Traducido por Lugiia
Editado por Freyna
Sorprendentemente, Violette no tenía un toque de queda oficial. Eso no significaba que tuviera mucha libertad; de hecho, se derivaba de un problema mucho mayor. Maryjun y su madrastra eran quienes decidían el toque de queda de Violette, y no ella o su padre. Si alguna de ellas estaba preocupada por Violette, su toque de queda se convertía en un gran problema; si ninguna lo estaba, ella era libre de quedarse fuera toda la noche. Puede que hablaran mal de ella por su impuntualidad, pero no se preocuparían lo más mínimo por su seguridad. Violette era amargamente consciente de que ninguno de ellos sentía verdadera preocupación por ella. Su corazón ya se había marchitado tanto que ese pensamiento no la hería.
Ya no experimentaba oleadas de emoción o fuerza de voluntad. Aunque estuviera insatisfecha, había llegado al punto de que todo le entraba por un oído y le salía por el otro. Sintiera lo que sintiera, siempre había consecuencias. Era más fácil resignarse a ser su saco de boxeo. No era sano aceptar semejante suerte en la vida, pero, para empezar, nunca creyó que fuera posible una vida sana en esta casa.
—¡Estaba nerviosa, pero considero que lo hice lo mejor que pude! —dijo Maryjun.
—No te preocupes, hija. Era tu primera prueba, así que seguro que estabas bastante nerviosa —replicó Auld.
Violette se había obligado hoy a convertirse de nuevo en una maquinaria, relegando a un segundo plano a las tres personas sonrientes que la rodeaban. Ahora actuaba en modo automático, incapaz de mover nada más que las manos y la boca. El funcionamiento de sus papilas gustativas dependía del día; eran como una ruleta que operaba fuera de su control. Había veces en que la comida le parecía deliciosa, pero cada vez que intentaba borrar sus emociones la misma comida se convertía sin falta en una masa insípida de nutrientes.
Era realmente lamentable, sobre todo teniendo en cuenta que se había hecho a su gusto. Por deliciosas que fueran las comidas que comía en su habitación, su sabor estaba influido por la gente que la rodeaba. No obstante, ignoró el nauseabundo malestar y obligó a su estómago a digerir la comida, aunque solo fuera porque los sirvientes la habían preparado para ella. No saboreó la textura insípida en su lengua, ni la sensación de que bajara por su garganta.
Al mismo tiempo, se preguntaba qué sería de ella cuando se conocieran los resultados de los exámenes. El mero hecho de pensarlo le hacía sentir como si el peso de sus entrañas se hubiera multiplicado.
♦ ♦ ♦
Los resultados de los exámenes estaban expuestos temporalmente en el pasillo de la academia. Maryjun estaba en otro curso, así que Violette no sabía cómo le había ido. Si las cosas iban igual que la última vez, Maryjun dominaría el primer puesto. Su hermanastra había obtenido fácilmente el primer puesto, incluso sin la ayuda de Violette. Ahora que la chica lo había tenido más fácil, no había necesidad de molestarse en comprobarlo.
Estoy en cuarto lugar, ¿eh?
¿Qué puesto había alcanzado la última vez? Violette ya no lo recordaba, pero sin duda estaba en la parte alta de la escala. La mayoría de la gente valoraba esas notas. Su padre, en cambio, la había condenado por haber quedado por debajo de su hermana pequeña. Violette también habría sido regañada si hubiera sacado mejores notas, pero un poco menos. El padre de Violette nunca iba a elogiarla. No solo no era posible, sino que era el destino.
Para empezar, Violette no era más que una vergonzosa hermana mayor que no podía conseguir el primer puesto por encima de Maryjun. Pero si, hipotéticamente hablando, Violette estudiaba con frenesí y obtenía el primer puesto, no oiría elogios ni sermones por sus esfuerzos. Sería el colmo; era terriblemente injusto. Violette era considerada una intrusa, ella sola. Los otros tres se creían la familia ideal.
Bueno, ya me he acostumbrado.
Violette hacía tiempo que se había rendido. Lo único que pudo hacer fue soltar un suspiro cansado. Ya había fracasado una vez, así que sabía que sería un desperdicio de energía.
—Me pregunto cómo le habrá ido a Yulan —se dijo Violette.
La falta de preocupación, expectativas y muchas otras cosas que Violette sentía por su hermanastra significaba que tenía poco o ningún interés en sus resultados.
Yulan era otra historia. Se parecía a Maryjun en que la gente acudía a él y tenía muchas habilidades prácticas. Sin embargo, no era un genio inconsciente como Maryjun: era consciente de sus habilidades. No obstante, eso no cambiaba el hecho de que fuera excepcional.
Violette no se sentía a gusto sin saberlo porque seguía viendo a Yulan como a un niño. No estaba preocupada por él en sí, pero la inquietud seguía abriéndose paso en su corazón. El niño que solía esconderse a sus espaldas se había convertido en un joven espléndido. Sin embargo, para Violette seguía siendo su adorable amigo, prácticamente su hermano pequeño, y más preciado para ella que su propia familia. Aunque solo tenía un año menos, no podía evitar comportarse como su hermana mayor.
Sonrió amargamente ante sus propios sentimientos, pareciéndose a una madre sobreprotectora.
—Trabajó duro, y estoy segura de que sacó una buena nota, pero…
No podía imaginarse lo bien que le habría ido.
Se le ocurrió que su yo del pasado no había preguntado ni una sola vez por los resultados de Yulan. No había tenido la serenidad suficiente para hacerlo. Maryjun no solo había hecho polvo su orgullo, sino que su padre la había despreciado y reprendido. Acostumbrada a ser ignorada, le resultaba dolorosamente irónico que le exigiera que se esforzara en sus estudios mientras despreciaba los esfuerzos que había hecho. Debía de tener algún sentido en la mente de Auld. Violette estaba asombrada de haber sobrevivido un año entero después de haberse defendido. Bueno, el resentimiento acumulado durante un año había terminado por estallar, lo que la había llevado a la cárcel.
Con todo esto, atormentando su mente, la Violette del pasado no podía permitirse preocuparse por Yulan. Más bien era ella la que se había manejado con cuidado, la que preocupaba a los demás. Puede que hubiera renunciado a todo, pero si el resultado era que ahora tenía margen para pensar en Yulan, era una recompensa decente.
Oh, tengo que darle las gracias a esos dos más tarde.
Gracias a Klaude y Milania, Violette lo había hecho mejor que si hubiera estudiado sola. Tenía intención de volver a dar las gracias a Yulan por organizarlo todo, pero también tenía que incluir a esos dos por supervisar los estudios de Maryjun. No tenía intención de actuar en nombre de su hermanastra; simplemente no esperaba que Maryjun se lo agradeciera como era debido. Tenía modales, pero su visión del mundo seguía siendo la de una plebeya. Su mentalidad había mejorado aparentemente, pero Violette no podía permitir que cometiera ningún tipo de error cuando el príncipe estaba involucrado.
Si Maryjun metía la pata, Violette sería la perjudicada. Las consecuencias no vendrían de Klaude ni de los demás, sino de su padre, ciego de amor. Para proteger a Maryjun, podría obligar a Violette a asumir la responsabilidad de su ignorancia.
Le pediré a Marin que les prepare algo.
Violette no conocía los gustos de los caballeros, así que pensó que algo que gustara a todos sería lo mejor. Los dulces eran probablemente una apuesta segura. Intentaría pedírselo al jefe de cocina. Klaude y los demás parecían disfrutar de las hojas de té favoritas del chef, así que podría interrogarle sobre otros ingredientes raros después de la cena.
Antes, sin embargo, tendría que soportar el irrazonable sermón de su padre. Cayó en la cuenta de que la razón por la que ya no sentía ira ante aquella indignación no era el crecimiento, sino el retroceso, así que hizo todo lo posible por dejar de pensar en ello.
Chale, hasta yo me sentí mal :’c
AY QUE QUEMAR A LA PERRA FAMILIA DE VIO! >:C