El Secreto de la Belleza – Capítulo 18: Una paz restaurada

Traducido por Akatsuki

Editado por Sharon

Corregido por Tulskas


—Bien hecho, Julius.

—Felicidades, Julius.

—Gracias, padre, madre.

Julius regresó a su hogar después de la ceremonia y recibió una cálida bienvenida de sus padres.

Era inusual que su madre le diera la bienvenida tan cálidamente.

—Me alegra que hayas regresado a salvo.

—Lo siento por preocuparte.

El conde Rosenberg y Elizabeth se opusieron a la participación de Julius en la guerra, su padre porque Julius era el hijo mayor de la Casa Rosenberg. Elizabeth porque estaba llena de preocupación maternal por el bienestar de su hijo.

Julius había logrado convencerlos, pero Elizabeth todavía estaba preocupada por él y tuvo muchas noches de insomnio mientras él estaba fuera.

Tenía muchos problemas, como sus planes de educación y personalidad, pero después de todo amaba a Julius como a un hijo desde el fondo de su corazón.

Se preocupaba mucho por él, así que se llenó de una sensación de alivio y alegría cuando regresó a salvo de la guerra.

Además, ella estaba muy contenta por él cuando fue galardonado con una prestigiosa medalla en reconocimiento a sus grandes logros. Lágrimas de felicidad aparecieron en las esquinas de sus ojos, no había nada más feliz que esto.

—¿Esa es la medalla de la cruz de la rosa profunda? De hecho, es una medalla espléndida.

—Sí, Madre.

Elizabeth notó la magnífica medalla en Julius y la miró fijamente. Ella estaba abrumada.

—Esta medalla rara vez es otorgada. Julius, eres el orgullo de la Casa Rosenberg.

—Gracias, Padre.

El padre de Julius rara vez elogiaba a alguien en público, por lo que escuchar a su padre hablar tan bien de él lo hizo sentir feliz que incluso mostró una sonrisa.

—Entonces, ¿cenaremos? Le dije al chef que hiciera sus mejores platos en honor a Julius que volvió a su hogar.

—Hmm, ya veo. Comamos antes de que la se enfríe.

—Hehe, no puedo esperar.

Julius recibió una cálida bienvenida por parte de sus padres que pasaron un tiempo en casa por primera vez en mucho tiempo.

♦ ♦ ♦

Después de su regreso, Julius pasó algunos días relativamente en paz.

Sin embargo, hubo momentos no tan pacíficos.

La razón detrás de esto era simple.

—¡He venido a practicar, Julius Rosenberg!

—¿De nuevo? Su alteza… ¿Su majestad no se enojará con usted?

Julius se dirigía a la plaza detrás de la finca para su entrenamiento diario. Cuando llegó, un joven lo había estado esperando, señalándole con un dedo.

Era innecesario mencionar que era alguien que se consideraba el rival de Julius, el príncipe heredero Dudrick.

Era el único en el reino Aullène que haría tal cosa.

Dudrick se entrometía en sus entrenamientos desde antes, pero recientemente lo había estado haciendo con más frecuencia. Había escuchado de los grandes logros de Julius y esto avivó las llamas de su rivalidad con él.

—¡Definitivamente superaré las habilidades que derrotaron al señor Hedwig!

—No estabas escuchando lo que dije, ¿verdad? —comentó Julius suspirando con asombro mientras Dudrick sostenía su espada de entrenamiento. Finalmente entendió que no tenía sentido tratar de razonar con Dudrick por ahora.

Además, el príncipe Heredero no volvería a menos que Julius tuviera al menos un encuentro con él.

Julius se dio por vencido y sacudió su cabeza gentilmente. Se recompuso, ajustó su posición y apuntó con su espada de práctica a Dudrick.

—Ah, bien. Lucharé contigo. Pero solo una vez. Tengo que entrenar después de esto.

—¿Qué estás diciendo? ¡Vamos a seguir hasta que gane!

Julius habló agotado, pero Dudrick no aceptó esos términos y levantó una ceja.

Al verlo, decidió irritar a Dudrick. Sonriendo ligeramente cambió el encuentro a una batalla verbal.

—¿Hasta que gane, su alteza? Entonces, parece que no habrá un final para nuestro encuentro.

Fue una provocación absoluta para su oponente.

El efecto fue inmediato.

Dudrick, que tenía la ceja levantada, agudizó su mirada.

—¿Oh? Estás seguro para hablar así ¡Veamos por cuánto tiempo puedes mantener esa actitud!

Ambos se callaron después de intercambiar algunas palabras.

La tensa atmósfera entre ellos se rompió cuando la moneda que Julius lanzó golpeó el suelo. Ambos se movieron al unísono sujetando sus espadas.

♦ ♦ ♦

Al regresar del campo de batalla, a Julius no solo le preocupaba Dudrick.

Otra persona también había cambiado completamente su actitud y Julius estaba preocupado acerca de cómo tratar con él.

Dudrick se había entrometido durante mucho tiempo, la única diferencia era que ahora venía con más frecuencia, por lo que el otro problema le preocupaba más.

—No puedo animarte, ¿verdad Maxian?

—¿De qué estás hablando? No es que esté de mal humor, Julius.

La persona que le preocupaba era su mejor amigo Maxian.

Aunque dijo que no estaba de mal humor, parecía hosco. Julius parecía preocupado intentando consolar a su mejor amigo que claramente estaba de mal humor. Pero Maxian no quería animarse.

No sabía la razón del mal humor de su amigo, por lo que era una tarea difícil.

—¿Por qué estás diciendo que estoy de mal humor en primer lugar?

—Estoy preocupado precisamente porque no sé el por qué lo estás. ¿Acaso hice algo mal?

Maxian había estado enojado porque estaba preocupado por Julius, hasta el punto en que se unió a la guerra. Pero entonces Julius repentinamente cambió de pelotón en un momento crucial y él no pudo protegerlo.

Maxian ni siquiera sabía el por qué había participado en esa guerra.

—No realmente.

—Si es así, estoy contento, pero…

No podía decirle a Julius que había ido a la batalla porque estaba preocupado por él. Eso sería un inconveniente para Maxian que trataba a Julius como un amigo.

Por lo tanto, la pregunta de Julius lo inquietó y continuó de mal humor, así que trató de cambiar el tema:

—Por cierto Julius, han pasado unos días desde que regresamos, ¿ya has visitado a la señorita Emilyn?

Sus intenciones eran obvias, pero Julius mordió el anzuelo.

Julius se olvidó por completo del mal humor de Maxian tan pronto como escuchó el nombre de Emilyn.

—No, aún no. Ya que recibí un caballo blanco como recompensa, pensé en domarlo un poco antes de invitarla a dar un paseo.

—Ya veo. De hecho, incluso ella estaría feliz con un caballo blanco.

—Ah, tengo una buena recompensa. Y luego, en ese momento…, le pediré que se case conmigo.

—¡¿Qué?!

Maxian también se olvidó de su mal humor cuando Julius dijo que iba a proponerle matrimonio a Emilyn. Regresó a su yo normal luego de tal noticia.

Akatsuki
No lo recuerdo bien, pero, creo que cierto escuadrón no sabe de esto.

Al escuchar su tono fuerte, Julius le preguntó curioso:

—¿Huh? ¿Qué pasa? Te dije antes que quería pedirle su mano en matrimonio cuando volviéramos.

—B-Bueno, me dijiste eso, pero… Me sorprendió que lo vayas a hacer tan pronto.

—¿De verdad? No creo que alguien se oponga, ya que también recibí una medalla por mis logros. Además, planifiqué esto desde el principio, no hay motivo para dudar.

Julius ciertamente declaró que quería casarse con Emilyn después de haber hecho una contribución en la guerra.

De hecho, él había logrado contribuir en gran medida, por lo que ya había cumplido con sus condiciones.

Esta información era desagradable para Maxian, que tenía sentimientos por Julius, pero no tenía ninguna razón para detenerlo.

Agachó la cabeza decepcionado porque no podía hacer nada al respecto.

—Maxian, ¿qué pasa? —le preguntó por curiosidad ya que sus emociones seguían cambiando, pero Maxian no le respondió.

Julius pensó que estaba enfurruñado, pero se sorprendió cuando lo vio triste.

Sharon
Casi diría que siento lástima por Maxian, pero me está molestando su actitud de ‘me deprimo porque no me da ni la hora pero tampoco hago nada al respecto’

4 respuestas a “El Secreto de la Belleza – Capítulo 18: Una paz restaurada”

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