Traducido por Ichigo
Editado por YukiroSaori
Cordelia fue a la ciudad con el reticente Ronnie.
Lara, que había comprado con ilusión ropa de ciudad para Cordelia, parecía muy satisfecha cuando la vio con ella puesta. Fue tan notorio que decidió que le daría la ropa a Lara cuando creciera.
Estoy segura de que le sentarán bien, y seguro eligió esta ropa porque le gusta el diseño.
El lugar donde se encontraría con Vernoux y Gille era frente a la fuente de la plaza. Era un lugar popular para reunirse, por lo que había un montón de amigos y amantes de pie esperando. En resumen, había mucha gente.
Cordelia estaba preocupada por si sería capaz de encontrar a dos chicos en aquel lugar tan concurrido, pero se preocupaba sin motivo.
—Te encontré. Dilly, cuánto tiempo sin verte.
—Ha pasado mucho tiempo, joven Gille.
Gille, con quien había podido reunirse antes del festival de la fundación, se había acercado con agilidad a ellos.
¿Ha venido corriendo? Su pelo está un poco desordenado.
—Me alegro de haberte encontrado. Estaba preocupado porque hoy hay mucha gente aquí.
—Oye, Gille. No salgas corriendo —Vernoux había aparecido detrás de él, recuperando el aliento—. Oh, Dilly.
—Lo siento, estoy un poco sorprendida por tu color de pelo.
La primera vez que se encontró con Vernoux en la ciudad tenía ocho años, ese día él había cambiado su color de cabello apropósito, pero hoy llevaba su tono rubio natural. Verlo sin su habitual disfraz le desconcertó.
Y, aunque no se lo había dicho a todo el mundo, Vernoux captó el mensaje y le susurró al oído.
—Ya estoy acostumbrado a ir de incógnito, así que no pasa nada. Hace falta mucha magia para cambiar las apariencias.
—Ya veo. De acuerdo.
Muchos nobles tenían el pelo rubio, pero eso no significaba que los plebeyos tampoco lo tuvieran. Un niño de pelo rubio, que no está acostumbrado a ir de incógnito, seguro destacaría si se pasea por ahí.
Siempre he creído que está muy acostumbrado a ir de incógnito, desde joven…
En cualquier caso, él no desprende un «aura noble», por lo que no creo que surjan problemas.
—Vernoux…
—Oh, lo siento. Culpa mía. No me mires mal Gille.
Vernoux tocó apenas el hombro de Cordelia antes de alejarse de ella; ahora estaba frente a Ronnie.
—Oh, Ronnie también está aquí. Cuento contigo.
—Es un placer.
Por la respuesta del mago, la niña pudo notar que estaba más nervioso que de costumbre.
De verdad no se le dan bien las formalidades, de seguro por eso estaba tan reacio de venir. Debió saber que esto pasaría. Haz lo mejor que puedas, Ronnie. Te lo agradeceré más tarde.
Cordelia lo ánimo mentalmente, luego detalló a Gille.
—Es la primera vez que lo conoces, joven Gille. Este es Ronnie. Trabaja en mi casa. Ronnie, este es el amigo del joven Vernoux.
—Encantado de conocerte, soy Ronnie Eris. Es un placer conocerte.
—Llámame Gille. Encantado de conocerte.
Gille tenía un aura más suave que Vernoux, pero el nerviosismo de Ronnie no desapareció.
Empiezo a sentirme culpable.
Cuando Cordelia empezó a sentirse un poco culpable, Vernoux se rascó la cabeza.
—Mm… Esto no es bueno.
—¿No es bueno? ¿Qué no es bueno? —La niña lo instó a continuar con la mirada.
—La forma en que Dilly y Ronnie hablan. ¿Pueden actuar un poco más despreocupados frente a la Bruja Verde?
—Ahora que lo mencionas, es cierto…
Llevo la ropa que el joven Vernoux me sugirió, así que no debería haber ningún problema con mi ropa, pero seguro es extraño que el mayor de nosotros, Ronnie, hable de manera tan formal.
Sin embargo, lo que Vernoux había señalado era una bendición para él.
—Entonces, no me contendré. Simplemente llamaré a la señorita, Dilly. ¿En qué estaba pensando? Es más difícil de lo que pensaba.
Aunque había dicho eso, parecía mucho más animado que antes.
—Estará bien si la llamas de cualquier manera excepto señorita. No parecerás sospechoso si la Bruja Verde piensa en ti como alguien un poco educado.
—Entonces iré con eso. Aunque puede que me lleve algún tiempo acostumbrarme a llamar a la señorita Dilly.
Ronnie se relajó y volvió a la forma en que actuaba siempre.
Eso es bueno, Ronnie ya no está nervioso… La mirada de Vernoux se posó de inmediato en ella.
—Ahora es el turno de Dilly. ¿Puedes hacerlo?
¿Qué tan genial sería si pudiera responder de forma afirmativa a esa pregunta? No creo que pueda cambiar con tanta facilidad mi manera de hablar.
—Puedo… pero no puedo asegurarlo.
—Me lo imaginaba.
Es irritante que esté de acuerdo conmigo, pero es cierto. Seguro puedo hacerlo si pienso antes de hablar, pero eso sería incómodo.
—Entonces al menos llámanos por nuestros nombres. Llámame Vernoux, no joven Vernoux y llama a Gille, Gille no joven Gille.
—¿Eh…?
—Puedes hacer todo eso, ¿verdad? No es que tengas que llamarnos así todo el tiempo.
Bueno, eso es cierto. No es que vaya a llamarlos así a la vista del público, así que no tengo que preocuparme de que me regañen o causen malentendidos. Así que está bien. Sí, debería estar bien… Cordelia se quedó helada.
¡Deja los honoríficos, déjalo!
Es diferente a cuando llamo a Emina, Ronnie y Lara por sus nombres. Más que la familiaridad, aprendí en las clases de manierismo, que no debo llamar por su nombre a los amigos nobles de la misma edad, menos a amigos varones. En mi mundo anterior no era un gran problema llamar a los amigos por sus nombres, pero no puedo evitar sonrojarme entre más lo pienso.
—Es como cuando llamas a Ronnie por su nombre.
¡No lo digas con tanta facilidad!
Quería gritar, pero sabía que era necesario, así que no discutió.
Es tan difícil solo llamarlos por sus nombres.
Cordelia no podía dejar de pensar, pero esto era una cuestión de agallas. ¡No había camino a seguir sin decir sus nombres…!
—V-Verno… nox…
Pero las palabras eran terriblemente torpes en contraste con su espíritu.
—¿Por qué suenas tan torpe? Una vez más.
—Ve-Verno-nox… ¡Esto está bien así!
—Ahora que hemos llegado a esto, a quién le importa —dijo Cordelia y Vernoux parecía muy divertido.
Por lo general, ella pensaba que él era de verdad molesto, pero hoy solo quería que la tierra se la tragara.
Si hay un agujero aquí, quiero meterme en él, si no lo hay, quiero cavar uno… Así se sentía ella.
Pero le tiraron de la manga.
Era Gille.
—Yo también.
—¿Eh?
—Di mi nombre también.
—¿Joven Gille? —preguntó Cordelia de forma interrogativa y el niño negó con la cabeza.
¿Su nombre? ¡¿Quiere que deje los honoríficos?!
Cordelia se quedó con la boca abierta mientras lo miraba. Su mirada era diferente a la de Vernoux, en el sentido de que estaba serio.
No se está burlando de mí, así que está intentando confirmar si puedo decirlo o no. Entonces, no hay otra manera. Solo puedo decir su nombre.
—Gi… Gille.
Fue un poco incómodo, pero logró decirlo.
Gille sonrió con suavidad.
—Mm.
Vergonzoso. Esto es demasiado embarazoso. ¿Qué es esto?
—Bueno, vamos —dijo Vernoux con ligereza, en contraste con Cordelia quien estaba toda apenada.
Su cara se crispó.
Oh sí, todavía no nos hemos ido…
Siento que he acumulado una cantidad considerable de cansancio, a pesar de que tenía muchas ganas de esto, ¡y aún no nos hemos ido!