¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 70: Tienes un valor similar al dióxido de carbono

Traducido por Lugiia

Editado por Freyna


El feliz círculo familiar de papel maché era tan sofocante como siempre. Acostumbrada como estaba Violette, seguía sintiéndose atormentada en este espacio. Lo único que había hecho era soportar su dificultad y establecer una forma de tolerarlo. Hoy era al menos un treinta por ciento más agonizante que de costumbre. Sentía un dolor aplastante en el pecho, e incluso el acto de masticar y tragar le resultaba difícil. El malestar era similar al ardor de estómago.

—¿Estás escuchando, Violette? —llegó la voz de Auld.

—Sí.

Cualquier intento de escapar de su realidad fue frustrado de inmediato. A pesar de ignorar a Violette la mayor parte del tiempo, Auld era terriblemente agudo en momentos como este. No tenía por qué endulzar las cosas a estas alturas: esa tendencia suya era una de las cosas más insoportables que tenía que soportar. Llevaba tiempo insistiéndole en que respondiera de ese modo, así que esperaba que creyera que era sincera al darle esas respuestas tan bruscas. Era un compromiso mucho mejor que ignorarlo a propósito, como había hecho antes.

En el pasado, le reñía con una sola palabra. Cuando tres veces el regaño se convertía en cinco, estallaba una pelea incontrolable. Para la Violette de esta época, causar tantos problemas no era más que un derroche de energía.

—Santo cielo… Deberías seguir el ejemplo de Maryjun. Se supone que eres la hermana mayor, y, sin embargo, flaqueas detrás de ella. ¿No tienes vergüenza?

—Pido disculpas —dijo Violette automáticamente.

Si su respuesta carente de emoción le satisfacía, no le importaba que fuera a costa de su autoestima. Ya la habían golpeado cruelmente muchas veces, así que era muy posible que se hiciera añicos. Estallar aquí podría incluso despojarla de todas sus emociones. La desesperación que vendría después sería cómoda, en cierto modo. Podría desear morir si permaneciera en ese estado demasiado tiempo, pero con suerte podría recuperarse antes de llegar a ese punto.

Después de todo, antes siempre había estado bien. Numerosas veces, desde entonces, se había roto, aplastado, y a veces incluso apagado su propio sentido de sí misma. Matar su corazón emocional no impedía que el órgano físico siguiera funcionando. Llevaría tiempo, tratamiento y no poco dolor, pero después podría volver a utilizarlo.

—¡Padre, no puedes decirlo así! —gimoteó Maryjun.

Ver a Maryjun hinchando las mejillas debió de impactar a algunas personas. Para su padre, debía de ser como un gatito jugueteando tras él. Y, sin embargo, este gesto tuvo el poder suficiente para poner fin a su sermón. Para ser alguien que había pasado por alto toda la sangre que manaba de la cara de Violette, dio un giro radical después de este comentario de Maryjun. Un enérgico cambio de actitud, sin duda. Ahora que había llegado a esto, Violette bien podría haber sido el aire alrededor de los dos. No el oxígeno que respiraban, sino el innecesario dióxido de carbono que exhalaban.

En lugar de sentir que se le quitaba un peso de encima, sintió que la carga de su estómago aumentaba, un síntoma común del estrés. Si alguien tuviera la amabilidad de abrirle un agujero en la realidad, Violette estaría encantada de meterse en él y vivir allí para siempre sin tomar parte en esta farsa… pero no, Maryjun estaba obligada a preocuparse por ella. Eso conduciría inevitablemente a quejas y luego a un sermón sobre cómo comportarse con más gracia. Si Violette era de las que cambiaban su forma de ser después de ser llevada al límite, entonces los planes de Bellerose para ella habrían tenido éxito.

—Debió de ser duro, ya que era tu primera prueba —le dijo Auld a Maryjun.

—Estaba muy nerviosa, ¡pero fue divertido!

La brillante sonrisa de Maryjun era absolutamente angelical, y su inocencia hirió a Violette. Calificar de “divertido” algo que a Violette le había angustiado no era más que el carácter de la chica. Los genios podían ser tan inadvertidamente crueles… No, dolía específicamente porque venía de Maryjun.

Marin, de pie detrás de Violette, sintió algo más que simple ira y consternación. La hija, que creía plenamente en el amor de su padre, también estaba enmarcando la irracional reprimenda que le había dado a su hermana mayor como un acto de amor. En realidad, la culpa era de sus padres, pero Marin no podía evitar sentirse disgustada por aquella princesa soñadora que era incapaz de ver las cosas como realmente eran. Maryjun era libre de creer que los humanos eran intrínsecamente buenos o de valorar su buena voluntad. Sin embargo, si esa actitud servía como venda que ocultaba las heridas de Violette, Marin solo podía tomarlo como el más grave de los pecados.

¡Si solo Marin tuviera el permiso de Violette…! No, apenas necesitaba permiso. Estaba dispuesta a golpearlos a los tres hasta perder la sensibilidad en los puños. Se abstuvo de hacerlo porque sabía que ni siquiera eso les ayudaría a comprender su propia estupidez. Marin había perdido la cuenta de cuántos días había deseado que cayeran muertos.

Mientras tanto, Auld elogiaba a su pequeña.

—Lo has hecho lo mejor que has podido. Eres nuestro orgullo y alegría.

—Gracias, Padre. ¡Todo esto es gracias a Violette!

—¡Ugh!

Justo cuando Violette apretó los labios alrededor de su tenedor, un extraño sonido resonó en lo más profundo de sus oídos. De algún modo consiguió no atragantarse, pero seguía bastante conmocionada. Cuando levantó la vista, se encontró con la sonriente Maryjun. Violette recordó lo poco que se parecían como hermanas. Violette no podía sonreír tan despreocupadamente, ni podía imaginarse queriendo sonreír en una situación así.

—¡Solo he podido sacar tan buena nota gracias a las sesiones de estudio con Violette y todos los demás!

—Bueno… Eso está bien —dijo Violette.

—¡Sí!

Si Violette prolongaba descuidadamente la conversación, la agudeza de la mirada de su padre aumentaría. Podía imaginarse fácilmente el futuro sermón que recibiría por mantener una conversación que no beneficiaba a Maryjun. Cuando Violette puso fin a la conversación, Maryjun, agradecida, desvió la atención hacia sus padres.

Violette bajó la mirada hacia su comida, dispuesta a seguir comiendo. Fue entonces cuando oyó algo aún más sorprendente.

—Aun así, Yulan es muy inteligente. Está entre los mejores de primer curso.

—¿Eh? —soltó Violette.

—Yo trabajé duro, pero no pude compararme con él.

Sorprendida por la repentina revelación, Violette no se atrevió a responder.

¿Yulan obtuvo el primer puesto?

Sabía que Yulan era excelente, pero nunca había oído hablar de que hubiera obtenido el primer puesto. Antes de que el tiempo rebobinara, la que había quedado primera había sido Maryjun. Violette era consciente de que su oscura historia era inútil. Por mucho que intentara pasar desapercibida, el mundo cambiaba como para recordarle que no se saldría con la suya. Su padre era el caso más extremo de esto; una antítesis del adagio de que no había humo sin fuego, ya que Violette se encontró muriendo ahogada por el hollín incluso cuando esquivaba llama tras llama. Nunca tuvo intención de oponerse a este futuro alterado, pero no podía creer que este fuera el resultado.

Es el resultado de nuestros esfuerzos combinados, ¿eh?

Aunque las sesiones de estudio en grupo y el tiempo que había pasado con Klaude no habían sido muy agradables para Yulan, habían progresado mucho más de lo que podrían haber hecho por sí solas… dejando a un lado los objetivos emocionales de Yulan, claro.

Ya veo. Eso es maravilloso.

Violette fingió indiferencia mientras reprimía la sonrisa que amenazaba con brotar en su rostro. Las flores revoloteaban en su corazón, pero se preguntaba a qué tipo de reacción se enfrentaría si su padre se daba cuenta. Naturalmente, sería reprendida si alababa a alguien que había derrotado a Maryjun.

—Cierto —murmuró Violette, actuando desinteresada.

Ser demasiado brusca provocaría el disgusto de su padre. Tenía que tenerlo en cuenta para que no se le escapara la alegría. Por suerte, Maryjun no se había dado cuenta y seguía charlando, así que Violette consiguió pasar a un segundo plano una vez más. La voz de Maryjun le entraba por un oído y le salía por el otro. Estaba tan encantada como si fuera su propio logro.

Aunque le habría gustado oírlo de él primero, pensó que debía planear una celebración para él. Sin duda, Yulan vendría corriendo en cuanto pudiera para recibir sus elogios, pero ella podría adelantarse y felicitarle primero. Su corazón helado se derritió lentamente y volvió a calentarse. Sentía como si Yulan le hubiera dado el poder de perseverar.

—¡Ahora que tengo la oportunidad, quiero acercarme a Yulan! —dijo Maryjun.

Lugiia
Agárrenme que yo acompaño a Marin en la golpiza

Se suponía que estas palabras pasarían por los oídos de Violette como las demás, pero en lugar de eso, se hicieron pesadas y echaron raíces en lo más profundo de su mente.


Freyna
Te apoyo Lugiia ¿Y esta random? Aléjate que Yulan ni te topa

Una respuesta en “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 70: Tienes un valor similar al dióxido de carbono”

  1. El fandom ante la perra santurrona de Maryjun: 😐🥱😤🙄😒

    Yulan cuando vea a Maryjun: te pido de la manera más atenta, que te vayas a la mierda zorra

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