Gato K – Capítulo 02.3

Traducido por Anissina

Editado por Ayanami


—¿Ese es el gato de su alteza?

Las palabras del conde atrajeron la atención de la gente hacia la misma dirección. Había un gato negro en el lugar donde se reunían las miradas. La forma de caminar con la barbilla levantada era tan altiva que parecía ser el dueño de este palacio imperial.

—Señor Richt. ¿Ese es el gato del que se rumorea?

Al ser cuestionado, Simon asintió mientras mantenía una expresión neutra.

—Así es.

La gente estalló de admiración ante la afirmación de Simon.

Un gran collar de joyas estaba colgado en el cuello del gato negro que cruzaba el jardín a plena luz del día, demostrando el rango de su dueño. Era un gran rubí rojo que destacaba aún más porque su pelaje era todo negro. Era una joya tan famosa que la gente la llamaba el “corazón de diosa”, y era un tesoro que se había transmitido de generación en generación.

—Se dice que Su Alteza se preocupa mucho por ese gato, parece que el rumor no es falso. Colgó ese precioso tesoro imperial en el cuello del gato.

—Eso es lo que quiero decir. Jaja.

La expresión de Simon, que estaba escuchando la charla de la gente, se endureció ligeramente.

Ya era bien sabido que el príncipe, que estaba cazando, había regresado con un gato negro en brazos. Es algo común criar perros o gatos como mascotas, pero la atención era inevitable porque se trataba del príncipe heredero. Esto se debe a que, desde hace tiempo, los animales tienden a asustarse si están cerca del príncipe heredero. Además, el príncipe heredero no es de los que derramaban atención o afecto a nadie.

Sin embargo, un gato que el príncipe heredero aprecia y tiene a su lado, además, era sorprendente que el gato tampoco dudara en estar al lado del príncipe heredero.

—De todos modos, no es algo bueno. Esto suavizará la imagen externa de su alteza.

La gente asintió y estuvo de acuerdo con las palabras del conde. Sin embargo, Simon puso cara de contemplación al ver que el gato desaparecía por allí. En su opinión, dicho gato no es un gato corriente. Lo había pensado desde el primer día que lo vio, pero con el paso del tiempo, la sospecha se hizo convicción.

Los gatos son bestias esencialmente inteligentes, pero ese gato había ido mucho más allá. Sin embargo, ahora no había nada que Simon pudiera hacer al respecto. Esto se debía a que el príncipe heredero le estaba prestando más atención a ese gato de lo esperado.

—De acuerdo. Entonces, deberíamos ir a la reunión. Por favor, cuéntele a su Alteza la historia, Sir Richt.

Simon volvió en sí e inclinó ligeramente la cabeza. Mientras observaba a los aristócratas pro-príncipe alejarse, lanzó su mirada en la dirección donde el gato había desaparecido hace un rato. A partir de ahora, cuando comenzara la reunión matutina, el príncipe heredero no se moverá de la sala de conferencias durante un rato. Era el momento perfecto para seguir al gato en secreto.

Simon comenzó a caminar en silencio.

♦ ♦ ♦

Sugar Prince me acarició la cabeza y salió de la sala. Reemplacé el saludo moviendo la cola un par de veces. Nunca la meneo más de dos veces. Porque no es un comportamiento genial.

Sugar Prince va al trabajo cada mañana. No tengo claro a dónde va a trabajar. Sin embargo, es un hecho que el lugar está dentro del palacio imperial. Quiero ir allí al menos una vez, pero no necesariamente lo sigo. Seguirlo es una gran pérdida para mi cara. Está claro que los humanos me considerarán una mascota leal.

Cuando Sugar Prince se va a trabajar, las sirvientas se ponen a trabajar.

Cambiaron las sábanas y empezaron a limpiar. No se veía ni un grano de polvo de lo limpio que estaba. Cuando comenzaron a limpiar, subí tranquilamente a mi refugio. Esto se debía a que no tenía intención de respirar el polvo que se había esparcido en el aire mientras limpiaban.

El palacio de mi dueño es muy amplio. Incluso después de salir de la habitación, había que caminar mucho tiempo para respirar el aire del exterior. De hecho, si se utiliza la ventana, se podría salir en pocos segundos, pero yo no haría algo tan indigno. Siempre paso por la puerta y salgo al jardín. Entonces, los humanos que custodian la puerta me saludan: —¿Estás dando un paseo?

De vez en cuando, me encuentro con una puerta cerrada, pero lo solucionaba rascando un par de veces con una garra. Cuando oyen mis garras, los soldados están dispuestos a abrir la puerta felizmente.

—Hoy no puedes subir al árbol —me habló una sirvienta.

Rápidamente, la escaneo de pies a cabeza. Pasan: la cara, el pecho y la sonrisa.

Un 95 sobre 100. 

En lugar de una sonrisa, maullé amablemente a la sirvienta que ha recibido un aprobado. La cara de la sirvienta se puso roja y se movió con timidez. Puedo adivinar su estado fácilmente. Ya se ha enamorado de mí.

Era muy fácil acercarse a una mujer en ese estado.

Por ejemplo, si frotara la cabeza contra su tobillo, diría: “¡Oh, Dios mio!” o “¡Ay, Dios!”. Además, cuando maullara, me abrazaría de inmediato y enterraría mi cara en su pecho. Con eso, se acabaría el juego. Estaría dispuesta a invitarme a su baño o a su cama.

Pero, en lugar de seducirla, comencé a dar pasos de nuevo. Porque no soy un hombre fácil.  

El jardín del palacio real es muy grande. Todo tipo de árboles que muestran flores bien cuidadas se extienden como cuadros. Se necesitan horas para dar un paseo por el área a la vista. Pero en los últimos días, ya le había echado un vistazo a todos los jardines del Príncipe Heredero.

Esto era un hecho porque ayer me subí a un árbol alto y lo comprobé. Así que voy a salir del palacio de Sugar Prince y mirar por todo el palacio a partir de ahora. No era sólo por la aventura. Aunque tenía curiosidad por el lugar llamado Palacio Imperial, todo es para encontrar la manera de resolver la maldición. Era una tontería quedarse quieto y esperar a que la maldición se levantara sola.

—Oh, Dios. Mira a ese gato negro. ¿No es el gato del Príncipe Heredero?

Después de caminar durante mucho tiempo, escuché un pequeño susurro. Mirando hacia atrás y de reojo, unas mujeres nobles con ropas coloridas me miraban y susurraban.

Cuando las miradas se cruzaron, el abanico de las damas se aceleró. Levanté la barbilla y empecé a caminar de nuevo. Con cada paso, las miradas abrumadoras hacían que mi cara escociera, pero las ignoré como si no las notara. Si me confrontaran, uno por uno, aunque fueran 10 personas, no sería suficiente.

Los humanos se amontonan por todas partes en este lugar llamado Palacio Imperial. Los ojos y los susurros de los humanos se escuchan por todas partes. Algunos de ellos eran bastante groseros llamándome “Gato” o “Mariposa”. Incluso había un ser humano que me hacía señas mientras dice “tch tch”.

Quería arañar los dedos de sus pies y su hocico o su mano, pero había decidido perdonarlos generosamente. Sería un gran problema si me enfermara después de poner la sangre de extraños en mis garras.

Quería cambiar de ruta porque el interés humano era muy molesto, pero no era fácil.

Pasar por los árboles o la hierba, es repugnante porque ¿que si me encuentro con un bicho? 

Aunque ahora soy un gato, originalmente era un humano que vivía en una ciudad de alta tecnología en el siglo XXI, así que me asusto al ver a un sólo bicho. Es escalofriante sólo mirarlo, pero si se me pegan al cuerpo, me desmayo.

Así que no tuve más remedio que…caminar por el camino que los seres humanos han hecho para ellos.

¿Qué?

De alguna manera, la parte posterior de mi cabeza había estado picando durante un tiempo. Se sentía como si alguien estuviera mirándome desde atrás. Giré mi cabeza, pero no había nadie. Bueno, no podía haber un ser humano que me siguiera sin ser detectado por mi agudo sentido gatuno. Creo que solo me picaba la nuca.

De todos modos, debería haber una biblioteca en el palacio imperial, pero ¿dónde podría estar? Después de un jardín, había otro y cuando pase un gran edificio había otro edificio. Casi me ciega el lugar donde está. Humanos…

Si tuviera el cuerpo de una persona, sería sencillo preguntar a alguien que pasara por allí, pero en lugar de pedir direcciones con este cuerpo, sería bueno poder decir una palabra correctamente. Ni siquiera podía hacer eso.

Me detuve un momento y miré a mi alrededor. Y pensé…

¿Dónde diablos está este lugar?

Lo pensé, pero no lo sabía. Era una cuestión de costumbre. Como era la primera vez que venía, obviamente no lo sabía, pero nunca me había perdido. Era sólo que… no sabía dónde estaba.

Mientras observo, comienzo a tener sed y me empiezan a doler las piernas. Normalmente, en este momento ya habría comido los bocadillos que me da mi sirvienta y me estaría echando una siesta apoyado en un cojín.

Escaneé a los humanos que pasaban por allí. Sin embargo, éstos no  se mostraron interesados. Incluso cuando parecía sediento, no había ningún ser humano que se acercara y me diera agua. De repente quiero ver a mí Sugar Prince. Si lo miro porque tengo sed, rápidamente me dará agua.

Decidí calmarme y buscar un buen trago de agua, aún cuando me sentía deprimido. Ahora que lo pensaba, estaba paseando por el palacio imperial. Sería mucho más conveniente tener al dueño como guía que buscar yo sólo. Si me llevase en brazos, no me dolerían las piernas ni el cuello. Si tuviera sed o hambre, me daría algo de comer rápidamente. Hablando de eso, él siempre sabe cómo me siento.

No había ningún ser humano igual. Cuando maullaba, me daba lo que quería, así que si le pido que me lleve a la biblioteca lo hará. Seguramente.

No debería haber hecho esto. 

Hice una pausa mientras intentaba dar un paso ligero en la dirección en la que había dado la vuelta.

Pero, ¿a dónde debería ir? 

♦ ♦ ♦

Lo mire como lo mire….

Simon miró al gato negro con ojos desconcertados.

Como antes, el gato negro del príncipe heredero levantó la barbilla de manera altiva. Se mueve de una forma noble y digna, parecía una especie de general salido triunfante del campo de batalla. Sin embargo, Simon, que se colocó detrás del gato, se dio cuenta de que la cola negra, que se había levantado sin saber que estaba en lo alto, caía poco a poco al suelo.

El gato, en el momento en que comenzó a caminar, era tan digno como parecía. Caminaba con ligereza en medio del camino, incluso si se encontraba con una mujer noble, se quedaba de pie en su lugar y miraba fijamente a la persona con la que se encontraba, en lugar de evitarla. Era como si dijera: ¿Yo, evitarte? Deberías ser tú la que me evite.

Parecía decir eso. Si el oponente fuera un ser humano, habría habido un problema. Pero la gente siempre se reía y estaba dispuesta a ceder el paso al gato. Cuando la gente se hacía a un lado, el gato levantaba la barbilla e iba al centro del camino con un paso suave.

El gato que caminaba con tanta seguridad dejó de hacerlo en algún momento. Simon llegó hasta la sala de conferencias donde estaba el príncipe heredero. Se impresionó un poco de su agudeza. Sin embargo, el gato, que se levantó y miró a su alrededor, empezó a ponerse un poco raro a partir de entonces. Se dio la vuelta por donde había venido, como si fuera a regresar y se detuvo un momento. Luego, de nuevo, empezó a caminar en línea recta. Cuando se bloqueó su camino, giró a la derecha y volvió a caminar en línea recta. Luego, cuando el camino estaba bloqueado de nuevo, giró a la derecha y continuó caminando. Ese patrón extraño…

Había pasado una hora desde que caminaba. Simon ahora estaba seguro. El gato estaba perdido. No había otra explicación de por qué estaba rodeando el jardín todo este tiempo.

Oh, Dios mío. ¿Qué quieres decir con un gato perdido? Sobre todo en este palacio imperial abierto por todos lados.

Básicamente, no podía suceder algo así. Era imposible.

Aunque los gatos son pequeños, son ciertamente bestias de la familia de las fieras. Era imposible que tenga un sentido de la orientación tan terrible y malo. Además, lo había estado siguiendo justo detrás de él desde antes, pero no se había dado cuenta en absoluto.

De repente, el gato dejó de caminar. Simon supuso que estaba cansado. El gato se quedó quieto, levantó la cabeza y miró al cielo. Observando al gato que miraba al cielo aturdido, me sentí extrañamente, un poco, triste. Miró al cielo durante mucho tiempo. El cuerpo del gato se hinchó y deshinchó. Parecía que había suspirado. El gato suspiró, abrió la boca y comenzó a maullar en voz alta.

♦ ♦ ♦

¿Cuánto tiempo hacía que no maullaba a pleno pulmón? Me preocupaba que mi voz se quedara ronca a este ritmo, pero pude ver a Sugar Prince en la distancia. Había mucho ruido a mi alrededor. Aunque había muchos humanos, sólo podía ver la cara de mi dueño. Me senté donde estaba y maullé en dirección a donde estaba.

Sugar Prince se acercó a mí. Siempre que se mueve, la gente le abre paso. La mano que estaba frente a mí se estiró y me abrazó con facilidad. Mirando los ojos dorados de mi dueño mientras cuelgo en el aire, de repente me siento triste.

—Nyaa

¿Por qué vienes ahora? Casi me muero de dolor de garganta. ¿Vas a asumir la responsabilidad si muero? ¿Eh?

Los humanos a su alrededor gritaron mientras le arañaba el antebrazo con nerviosismo. Me quedé mirando a Sugar Prince para ver qué hacía. Esa era la palabra correcta. Fácil. La culpa era de mí dueño. Si lo llamo, debería correr hacia mi.

—…

Estaba resoplando en sus manos, y sus ojos dorados bajaron lentamente. Cuando miré el lugar donde, hace un momento, le había arañado el antebrazo. La sangre brotaba de la herida ligeramente abierta y fluía por la piel. Al confirmar sus heridas vuelve sus ojos y me mira.

—Nyaa

¿Qué? ¿Por qué me miras? ¿Vas a lanzarme sin más?

No hubo respuesta, incluso si muevo mis afiladas garras en el aire y lo molesto. Al ver los ojos dorados que me miraban fijamente, me acomodé tranquilamente las garras que había sacado. No era que estuviera asustado. Es porque me preocupa que mi amable y gentil Sugar Prince se hiciera daño si me enfadaba mucho.

—Su Alteza, ¿está usted bien?

Simon se acercó y le preguntó al príncipe. Los ojos de Simon, que me miraban, eran tan fieros que parecía que quería despellejarme de inmediato. De repente, empecé a preocuparme un poco.

Le eche una mirada furtiva a Sugar Prince que seguía sin hablar. Yo sólo…me quedé mirando el aire. Al mirarlo, la sangre seguía saliendo de su antebrazo.

¿Qué? ¿Estás enfadado? ¿Estás enfadado por eso? 

Sugar Prince parecía estar en un gran shock. No, tal vez, estaba realmente enfadado. No pensaba que lo que hice estuviera mal. No tenía sentido estar enfadado con un rasguño así. Quería discutir con él ahora mismo, pero por desgracia, era un gato. No podía hablar.

Decidí disculparme. No es porque me haya equivocado. No era que tuviera miedo de que Sugar Prince se enfadara y me echara. Era que me preocupaba que este ingenuo y buen Sugar Prince se conmocionara.

—Nyaa

Maullé tiernamente una vez, giré la cabeza y empecé a lamer la herida del antebrazo de mi Sugar Prince. No podía creer que tuviera que lamer las heridas sin desinfectar. Estaba muy preocupado, pero ¿no seguía siendo el príncipe heredero? No había forma de que hubiera gérmenes sucios o enfermedades.

Unas cuantas lamidas y miradas, y unos ojos dorados me miraban fijamente. Pretendí lamer un poco más fuerte que antes. Pero solo por un momento, no podía lamer más porque estaba molesto.

Sabe mal. Siento como si estuviera chupando una moneda oxidada en mi boca. Blegh. Blegh.

Lo miré con una mirada inocente, palmeando mi lengua incómoda. Recordando la versión de un gato con botas que vi en Internet, intenté crear una forma lo más similar posible.

¿Sigues enfadado? ¿Estás realmente enfadado? ¿Vas a tirarme? ¿Vas a pegarme? ¿Te vas a enfadar con un gato tan lindo y agradable? ¿De verdad?

Mirándole todavía con ojos inocentes y claros, Sugar Prince finalmente me abrazó en sus brazos y me pegó a su pecho. Exhalé un suspiro de alivio. Sí. Era imposible que este buen chico me tirara. Estaba preocupado sin razón.

Mirando la herida en el antebrazo de Sugar Prince me dio pena.

De hecho, la culpa era mía por perderme, no de él. Creo que hoy tenía que recompensarlo. Era probable que lo hiciera. Debería hacerme el simpático y hacer algo bonito que nunca hago.

Actué lindo, frotando mi cabeza contra el pecho de mi dueño que me sostenía mientras caminaba. Sentí que estaba caliente por actuar tan desvergonzadamente lindo, pero decidí aguantarme.

—¡Nyah~ Nyah!

Sugar Prince. Sugar Prince. Me duelen las piernas, tengo sed y hambre. 

Mientras actuaba lindo, Sugar Prince me daba palmaditas en la cabeza. Y al sirviente que estaba a mi lado, le ordenó que preparara agua y comida. Dudaba acerca de que este tipo me entendiera realmente.

De todos modos, hoy me había dado cuenta de una cosa. Había un viejo refrán que decía que “si sales de tu casa, lo pasarás mal”. En mi caso, era más como “si dejo a Sugar Prince, lo pasaré mal” Los gatos que habían crecido preciosamente como yo no deberían sufrir.

Estaba en los brazos de un verdadero dueño. Había decidido llevar a este tipo a donde quiera que vaya.

—Nyaa

Sugar Prince, no me dejes solo de ahora en adelante ¿de acuerdo?

Cuando le di una palmadita en el pecho, éste me dio una palmadita en la cabeza. No sé si me ha entendido o no, pero no importa.

Sugar Prince escuchará todo lo que he dicho, como lo ha hecho hasta ahora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido