¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 30: Conclusión, reflexión y futuro (2)

Traducido por Ichigo

Editado por YukiroSaori


En el salón, Cyrus estaba sentado en el sofá con su ropa de calle, y su lado había dos objetos cubiertos de tela.

—Siento haberte llamado aquí.

—No pasa nada. ¿Necesitas algo, hermano?

—Primero, tengo algo para Cordelia. El Conde Alcott le ha enviado esto. Lara, haz lo que te dije antes.

—Sí.

Lara asintió a Cyrus y quitó la tela del pequeño objeto, entonces se reveló un vestido rosa perla con el torso estampado.

—¡Oh, cielos…! Es un vestido precioso.

—Es un vestido de seda de Flora. También envió un sombrero a juego.

Cordelia se quedó helada.

Sin embargo, comprendió que ese vestido tenía un precio ridículo. Se puso nerviosa.

—¿Lo puedo recibir?

—Probablemente se molestará si lo devuelves.

Aun así, se sintió incómoda al decir: “Gracias”. No había tenido mucho contacto con el conde Alcott, pero Christina habló como para disipar sus dudas.

—Señorita Cordelia, también me gustaría pedirle que use este vestido.

—Cuñada…

—¿De acuerdo?

Animó Christina, y Cordelia volvió a mirar el vestido. Pero…, se sintió ansiosa. Se preguntaba si realmente estaba bien que lo recibiera y también se sentía preocupada por si podría llevarlo o no. No quería verse en la situación de tener que llevarlo. Christina parecía entender sus preocupaciones.

—Señorita Cordelia, usted brillaría si lo lleva con alegría. Así que, por favor, llévalo con una feliz sonrisa.

—Pero…

—Estoy encantada de ser tu hermana. Fui yo quien eligió este vestido.

Cordelia miró a Christina, que sonreía, y respondió en voz baja mientras se sentía un poco avergonzada.

—Sí.

El vestido era precioso, todavía pensaba que podría ser demasiado para ella, pero Christina lo había elegido para ella, así que quería aprender a comportarse de forma que no estropeara el vestido.

Y mientras las hermanas sonreían, Cyrus habló con voz incómoda.

—Entonces, lo siguiente es… un regalo para Christina de mi parte —dijo mientras se quitaba la tela.

Un vestido de novia surgió de debajo.

Cordelia se quedó sin palabras, y Christina jadeó.

—Esto es…

—Dijiste que quería llevar un vestido de novia de seda de Flora cuando eras pequeña, ¿verdad? Nunca pensé que el conde le regalara un vestido a Cordelia, así que parece que es una copia, pero… —dijo Cyrus, y se frenó para volver a empezar—. No puedo decir nada ingenioso, y no puedo prometer que nos convertiremos en la pareja ideal que soñaste. Pero, si puedo conceder tus deseos, entonces lo haré. Yo… lo siento, no puedo expresarme lo suficientemente bien.

No, es una gran propuesta, hermano.

Cordelia miró de reojo a Christina y vio que estaba muy roja. No podía ver a nadie más que a Cyrus.

—Joven Cyrus, sé lo que quieres decir… Por favor, deja que me quede a tu lado a partir de ahora.

Se sintió aliviada al ver que Christina sonreía y se acercó a Lara, que estaba en cuclillas. Entonces susurró.

—Dime, Lara… ¿Nos vamos?

—Sí, vámonos.

Cordelia dio un gran suspiro tras salir del salón, que se había convertido completamente en un mundo solo para ellos dos. Estaba tan sorprendida que había olvidado darle a Cyrus los dulces y el diario que había recibido de Christina, pero probablemente podría dárselo después de que Christina se fuera.

—Mi cuñada probablemente hablará con mi hermano todo el día… ¿Debo volver al invernadero?

—Iré contigo.

—Gracias, pero ¿ya has vuelto a ser la de siempre?

Cordelia expresó su agradecimiento mientras se burlaba de Lara, y ésta hizo un mohín.

—Pensé que sería más fácil, pero era mi primera vez. Estaba muy nerviosa.

—Gracias por tu trabajo duro. ¿Estás cansada?

—No. Pero, estoy un poco más confiada. Me alegro de poder sustituir a Emina si está ausente.

Lara parecía feliz al final, y Cordelia le dio las gracias de nuevo.

—Gracias. La reunión ya ha terminado, ¿vamos a tomar el té en el…?

La sugerencia de Cordelia fue interrumpida por Hans cuando subían las escaleras.

—Señorita Cordelia, tiene un invitado.

—¿Ah, sí? ¿Un invitado?

No habían concertado una cita, así que pensó que se trataba de Vernoux, pero una cara bonita apareció por detrás de Hans.

—¡Cómo está usted, señorita Cordelia!

—¿C-Cómo está usted, señorita Hazel?

Hazel sonrió mientras abrazaba un libro.

Cordelia se sorprendió porque, a diferencia de Vernoux, Hazel nunca había aparecido sin cita, aunque fuera unilateral. A juzgar por las acciones de Hans, él tampoco lo sabía. Además, parecía preocupado, así que quizás Hazel se había colado en algún sitio y no le había esperado… ¿O algo así?

—Ha pasado un tiempo. No pude ver a la señorita Cordelia en absoluto debido al Festival de la Fundación, así que estaba un poco triste. Así que vine sin invitación. ¿Cómo has estado?

—Gracias por tu preocupación. Me alegro de que no hayas cambiado nada. Nos cansaremos de estar de pie hablando, así que te guiaré a mi habitación. Por aquí, por favor.

Quiero llevarla al invernadero, pero lleva un libro en la mano, así que probablemente quiera enseñarme algo. Cordelia pensó y le pidió a Hans que le dijera a Cyrus en un momento adecuado que había vuelto a su habitación.

Cordelia volvió a su habitación y se sentó en el sofá frente a Hazel.

—Señorita Hazel, ¿qué hiciste durante el Festival de la Fundación?

—Pasé la mayor parte de mis días leyendo a mi hermano. Pero abrieron una parte del castillo, ¿no? Obligué a mi padre a llevarme al castillo por un día. Era precioso. Quiero apresurarme y convertirme en adulta para poder explorarlo por mi cuenta. ¿No vendrás conmigo cuando lo haga, señorita Cordelia? —dijo Hazel, con una expresión encantada, al recordar al castillo y Cordelia respondió vagamente con una sonrisa rígida.

Es bonito que me haya invitado, pero no es un lugar que quiera visitar.

Por muy maravilloso que Hazel hiciera sonar el castillo, a ella sólo le interesaban los jardines, que tenían una gran variedad de plantas, así que podía reaccionar adecuadamente por las otras partes.

—También caminé un poco por la ciudad cuando volvimos a casa.

Hazel dio una palmada como si acabara de recordar eso, y Cordelia finalmente pudo responder.

—He oído que la ciudad también estaba animada.

—¡Lo estaba! Vi muchas bailarinas con trajes vivos. Y parecía que había muchos rumores sobre la “Chica Soñadora”.

Ese comentario hizo que Cordelia se pusiera un poco tensa. Ella sabía que el poder de la Heroína era único, y el conde Clydereine había podido encontrar a la “Chica Soñadora”, Shelley, porque los rumores sobre ella se habían extendido por todas partes.

Lo que significa que probablemente la conoceré pronto…

Ella tenía la intención de hacer todo lo posible para evitar al Príncipe y a la Heroína, pero no sería extraño que se encontraran ya que ambos tenían el mismo estatus social que los Condes.

Me pregunto cómo será ella.

Pero, esos eran los sentimientos de Cordelia, no sabía lo que Hazel sentía por Shelley.

—¿Estás interesada en ella ahora, señorita Hazel?

La señorita Hazel había dicho que no le gustaban las adivinaciones de la “Chica Soñadora” antes, pero ¿había cambiado de opinión después de escuchar los rumores de nuevo? pensó Cordelia con cierta inquietud al formular su pregunta. Hazel gimió un poco.

—Bueno… creo que es un poco diferente al interés, pero tengo curiosidad por saber qué piensa mientras adivina, y si utiliza algún tipo de poder. Puede que sea egoísta por mi parte.

—Piensa, eh…

Cordelia recordó que la Heroína del juego era tan amable como una santa, y que usaba su poder para los que la rodeaban. Pero cuando pensó en ello, se asustaría un poco si tuviera los poderes de la Heroína. Sus habilidades reforzarían sus palabras y le darían mucha influencia.

No tengo confianza si viene de un sueño.

Aunque sus fortunas nunca se apagan, eran solo sueños. No había ninguna garantía de que el siguiente sueño fuera acertado.

Sin duda, la heroína ha ayudado a mucha gente desde que cree que sus sueños son verdaderos.

Cordelia nunca había experimentado eso antes, pero podría llegar a confiar en su poder, aunque fueran sueños si ayudaba a mucha gente.

—Pero es inútil que lo pensemos.

—Tienes razón.

Cordelia sonrió con ironía porque Hazel no parecía muy interesada en Shelley. Tuvo que estar de acuerdo porque la respuesta de Hazel había sido sencilla. Ella había pensado en ello, pero no había nada que pudiera hacer, excepto ser cuidadosa con sus acciones.

—De todos modos, señorita Cordelia, hablemos de por qué he venido hoy.

—¿Eh?

—He encontrado un libro interesante. Es sobre la fortuna del amor. ¿Quieres leerlo conmigo?

Mientras Cordelia tomaba su decisión, Hazel sostenía el libro que había traído mientras le hablaba alegremente. Tenía un título impresionante, “Suerte de amor y encantos”.

—¿No te desagradan las fortunas y encantos de amor…?

Si está en contra de la “Chica Soñadora”, por qué hoy está interesada en un libro como ese pensó Cordelia con curiosidad, y Hazel la miró sin comprender.

—No me gustan las fortunas que siempre aciertan, pero me gustan las fortunas en sí. También compro amuletos. Ya sabes, a veces recibes un consejo que no esperas y se convierte en una buena oportunidad, ¿no?

Hazel hojeó las páginas y luego le tendió el libro a Cordelia.

—¿Ves? Así.

“Si crees que tus ataques no están funcionando, ¿por qué no pruebas a retirarte?”

—Um, por eso me estoy distanciando un poco del joven Vernoux.

—Oh.

—Pero no parece que las cosas estén cambiando para mejor. Así que volveré a actuar como antes si nada cambia en tres días. Si nada va a cambiar, entonces, es mejor no estresarse.

Parece que Hazel ya ha probado la adivinación y ha fracasado, pero se tomó los resultados positivamente. Cordelia se sintió aliviada al escuchar eso. Hazel había dejado de pensar en Vernoux por ahora. Sería malo para Cordelia si la “Chica Soñadora” hubiera predicho el resultado para ella, pero parecía que a Hazel no le importaba eso.

—Es como tú, señorita Hazel.

—¿Verdad? Así que lo siguiente será… no confiar en la adivinación, y hacer un amuleto que funcione para el amor. El material es un hueso secado al sol de una lagartija…

Cuando Cordelia escuchó eso, sus sentimientos de gratitud de antes habían desaparecido. Bueno, esta era Hazel actuando como ella misma después de todo…

—Señorita Hazel, más que un encanto, ¿no es una maldición?

El libro, que Hazel sostenía, empezó a parecerle inquietante a Cordelia. Por favor, no me maldigas… Cordelia pensó un poco en serio, y le dio a Hazel otra razón por la que no podía estar de acuerdo con eso.

—Y ni siquiera yo almacenaría una hueso secado al sol de una lagartija.

—Oh, sí. Yo tampoco me traje una.

Aunque Hazel parecía arrepentirse un poco, cerró rápidamente el libro porque sabía que era imposible. Pero justo después de hacer eso, le mostró a Cordelia otro libro.

—Entonces, ¿qué tal éste? Este libro presenta ramos de flores hechos de tela. Puedes usarlo como decoración más adelante, y tu hermano se casará pronto, ¿verdad? Será un bonito regalo para tu cuñada.

—Parece precioso, pero ¿no sería difícil de hacer si no somos artesanas expertas?

El ramo de la página que Hazel había mostrado a Cordelia era magnífico. El ramo era extremadamente detallado, y ella no sabía si podría equilibrarlo bien. Pero Hazel sonrió ante el miedo de Cordelia.

—Está bien. Los sentimientos son lo más importante para cosas como ésta, y la costura es mi especialidad. Te ayudaré, ¿quieres que lo hagamos juntas?

—Entonces… por favor, hazlo.

—¡Estaré encantada!

♦ ♦ ♦

Cordelia pasó los siguientes días en forma enérgica; estudiaba por las mañanas, hacía el ramo con Hazel por las tardes y reunía los datos por las noches.

Sin embargo, no se sentía angustiada porque eran cosas que tenía que hacer, pero le daba un poco de pena por Hazel, que la visitaba a menudo para ver cómo iba quedando el ramo. Sin embargo, a Hazel no parecía importarle en absoluto… Al contrario, parecía que se estaba divirtiendo y Cordelia le preparaba los dulces como una pequeña muestra de agradecimiento. Hazel era una chica sencilla, así que Cordelia supo inmediatamente cuáles eran sus dulces favoritos.

También negoció con la empresa Eris mientras estaba en arresto domiciliario.

Sus compañeros de negociación fueron el padre y el hermano mayor de Ronnie. Como dijo Ronnie, su familia eran todos comerciantes, a diferencia de él, pero gracias a los consejos de Ronnie y a sus estimaciones, había conseguido bajar el precio del papel al mínimo posible. No podían darle una respuesta inmediata, sobre si invertirían o no en su proyecto de cultivo y mejora de las aldeas agrícolas, pero a juzgar por su actitud, podía esperar una buena respuesta. Probablemente se tranquilizaron al saber que Elvis ya había aprobado el proyecto, pero la muestra de bálsamo que ella había preparado para las negociaciones también había jugado un papel importante.

Y Ronnie, que estaba escuchando cómo se desarrollaban las conversaciones dio un elegante sorbo a su té y murmuró.

—Estoy seguro de que mi padre y mi hermano están sorprendidos. La mayoría de los contratos no se cierran en la primera reunión en el caso de los grandes negocios. Probablemente no querían perder la oportunidad de tener una relación con la señorita, ya que ella había pensado en esto, y no querían perder una gran oportunidad.

Estaría feliz si eso es así. Tengo que seguir estudiando mucho y producir resultados para que sigan pensando así, pensó Cordelia.

Sobre todo, quiero informar de mi éxito a mi padre, que mostró su comprensión, pensó Cordelia mientras firmaba el contrato con la empresa Eris.

En poco tiempo, había completado el ramo con un estándar que Hazel había elogiado: “¡Perfecto! Sabía que podías hacerlo”. Le pareció que exageraba un poco, pero sabía que había hecho algo que podía regalar a Christina sin sentirse avergonzada.

♦ ♦ ♦

Después, tres días más tarde, Vernoux también visitó el invernadero de Pameradia.

—Ha pasado mucho tiempo, joven Vernoux.

—Sí, desde que nos cruzamos en el castillo.

—Vaya, ¿me has visto?

—Estabas con el señor Cyrus, ¿verdad?

—¡No te vi en absoluto! Ojalá me hubieras llamado.

Así que sí se fijó en mí, pensó ella mientras fingía ignorancia. Luego instó a Vernoux a que se sentara, como si quisiera pasar por alto el asunto. Vernoux parecía dudoso… Miró a Cordelia con duda, pero no le hizo más preguntas y le dio un sobre.

—Toma, tu carta.

—Muchas gracias.

Sin embargo, Cordelia dudó un poco tras recibir la carta y no la abrió de inmediato. Lo normal es que abriera la carta enseguida y escribiera su respuesta, pero hoy no podía porque recordaba la agonía por la que pasó el otro día.

—¿Qué pasa?

—No, no es nada…

No era nada, pero no podía decirle la razón, pensó. Entonces abrió lenta y cuidadosamente el sobre con el cortapapeles que había sacado del armario. Tenía la sensación de que iba a cortar la carta accidentalmente si hubiera abierto el sobre con magia.

Vernoux la miró con desconfianza porque sus acciones habían sido más lentas de lo habitual. “Hoy estás muy rara, Dilly”, le pareció oírle murmurar.

—Bueno, da igual. Dilly, le prometiste a Gille que irías a ver a la Bruja Verde con él, ¿verdad? Su horario está escrito en la carta, así que responde qué día te conviene.

—Me han ordenado que me quede en casa durante un tiempo. ¿Está bien el próximo mes?

—En ese caso, escribe los días que no te van a servir. Gille se adaptará a tu horario.

Cordelia sacó su propia agenda y empezó a escribir su respuesta. Mientras escribía, preguntó a Vernoux.

—¿Ha estado el joven Gille ocupado últimamente?

—Bueno, sí. ¿Por qué?

—Su letra parece diferente, así que pensé que podría estar cansado.

Su escritura seguía siendo hermosa, pero no era meticulosa, y sus palabras estaban por todas partes. La escritura de Gille se vería muy compuesta si no fuera apresurada por Vernoux, pero esta carta no se sentía como si hubiera sido apresurada.

—Eh…

Vernoux dejó escapar una voz larga y estúpida. Parecía que se le había metido algo en la cabeza.

—Se animará si recibe una carta tuya.

—No estoy bromeando. Si está cansado, ¡que descanse bien!

—Bueno, dormirá si quiere.

La respuesta de Vernoux fue vaga, y Cordelia dejó caer los hombros y suspiró.

Se supone que somos buenos amigos, ¿a qué viene esa respuesta?

—Tengo un té que es bueno para dormir, ¿podrías dárselo? —dijo Cordelia mientras sacaba dos latas de té del armario y se las entregaba a Vernoux—. Una es para ti. Te ayudara a relajarte.

—De acuerdo, se lo daré. Seguramente estará contento con lo que le des.

Ignoró a Vernoux y siguió escribiendo su carta. Vernoux cogió un caramelo mientras la observaba.

—Dime, ¿también estuviste en casa durante el día del Festival de la Fundación?

—Me quedé en casa todo el tiempo que duró el Festival de la Fundación.

—¿No te estás aislando demasiado? Investigar es importante, pero también es importante darse a conocer, ¿no?

Cordelia levantó la cara.

—Aunque digas eso mi padre y mi hermano tienen su propio trabajo. No puedo salir sin un tutor.

Incluso si pudieran llevarme con ellos, entonces preferiría ir a la ciudad que rodea el castillo que al propio castillo, pensó Cordelia mientras hablaba y Vernoux parecía sorprendido mientras suspiraba.

—Deberías habérmelo dicho. Mi padre puede actuar como tu tutor, así que está bien.

—Podría ser una buena idea, pero si voy al castillo con el marqués y contigo, la gente pensaría que estamos comprometidos.

En el pasado, Vernoux utilizó a Cordelia como escudo para ahuyentar los feroces ataques de Hazel. En ese momento, ella solo temía que malinterpretaran la relación entre los dos. Pero sería diferente si estuvieran junto al marqués, la gente podría pensar que era su prometida oficial.

—Si eso ocurre, entonces el conde podría decirme que saque mi espada…

Cordelia había hablado con picardía, pero Vernoux había hablado en serio. ¿Habla en serio? ¿O está bromeando con una mirada seria? En cualquier caso, esto debería ser problemático para el joven Vernoux.

—Pobrecito.

—¿Eh?

Cordelia ladeó la cabeza desde que él susurró palabras que sonaban como si fueran asuntos de otra persona.

¿Con quién diablos está hablando?

—Me siento mal por el hombre que le dirá al conde que quiere casarse contigo en el futuro.

Vernoux estaba muy serio.

—No creo que mi padre haga algo así.

Si mi padre dijera algo así, entonces mi candidatura al matrimonio se quedaría como candidatura para siempre. Así que es imposible que eso ocurra… Cordelia sonrió irónicamente y Vernoux se burló.

—Dilly, sigues siendo demasiado ingenua.

¿Por qué Vernoux actúa con tanto orgullo?, pensó, mientras negaba una vez más.

—No lo hará.

De ninguna manera sucedería eso. Esto no es ni siquiera un deseo mío.

—Bueno, dejemos esta conversación ahí. Volvamos a lo que estábamos hablando. ¿Te importa si voy contigo cuando salgas con Gille?

—¿Eh? Pensaba que vendrías tú. Tengo la intención de llevar a Ronnie también.

—Ya veo. Entonces se lo diré a Gille.

Está haciendo preguntas extrañas, pensó ella, mientras observaba cómo Vernoux asentía y luego preguntaba.

—No puedo ponerme en contacto con el joven Gille si no estás allí, así que ¿no vas a venir con nosotros?

—Bueno, eso es cierto.

—Y puedo decirle a mi Casa con quién voy a salir si vienes con nosotros.

No debería ser un problema si les digo que voy a salir con el joven Vernoux, incluso si trae a un amigo con él. Pero, si me encuentro con Gille, entonces tendría que decirle a mi familia quién es. Como él oculta quién es, es imposible que se lo diga.

Pero además, dos personas que se encuentran y pasean por la ciudad… aunque sea para conocer a su maestra. ¿No es eso como una cita? Se avergonzó cuando se dio cuenta de eso. Estaría bien si no pienso en ello, pero me pregunto si podría parar…

—¿Qué pasa…?

—Nada.

Tosió ligeramente para quitárselo de encima mientras seguía escribiendo. Empezó con un saludo soso, luego sobre los días que no le vendrían bien, y lo remató pidiéndole que descansara mucho si estaba cansando. Pero, la carta sería demasiado corta si la terminara aquí, así que añadió cómo estaba últimamente, y sobre lo que hizo durante el Festival de la Fundación.

No necesito imaginar cosas raras. Si el joven Vernoux está con nosotros, entonces definitivamente no pensaré en cosas tan extrañas.

Le echó toda la culpa a Vernoux por decir cosas raras. Terminó de escribir, dobló el papel y lo selló.

—Entonces le diré a Gille que te envíe la siguiente carta cuando haya decidido una fecha.

—Lo dejaré en tus manos.

—Ah, una cosa más. Te lo diré mientras lo recuerdo. Cuando conozcas a la Bruja Verde, no quiero que la conozcas como hija de la Casa Pameradia, sino como  “Cordelia”. Por supuesto, estoy segura de que se da cuenta de que somos nobles, pero Gille y yo nunca le dijimos el nombre de nuestra Casa.

—De acuerdo.

—Porque la Bruja Verde actúa como si no le gustaran mucho los nobles. Nunca se lo hemos presentado, y ella nos enseña correctamente, así que puede que sólo sean imaginaciones mías… En cualquier caso, no necesitas un nombre de Casa para pedirle que te enseñe.

Cordelia asintió. Entonces recordó que Gille le había dicho que había conocido a la Bruja Verde por casualidad. Ella no había pensado nada en ese momento, pero probablemente se habían conocido cuando él estaba de incógnito con Vernoux.

Es obvio, pero probablemente sean cercanos.

—Bueno, te divertirás de cualquier manera. Deja de parecer tan irritada. También molestara a Gille.

—¿Eh?

—¿No te das cuenta de lo que estás haciendo? Hoy no pareces tú misma. Pensé que habías empezado a imitar al Conde.

—Joven Vernoux… ¿Cuál es tu impresión de mi padre?

—Bueno, es un antiguo caballero sin parangón, ¿verdad? —dijo Vernoux frívolamente.

Cordelia se sorprendió mientras daba un largo suspiro en su mente.

¿Qué estoy haciendo?

No me he dado cuenta, pero debo de estar aún nerviosa porque están pasando muchas cosas.

Definitivamente, la gente que la rodeaba se había dado cuenta, ya que Vernoux lo había hecho, aunque hacía tiempo que no lo veía.

—¿Qué he hecho…?

—¿Sobre qué?

—No, no es nada.

Solo pensó que aún le quedaba un largo camino por recorrer. Tenía mucha gente en la que podía confiar y, si estaba preocupada por algo, podía hablar con ellos de ello. Podía pensar en ello por sí misma, pero era deprimente no poder llegar al fondo de sus propios problemas.

—Gracias, joven Vernoux.

—¿De nada? No lo entiendo, pero ¿puedes agradecérmelo con más dulces?

Mi ansiedad ante la próxima aparición de Ghost aún no ha desaparecido, así que es importante mantenerse alerta. Pero, si sigo pensando en él, entonces estoy actuando como él quiere.

Los tiempos de paz son tranquilos. Tengo que disfrutar.

Cordelia se enteró por Cyrus de que Ghost había desaparecido por completo de la Capital Real y no pudieron encontrarlo en ningún sitio.

Puede que nos volvamos a encontrar algún día, pero si solo me enfoco en eso, podría perderme información importante.

—Estoy deseando salir contigo y con el joven Gille.

Así que, primero tengo que disfrutar de esta salida.

Una mujer que sabe mucho sobre hierbas medicinales. Alguien que me interesa mucho.

No intento ignorar a Ghost, pero quiero avanzar en las cosas que quiero hacer, paso a paso. Estoy segura de que esto es lo más útil para mí. Se dijo Cordelia y volvió a motivarse.

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