Emperatriz Abandonada – Capítulo 1: Emperatriz abandonada (6)

Traducido por Lugiia

Editado por Gia


♦ ♦ ♦

Desperté debido al dolor que sentía. La luz del sol brillaba a través de las cortinas abiertas y los pájaros cantaban fuera de la ventana.

Era una mañana no muy diferente a cualquier otra, pero, ¿por qué me sentía tan vacía?

—Oh, ya está despierta. ¿Se encuentra bien, Su Alteza?

Cuando vi el rostro del médico real, recordé los eventos de la noche anterior. El hecho de que Ruvellis me sostuviera cuando estaba a punto de caer a causa del mareo. El que ella también estuviera en ese lugar. Y…

—Déjame hacerte algunas preguntas.

—¡Por supuesto, Su Alteza!

—Es una suposición, pero quiero estar segura de si es correcta. ¿Tuve un aborto espontáneo?

—Lo lamento… Su Alteza.

—Entonces, mi suposición era correcta.

Lo adiviné al momento de ver mi vestido manchado de sangre, pero cuando el médico dijo que había abortado al bebé, no sabía cómo expresar mis sentimientos. La pregunta más importante no era esa. Estaba muy asustada y no tenía el valor de hablar… Sin embargo, tenía que confirmar algo más.

—Déjame hacerte una última pregunta. ¿Podré tener más hijos? —le cuestioné, pero solo se me quedó mirando y sin responder—. ¿Por qué no me respondes? Te he hecho una pregunta.

—Estaba muy débil… Lo siento. Lo siento mucho, Su Alteza.

—Entiendo.

A pesar de que sentía más dolor que alegría cuando me hacía el amor, aunque el embarazo haya sido repentino, a pesar de que el feto no haya crecido lo suficiente como para sentir un amor maternal, y aunque me molestaban las náuseas y los mareos matinales… Ese bebé, nuestro bebé, ya no existiría. Ni ahora, ni nunca.

—Comprendo… Puedes irte ahora  —ordené.

—Sí, Su Alteza. Por favor, cuídese.

Sin siquiera pensar en levantarme, miré fijamente a la nada durante mucho tiempo. Vi al jefe de funcionarios del palacio volver con un montón de papeles, y a las doncellas, quienes estaban a la espera, salir en silencio de la habitación, pero no podía permitirme prestarles atención. Toqué mi pecho mientras me sentía cada vez más y más vacía.

Al quedarme sola, y mientras trataba de consolarme, vi a un hombre en uniforme entrar en la habitación. Con su cabello plateado brillando al sol, me miró en silencio con sus ojos azules. De repente, mi vista se tornó borrosa.

—Padre…

—¿Qué sucedió, Su Alteza?

—Tal como lo escuchaste, padre. Yo…

—Escuché que Su Majestad la empujó, mientras se levantaba apresuradamente para aclarar el malentendido con la emperatriz, y que debido a ello, perdió al bebé. ¿Es eso cierto?

—¿Qué tipo de persona propagaría tales rumores…? Fue mi culpa. Tropecé tontamente, así que no escuches rumores infundados, padre.

Mi padre nunca escuchó ni repitió los malos rumores sobre el imperio ni la familia imperial.

No podía creer lo que oía cuando me hizo aquella pregunta, así que le sonreí como si nada hubiera pasado.

Tenía que dar el ejemplo como miembro de la familia imperial. Sin importar los rumores que pudieran haber sobre mi persona, tenía que abstenerme de decir o hacer algo que pudiera deshonrarlos, y con ello, deshonrar al imperio.

Los ojos azul marino de mi padre denotaban soledad, pero también mucha amargura. Después de mirarme por un momento, habló en voz baja:

—Oh, entonces lo que escuché es verdad.

—Padre.

—Fue gravemente herida… Debe descansar bien.

Mientras miraba a mi padre, me acosté nuevamente en la cama, pensando en su advertencia sobre descansar.

Pero ¿cómo podría relajarme?

Mientras permanecía inmóvil, varias cosas vinieron a mi mente. Su gélida mirada, la fría voz con la que declaró, sin mostrar emoción alguna, que mi hijo nunca sería su sucesor, y sus crueles acciones, cuando simplemente llamó a las doncellas para que me cuidaran, incluso después de que cayera sangrando, todo para seguir a la emperatriz.

Me sentía afligida. Estaba más desconsolada por el hecho de que la siguiera, que por haber perdido un hijo, a quien no había conocido todavía. Quizás fue afortunado que el niño no naciera de una mujer como yo, quien estaba más frustrada por no haber ganado su amor. Ahora que lo pienso, tal vez tenía razón cuando dijo que yo era una mujer de corazón frío.

Sentí que me volvería loca si me quedaba sentada en silencio, por lo que decidí que trabajaría al día siguiente.

♦ ♦ ♦

Cuando me desperté por la mañana, leí los papeles que tenía en la mesa, a pesar de que mi cabeza estuviera en las nubes. Seguí leyendo la montaña de documentos hasta que todas las doncellas se fueron a dormir, incluso cuando el amanecer del siguiente día llegó. Cuando no tuve más papeles para leer, releí los documentos que ya había revisado.

Cada vez que me acostaba en la cama, recordaba lo que había pasado ese día. Cada vez que dormía una siesta, solía tener pesadillas. Debido a ello, no quería acostarme ni dormir.

♦ ♦ ♦

¿Cuántos días habían pasado? ¿Habrán sido semanas? ¿Meses? Mientras escribía algo en un estado de ensueño, escuché a las criadas susurrar entre ellas, diciendo que Jieun tendría un bebé.

Me reí durante mucho tiempo de sus palabras. Seguí riendo, mientras luchaba por respirar, hasta que las aturdidas doncellas salieron corriendo y mi padre vino a hablar conmigo.

—¿Qué está haciendo, Su Alteza?

—Padre, ¿no te parece muy divertido? Su Alteza, esa mujer que supuestamente está bendecida por Dios, quedó embarazada —le comenté sin dejar de reír.

—¿Su Alteza?

—¿No es gracioso? Mi bebé se ha ido, pero ella ha quedado embarazada. Nunca podré tener más hijos por el resto de mi vida, pero ella tendrá uno. ¿No es gracioso? —comenté con jocosidad.

—¡Entra en razón!

Mi padre me agarró por los hombros y me sacudió de un lado a otro.

¿Por qué no está disfrutando de tan divertida historia? ¿Por qué me mira de esa manera?, pensé mientras inclinaba la cabeza.

—¿Qué te sucede, padre? ¿No te parece divertido? —Después de decir aquello, destellaron estrellas ante mis ojos. Entré en razón cuando mi padre me golpeó por primera vez en mi vida. No tuve el valor de mirar su rostro al escucharlo jadear, por lo que bajé levemente la mirada—. Lo siento, padre…

—¿Has entrado ya en razón?

—Sí, lamento haberme mostrado de esta manera ante ti.

—Desearía no haberte casado con él.

Al nacer, fui designada como su esposa. Tan pronto como di mis primeros pasos, comencé a aprender las lecciones reales.

Como jefe de la familia más leal del Imperio, mi padre nunca se resistió a la decisión imperial de entregarme como esposa del príncipe heredero, tratándome como la Hija de la Profecía.

Incluso cuando hubo un enfrentamiento entre las facciones que querían hacer de la misteriosa joven la esposa del emperador, y la facción que quería convertirme en la emperatriz, mi padre, como fiel servidor de la familia imperial, no puso ninguna objeción a la decisión tomada por el príncipe heredero, quien nombró a Jieun como su esposa. Aceptó humildemente la degradante orden del príncipe, en la cual yo, quien había sido elegida originalmente como su esposa, sería aceptada como su concubina.

A pesar de eso, acababa de decir que se arrepentía de haberme casado con el príncipe. No podía creerlo. ¿Habré escuchado mal? Mi padre no era el tipo de hombre que pudiera decir tales palabras.

—¿Qué dijiste, padre?

—Escúchame bien. —Lo miré fijamente, todavía confundida por sus palabras acerca de mi matrimonio—. Tengo que ir a la frontera por un tiempo. Ocurrió algo donde me necesitan con urgencia. Espera mi regreso. Cuando eso suceda, te llevaré de vuelta a casa.

La determinación en su expresión y el brillo en sus ojos azules me parecieron tan extraños, por lo que le pregunté con voz temblorosa:

—¿Padre…?

—¿Lo entiendes?

—Sí, lo entiendo… Vas a volver pronto, ¿verdad?

—Lo haré. Por lo tanto, debes mantenerte firme y saludable hasta que regrese, ¿entiendes?

—Sí, lo entiendo, padre.

Después de oírme decir que lo entendía una vez más, se dio la vuelta con una leve sonrisa en su rostro. Mientras lo veía desaparecer, me sentí muy nerviosa, e incluso preocupada por él. ¿Puedo pedirle que no se vaya?

Dudé una y otra vez de si debía decir algo o no, pero al final, decidí mantenerme en silencio. Estaba segura de que volvería pronto porque era un hombre de palabra. Si esperaba un poco más, seguramente me llevaría a casa pronto. Cuando llegue ese momento, le preguntaré a qué se refería cuando dijo que deseaba no haberme casado con él. También le cuestionaré si realmente cree que soy más importante para él que el imperio y la familia imperial, los cuales siempre fueron su prioridad.

3 respuestas a “Emperatriz Abandonada – Capítulo 1: Emperatriz abandonada (6)”

  1. Muchas gracias por la traducción y concuerdo con el comentario de uno del equipo asignado que la novela me da a dar sentimientos encontrados.

  2. 🤦🏻‍♀️😑🤦🏻‍♀️😑🤦🏻‍♀️Es muy común que una persona que recibe una noticia mala que le cambia de vida caiga en locura, depresión o delirios y por eso no hay que dejarlos solos 😑🤦🏻‍♀️😑🤦🏻‍♀️

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