Traducido por Ichigo
Editado por YukiroSaori
—¿En un sueño? Espera, ¿te salvó…?
—Quería pagarle por haberme salvado, y el príncipe apareció en mi sueño. Me quedé atónita al ver que su comportamiento elegante y su aura amable seguían ahí. Pero si quiero que el príncipe me mire, tengo que ser muy increíble. Quiero conocerle pronto.
Cordelia estaba confusa mientras la emocionada Shelley sonreía.
¿El Príncipe la salvó cuando era más joven? Seguro que no había un escenario así en el juego. No sé si la persona que la ayudó de verdad era el joven Sylvester, pero ¿cómo sucedió?
—¿Quieres que te lo cuente? No te lo diré. Esto es un recuerdo entre el príncipe y yo.
No, no importa cómo lo conoció ahora.
Más bien, sus pensamientos son el problema.
Si la única diferencia entre Shelley y la Heroína del juego fuera su personalidad, entonces podría haber considerado que ella conocía este juego y se reencarnó como yo… pero no creo que sea una persona reencarnada.
Se dio cuenta de que Shelley no consideraba al conde Clydereine como su padre, y lo que era aún más evidente era que no mostraba ningún interés en Cordelia. Si Shelley fuera alguien que conociera el juego, seguramente cambiaría su expresión, aunque solo fuera de forma sutil, al encontrarse con Cordelia, quien sin duda la perseguiría.
Si fuera una reencarnada que amaba al príncipe, entonces podría haberla apoyado…
Sin embargo, aunque su personalidad fuera diferente, Cordelia deseaba que fuera más mansa. En el juego, su carácter variaba dependiendo de las elecciones del jugador, pero Shelley no seguía esa pauta en ese momento. Frente a Cordelia, que tragó saliva, el conde Zakharov soltó una carcajada.
—Tú también tienes que estudiar mucho si quieres seguir el mismo camino que Su santidad. Los sacerdotes también te lo dicen, ¿no?
—Puede que necesite estudiar, pero tengo el poder de los sueños, así que estaré bien. Si mis sueños son fuertes, entonces debería ser capaz de obtener mejores resultados que estudiando. Porque puedo ver el futuro.
El miedo que Cordelia sentía ante su declaración no era solo rechazo. Ella realmente creía que su poder era especial y justo, y que podría llegar a serlo aún más. Era aterrador.
—Si tus poderes de ensueño están equivocados, ¿serías capaz de decirlo?
Comprendió que esta pregunta ofendería a Shelley, pero tenía que hacerla.
Shelley frunció el ceño.
—¿Por qué has dicho eso? ¿Estás diciendo que me equivoco?
—No. Sin embargo, me preguntaba cómo demostrarías que tus sueños son ciertos por completo.
—Vaya, eso es fácil. La gente que quiere creer en mis sueños puede decirlo, y la gente que no, se equivoca, ¿no?
La respuesta de Shelley, llena de confianza, no le dio a Cordelia lo que quería escuchar. Ya no valía la pena hacer más preguntas, y por lo que Cordelia acababa de oír, Shelley seguiría su propio camino, en una línea paralela.
Pero un error puede llevarla a destruir su entorno y a sí misma.
Si Shelley va a seguir con sus creencias, tiene que conocer los riesgos.
Puede que tenga que contarle los riesgos si ella misma no se da cuenta.
Sin embargo, Cordelia no quería poner de mal humor a Shelley, ni seguir incitándola, ni ser vista como un enemigo. Ahora tenía que ser paciente. Cuando movió las yemas de los dedos, una voz inesperada volvió a llegar a sus oídos.
—Los sueños son solo ayudas. Es difícil ganarse la confianza de la gente si no puedes convencerla.
—Pero creo que es un juego de números. Si puedo demostrar mis poderes, entonces todos creerán en ello, ¿verdad?
El conde Zakharov informó con amabilidad a Shelley, y ella respondió llena de confianza. Era como si dijera que el conde Zakharov debería haberlo sabido.
Lo que significa que ella le ha demostrado al conde Zakharov que sus poderes siempre son correctos.
Pero a Cordelia le sorprendieron las palabras del conde Zakharov.
Al contrario a la confianza de Shelley, él la había reprendido dos veces.
Si el conde está implicado en su secuestro, sería más fácil que le diera la razón.
Mi sospecha hacia él podría ser un temor infundado. Si lo es, entonces estaré feliz, pero…
—Oh, hemos llegado.
—Nuestro viaje en el carruaje ha terminado. ¡Fue divertido! ¡Me sentí como una princesa! —dijo Shelley y salió corriendo por la puerta antes de que el cochero pudiera abrirla. El conde la siguió despacio.
Cordelia suspiró aliviada cuando ambos bajaron del carruaje. Aunque todavía estaban cerca, la marcha de Shelley le permitió relajarse un poco.
—Oiga, señorita, ¿se encuentra mal? En lo normal no la dejarías decir algo así.
—Estoy bien. No discutí porque no podía probar que sus sueños estaban equivocados. Y, estaba pensando porque decidimos venir de improviso, así que no le dije a mi padre que iba a venir aquí.
Cordelia mintió de inmediato a Ronnie y luego se dio cuenta.
Así es. Sus sueños se hacen realidad ahora mismo.
Shelley no era la única que decía esto. Según los rumores, ella solo afirmaba que sus fortunas no tenían problemas, incluso si se equivocaba.
No quiero interponerme en sus deseos… pero, no puedo evitar desear que sus poderes oníricos no se hagan más fuertes. Tiene demasiado confianza en ellos y ni siquiera piensa que hay una pequeña posibilidad de que se equivoquen.
Los poderes de la heroína en el juego se utilizaban para resolver los problemas de la gente y no estaban directamente relacionados con la nación. Sin embargo, Cordelia no sabía si era porque no los usó o porque no podía usarlos para eso.
Si su deseo se hace realidad, lo más probable es que haya caos.
Fuera cierto o no, las declaraciones de absoluta confianza de Shelley podrían traer el desastre. Aunque Cordelia no conocía toda la verdad detrás de la situación, comprendía claramente que no era compatible con ella. Tal vez, incluso si no fuera Cordelia, seguiría sin ser la persona adecuada para tratar con Shelley.
—No quería decir esto, pero el Maestro me dijo que te dejara hacer lo que quisieras mientras no fuera muy peligroso… Así que no tienes que preocuparte por no decírselo al Maestro.
—Oh Dios, ¿en serio?
—Sí, siempre y cuando no hagas nada peligroso. Por otro lado, yo soy el encargado de decidir si es peligroso o no —enfatizó Ronnie con extrañeza, y Cordelia sonrió de manera irónica mientras bajaba del carruaje.
El circo requería una gran extensión de terreno, por lo que estaba ubicado a cierta distancia del centro de la ciudad. Además de los espectadores, había numerosos puestos que vendían recuerdos, y el ambiente era tan animado como el de un festival. Aunque parecían simples puestos, en realidad eran tiendas temporales, lo que le daba al lugar la apariencia de un pequeño distrito comercial.
Calculé mal.
Sabía que el circo no estaba dirigido a nobles, ya que Lara había mencionado que venía aquí, pero pensaba que sería un lugar más tranquilo, dado que el conde Zakharov había dicho que había recibido la entrada de su amigo. Sin embargo, la multitud era más densa de lo que había imaginado. Si no teníamos cuidado, nos perderíamos de inmediato.
Siendo sincera, me preocupa más que se pierda que la secuestren. Fue la elección correcta venir con ellos.
La multitud era intimidante, pues cualquier cosa podía suceder. Cordelia decidió moverse con cautela, mientras Shelley chillaba a su lado.
—¡Vaya, hay una capa enorme! Y huele delicioso por todas partes. ¡Y hay animales grandes por allí! Me pregunto cómo se llamará eso.
—S-Shelley. Los animales no huirán, así que por favor cálmate.
—¡¿Por qué?! ¡No me digas que me calme! ¡¿No estás actuando un poco fría?!
—Hmm, en serio, ¡por favor espera!
Mientras se agarraba a la ropa de Shelley mientras Shelley se movía hacia lo que la atraía, Cordelia intentaba con desesperación no fruncir el ceño. Si hacían demasiado ruido, entonces destacarían de mala manera.
Podría ser difícil que Shelley fuera secuestrada si estaba bañada en atención, pero Cordelia sintió como si oyera a la gente reprimir la risa. Esto es muy embarazoso.
Podríamos reírnos de ello si fuéramos plebeyas de verdad…
Shelley es hermosa porque es la heroína.
Su ropa, un regalo del conde Zakharov, se asemejaba a la que vestiría una joven noble. En otras palabras, Shelley daba la apariencia de pertenecer a la nobleza. Por eso, sus acciones podían dejar una impresión negativa en quienes la observaban, que se preguntarían a qué casa pertenecía una chica con modales tan cuestionables.
Y si alguien resultaba afectado, no sería Shelley, quien aún no había debutado en la sociedad noble, sino Cordelia. Aunque no actuara como ella, cualquiera podría reconocerla solo por estar a su lado. Sus ojos rojos bastaban para identificarla como miembro de la casa Pameradia, y eso podría generar problemas para su padre. No podía permitirse que eso ocurriera.
Pero entonces se dio cuenta de algo cuando miró a su alrededor.
¿Pero no hay solo unos pocos nobles aquí?
No es que no hubiera gente de clase alta entre la multitud, pero había bastante menos de lo que Cordelia había imaginado. Intrigada, observó con atención a su alrededor, intentando descubrir el motivo. Fue entonces cuando vio un cartel cercano que explicaba la razón: las funciones dirigidas a la nobleza se celebraban por la noche.
Ah, ya veo. En este caso, la mayoría de los nobles visitan por la noche.
En este reino, las funciones teatrales solían celebrarse por la noche, así que la gente no solía acudir durante el día. Aunque los nobles sabían que en otros países era común ir al teatro a cualquier hora, ellos preferían mantener la costumbre nocturna.
Pero entonces, ¿por qué el amigo del conde Zakharov decidió comprar entradas para el día?
Llevar a Shelley por la noche podría ser complicado. Sin embargo, la entrada no había sido comprada por el conde Zakharov, sino que, según él, se la había dado un amigo. No era del todo extraño, ya que había otros nobles presentes, pero resultaba sospechoso que hubieran conseguido justo entradas para el espectáculo diurno.
Me pregunto si estoy pensando demasiado.
—Oye, ¿tenemos tiempo para ver ese puesto de ahí? Tengo curiosidad porque hay un montón de cosas brillantes.
—Hmm, Shelley, por favor cálmate un poco…
Shelley interrumpió los pensamientos de Cordelia con su voz fuerte y volvió a tirar de su ropa. Reflexionar era difícil con Shelley corriendo de un lado a otro sin parar. Incluso si Cordelia intentaba preguntarle al conde Zakharov por las entradas, Shelley seguramente la interrumpiría.
El conde Zakharov puso despacio las manos sobre los hombros de Shelley.
—Shelley. Por favor, cálmate un poco, ¿está bien?
Cordelia se sintió aliviada al oír que el conde Zakharov la apoyaba. Aunque Shelley no se calmara de inmediato, al menos él la había escuchado. Cordelia pensó que, con eso, Shelley terminaría por calmarse.
—Aún tenemos tiempo hasta que empiece la representación. Si no te apresuras y decides qué puestos quieres visitar, podemos ir a ver unos cuantos. ¿A dónde quieres ir primero?
Pero Cordelia solo había imaginado cosas…
Shelley oyó lo que había dicho el conde Zakharov y levantó la voz con alegría.
—¡Entonces, quiero ver las cosas brillantes de allá! Y ese lugar lleno de gente. Me emociona ver lo que hacen allí.
—Entonces, ¿dónde quieres ir primero? ¿Qué te parece ese puesto de abalorios de ahí? ¿Puedes verlo?
Tal vez el conde no había hecho todo aquello por Shelley y solo quería ver abalorios. Tras escuchar su amistosa conversación, Cordelia se sintió incómoda, como si fuera una intrusa.
—Señorita, ¿qué harás?
—Iremos con ellos, ya que esa niña podría perderse solo con el conde alrededor. Si pasa algo, entonces tendremos problemas.
Si Cordelia puede evitar que la secuestren, entonces eso era lo que ella quería hacer. Ella estaba aquí para vigilar. Dejar a Shelley era nada menos que abandonar su decisión.
—Bueno, está lleno de gente. Hay mucha gente maleducada que roba en lugares como éste. Por favor, tenga cuidado ya que a simple vista parece una bella dama normal en lugar de una traviesa.
—De verdad es fácil que la gente sospechosa se cuele entre la multitud…
Cordelia asintió mientras fingía que no había oído todo lo que Ronnie había dicho.
