¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 71: Decepción

Traducido por Lugiia

Editado por Freyna


La mente de Violette era la fuente de sus cinco sentidos: su segundo corazón, el órgano situado por encima de los nervios de su cuerpo. En lo más profundo había un sentimiento suave y delicado, más preciado para ella que cualquier otro, y ahora mismo podía sentir con agudeza cómo lo hacían pedazos.

No sentía dolor exactamente. En un momento como este, se calmaba la sensación de intimidación que siempre había sentido por parte de su padre. Esta monótona falta de emociones pesaba sobre los hombros de Violette, quien era incapaz de registrar ese sentimiento como bueno o malo. Sentía una opresión en el pecho y un sudor frío le recorría la espalda. Había estado actuando como una espectadora todo el tiempo, pero ahora ya no podía seguir siendo objetiva.

¿Era esta inquietud lo que la gente llamaba miedo? Siendo así, se preguntó qué era lo que le daba miedo, si es que lo tenía.

—Estamos en clases diferentes, pero seguimos en el mismo curso —continuó Maryjun—. ¡Si es tu amigo, quiero intentar hablar con él de todo tipo de cosas!

—O-Oh…

Aunque Violette estaba sentada, el suelo se sentía inestable bajo sus pies. Incluso se imaginó cayendo a través de él. No podía ir a ninguna parte; no podía escapar. Aquella cara inocente y sonriente la había arrinconado.

Le costaba respirar. Sus pulmones no funcionaban bien. Ni siquiera podía tragar saliva porque el esófago se le tensaba. Se sentía mareada, y todo lo que veía se distorsionaba. Sabía que su estado era anormal, pero ¿por qué estaba tan asustada?

¿P-Por qué me está pasando esto?

Cuando Violette pensó en la personalidad de Maryjun, la afirmación le pareció muy propia de ella. La chica tenía un corazón benévolo y magnánimo, así que quería llenarlo con todo lo que pudiera. Maryjun ya había hablado numerosas veces con Yulan, de hecho, aunque sus personalidades aparentemente no coincidían. Él no la veía más que como la hermana pequeña de Violette.

Violette ya sabía que esta vez las cosas serían diferentes. Una vez que Klaude le pidió disculpas, se armó de valor para que no la sorprendieran más cambios. En realidad, no le sorprendió nada. En todo caso, se sintió reconfortada porque estaba dentro de sus expectativas. No había motivo para la sorpresa ni para el pánico… pero, por alguna razón, no podía apartar el temor que se cernía sobre ella.

—Eso me recuerda —empezó Maryjun, cambiando de tema—. Últimamente, he podido charlar con mis compañeros más a menudo.

Para bien o para mal, la chica había seguido adelante, parloteando animadamente con sus padres. Violette la miró desde lejos. Maryjun lucía una sonrisa radiante mientras charlaba sobre los acontecimientos mundanos del día, mientras sus padres la escuchaban.

No obstante, para la Violette actual, sus propios pensamientos incontrolables eran mucho más importantes que aquel mundo lejano. El miedo que debería haberla invadido seguía acechando en su mente.

♦ ♦ ♦

—Señorita Violette…

—Lo siento, Marin. Voy… a descansar un poco.

—Como desee. Si necesita algo, hágamelo saber.

—Gracias.

Después de que Marin se fuera, el único sonido en la habitación era la respiración inestable de Violette. El ruido le chirriaba en los oídos, mientras que el exagerado latido de su corazón le resultaba incómodo. El miedo la invadió en una oleada tras otra. La figura reflejada en el espejo de su tocador parecía débil. Su piel, normalmente clara, tenía una palidez terrible, desprovista de todo color. Al observarla más de cerca, sus finos labios temblaban y su frente brillaba con sudor húmedo.

Estaba aterrorizada. Algo la había asustado hasta la médula. La escena ya había terminado, pero seguía entrelazándose ineludiblemente a su alrededor.

Yulan… ¡con esa chica!

Violette se imaginó a Maryjun sonriendo amorosamente junto a Yulan. Una pareja tan amable que lucirían natural el uno al lado del otro. Seguramente seguirían hablando con sonrisas en los rostros y, con el tiempo, seguro que se harían amigos rápidamente. Ella ocuparía el lugar de Yulan que hasta ahora había estado reservado para Violette.

Le costaba respirar mientras pensaba en ello.

—¡Urk! Agh…

Al levantarse enérgicamente, la silla se arrastró por el suelo, provocando un chillido cacofónico que resonó por toda la habitación. El tocador se sacudió, pero se asentó con bastante rapidez gracias a su robusta estructura.

Sin embargo, el corazón de Violette se negaba a calmarse. Volvió a sentir una opresión en el pecho y un ataque de náuseas. Aunque no sentía que fuera a vomitar la comida, por reflejo se tapó la boca para evitar que algo inefable saliera de ella.

Muy lentamente, estabilizó su respiración. Inspiró hondo a través de los dedos que cubrían su boca y exhaló poco a poco, esforzándose por calmar sus pensamientos empañados y estabilizar su conciencia.

¿Cuántos segundos habían pasado? ¿Cuántos minutos? Tal vez había pasado menos tiempo del que ella había imaginado. A Violette ni siquiera le quedaban energías para llevar la cuenta. Así de impactante, por no decir desastroso, era todo aquello.

¿Quiero a Yulan… todo para mí?

De hecho, su miedo provenía de una ansiedad muy concreta: le aterrorizaba la idea de que Yulan estuviera con Maryjun. Solo de imaginarlo le daban ganas de gritar. Era ella quien debía estar a su lado. Violette sentía el poderoso deseo de acapararlo para sí.

Retuvo un grito entre los dientes, haciendo que reverberara por todo su cuerpo. Su miedo pronto se desvaneció, dejando tras de sí una profunda decepción consigo misma.

Violette no quería albergar esos sentimientos. Había jurado no cometer el mismo error esta vez. Tal deseo había sido el catalizador que manchó el final de su vida. Su necesidad de monopolizar el amor y la felicidad de los demás había corrompido su mundo anterior. Ya debería haber sabido que su deseo no haría feliz a nadie, ni siquiera a sí misma.

Precisamente por eso había decidido dedicar su vida a Dios.

De todas las personas que podría haber sido… ¡Tch!

La mano que le tapaba la boca serpenteó hasta su frente. Se revolvió el cabello con desenfreno, incapaz de resistirse a chasquear la lengua ferozmente. Su precioso amigo de la infancia la había adorado desde el día en que se conocieron. Lo trataba como a un adorable hermano pequeño. Se sentía bendecida por poder cuidarlo mientras crecía y maduraba poco a poco.

Nunca pensó en la posibilidad de que se lo llevaran.

—Lo siento, Yulan.

Incluso Violette no entendía por qué se disculpaba cuando nadie, ni siquiera él, escucharía.


Freyna
Violette: Acepta tus sentimientos, acepta que quieres a Yulan todo para ti :3

2 respuestas a “¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 71: Decepción”

  1. Wow, Vio ni siquiera sabe que lo quiere y lo peor es que ella cree que no debe sentir amor ni debe querer ser amada…

    Gracias por su trabajo, les amo 😘

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