Felicidades Emperatriz – Capítulo 35: El enfrentamiento


La débil luz de la noche, lentamente estaba llegando y en la Ciudad Gloria estaba iluminado.

En el camino, había una interesante escena que atraía a la gente.

Alguien que fue tentado por esto, vio a una persona vestida de hombre que cubría su rostro con un paño negro, llevando a alguien que usaba una extremadamente creativa e interesante postura para avanzar rápidamente. Su espalda llevaba un gran poste de bambú, que se balanceaba de un lado al otro. Al final tenía escrita una gran palabra:

”Soy un ladrón que intenta roba en la Mansión del Príncipe, ¡Por favor, mire a este maleante!”

El alerta Zhui Feng no pudo ignorar a la  curiosa multitud que estaba señalándolo y haciéndole gestos. Toda su vida, esta fue la segundo vez que detesto la palabra “curiosidad”. La primera vez sólo sucedió hace quince minutos.

Hua Jin tenía un estado de ánimo alegre, tarareando un melodía, mientras tiraba de él, ni demasiado rápido, ni demasiado lento, en dirección a la Mansión del Príncipe Errante.

Jiao Yue y Chu Yun seguían detrás de Zhui Feng.

Jiao Yue se sorprendió de que Zhui Feng pudiera ir a un ritmo rápido a pesar de tener las rodillas atadas. Después de mirarlo por un rato, ella se rió entre dientes, sofocada con una cara roja.

—Es como lo que la Joven Ama dijo, él está caminando como si estuviera intentando retenerla…

Hua Jin se giró y le dio una palmadita en la espalda a Zhui Feng

—En el pasado Duan Yu [1] inventó “Onda de pasos suaves” y ahora tenemos a Zhui Feng inventando “Sin pasos”, para moverse como el viento, que será conocida como “postura de pis”.

Zhui Feng deseaba que pudiera usar su palma de la mano y golpearse a sí mismo. Qué acciones malvadas hizo en su vida pasada para ser reducido a tal tratamiento por Hua Jin.

Hua Jin lo vio detenerse y tiró la cuerda.

—Señor “postura del pis”, ¿quieres que te quite la ropa?

Zhui Feng tembló y comenzó a caminar tan rápido como sus piernas podían ir.

♦ ♦ ♦

En las puertas de la Mansión del Príncipe Errante, Zhu Yu quien regreso para informarle, ahora estaba mirando alrededor a la espera.

Eso era porque Yu Yan le había dicho que Hua Jin traería a Zhui Feng derecho a las puertas en menos de una hora.

De hecho Zhui Feng había regresado, pero él no esperaba que regresara de esa manera. Lo que más le sorprendió fue que Zhui Feng había atraído a una gran multitud detrás de él.

Zhu Yu fui incapaz de tomarse el tiempo para preocuparse por Zhui Feng y rápidamente cerró la puerta y regresó para encontrar al propietario.

Hua Jin pateó a Zhui Feng y sonrió con mala intención

—¡En la necesidad se conoce al amigo!

Había silencio, ninguna de las partes se movió y no había ningún movimiento fuera de la puerta.

Los ojos de la multitud brillaban de expectación, llevaban linternas y estaban preocupados por ver una gran espectáculo.

*Crujir*

La puerta finalmente se volvió a abrir, Yu Yan quien estaba vestido de rojo salió y dio un vistazo alrededor. Las muchedumbres que susurraban entre sí se calmaron repentinamente.

Hua Jin inclinó la cabeza y miró a las concubinas que lo seguían detrás, sonriendo.

— ¡Oh! ¿Preparándose para un funeral? ¡Qué animado!

Los caras de las concubinas se pusieron rojas.

La Mansión del Príncipe no estaba cubierta de blanco y ni siquiera Yu Yan e incluso las concubinas estaban magníficamente vestidas.

Si no fuera por los sirvientes vestidos de blanco, se daría la impresión de que el Príncipe estaba celebrando una fiesta.

— ¡Hua Jin Lan! ¡No seas grosera!


[1] Duan Yu: Personaje de una novela china,  “Demi-Gods and Semi-Devils”.

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