que nuevamente no estaba usando calzado. Recordando la última vez que fue castigado por Ye Ying Zhi por correr descalzo, el joven trató de retirar sus manos para liberarse y escapar rápidamente.

Ejerció un poco de fuerza, pero no logró soltarse. En cambio, su amante se dio la vuelta y lo llevó de regreso a la cama. Lo arrojó sobre la cama y trajo una toalla tibia del baño. Agarró la pantorrilla de Chi Yan y le limpió los pies poco a poco. Al terminar, dejó la toalla a un lado y lo presionó sobre la cama.

—¿Qué te pasa hoy? ¿Mmm? ¿Quieres que me quede contigo en casa y no vaya a trabajar? —comentó, mirándolo con profundos ojos negros—. ¿De verdad quieres que te castiguen? Te volviste adicto a ello la última vez, ¿verdad? —Con cada frase que decía, el color de sus ojos se oscurecía. Finalmente, bajó la cabeza y mordió suavemente la clavícula expuesta del más joven—. … Te gusta que lo haga, ¿eh? —susurró.

—No —Chi Yan volvió la cabeza y empujó suavemente su brazo con la mano—. Ye Ying Zhi, déjame ir, también debería estar preparándome para ir a trabajar. Voy a llegar tarde.

El mayor se enderezó y miró el reloj de la pared.

—¿Cuántas horas has dormido? Sería mejor que pidas licencia y te quedes en casa por hoy.

El joven no estuvo de acuerdo ni se opuso.

—Ying Zhi, cuando estaba a punto de quedarme dormido esta mañana, ¿por qué te recostaste sobre mi pecho y me preguntaste si me dolía? —preguntó de repente.

—Tal vez lo escuchaste mal.

—Te escuché bien y no es la primera vez que preguntas —replicó. Más de una vez, cuando se abrazaron y durmieron en la cama en esas noches oscuras, Ye Ying Zhi lo abrazaba cerca de su corazón y murmuraba suavemente, preguntándole si le dolía. Se sintió extraño, pero como era solo un asunto pequeño, nunca le preguntó sobre ello.

—… Vi que estabas hinchado, tenía miedo que te estuviese doliendo.

Ye Ying Zhi lo miró con los ojos curvados, sonriente.

—Disparates.

Chi Yan se sonrojó y no insistió más, pero todavía tenía algunas dudas en su corazón. Si fue realmente esa razón vergonzosa que le dio, entonces también habían dicho cosas aún más vergonzosas entre ellos antes. ¿Por qué Ye Ying Zhi no le preguntó esto cuando estaba sobrio? Probablemente fue porque ya estaba somnoliento para entonces y no podía dar una respuesta. Además, ¿por qué al principio le dijo que había escuchado mal?

Estos puntos irracionales solo aparecieron momentáneamente en la mente de Chi Yan, mientras que Ye Ying Zhi ya había llevado su conversación hacia otra dirección.

El día siguiente era sábado. Después de la cena, los dos se sentaron juntos a ver una película. Al final de la película, el mayor atrajó a su amante a su regazo y lamió suavemente la parte posterior de su cuello. De vez en cuando usaba los dientes para pellizcar la suave piel de la nuca, rechinaba los dientes contra ella y succionaba.

Chi Yan no sabía qué le pasaba a su hábito de morderse el cuello, pero se sentía muy cómodo al estar adormecido así. Este tipo de intimidad lo hizo sentir cálido en su corazón. Como le gustó tanto, simplemente lo dejó ser. A veces, incluso tomó la iniciativa de mostrarle su nuca a la otra parte.

En otras palabras, le gustaba Ye Ying Zhi, así que no le importaba ese tipo de gestos con él.

Ye Ying Zhi lo mordió durante un largo rato y lo soltó lentamente cuando escuchó la canción final de la película.

—¿Con qué soñaste anoche para estar tan asustado? —preguntó casualmente.

Chi Yan dudó por un momento, pero no habló. Se inclinó más hacia Ye Ying Zhi y se acurrucó en su abrazo.

El mayor lo abrazó y besó su nuca que ya estaba roja.

—¿Qué no puedes decirme? Quiero acompañarte para siempre. ¿Qué pasa si sigues teniendo pesadillas y cada vez que te despiertas me vuelves a intimidar? Aunque creo que esto es lindo, todavía me siento angustiado —susurró.

Estas palabras eran demasiado cursis, pero Chi Yan se sintió conmovido. Volvió la cabeza y lo miró a los ojos, dudando en hablar.

Varias veces había pensado en contarle sobre lo que sucedió en ese entonces, pero era demasiado extraño. En primer lugar, temía que no le creyera al igual que todos los demás, incluidos sus padres. En segundo lugar, no encontró la oportunidad adecuada para hablar de ello. Pero Ye Ying Zhi tenía razón. No debería guardar este asunto en su corazón durante toda su vida.

Tomó una decisión. Se deslizó del cuerpo del mayor y se sentó al otro lado del sofá. Se enderezó y luego tomó en silencio la mano derecha de su amante. Recordó los eventos y habló en voz baja sobre el pasado. No se atrevió a decirlo con claridad, pero primero habló de ello como si fuera un sueño. Más tarde, descubrió que Ye Ying Zhi había estado escuchando con mucha atención. Su mano delgada y poderosa sostenía la suya con fuerza, haciéndolo sentir más cómodo y audaz.

Había contado el pasado muchas veces antes, pero nadie le creyó. Al final, comenzó a dudar de sí mismo.

Ye Ying Zhi no habló hasta que Chi Yan terminó de hablar. Juntó las manos y las apretó contra su corazón, persuadiéndolo suavemente: —Ah Yan, es solo un sueño, ¿por qué estás tan asustado?

Al relatar este recuerdo, las manos de Chi Yan se habían puesto frías y temblorosas.

—Porque no son solo sueños —miró a los ojos de su amante y finalmente lo soltó. Sus ojos estaban rojos al mismo tiempo—. Estábamos atrapados adentro, y los vi morir frente a mí, uno por uno. Y mi primo, todavía recuerdo que me empujó y me dijo que me fuera rápido, pero él quedó atrapado ahí y nunca volvió a salir…

Al igual que una inundación al salir por la puerta, después de hablar, Chi Yan ya no pudo contener el miedo y el dolor que había sido reprimido durante muchos años.

—No puedo dejarlo ir, no puedo dejar ir lo que pasó en ese entonces. No puedo olvidar lo que les pasó a mi primo y a sus amigos. Esas personas dijeron que murieron en un deslizamiento de tierra, pero yo sé que eso no es lo que pasó. Estuvimos atrapados en esa cueva y ellos fueron asesinados por espíritus malignos. Ya no pueden salir…

Todos estos años, el adolescente ocultó el miedo y el malestar en su corazón. Nadie creía en lo que decía y era inútil contar lo que había experimentado. Se sentía solo y estaba impotente atrapado en ese recuerdo de pesadilla. Finalmente le contó esa tragedia a su amante, con quien compartía cama y almohada. Esos horribles recuerdos que habían estado reprimidos en su corazón durante muchos años estallaron de una vez.

Ye Ying Zhi no dudó ni refutó. Lo consoló suavemente, le dio unas palmaditas en la espalda y le susurró una y otra vez: —Está bien, se acabó, no tengas miedo, estoy aquí.

Chi Yan fue sostenido firmemente en su abrazo. Se fue calmando poco a poco, ahogándose un poco de vez en cuando.

Cuando el mayor vio que el estado de ánimo de su amado estaba casi aliviado, lo ayudó a lavarse, le secó los ojos con una toalla tibia y lo llevó de regreso al dormitorio para dormir. Lo consoló suave y pacientemente hasta que Chi Yan se quedó dormido y no volvió a mencionar este asunto.

Cuando los dos desayunaron al día siguiente, Ye Ying Zhi tomó la iniciativa de traer el tema nuevamente. El joven, quien estaba bebiendo leche de soja, endureció la mano, volvió a poner la taza sobre la mesa y levantó la cabeza para mirarlo.

—Si no puedes dejarlo ir, regresemos y echemos un vistazo para desatar por completo este nudo en tu corazón —Escuchó a Ye Ying Zhi repetirlo con seriedad. Curvó los ojos y sonrió. Sus cejas eran gentiles y llenas de amor por la persona frente a él—. No tengas miedo, estaré contigo esta vez —susurró.