Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Violette tardó mucho tiempo en asimilar lo que estaba ocurriendo. Todo había sucedido en un instante, y todavía no sabía muy bien qué hacer. Se sentía arrastrada por la marea. No es que le moleste, necesariamente, pero estaba preocupada por Yulan. No quería que él soportara todo esto por ella.
Mientras trabajaba en las preguntas del examen, lo miró de reojo. Su expresión era la misma de siempre, y estaba resolviendo con diligencia los problemas de su último examen. Esa había sido su decisión, así que, aunque fuera por ella, no debía intervenir.
Quizás me estoy preocupando demasiado.
Se reprendió a sí misma por ser tan sobreprotectora. Yulan ya no era el niño pequeño y lindo que había sido antes: había madurado hasta convertirse en un hombre alto y confiable. Sería una grosería que lo tratara como a un niño.
En realidad, Yulan era mucho más sobreprotector que ella, pero era un lobo con piel de cordero; nunca cometería un error y revelaría lo que había debajo de su máscara.
—Se ha equivocado aquí, señorita Violette. —La voz de Klaude la sacó de sus pensamientos.
—¡¿Eh?! Oh, um, ¿dónde? —preguntó, alterada.
—Aquí. El ejemplo es un poco difícil de entender, así que puede confundir las cosas.
—Tiene razón.
—El profesor de esa clase lo hace mucho. Estoy seguro de que esto también aparecerá en el examen de este año, así que prepárese.
—Entendido. Gracias.
Para su sorpresa, los métodos de enseñanza de Klaude eran fáciles de entender. No era solo su forma de resolver los problemas; realmente se metía en los detalles prácticos de las cosas, como los hábitos de los profesores. A menudo se comportaba de forma pasiva con Yulan debido a la tensión que existía entre ellos, pero ahora Violette recordaba el talento que había en su interior. Lo que más la sorprendió fue lo amable, cuidadoso y minucioso que era mientras le enseñaba. En comparación con antes, el aire entre los dos se había suavizado bastante, pero Violette sabía que eso no equivalía a confianza o perdón. Estaban encerrados en un baile en el que ninguno de los dos podía decidir si debía retroceder o intentar acercarse.
Klaude había aceptado ayudar, así que estaba actuando con la debida diligencia. Dada su personalidad, Violette habría esperado que él fuera más formal al respecto, pero el ambiente mientras trabajaban era bastante tranquilo. Él seguía sorprendiéndola, y eso la dejaba perpleja.
—¿Estás bien, Vio? —preguntó Yulan—. ¿Te sientes cansada?
—¿Hm?
—Tomemos un pequeño descanso —sugirió Milania.
Milania cerró el libro en su mano con un fuerte golpe. Él y Klaude intercambiaron miradas, asintiendo mientras llegaban a una especie de acuerdo silencioso. Recogiendo una pila de libros, Milania se levantó y puso una mano no en el hombro de Klaude, sino en el de Yulan. En contraste con la expresión de desconfianza de Yulan, la sonrisa de Milania no se quebró. Independientemente de sus emociones, estaban bien encerradas detrás de ella.
—Joven Yulan, ¿puede echarme una mano un rato? —preguntó Milania.
—¿Eh? —dijo Yulan.
—Estaba pensando en comprar algo mientras me dirijo hacia la biblioteca. No puedo hacer que la señorita Violette lleve nada exactamente, ni puedo dejarlos a ambos solos en esta habitación.
Como el salón era propiedad del consejo estudiantil, no podía utilizarse a menos que estuviera presente un miembro. Se permitían breves descansos para ir al baño, por supuesto, pero esa tolerancia no se extendía a un viaje a la biblioteca y un desvío en el camino de vuelta. Si no podía pedírselo a Violette, que era una señorita, y a Klaude, el otro miembro, solo quedaba Yulan.
—Además, usted conocería sus gustos mucho mejor que yo, ¿no?
Yulan no dijo nada. Miró con odio a Milania, pero rápidamente puso su sonrisa compuesta mientras se lamentaba. Milania se limitó a esperar pacientemente, con una postura inflexible. Klaude sintió que su propia compostura se desvanecía; la ferocidad de Yulan le sacudía incluso cuando se dirigía a otra persona. El aire turbulento que los rodeaba se volvió pesado, hasta que una elegante voz sonó para romper la tormenta que se estaba gestando.
—Deberías ir con él, Yulan —dijo Violette.
—Pero, Vio…
—Será bueno tomar un poco de aire fresco.
—De acuerdo, lo entiendo.
Así de fácil, fue como si la tensión nunca hubiera existido. El surco en la frente de Yulan, que Milania había visto, bien podría haber sido una ilusión. Era casi como si tuviera dos personalidades distintas.
—¿Vamos? —presionó Milania.
—Sí. —Yulan se dirigió a los otros dos y dijo—: Asegúrense de tomar un descanso también.
—Lo sabemos —respondió Klaude.
—Nos vemos pronto —dijo Violette.
En el instante en que Yulan desapareció del campo visual de Violette tras la puerta del salón, todas las emociones de su rostro se deslizaron y desaparecieron.
Vio: Apenas se fue y ya lo extraño.
Gracias por el capítulo! 💕💕
Ay, todo lo que Yulan hace por Vio.
Lo amo.
Gracias por su trabajo 😙
♥ Gracias por leernos. Yulan es amor