Felicidades Emperatriz – Capítulo 7: Casa de apuestas


—¿J-joven ama?¿Adónde vamos vistiendo de esta manera?—Jiao Yue preguntó, sintiéndose incomodo por usar ropas de hombre.

10 taels, fue suficiente para que Hua Jin, comprara un nuevo conjunto de ropa.

Nuevas, ropas de seda blanca y un abrigo de color verde, junto con un abanico de papel.

En cada palabra y acción que usó, parecía como si fuera una gran señora a la hora de comprar, los transeúntes se detenían y daban la vuelta, solo para mirarla.

Chu Yun, vació su cartera, solo para ver que le quedaba 1 tael, con un ligero amargor dijo

—Joven ama, ¿todavía vamos a ir al Pabellon Ti Tou, a pesar de que solo dejo 1 tael?

—Por supuesto—Hua Jin, uso el abanico para darle un golpe en la cabeza—Pero antes de eso, me gustaría ir a otro lugar primero.

Después de muchas vueltas y caminado a través de diferentes calles y callejones, Hua Jin se detuvo.

Jiao Yue miro el enorme letrero—¿¡Casa de apuestas!?

—¡Grandes o pequeñas!¡Hagan sus apuestas!

—¡Grande! ¡Grande! ¡Grande!

—¡Pequeña! ¡Pequeña! ¡Pequeña!

Justo lo que se esperaba de un lugar pequeño, estaba lleno de gente y apestaba a sudor. Miró a su alrededor y había una mesa llena de gente.

Forzando su camino entre la multitud, se dio cuenta que el juego estaba en su climax. Todos los ojos se centraban en un tipo viejo, en realidad, miraban la mano llena de billetes del aciano.

El banquero miraba al viejo, como si fuera una presa fácil y constantemente le pedía que coloque su apuesta. El viejo no pudo tomar una decisión, apretó los dientes y apostó “pequeño”. Los otros apostadores eligieron la otra opción “grande”.

Se levantó el cubilete [1] y se vieron los dados. Y como era de esperar, los dados dieron “Grande”.

—¿¡Grande otra vez!?—el viejo grito y cerro su cartera. Se dio la vuelta y se alejó de la multitud, y se quejó—¡haciéndome perder mucho dinero de nuevo! ¡Si sigo perdiendo, desaparecerán los ahorros de mi vida!

Hua Jin sonrió y le susurro—Viejo, ¿quiere recuperar su dinero?

Al viejo se le iluminaron los ojos—¿Usted tiene algún plan?

Hua Jin, les susurro unas palabras. Él lo considero un tiempo antes de volver felizmente a la mesa.

Las apuestas se reanudaron y cuando el banquero vio de nuevo al viejo, se río, mientras alentaba a la multitud a apostar.

—¡Esta vez voy a apostar en grande!—el viejo colega, tomo mil taels y los tiró hacia la mesa. Hua Jin, al mismo tiempo, tomó su billete, lo dobló en un pequeño cuadrado.

—Pequeño

—¡Grande! ¡Grande! Grande!—gritaba el viejo

—¡Pequeño! ¡Pequeño! Pequeño!—gritaba la multitud.

El cubilete se levantó y como se esperaba, era “Pequeño”. El banquero se rió entre dientes, mientras tomaba el dinero del viejo. Hua Jin, utilizo su abanico y señalo a su billete doblado.

—¿Banquero?¿No se supone que se debe obtener el doble?

El banquero se burló un tiempo, antes de lanzarle un billete de un tael de plata.

Huan Jin sacudió la cabeza y con su abanico, le empujo el billete.

—Por favor, míralo con cuidado.

El banquero abrió el billete y su rostro se puso pálido.

—¿!!!!Ci-cin-cinco mil taels de plata!!!!?

—Así que, ¿va a pagar?—se burló Hua Jin

—S-Si, definitivamente…—el banquero apretó los dientes

Al salir de la sala de juego, Hua Jin tomo un billete de mil tael de plata, dejándole el resto al anciano.

—Espero que no te importe, tome un poco como compensación

La sonrisa del viejo era tan brillante que incluso su bigote se elevó. Asintiendo con la cabeza mientras tenía el dinero.

—¡Por supuesto por supuesto! ¿Cuál es su nombre, joven?

—Mi madre me dijo que no le dijera mi nombre a desconocidos.

El viejo se echó a reír—Pues bien, espero volver a verte de nuevo. ¡Tenga cuidado jovencita!

—¡Están por allá! ¡persíganlos!

Jia Yue, fue sorprendido por la voz—¡Señorita, son las personas de la casa de apuestas!

Hua Jin se dio la vuelta, solo para descubrir que el viejo ya se había ido, ella apretó sus dientes y se echó a correr, dejando a Jiao Yue y Chu Yun atrás

—¡¡¡CORRAN!!!


[1] Cubilete: es un vaso pequeño, en este caso se usa para agitar los dados.

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