Traducido por Lucy
Editado por Sakuya
Después de que la espada negra eliminara su superficie negra, su cuerpo también se “adelgazó” bastante. Pasó de ser negra a una afilada espada dorada.
Mientras Shi Xiaobai sujetaba la empuñadura blanca como el jade, su mente seguía reproduciendo la impactante escena de antes. Ese golpe de la chica rubia con el pelo enroscado como un jinete de caballería le dio un impulso inexplicable.
¡Él también quería asestar un golpe así!
Era un deseo intenso que le llegaba hasta los huesos. ¡Quería restaurar ese golpe!
Sus ojos negros se volvieron muy severos y solemnes. Mientras apretaba la espada con ambas manos, ¡hizo una pose idéntica a la de aquella chica rubia!
—¡Ja!
¡Rugió con fuerza y lanzó un tajo hacia las tierras que se resquebrajaban sin parar y el firmamento que caía en picado!
No hubo ningún rayo dorado que se juntara para este golpe. Tampoco hubo ningún rayo de espada estallando. Ni hubo la explosión dorada que llenó el mundo cuando la chica rubia lo lanzó.
Este golpe tan simple ni siquiera logró abrumar a los vientos aullantes.
Sin embargo, después de que terminara de acuchillar, empezó a reír sin parar, su voz llena de alegría y satisfacción.
Miró hacia arriba mientras reía, como si hubiera matado a miles de demonios de la calamidad de un solo golpe.
De hecho, también sabía que su golpe estaba a un mundo de diferencia del de la chica rubia, pero solo imitando su pose le hizo sentir una inexplicable sensación de satisfacción.
—Parece que Este Rey tiene que tomarse un tiempo para aprender técnicas de espada.
Este golpe había hecho que se enamorara de las espadas.
De repente, el sonido de cáscaras de huevo rompiéndose sonó frente a él. ¡No pudo evitar mirar mientras veía que el espacio que acababa de acuchillar se rompía poco a poco!
Una luz blanca salía sin parar del espacio que se resquebrajaba mientras emanaba un aura helada.
Momentos después, la figura espacial adquirió la forma de una estrecha puerta.
—¿Puerta al Inframundo?
Se sorprendió. ¿Este golpe había conseguido abrir de un tajo una fisura tan similar a la puerta del Inframundo formada con las cartas de póquer de Hisith?
Recapacitó de inmediato. ¿Así que este era el método que Pequeño Negro mencionó para sair? ¿Un simple golpe como este había conseguido abrir la puerta?
¿O debería decirse que su golpe… en realidad no era nada ordinario?
—Pequeño Negro, ¿ves eso? ¡Este Rey se la arregló para usar Excalibur!
Sonrió. ¿Cómo podría un golpe suyo ser ordinario? Solo el nombre de “Excalibur” era digno de estar a la altura de su golpe, y sólo entonces, estaría a la altura del impactante golpe de aquella chica rubia.
Sin embargo, ella no respondió incluso después de que pasaran varios segundos.
—¿Pequeño Negro?
Llamó una vez más, pero tampoco respondió.
Utilizó de inmediato su mente para percibir la espada dorada. Desde que firmó el “pacto de sangre”, sintió que tenía una vaga conexión.
Momentos después, exclamó y murmuró para sí mismo:
—¿Se quedó dormida?
Sintió que el aliento de vida en la espada parecía estar dormido.
Lo encontró algo lamentable. Aunque no iría tan lejos como para seguir gritando “Entrenador, quiero aprender espadas”, todavía quería alguna información a través de algún sondeo. Después de todo, el arma había enumerado muchas técnicas de las que nunca había oído hablar.
En este momento, había generado un intenso interés por las “espadas”.
Miró al cielo gris que estaba a punto de derrumbarse y supo que tenía que irse pronto. Justo antes de entrar en la “puerta del Inframundo”, cargaba con Chen Lingcun, al que había tirado sin piedad al suelo porque necesitaba las dos manos para sostener la espada.
En ese momento, el arma dorada empezó a encogerse en la palma de su mano. Se transformó en una mancha dorada de luz antes de dar vueltas y hacer una imagen en el dorso de su mano.
Sintió un ligero dolor mientras levantaba su mano. Un patrón dorado único apareció.
—¿Miedo a los extraños?
Sintió una resistencia proveniente de la espada dorada que hizo un tatuaje en el dorso de su mano derecha. Sintió un ligero pesar ya que quería mostrarle a Kali, Riko, Lingcun, Buey de Acero y otros, antes de mostrar el juego de espadas del Rey. Nunca esperó que tuviera miedo a los extraños, impidiéndole mostrársela a los demás.
Estaba desconcertado. ¿No estaba Pequeño Negro dormida? ¿Podría otro espíritu de la espada dorada estar controlando su comportamiento? ¿O debería decirse que no hablaba porque estaba dormida?
Shi Xiaobai se lo pensó un momento antes de abandonar las preguntas que no podía responder de inmediato. Sacudió la cabeza y, mientras sujetaba a Chen Lingcun, atravesó la “puerta del Inframundo”.
♦ ♦ ♦
Cuando Shi Xiaobai entró en la “Puerta del Inframundo”, una luz brillante floreció de repente mientras Kali salía de la luz, hacia el Inframundo que se enfrentaba a un colapso inminente.
Kali tenía una sonrisa en los ojos. Con el fin de evitar que Shi Xiaobai descubriera su ayuda para él, ella había esperado a que Shi Xiaobai diera ese simple golpe para abrir sin problemas la “puerta del Inframundo”.
—Esto pone a prueba la habilidad.
Kali lo encontró algo divertido. Podría haber abierto la “puerta del Inframundo” antes, pero de nuevo le preocupaba que Shi Xiaobai se volviera sospechoso. Por inferencia, él podría adivinar que ella le estaba ayudando entre bastidores.
No culpes a su Shi Xiaobai por ser tan tonto. En aquel entonces, la inteligencia que mostró en su decisión de salvar a Dan Liang y a aquellos convictos la había dejado un poco sorprendida.
Kali no quería que Shi Xiaobai la viera algún día como una “benefactora”. Como tal, ella no haría nada a menos como último recurso.
Sin embargo, este asunto había dejado a Kali con muchas dudas.
Las acciones de Shi Xiaobai de salvar a Chen Lingcun parecían como si fuera clarividente.
Su decidida y calmada sabiduría parecía haber sido llevada a cabo metodológicamente. Podría decirse que se hizo “paso a paso”, y aparte de no considerar que Hisith cerraría por la fuerza la “puerta del Inframundo”, todo lo demás que hizo podría decirse que fue perfecto.
Esto… ¡no se parecía en nada a Shi Xiaobai!
Y el mayor misterio provenía de esa espada negra.
Por lo que ella sabía, esta espada era solo una espada sagrada usada como sellador que activaba una matriz de sellado. Para empezar, no tenía un espíritu de espada, pero un joven espíritu de espada había nacido después de que pasaran eones.
¿Por qué este joven espíritu espada eligió a Shi Xiaobai para ser el contratista?
¿Cuáles eran esas palabras inauditas que Shi Xiaobai dijo en su pacto?
¿Por qué fue capaz de forzar al espíritu de la espada sagrada a reconocerle como maestro sin necesidad de que diera sangre?
—Parece que tiene algunos secretos que desconozco.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Kali. Aunque sentía bastante curiosidad por estas cuestiones, no quería ahondar demasiado en ellas. Esto se debía a que le gustaba un Shi Xiaobai que no podía ver por completo.
—Tengo que decir que necesito dar las gracias a Xiaobai. Si no fuera por él, de seguro no habría descubierto que el “Pecado Original de la Gula” del próximo apocalipsis está escondido en un lugar así.
Kali miró a lo lejos. Ahí, una diminuta persona de luz negra devoraba las tierras y los espíritus muertos del Inframundo, haciendo que su cuerpo creciera.
La diminuta persona de luz negra era uno de los Siete Pecados Capitales del Pecado Original de la Calamidad, llamado “Gula”.
♦ ♦ ♦
Después de atravesar la “puerta del Inframundo” con Chen Lingcun en brazos, Shi Xiaobai se quedó un tanto estupefacto.
—¿Dónde… es esto?
Shi Xiaobai inspeccionó su entorno. Había transeúntes caminando todo el tiempo junto a él, con varios puestos a ambos lados de la carretera. Había una gran variedad de tiendas delante y detrás de él, como si se tratara de una calle muy concurrida.
En ese momento, se acercó una belleza pelirroja tomada del brazo de un joven de pelo plateado. La pareja pasó junto a Shi Xiaobai y el comatoso Chen Lingcun. El joven de pelo plateado frunció el ceño, pero no se volvió y siguió caminando hacia delante, desapareciendo rápido de la multitud.