Gato K – Capítulo 31

Traducido por Anissina

Editado por Ayanami

Hola

—…

Hola

—…

Qué diablos. No eres divertido.

Simón estaba en cuclillas con una expresión tonta en su cara, mientras yo le daba un codazo en la rodilla una vez más.

Hey

—…

Como era de esperar, no hubo respuesta. Parecía completamente desanimado.

Era la primera vez, en mucho tiempo, que me desvivía por jugar con él, pero su estado era totalmente desastroso. No sabía qué demonios había reducido a este tipo a este estado.

Imon-ah. Vamos a jugaaar.

Cuando volví a darle un golpecito en la rodilla, su mirada finalmente bajó para mirarme. Incliné la cabeza hacia Simón, que parecía que iba a romper a llorar en cualquier momento. Me miró sin comprender por un momento y, de repente, arrugó la cara y soltó un suspiro.

—Elena, ella…

¿Eh? ¿Elena? ¿La chica del pañuelo?

—Elena se va a casar.

Simón volvió a agachar la cabeza hacia el suelo. Miré por la habitación. Julia y las otras doncellas no estaban. Qué alivio, que no tuvieran que ver el vergonzoso estado de esta montaña de hombre. Si Julia lo hubiera visto, se le habrían podrido los ojos.

Miré brevemente a Simón con lástima.

Me había tomado tantas molestias e incluso le había robado el pañuelo, pero no me había dado cuenta de que él no había hecho su parte del trabajo. Este tipo, con aspecto de montaña, ni siquiera se atrevió a confesar una vez, y por eso ahora se comporta así de lamentable. Qué dolor de cabeza.

—…Elena…

Ante el murmullo de Simón, finalmente, perdí los estribos y le lancé un puñetazo a la cabeza. Pero quizás, porque era tan robusto, incluso este golpe en su cabeza no obtuvo respuesta. Consideré la posibilidad de volver a golpearlo, pero decidí aguantarme. No había necesidad de esforzarme sólo para golpear a este pedrusco andante.

Pero mientras seguía observándolo en silencio, de repente, estuvo a punto de llorar. Haaa.

Si tuviera manos, le habría agarrado del cuello y le habría dado una buena sacudida. Qué pena.

…Oye. Imon-ah.

Incluso cuando golpeé su cabeza con mi pata, no hubo respuesta.

Hey. Mírame.

Incluso cuando le toqué la mejilla, no hubo respuesta.

Retiré mi pata en silencio.

Con la forma en que estaba en cuclillas, parecía un idiota, pero, aun así, daba un poco de pena.

Por supuesto, no era del todo su culpa que sólo fuera un simplón con un cuerpo grande. No podía evitar la naturaleza con la que había nacido. Todo el mundo seguía viviendo con lo que nacieron. Pensando en el futuro de este tipo, dejé escapar un suspiro de lástima. Era del tipo que viviría bajo el apretado agarre de su esposa incluso después de casarse. Tch.

Me aparté del tipo.

Veamos… ¿Qué cajón era?

Me acerqué al mueble de un lado de la habitación y, rebuscando en mis recuerdos, mordí el tirador del segundo cajón. Luego, tiré del cajón para abrirlo con todas mis fuerzas.

Introduje la cabeza en el cajón apenas abierto y pude ver la cesta que Julia había puesto allí antes, con la boca, cogí una de las monedas de oro que había dentro de la cesta y saqué la cabeza.

Volví a acercarme a Simón, que seguía en cuclillas, y dejé la moneda de oro frente a él. Luego, le di un golpecito en la rodilla con la pata.

—Nyaang

Toma. Te daré esto, para que te compres un bocadillo.

Simón observó la moneda de oro a sus pies con la mirada perdida. Suspiré y empujé la moneda de oro con mi pata, empujándola hacia él.

Incluso las heridas más profundas se desvanecen con el tiempo, así que come algo y levanta el ánimo por ahora.

Alternó las miradas entre la moneda de oro y yo, y sus ojos parpadearon lentamente. Y, con una voz temblorosa, preguntó:

—… ¿Me das esto, a mí?

Asentí con la cabeza y maullé:

— Nyaang.

Pero entonces, ¿qué es esto? El tipo cogió la moneda de oro, agarrándola con fuerza en su mano, y sus ojos enrojecieron. Parecía estar a punto de llorar. Realmente, no debe tener dinero de bolsillo en casa. Al verle al borde de las lágrimas por haber conseguido una sola moneda de oro, empecé a compadecerme mucho de este tipo. Por supuesto, se decía que había abuelas que no daban dinero de bolsillo a sus hijos y nietos por muy rica que fuera su familia, pero, aun así…

…No debería ser que él no fuera capaz de llevarla a una cita porque no le dieran dinero de bolsillo, ¿verdad?

Mientras lo observaba, me sorprendió notar que miraba la moneda de oro con ojos extrañamente cariñosos mientras la acariciaba. Haaa. ¿Realmente, no podía comprarle regalos a la chica ni llevarla a citas porque le faltaba dinero de bolsillo? Miré a Simón con una nueva compasión que se hinchó de repente en mi interior. Este pobre chico.

Vale, bien. Este hyung-nim se siente generoso hoy.

Volví al armario, cogí otra moneda de oro y la puse delante de Simón. En eso, él la recogió y sostuvo una moneda de oro en cada mano mientras decía con lágrimas en los ojos:

—Mariposa.

De alguna manera, sentí que mis propios ojos se llenaban de lágrimas y le di una palmadita en el hombro.

—Nyaang

Je. Así es el mundo. Así que ahora vamos a divertirnos.

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