Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Estudiar con Violette, sentados uno al lado del otro mientras participaban en ligeras bromas, era una absoluta felicidad para Yulan.
Las orientaciones se daban sin ningún tipo de reparo; la mirada de Violette rozaba con gracia el papel mientras hacía su habitual gesto de colocar la punta de la pluma en sus labios. Las arrugas en su entrecejo y sus mejillas ligeramente hinchadas se transformaban en una sonrisa radiante cada vez que resolvía un problema. En estos momentos, su belleza era firme, como la inocencia de un niño que desafía un rompecabezas.
Observar cada una de las expresiones de Violette mientras estudiaba era como trabajar con música relajante de fondo. Si las sesiones de estudio fueran así de agradables, no solo lo haría durante los exámenes, sino todos los días. De esta forma, siempre obtendría la máxima puntuación.
Sin embargo, parecía demasiado unilateral. Le preocupaba el hecho de no tener nada que ofrecerle.
—Oye, Vio.
—¿Hm? ¿Estás teniendo problemas?
—Sí, ¿podrías explicarme esta parte?
—Hay un truco para ello. Si lees el problema con atención, encontrarás la respuesta…
Él señaló un problema ideal, llamando la atención de Violette. Memorizó cada una de las palabras que salían de sus labios mientras le explicaba, encerrando lo que realmente quería decir en lo más profundo de su corazón.
Vio, no tienes a nadie que te enseñe, ¿verdad?
Yulan sabía la respuesta sin necesidad de preguntar. Violette no tenía muchos conocidos entre los estudiantes de tercer año, y no podía imaginar que alguno de ellos le permitiera echar un vistazo a sus exámenes anteriores. Aun así, odiaba la idea de que ella estudiara al lado de cualquier otra persona.
Nunca antes había lamentado tanto ser un año más joven que ella. A veces, disfrutaba siendo su aprendiz, pero ahora mismo, estaba verde a causa de la envidia. En última instancia, solo quería estar en una posición que beneficiara a Violette. Ella podía ayudarle con sus estudios porque él era estudiante de primer año, pero él no podía enseñarle nada. Sin embargo, pensar en ello no arreglaría las cosas.
Aunque sabía que su acuerdo actual era por el bien de Violette, no podía evitar sentirse inútil y celoso mientras lo observaba.
♦ ♦ ♦
—¿Qué te preocupa? —preguntó Gia.
—Cállate —dijo Yulan con rotundidad.
—Das miedo cuando no luces agradable a la vista. —Gia pudo adivinar lo que le molestaba a Yulan por el tono de su voz y la repulsión en sus ojos—. Si la señorita Vio te ve así, se va a asustar.
—Yo no haría algo tan tonto.
—Ah, supongo que tienes razón.
Era el tiempo de descanso, y aún quedaban algunas personas dentro del aula. O bien a Yulan no le importaba que hubiera curiosos, o no creía que fuera un problema debido a su personalidad habitual. Gia supuso que era lo segundo. Los que conocían al Yulan de siempre probablemente se sorprenderían si lo vieran así, pero capaz lo interpretarían de forma positiva, como si fuera un contraste encantador con su forma de ser usual. Yulan era así de popular.
—Entonces, ¿qué te preocupa? ¿Le pasó algo a la princesa?
—Pensé que habías dejado de llamarla así.
—Oye, te dije que cada vez que la llamo “señorita Vio”, sueltas un aura oscura. Si ella no está aquí, seguiré con lo que suelo hacer.
—Hmm. De acuerdo.
Yulan no tenía ni idea de que su mirada se volvía mortalmente aguda cada vez que Gia usaba el apodo de Violette. Si Gia iba a cambiar, Yulan no iba a detenerlo. Aunque no aprobaba el apodo de “princesa”, no le molestaba tanto como que otra persona utilizara su propio apodo personal para ella. Gia supuso que su amigo era estrecho de pensamiento, pero Yulan siempre había reservado su amabilidad para Violette y solo para ella, así que Gia decidió no insistir en el tema. No habría tenido sentido.
—Gia, tú… —Yulan se interrumpió, y luego pasó de preguntar a afirmar—. No conoces a ningún alumno de tercer año.
—Al menos pregúntame, hombre. Aunque tienes razón, no conozco a nadie.
—Si yo no conozco a ninguno, es evidente que tú no lo harías.
—Es cierto.
La afirmación de Yulan fue bastante contundente, y Gia se mostró sospechosamente de acuerdo con el insulto. Era algo así como aceptar demasiado las opiniones de los demás… Aunque, a decir verdad, Gia probablemente no tenía interés en seguir discutiendo. Al fin y al cabo, era cierto.
Aunque Gia se volvía conocido de sus compañeros de clase y de los demás estudiantes de primer año con bastante rapidez cada vez que se relacionaba con ellos, su aspecto le hacía destacar. Las circunstancias de Yulan eran igual de complejas, pero las suyas no podían verse en la superficie.
—Oye, ¿no hay un puñado de personas a las que engañaste con tu actuación de chico bueno?
—No engañé a nadie —replicó Yulan—. Solo me malinterpretaron.
—A eso se refiere la gente cuando dice: “No es lo que dices, sino cómo lo dices”.
—Se supone que hay que hablar con diplomacia para causar una buena primera impresión, ¿no?
—Ojalá fuera tan simple como eso…
Gia se sintió ligeramente preocupado. Tratar de convencer a alguien que claramente no tenía intención de cambiar era un desperdicio de energía. Habían divagado lo suficiente, tenía que volver a dirigir las cosas al tema principal.
—¿Pasa algo con los de tercer año? —preguntó Gia.
—Los exámenes están a la vuelta de la esquina.
—Vamos, hombre. ¿Te mataría explicarlo un poco más?
Incluso Gia sabía que pronto tendrían exámenes. Aunque parecía tener un aire y un estilo de vida relajado, mantenía las notas mínimas que un príncipe debería tener… más o menos. La cuestión era cómo se relacionaban los exámenes y la búsqueda de estudiantes de tercer año.
La mirada confusa de Gia le valió una mirada de Yulan que decía: “¿Eres estúpido?”. Por suerte, no mucha gente lo reconocería como lo que era.
Con un fuerte suspiro, Yulan explicó:
—Estoy buscando a alguien que pueda prestarle a Vio sus antiguos exámenes, pero no estoy teniendo suerte.
En un principio, Violette había sido la única persona cercana a Yulan. Siempre que podía, la colmaba de cariño y afecto. No era de los que se molestaban en actuar amistosamente con alguien con quien apenas se relacionaba.
Gia y Yulan eran famosos en diferentes aspectos, pero Violette tenía una notoriedad que hacía que la gente mantuviera las distancias. Yulan evaluaba a todos los que le rodeaban en función de si le beneficiaban o le perjudicaban y los trataba en consecuencia. En otras palabras, todos los alumnos de cursos superiores que Yulan consideraba conocidos eran también personas que sentían algo hacia Violette. No había forma de que Yulan decidiera permitir que factores tan inciertos se acercaran a su preciado tesoro. Sin embargo, eso significaba que cualquier persona a la que pudiera utilizar, o más bien, de la que pudiera depender, estaba fuera de la ecuación.
—Supongo que no tengo otra opción —murmuró Yulan. La incomodidad y la resignación estaban escritas en sus rasgos.
—¿Hm?
—No es nada.
El ceño de Gia se frunció. Conocía a Yulan desde hacía suficiente tiempo como para saber que preguntar por más era un esfuerzo inútil. De todos modos, se tranquilizó, ya que Yulan no solía arremeter contra los demás por algo que había decidido él mismo. Incluso si esta era una rara excepción en la que podía hacerlo, todo se solucionaría siempre que lo dejaran en paz.
Al final, Gia no tenía ni idea de lo que estaba pensando Yulan. Lo que sí sabía era que Violette iba a estar confundida durante bastante tiempo en la sesión de estudio de mañana.
No maaaaaaaa. Gracias por el cap! Siempre es bueno leer a Yulan 😍