¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 33: Bruja Verde

Traducido por Ichigo

Editado por YukiroSaori


—Gille… umm, gracias por el regalo —le dijo Cordelia, que caminaba a su lado, de camino a la casa de la bruja.

Ya lo había escrito en una carta, pero también quería decírselo.

—Me alegro de que te guste. Estoy muy aliviado.

—La pluma y el tarro de tinta son muy bonitos.

—Qué bien.

Cordelia sintió que se iba a avergonzar porque él parecía tímido.

Pero no podía dejarse llevar por eso. Tenía algo que quería preguntar.

—Entonces… Si no te importa, ¿podrías decirme cuándo es tu cumpleaños? Se lo pregunté a Vernoux antes, pero dijo que se le había olvidado, ¿sabes?

El joven Vernoux me dijo que se lo preguntaría al joven Gille de mi parte, pero no me fío de él para esto… o mejor dicho, seguro se le olvidó. Quiero preguntárselo ahora que por fin tenemos la oportunidad de conocernos.

Pensó ella, pero Gille se quedó paralizado por un momento.

—¿Gille…?

—Ah, nada. Lo siento. Creo que se me metió algo en el ojo…

—Vaya, eso es horrible. No puedes frotarlo; podrías dañar tus ojos. ¿Hay algún lugar donde podamos lavarlo…?

Puede que sea arena, pero sería terrible que un pequeño bicho se le metiera en el ojo.

Sin embargo, Venoux habló, con disgusto, mientras la joven miraba a su alrededor.

—Déjalo, Dilly. Está bien. Sus lágrimas harán que se apague si de verdad se le metió algo en el ojo.

—¿De verdad…? Pero le duele porque hay algo ahí, ¿no?

Son palabras gélidas para decirle a un amigo. Sin embargo, Gille se apresuró a defender a Vernoux mientras la muchacha le miraba con frialdad.

—Sí, estoy muy bien.

No estaba convencida, pero no dijo nada más. Y por desgracia, no pudo encontrar un lugar donde pudiera lavarse los ojos de inmediato.

—Dime si empieza a doler… ¿de acuerdo?

—De acuerdo, estoy bien. De todos modos, ¿quieres averiguar más sobre los aromas en casa de la maestra?

Cordelia asintió mientras se preocupaba por Gille, que seguía insistiendo en que estaba bien.

—Sí. Me preguntaba si también sabe de plantas acuáticas.

—¿Plantas de agua?

—Sí.

Gille ladeó la cabeza confundido y Cordelia asintió mientras sonreía.

Las cosas que quiero son, sin duda, diferentes de las que quieren los demás, y, ahora mismo, quiero ingredientes para oblaat.[1]

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El oblaat es una capa delgada y comestible de almidón que se usa para envolver algunos dulces y productos farmacéuticos, similar a las cápsulas. es ingrediente para hacer gomitas.

Me enteré por casualidad, cuando vi a Hans tomando su medicina, que el oblaat de este mundo era para pastelería horneada, o mejor dicho, parece que tienen oblaat duro, y el oblaat comestible y flexible inventado por los médicos en Japón no existe aquí. Podría ser útil si consigo un poco. Al menos Hans se alegraría de ello. Quería buscar un agar, pero la gente de este reino no parece saber qué es.

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El agar del que habla es una gelatina vegetal de origen marino que se obtiene a partir de diversas especies de algas rojas.

Pero había unos cuatro mil tipos de algas rojas que se utilizaban como ingredientes para el agar en mi mundo anterior. Este mundo tiene un montón de plantas que son similares a las que existen en mi mundo anterior, así que no es que no exista en este mundo en absoluto.

Y el agar también es bueno para el cuidado de la piel. Sería estupendo si pudiera hacerlo. Ahora, ¿saldrá bien?

—Parece que todavía quieres mantener en secreto para qué lo usas.

—Sí. Pero podrás verlo cuando esté hecho.

—Entonces estoy deseando hacerlo.

Quiero hacer todo lo posible para sorprender a este amigo que no me obliga a responderle, Cordelia se rió un poco.

—Si es un buen invento, tal vez puedas ponerlo en la gran librería del castillo real. Hazlo lo mejor que puedas.

—¿La gran librería?

—Sí. Es un archivo restringido en el castillo… Pero puedes conseguir un permiso para entrar si tu invento es aprobado en un concurso celebrado por la familia real. Te aseguro que tienen la mejor colección de libros de todo el reino.

El joven Gille me lo puede asegurar, pero no hay necesidad de adivinar que lo es. Es un lugar fascinante. Por otro lado, le provocaba ansiedad ese lugar.

Si era posible, no quería acercarse al castillo. Quería evitar al máximo el lugar donde podría encontrarse con el príncipe.

Sin embargo, no pudo evitar interesarse por la biblioteca llamada “la gran librería”.

Había un montón de libros; un tesoro de conocimientos. Las cosas que Cordelia quería saber podrían estar allí.

—¿Dilly?

—Lo siento… es que pensé que tenía que hacer algo que fuera aprobado primero.

Así es. Debería dejar de pensar en si quiero o no ir al castillo. Primero tendría que entender el objetivo del concurso, y aún así, no podré presentar nada si no puedo ir, así que no tiene sentido pensar en ello ahora. En primer lugar, debo completar mi tarea actual.

—Mira, puedes ver la casa de la bruja.

Vernoux señaló una casa con un tejido triangular rojo y una chimenea. Había un pequeño parterre delante de la casa, y tenía una gran variedad de plantas. Había animales y pájaros de cerámica escondidos en los huecos de las plantas.

—Qué bonito.

—La maestra vende aquí medicinas y hierbas. Pero no hay ningún cartel, así que apenas hay clientes de primera mano. La mayoría de los clientes son vecinos, o los presentan aquí.

Cordelia siguió a Vernoux al interior de la tienda mientras escuchaba la explicación de Gille.

Oyó la voz tranquila de una mujer nada más entrar en la tienda.

—Oh, bienvenidos. Tengo unos clientes muy guapos.

La dueña de la voz era una mujer de mediana edad con ojos verdes, y llevaba un delantal. Llevaba el pelo recogido y estaba cubierta con un pañuelo. Su aura era suave como su voz.

—Hola, maestra.

—Ha pasado mucho tiempo.

—Hola Gille, Vernoux. Y esta chiquilla debe ser Dilly de la que me han hablado.

Se acercó a Cordelia con una suave sonrisa y abrió los ojos.

¿Eh?

Pero, eso fue solo por un segundo. La acción fue tan breve que Cordelia pensó que podía estar viendo cosas.

La mujer se inclinó con lentitud como si no hubiera pasado nada.

—Encantada de conocerte. Soy farmacéutica, y la gente de por aquí me llama “Bruja Verde”. ¿Puedo llamarte Dilly?

—Sí. Encantada de conocerte. Puedo… ¿llamarte maestra?

—Fu, fu, puedes.

La bruja sonrió más cuando Cordelia preguntó eso.

—Gracias por tomar el aloe vera. Me sorprendió cuando me enteré por Gille de que probablemente podrías cultivarlo. ¿Cómo te fue con ese niño?

La joven sonrió y asintió a la bruja, que llamó al aloe vera “ese niño”. El aloe vera que le habían regalado era una planta muy importante para la bruja.

—Está creciendo muy bien. He traído esto conmigo.

—¿Esto es…?

—Gel de aloe vera. Lo he convertido en una crema hidratante.

El aloe vera, del que se dice que Cleopatra lo utilizaba a menudo, tenía un montón de usos; desde aplicarlo en quemaduras y sarpullidos hasta hidratante. En esta ocasión, Cordelia trajo un gel que había recogido de las hojas y cocinado a fuego lento. Podía durar un mes si se guardaba en un lugar fresco, así que lo envasó en un recipiente mágico que tenía un efecto refrescante, aunque era un poco caro, lo hizo ya que no sabía si la Bruja tendría un lugar fresco para guardarlo.

La mujer pareció sorprendida cuando lo tomó.

—Lo he oído de estos dos… pero a ti te encantan las hierbas, ¿verdad Dilly? ¿Te importa si la pruebo ahora mismo?

—Sí, por favor, hazlo. Hidratará tu piel.

—¿De verdad? Gracias.

La bruja le devolvió la sonrisa, y esta vez se dirigió a Ronnie, que parecía aburrido.

—Entonces, ¿tú eres… el hermano de Dilly?

—Sí, algo así. Perdona las molestias.

—En absoluto. Seguro que estás preocupado por ella porque es muy guapa.

Ronnie sonrió de forma irónica, y la bruja se lo devolvió con una expresión similar, luego aplaudió.

—Me gustaría hablar más, pero quiero que Vernoux y Gille me enseñen los deberes que les di la última vez. Dilly y su hermano, por favor, esperen un poco. Pueden echar un vistazo mientras esperan.

Entonces, la bruja se volvió hacia Gille y Vernoux.

A Cordelia le dijeron que podía echar un vistazo, así que no dudó en hacerlo.

Había un mostrador cerca de la entrada, pero parecía de decoración, y no había en él una caja registradora para cambiar dinero; encima del mostrador había una cesta decorada con flores secas. Además, la mitad de la tienda estaba cubierta de estantes y librerías, y los frascos llenos de hierbas estaban bien alineados en los estantes. La otra mitad de la tienda tenía dos grandes mesas. En un lado de la mesa había un jarrón y en el otro, un mortero y una balanza. La ventana junto a la mesa tenía cortinas de encaje para que no entrara la luz, y las hierbas estaban colgadas en las vigas de los lados.

De alguna manera, es un lugar muy relajante.

Es la primera vez que vengo, pero me siento a gusto. Es diferente a mi laboratorio, pero me doy cuenta de que me encantan los lugares que tienen plantas y libros.

Pensó mientras se acercaba a las estanterías con frascos y veía que había plantas secas en ellos.

—Esto es lavanda y esto es romero. —Se sorprendió de lo que vio.

No importaba la lavanda, el romero no debería estar disponible cerca de la capital real. Concentró la magia en sus ojos y vio que estaba en excelente estado y era de alta calidad.

Ella es alguien que tiene en sus manos el aloe vera. No debería ser sorprendente, pero por alguna razón lo es.

Al mismo tiempo, Cordelia estaba feliz. Había conocido a una persona increíble.

Controló la sonrisa que apareció con naturalidad en su rostro mientras miraba las botellas junto a la lavanda y el romero.

—¿Eh? ¿Qué es esta hoja de color rojo brillante…?

—Oh, son hojas de tirani. Si las hierves y las bebes, puedes aliviar las irritaciones de garganta… Espera, seño… Dilly, ¿no conoces esta planta? Bueno, no es una hierba que crezca mucho en el bosque.

Cordelia miró a Ronnie, que ahora estaba a su lado.

—Tirani… he oído hablar del nombre. Pero es la primera vez que lo veo. Si no recuerdo mal, no se puede cultivar en el norte porque sucumbe a las heladas, ¿verdad?

—Sí. He oído que antes había mucho en las montañas, pero ahora es mejor cultivarlo uno mismo si lo quiere. No es caro comprarlo.

—Vaya, ¿es así?

Confirmó que era el tirani del que había leído en los libros y miró la botella que tenía al lado. Allí había una planta verde que se parecía al marimo; la diferencia era que no había agua en la botella.

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El marimo es una especie de pelota verde, esponjosa y blanda de algas submarinas de agua dulce

—¿Qué es esto?

—Es thika. Si lo disuelves en agua, se convierte en una cura para la resaca. Tiene un sabor muy fuerte.

—Eso me suena. Si no recuerdo mal, crece bajo los árboles porque es débil frente a la lluvia… ¿no?

—Sí, así es. Bueno, a veces tampoco crece bien bajo los árboles, así que la gente la cultiva en cabañas si quiere utilizarla para sus negocios.

Cordelia se quedó atónita al escuchar la explicación de Ronnie.

—Tal vez, ¿son conocidas estas dos hierbas?

Estas plantas eran bastante diferentes a las que ella solía interesarse, por lo que nunca pensó en usarlas o investigarlas, pero sí conocía sus nombres por los libros. También era la primera vez que las veía. Pero por lo que acababa de oír, no costaba nada obtenerlas… En otras palabras, eran plantas comunes en este mundo.

—Sí. Al menos, son tan conocidas que no se pueden comparar con el romero o la lavanda. Por ejemplo… puede ser un poco diferente, pero la diferencia es como si yo fuera un romero menor y el rey y el príncipe fueran thika.

Cuando Ronnie dijo eso, un fuerte sonido de asfixia vino del escritorio.

—Oye, Gille. ¿Estás bien?

—Lo siento, algo…

Vernoux se dirigió a Gille, que se había atragantado, pero parecía que estaba conteniendo la risa en lugar de preocuparse por él.

¿De qué te ríes cuando tu amigo está sufriendo?, pensó, pero Gille había dejado de toser enseguida, así que Cordelia no le dijo nada. Le preocupaba que se sintiera mal, pero si no pasaba nada, le interesaban más las flores de los estantes.

—Esto es… tomillo… ¿raíz de regaliz?

El tomillo estaba plantado en una pequeña maceta, por lo que supo enseguida lo que era, y el regaliz estaba etiquetado. No los buscó porque no entraban en su objetivo de “hacer aceites esenciales”, pero sabía mucho sobre ellos.

En su vida anterior, el regaliz era una de las plantas más queridas desde la antigüedad. Las bebidas dulces de regaliz eran en extremo populares en el antiguo Egipto y los soldados de la antigua Roma lo comían para aumentar su resistencia. Además, el jarabe era eficaz contra la bronquitis.

Por otro lado, el tomillo era una hierba tradicional que se utilizaba para hacer momias por sus propiedades antibacterianas. Sin embargo, Cordelia no pensaba hacer ninguna momia. Pero podría utilizarla para hacer tinturas y usarla para cuidar las zonas alrededor de sus dientes.

El tomillo también huele bien si se queman las ramitas.

Lo quiero. Me pregunto si me dará algunas semillas.

Pensó mientras se dirigía a la estantería del fondo; una planta en ese estante le dio ganas de alzar la voz por la sorpresa.

—¿Esto es hisopo en vinagre?

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Hyssopus officinalis, si bien toda la planta es intensamente aromática, también tiene uso medicinal.

—Me has sorprendido de nuevo… De verdad amas las hierbas más de lo que pensaba.

Cordelia asintió a la bruja, que había dejado a Vernoux y Gille y se acercó a ella.

—He estudiado sobre ellas en los libros.

—Aun así, eres increíble. Quiero decir, no serías capaz de leer información sobre las hierbas si no lo leyeras en libros especializados, ¿verdad? —dijo la bruja, y Cordelia se rio un poco.

No hay manera de que le diga que “son conocimientos de mi vida anterior”.

—Pero, es un desperdicio. Es una pena que no tengas muchas oportunidades de ver hierbas universales, aunque sepas tanto de ellas.

Las  “hierbas universales” de las que habla la Bruja son seguro el tirani y el thika. Es cierto que podía ser un desperdicio.

He nacido en la Casa Pameradia, cuyos poderes mágicos son compatibles con las plantas. Así que debería aprender más sobre las hierbas universales, ¿no?

Seguro no me enseñaron en casa porque mis intereses apuntaban en otra dirección. No es necesario que los nobles aprendan sobre eso, a diferencia de la educación basada en la cultura con temas como historia, política, actualidad, danza y manierismo. Por lo tanto, si se interesan por las plantas por otra razón, seguro tendría que dedicar tiempo a aprender sobre ellas.

Pensó Cordelia, mientras la bruja tomaba un libro de la estantería y se lo daba.

—Puede que te guste este libro. El tirani y el thika son útiles si los mezclas con plantas que tengan una buena afinidad con ellos. ¿Quieres ser farmacéutica o algo relacionado con ello en el futuro?

—¿Eh? Nunca he pensado en ser farmacéutico.

—¿Oh? ¿Entonces por qué te interesan las hierbas?

—Porque… estoy investigando sobre los aceites esenciales. Me encantan los aromas… pero también quiero aprender sobre otras cosas, así que he venido aquí hoy —dijo Cordelia.

La bruja abrió los ojos, pero enseguida bajó la mirada y sonrió.

—Eso es maravilloso. ¿Quieres estudiar con Vernoux y Gille?

—Sí, gracias.

Siempre he pensado en combinar los conocimientos de mi vida anterior y la magia de este mundo, pero podría ampliarlo aún más si lo mezclo con hierbas que son únicas de este mundo.

No lo he pensado… Pero “farmaceuta” suena bien.»

No sé cuánto conocimiento puedo absorber, pero si puedo entender trozos, entonces quiero aprender lo que pueda. Si puedo obtener conocimientos que no he podido encontrar antes, entonces no puedo perder esta oportunidad.

—Me hace feliz que mis conocimientos sean útiles para todos ustedes. Ahora, empecemos con el libro que te acabo de dar. Si no tienes algo, siempre puedes preguntarme.

La bruja le indicó, y Cordelia llevó el libro al gran escritorio donde estaban Gille y Vernoux. Se sentó, abrió el libro… y se encontró con los ojos de Gille.

—¿Qué pasa?

—Nada… es que creo que las dos son iguales.

—¿Iguales?

—La forma en que la maestra y Dilly se rían. Se parecen.

—¿Lo hacemos…?

—Sí. Me pregunto qué es. Sus ojos son parecidos.

Cordelia nunca la había visto sonreír, así que se imaginó como era, y no pudo entender a qué se refería con “sus ojos son parecidos” porque los ojos rojos y verdes son totalmente diferentes.

Cordelia miró en secreto a la bruja para confirmarlo. Pero, por desgracia, no pudo saber si eran similares o no. Pero sus ojos se encontraron mientras Cordelia la miraba fijo. La bruja sonrió con suavidad. Ella se sintió atraída por su sonrisa y también lo hizo. Luego, volvió a mirar a Gille y murmuró.

—Gracias.

No sé si somos parecidas, pero me alegraré si lo somos. No puedo evitar sentirme complacida si doy una impresión amable como ella. Pero era de verdad embarazoso, así que de inmediato apartó su mirada de Gille.

Y, volvió a mirar el perfil de la bruja como si se lo quitara de encima y ladeó la cabeza.

¿Eh?

¿Por qué siento un déjà vu?

Por un momento me pareció que se parecía a alguien que no era yo. Parpadeó y volvió a mirar a la bruja.

¿Es solo mi imaginación…?

Si lo pienso bien, no la conozco a ella ni a ninguna mujer de su edad. Pero aun así, ¿de dónde he sacado esa impresión?

Al final, no se le ocurrió nada, así que decidió que era solo su imaginación; como estaba más interesada en el libro, siguió mirando lo que tenía en sus manos.

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