Traducido por Lucy
Editado por Sakuya
Cuando Shi Xiaobai sacó la Espada de Supresión del Mundo, la expresión de Hisith cambió de forma drástica mientras la mancha de luz roja temblaba con violencia.
Esa cosa habló con voz de pánico y ansiedad.
—¡Deténle, rápido!
Hisith se dio cuenta de la gravedad de la situación.
Había tres Inframundos, cada uno de los cuales contenía todos los espíritus muertos y cualquier alma errante que careciera de cualquier forma de consciencia; sin embargo, solo el “Inframundo” que él gobernaba tenía una Espada de Supresión del Mundo.
El tercer Señor Supremo le había dicho una vez, cuando heredó el cargo de Rey del Inframundo, que el que gobernaba era antes un terreno abandonado que más tarde fue descubierto por el “Abismo” y luego convertido en un “Inframundo”.
Esta Espada de Supresión del Mundo también había existido en este “Inframundo” antes de que llegara el “Abismo”. Según los videntes, si era extraída, el lugar sería aniquilado, hasta el punto de provocar el apocalipsis en el mundo humano.
Hisith no se atrevió a demorarse más. De inmediato se preparó para abrir la puerta que conducía al Inframundo con el fin de precipitarse ahí y matar él mismo a Shi Xiaobai y al dragón sagrado blanco dorado, clavando también la Espada de Supresión del Mundo en su lugar.
Sin embargo, antes de que pudiera terminar de desplegar sus cartas de póquer, un rayo de luz apareció de repente, una chica de pelo púrpura vestida con un vestigio gótico saliendo de el.
—Es hora de terminar esto aquí antes de que me enfurezcas por completo.
Kali salió de la luz y entró en la oficina. Sus ojos mostraban una pizca de impotencia. Con el fin de no interferir en la vida y el destino de Shi Xiaobai, había ejercido una gran moderación al no ayudarlo. No obstante, él era capaz de provocar grandes problemas cada vez, sin falta. Cada vez, desafiaba a algo a leguas por delante de él, por lo general algo muchos niveles por encima suyo.
La última vez, fue una pequeña marioneta de una organización terrorista.
Esta vez, era el “Abismo” y un Rey del Inframundo.
Su habilidad para crear problemas era de verdad inigualable.
Pero, cuando se trataba de ella, ya fuera la Iglesia de la Virtualidad, o el “Abismo”, no eran tan diferentes. Todos eran, sólo… un puñado de débiles.
Con la situación desarrollándose hasta este punto, incluso si ella no conocía la causa y el efecto de la situación, sabía que ya no podía sentarse y no hacer nada. Si Hisith hiciera él mismo su movimiento, sería imposible para Shi Xiaobai resistirle. Tendría que intervenir cuando llegara ese momento.
Por lo tanto, decidió que podría aparecer ahora y resolver la situación sin que lo supiera.
Kali había hecho todo lo posible por su pequeño novio.
Al oír sus palabras, la expresión de Hisith cambió. Aunque no estaba seguro del resultado si la enfurecía por completo, no podía evitar tener una fuerte sensación de presentimiento. También se sintió afortunado por no haber llevado las cosas demasiado lejos.
Sin embargo, no podía preocuparse por eso en este momento. Sus ojos parpadearon. Si el “Inframundo” fuera destruido, entonces sería solo una pequeña cuestión de perder el título; sin embargo, si el “Abismo” le culpaba de su destrucción, entonces sería un asunto bastante feo. En cualquier caso, tenía que irse lo antes posible.
—Sin duda no le pondré las cosas difíciles a Shi Xiaobai. Solo deseo que vuelva a colocar la “Espada de Supresión del Mundo”. Si esto sigue así, el “Inframundo” seguro será destruido. Espero que puedas hacer una excepción.
Decidió razonar con ella.
—¿Qué tiene que ver conmigo la destrucción del “Inframundo”? —se mofó.
Aunque en este momento, Shi Xiaobai todavía no había sufrido ningún daño, y aunque Hisith no la había enfurecido por completo, había cometido un error imperdonable al ignorar su pequeña advertencia.
Ya que ella había salido, no había manera de que este asunto se resolviera a la ligera. Solo estaba pensando en cómo castigarlo.
Viendo que ella no tenía intenciones de ser razonable, solo pudo mirar rígido a la mancha de luz roja.
La mancha de luz roja había estado esperando justo este momento. El momento en que Hisith suplicara su ayuda, sería el momento en que podría posar.
—Pixie, ¿sabes quién es este Ser?
La mancha de luz roja se rio en su mente. Creía que una vez que las palabras “Rey Fantasma del Abismo” fueran mencionadas, el duendecillo frente a él tendría un gran cambio de expresión, revelando expresiones de vacilación y preocupación. Nadie en este mundo se atrevía a ofenderlo, no solo por su título, ¡sino también porque era el tercer hijo del Overlord del Abismo!
Mi padre es el Overlord, ¿quién se atreve a meterse conmigo?
Justo cuando la mancha de luz roja estaba a punto de anunciar su identidad a Kali, ésta agitó de repente la mano, produciendo un agujero negro a su lado. Una gran mancha de luz azul salió despedida y se estrelló contra la pared de la oficina.
—¡¿Quién es?! Quién se llevó a este Overlord…
La gran mancha azul emitió una mueca tras chocar contra la pared. Sus globos oculares negros giraron e iban a gritar obsenidades, pero se detuvieron de inmediato al verla. Empezó a tartamudear:
—Eres tú… No… ¿Cómo puedes ser tú? Esto… Esto…
La mancha de luz roja se alarmó y gritó:
—Papá, ¡¿por qué estás…?!
La mancha de luz azul puso los ojos en blanco y, al verlo, comprendió de inmediato todo lo que acababa de ocurrir. Maldijo con rabia.
—Hijo malvado… ¿Qué has hecho? ¿Solo estarás dispuesto a descansar hasta que causes la muerte de tu padre?
Kali frunció el ceño antes de agitar la mano.
—Piérdete. El “Abismo” recibirá una prohibición adicional de mil años. Considerando que aún es un niño, lo perdonaré esta vez.
Habiendo recibido la amnistía, la mancha de luz azul cargó de inmediato hacia la mancha de luz roja y la envolvió por completo. A continuación, se movió a una velocidad imposible hacia el agujero negro.
El rostro de Hisith palideció por completo.
Esto era una puta mierda. Ahora, él, que temía por instinto a Kali, ya no tenía valor para resistirse.
—Habla, explica esta situación con claridad.
La voz de la chica era muy fría. Aunque había estado prestando atención a Shi Xiaobai todo este tiempo, había ciertos asuntos de los que todavía no estaba segura. Por ejemplo, la razón por la que salvó al dragón sagrado blanco dorado como si tuviera un plan, así como el verdadero motivo del juego de Hisith.
Él de inmediato se encontró muy afortunado, agradecido por el hecho de que Shi Xiaobai no matara a Chen Lingcun, de lo contrario, seguro habría tenido que “despedirse” de este mundo.
—La situación es la siguiente. Shi Xiaobai oyó que el pasaje en el “Inframundo” era bastante bueno y planeaba recorrerlo y jugar un pequeño juego de paso, entonces…
Planeaba contar una historia de fraternidad armoniosa.
De repente, diez cartas de póquer salieron volando de su cuerpo. Carta a carta, llegaron frente a él, antes de convertirse en cenizas.
Él se quedó mirando con los ojos muy abiertos.
¡No! ¡Esta carta le costó un mes de tiempo refinarla!
¡No! ¡Esta carta le costó seis meses!
Oh, Dios. Dios. Esta carta necesitaba tres núcleos astrales de Bestias Astrales de la Calamidad de Clase A.
Al ver cómo las cartas de póquer se convertían en cenizas, sintió como si estuviera viendo cómo los bellos tiempos del pasado se hacían añicos. ¡Su corazón sangraba!
—Continúa —dijo Kali de forma inexpresiva.
Abrió la boca y se quedó mudo.
¿Cómo iba a seguir contando su historia?
♦ ♦ ♦
En el Inframundo.
Shi Xiaobai estaba en un dilema.
La tierra temblaba y crujía sin parar. En una mano, sostenía a Chen Lingcun, que había vuelto a su forma humana, pero ahora estaba inconsciente. En la otra, sostenía la espada negra oxidada, con los ojos llenos de perplejidad.
—Este Rey recuerda con claridad que había una puerta aquí…
Se sintió bastante impotente al descubrir que la “Puerta del Inframundo” había desaparecido. Seguro había sido cerrada por Hisith.
Suspiró mientras miraba al cielo gris. Luego bajó la cabeza para echar un vistazo a la tierra que temblaba y crujía, antes de volverse para mirar la espada ancha mística negra que tenía en la mano.
—Olvídalo, es mejor clavarla de nuevo.
Antes, creía que ya podía escapar del “Inframundo”, podía quemar sus puentes. Ahora, sin embargo, se dio cuenta de que aunque el puente estaba al borde del colapso, él todavía estaba en él. No tuvo más remedio que volver a clavar la espada.
En ese momento, una voz desesperada e inarticulada sonó desde su conciencia.
—No… no… la… vuelvas… a… clavar…
La inarticulada voz sonaba como la de una niña pequeña que acabara de aprender a hablar.
De inmediato levantó la espada ancha negra delante de él, desconcertado.
—¿No la vuelvo a clavar?
—U… Usa… Usa… Usa…
Preguntó con asombro:
—¿Usarte?
La espada negra se estremeció de inmediato y dejó escapar un nítido zumbido.
En el mismo momento, la pequeña persona de luz negra, que se dirigía a su ubicación, de repente gritó “comida” en voz alta. Ya no consumía el suelo por el camino, sino que empezó a cargar hacia delante como un rayo negro de luz.