Traducido por Shisai
Editado por Lugiia
Una vez que todos habíamos sacado a relucir algunos puntos de conversación trivial, nuestra conversación giró hacia un nuevo tema. Decidimos discutir qué alumnos de la Academia de Magia tenían más probabilidades de ser invitados a trabajar en el Ministerio el año que viene.
—Ah, ¿así que ya es hora de que empiecen a salir las invitaciones? —reflexioné.
—Ahora que lo pienso, tengo la sensación de que fue en esta época del año que el Ministerio de Magia se puso en contacto conmigo por primera vez —señaló María, como recordando su invitación al Ministerio en ese mismo momento.
—¿Ah, sí? ¿Se pusieron en contacto tan pronto? —Me sorprendió, ya que a la siguiente promoción de graduados de la Academia aún le quedaban casi seis meses de clase.
—Cualquier lugar de trabajo que busque personas con talento es igual. Es esencial ponerse en contacto antes que después. Además, como el Ministerio de Magia comparte sus instalaciones con la Academia de Magia, a menudo se pide a los empleados del Ministerio que enseñen en la Academia. Así que la relación entre ambas instituciones es estrecha, y los funcionarios del Ministerio tienen una buena idea del tipo de estudiantes que hay actualmente matriculados. Por todo esto, pueden empezar a enviar invitaciones con tiempo —explicó Cyrus.
Esto me sonó familiar.
—Ahora que lo dice, recuerdo que uno de mis profesores en la Academia dijo que había venido del Ministerio de Magia. ¿Era para encontrar alumnos excepcionales?
—En primer lugar, se llama a empleados del Ministerio para que enseñen porque simplemente no hay mucha gente que sepa enseñar bien magia, pero también es probable que les motive el deseo de identificar a alumnos excepcionales lo antes posible, para poder invitarlos al Ministerio antes de tiempo —respondió Cyrus.
—Eso tiene sentido —reflexioné. En ese caso, el hecho de que se hubieran dirigido a María tan pronto era perfectamente lógico. Al fin y al cabo, era una chica maravillosa, con grandes aptitudes mágicas y unas notas excepcionales.
Ah, es cierto. Si el Ministerio de Magia solía ponerse en contacto de ese modo con potenciales reclutas tan excepcionales…
—Conozco a algunos alumnos del consejo estudiantil de la Academia que quieren entrar en el Ministerio de Magia. ¿Crees que es probable que el Ministerio también se acerque a ellos? —me aventuré a preguntar, acordándome de Fray y Ginger. Aunque a Ginger le faltaba un poco de magia, ambas eran estudiantes excepcionales. Si lo deseaban, estaba segura de que recibirían una recomendación.
—A ver. Si son lo bastante buenos académicamente para ser miembros del consejo estudiantil, entonces ya habrán recibido sus invitaciones. Aunque eso dependería de que no tuvieran deberes familiares que heredar.
—Ah, entiendo lo que dice. Las personas con tales deberes no pueden unirse al Ministerio de Magia, ¿no?
Keith, mi hermano adoptivo, y Nicol, por ejemplo, iban a hacerse cargo de las gestiones interna del hogar, así que ya trabajaban junto a sus padres. Supongo que alguien con ese papel que cumplir no podría trabajar también en el Ministerio de Magia.
—En cuanto a mí, tengo un hermano mayor, así que era libre de trabajar donde quisiera y elegí el Ministerio, pero hay muchas restricciones impuestas a quienes van a hacerse cargo de la dirección de sus hogares —continuó Cyrus.
Hmmm. Aunque en mi vida anterior no había sido consciente de muchas situaciones semejantes, en este mundo lo más frecuente era que los hijos se hicieran cargo algún día del trabajo de sus padres y no pudieran vivir según sus propios deseos.
En mi caso, aunque actualmente trabajaba en el Ministerio de Magia, me seguía sintiendo presionada para casarme algún día y ocuparme de las tareas domésticas. En este mundo, la vida me parecía más limitada que en mi vida anterior. Bueno, en mi mundo anterior solo viví como estudiante, así que podría haber encontrado muchas más diferencias si también hubiera experimentado la vida laboral entonces.
Ginger procedía de una casa de nobles de bajo rango, y además tenía hermanos, por lo que tuve la sensación de que no tendría ningún problema para ingresar en el Ministerio. Ella misma había dicho que quería trabajar y enviar dinero a casa.
Pero ¿y Fray? Pensándolo bien, no sabía nada de su situación familiar. Estaba bastante segura de que seguía siendo tratada como la hija del marqués, pero ¿no significaba eso que se esperaba que se casara poco después de graduarse? Había oído que era la progresión típica de las mujeres nobles de alto rango.
Aunque, por alguna razón, no parece ser el caso de muchas de las chicas que me rodean…
Aun así, si la propia Fray tenía un fuerte deseo de trabajar aquí, y el marqués ya tenía un sucesor, no debería haber ningún problema en que se uniera al Ministerio. Recordé cómo le brillaban los ojos cuando hablaba del futuro. Definitivamente, quería que pudiera trabajar aquí.
—No sé demasiado sobre sus circunstancias familiares, pero sé que realmente quieren trabajar aquí, así que espero que el Ministerio pueda aceptarlas —dije, refiriéndome indirectamente a Ginger y Fray.
—Muy bien. Conseguir reclutas excepcionales también es bueno para nosotros. Yo mismo comprobaré brevemente el proceso de reclutamiento —respondió Cyrus, servicial.
—Muchas gracias.
Con uno de los líderes del Ministerio de mi lado —y Cyrus, el jefe del departamento más importante del Ministerio, además—, estaba segura de que todo iría bien.
En el transcurso de aquella discusión terminamos de almorzar y, como de costumbre, me dirigí junto con María a la sala que nos habían prestado para trabajar en la descodificación de los pactos. Tal como esperaba, en cuanto me senté empecé a sentir sueño. Por lo tanto, intenté hacer grandes estiramientos y girar los brazos, consiguiendo de algún modo combatir mi somnolencia. No podía dejar que me venciera siempre.
Al no poder leer la escritura antigua, apenas había conseguido descifrar nada de mi pacto. Dicho esto, había un montón de mensajes de advertencia, que me impedían llegar a las distintas descripciones de la magia, así que esa era otra de las razones de mi falta de progreso. El Pacto Oscuro tenía un montón de advertencias escritas. «Ten cuidado con esto», «No debes hacer eso», etcétera. Tal vez la persona que lo escribió no era más que una preocupona, pero en cualquier caso, al escribirlo, había intentado comunicar que no se debía usar la Magia Oscura a la ligera. Excesivamente.
—Oye, María. ¿Hay muchas advertencias escritas en el Pacto de la Luz? —le pregunté mientras trabajaba a mi lado.
—Sí, creo que hay algunas. Hay al menos unos cuantos lugares en los que se advierte que no se debe usar su contenido de forma imprudente. Pero no muchos.
Aunque no habría esperado que contuviera más de diez páginas de advertencias, me sorprendió un poco oír que el Pacto de la Luz necesitase siquiera una advertencia para no tratar su contenido a la ligera.
—¿Pero por qué tiene que decir eso? ¿No es la Magia de la Luz una cosa maravillosa que cura a la gente?
—Supongo que sí. Ser capaz de curar las heridas de la gente puede ser algo bueno, pero ¿quizás podría ser peligroso confiar demasiado en ella?
—¿Peligroso? ¿Pero cómo?
—Bueno… Aunque no está escrito explícitamente, y esto es solo una suposición mía basada en el texto, hay un ejemplo. Si uno puede usar Magia de la Luz para curar cualquier herida, puede empezar a pensar que, mientras no muera, las heridas no suponen un problema.
—Ya veo. Eso suena posible.
Si fuera yo, podría acabar pensando así.
—Si uno va por ese camino, su sensación de miedo y peligro hacia las lesiones empezará a desvanecerse. Puede que haya más gente que vaya demasiado lejos y pierda la vida. El uso excesivo de la Magia de la Luz podría llevar a pensar que está bien herir los sentimientos de la gente, o que no hay ningún problema en ser imprudente. Creo que existe el peligro de fomentar ese tipo de pensamiento engreído.
Nunca había considerado que la Magia de la Luz fuera otra cosa que un poder maravilloso que podía curar a la gente, así que habría pensado que cuanto más se use, a más personas se podría dar felicidad. Pero tenía que estar de acuerdo con lo que había dicho María. Si uno pensaba que sus heridas siempre podían ser curadas por arte de magia, podía dar lugar a un comportamiento descuidado. Se podría pensar que no habría ningún problema con un poco de imprudencia.
—Eres muy sabia, María. Nunca lo había pensado hasta ese punto.
—Oh, no, es que de alguna manera sentí que eso es lo que intentaban decir las advertencias escritas aquí —respondió María con modestia. Pero me pareció increíble que hubiera sabido leer así entre líneas. Cuando leí todas las advertencias en mi pacto, no había reflexionado nada, salvo que la persona que las había escrito era probablemente una persona que se preocupa mucho.
Impresionada por la profundidad con la que reflexionaba sobre diversos asuntos, me entraron ganas de preguntarle a María sobre la Magia Oscura. Le conté la conversación que había tenido con el señor Hart aquella mañana.
—¿La razón por la que se creó la Magia Oscura? Aunque yo tampoco había pensado nunca en ello, lo cierto es que ahora siento curiosidad —dijo María, antes de adoptar una pose pensativa.
—Sí. Siempre había supuesto que alguien malo la creó para controlar a la gente, pero supongo que nunca sabremos la verdad.
—Cuando conocí la existencia de la Magia Oscura, pensé que su único propósito era controlar la mente de la gente, pero ahora sé que puede hacer muchas otras cosas.
Eso es verdad. La primera vez que nos topamos con la Magia Oscura, percibimos que se utilizaba principalmente para controlar la mente de la gente, en concreto, para amplificar las emociones que la gente ya tenía. Pero desde que conocimos a esa mujer de cabello negro, Sarah, habíamos aprendido que la Magia Oscura era mucho más que eso.
Podía utilizarse para crear familiares u otras dimensiones, o para lanzar ataques. Habíamos aprendido que sus usos podrían ramificarse en muchas direcciones. Todavía había muchos misterios sobre la Magia Oscura, una forma de magia que no existía en la naturaleza. Nadie sabía con qué fin se había creado.
Sin embargo, sentí que mi forma de pensar sobre la Magia Oscura, que antes de esto solo había juzgado como aterradora, había cambiado ligeramente.
Bien, pongámonos a descifrar el pacto, ¡con gusto!
O eso pensé, pero el gusto por sí solo no cambiaría el ritmo del proceso de descodificación, que tuve que hacer con un diccionario en una mano. Conseguí avanzar lo mismo que de costumbre antes de que terminara la jornada laboral.
Cuando me dirigía a casa desde el trabajo cada día, solía caminar hasta las puertas del Ministerio con Sora, así que en algún momento se convirtió en un hábito. Hoy, sin embargo, debido a que nuestros compañeros más veteranos se habían ido a trabajar fuera de la oficina, y Sora tenía que cubrir también sus responsabilidades, no había terminado cuando me fui. Pensé en ayudarle, pero me dijeron que no estaban tan faltos de personal, y que por favor me fuera a casa. Así que me dirigí a las puertas yo sola.
Mientras caminaba, vi a los dos compañeros veteranos que había visto esa mañana, que venían en dirección contraria disfrazados.
—Laura, señor Cornish. Parecen cansados. ¿Terminaron su trabajo del día? —les llamé.
—Sí, todo hecho por hoy. He tenido que prestar mucha atención a cómo hablaba, entre otras cosas, así que estoy más cansada de lo normal —respondió Laura, inflando las mejillas. Con el aspecto habitual de Laura, pensé que este amaneramiento le sentaba bien (o al menos, yo estaba acostumbrada a él), pero en la apariencia de un hombre típico y musculoso, causaba una impresión extraña.
—Ah… yo también estoy muy cansado. Fingir ser sencillo ya era doloroso de por sí, pero tener que pasarme el día con mi preciosa cara maquillada para parecer esto era difícil de soportar. Quiero recuperar mi cara normal, ¡de una vez! —gritó el señor Cornish mientras se abrazaba a sí mismo.
En el pasado, lo habría descartado como el comportamiento de un colega veterano muy raro, pero después de todo lo que había oído ese día, sabía que estaba interpretando este personaje por el bien de la señorita Norman, así que me sentí un poco conmovida por ello.
—¿Eh, qué le pasa, señorita Claes? ¿Tiene hambre o algo así? Me temo que no tengo nada para comer —dijo el señor Cornish, levantando innecesariamente los brazos y agitándolos de forma dramática. Su pose enfatizó el mensaje de que no tenía «nada, nada de nada».
—Oh, no, no —dije.
¿De dónde venía esa sensación? Era extraño.
Mientras observaba los gestos exagerados del señor Cornish, sentí que esos sentimientos se desvanecían. También era extraño que, al verme callar, la mayoría de la gente supusiera que tenía hambre.
—Vaya, vaya, casi se me olvida. Tengo esto. Dame la mano, cariño —me dijo Laura. Hice lo que se me indicaba, y Laura colocó un caramelo, en un adorable papel de regalo, en la palma de mi mano—. Que lo disfrutes.
—Muchas gracias.
Parece que Laura también pensó que tenía hambre. Qué raro.
Aunque en realidad no tenía hambre, me alegré de recibir el caramelo.
—Ahora, vamos a presentar nuestro informe. Cuídate en tu camino a casa —llamó Laura antes de alejarse, arrastrando al señor Cornish detrás de ella con una mano y saludando con la otra.
Extrañamente, aunque hoy no llevaba ropa de mujer y era para todo el mundo un machote, me encontré queriendo llamarla «mamá».
Ahora que lo pienso, Sora mencionó que Laura podría tener algunos secretos propios, ¿no? Si la amable y alegre Laura tenía secretos, estaba bastante segura de que no serían muy serios. Eso se debía a que siempre estaba muy alegre y sonriente, nunca sombría. Aun así, si ocultaba un secreto serio bajo su alegre sonrisa, estaba convencida de que no era algo que debiera investigar demasiado a la ligera. Uno no debe intentar sacar a la luz lo que otros están desesperados por ocultar. Bueno, independientemente de lo que ocultara, nada cambiaría el hecho de que fuera mi amable y fiable colega.
Después de despedirlos, me dirigí a las puertas.
♦ ♦ ♦
Cuando llegué a casa, después de dormitar en mi carruaje como de costumbre, descubrí que Keith y mi padre aún no habían regresado. Al parecer, les había surgido algo urgente en el trabajo y volverían tarde. Para mi padre, que siempre daba prioridad a la familia, esto era raro.
Al final, cuando llegó la hora de cenar aún no estaban en casa, así que cené con mi madre. Esta cena entre una madre y su hija a solas, la primera que teníamos en mucho tiempo, bien podría haberse llamado un interrogatorio.
—¿Estás haciendo bien tu trabajo en el Ministerio de magia? —me preguntó junto a otras preguntas de ese estilo.
Supongo que, para mi madre, su hija siempre sería difícil de manejar y siempre estaría preocupada. Pero el tema de sus preocupaciones apenas había cambiado desde que yo era niña.
Madre, tu hija es ahora una adulta trabajadora. No me encontrarás trepando a los árboles o pescando en el trabajo. Bueno, sí que me dedico un poco a la jardinería, al fin y al cabo es mi afición.
La cena con mi madre terminó y, para cuando terminé de prepararme para ir a la cama, parecía que Keith y mi padre aún no estaban en casa. Mientras pensaba en lo raro que era esto, recordé que mañana tenía que volver a trabajar y me metí en la cama.
Mientras miraba distraídamente al techo, por alguna razón, se me pasó por la cabeza la conversación que había tenido ese día con el señor Hart, sobre la razón por la que se creó la Magia Oscura.
¿Quién la creó y con qué propósito?
Tal vez cuando avanzara un poco en el desciframiento del Pacto Oscuro, encontraríamos algunas respuestas a esas preguntas.
Ahora que lo pienso, se suponía que la Katarina de Amante Afortunado II había terminado de descifrar el Pacto Oscuro y dominaba su magia, ¿no? ¿Por qué la Katarina de la secuela es más capaz que yo? Pero espera, si era tan capaz, ¿por qué volvería para que la atraparan después de haber sido exiliada del Reino? Viéndolo así, ¿quizá no era más lista que yo, después de todo?
Además, ¿qué se creía que hacía interponiéndose entre la protagonista y los nuevos personajes románticos de la secuela, cuando aún había tantos otros personajes? ¿Ya no necesitaba interponerse en el camino de Jared y de Keith? ¿Por qué debía seguir adelante?
Así es. En Amante Afortunado II no solo aparece Katarina, sino también los personajes rivales del primer juego. Si no recuerdo mal, la protagonista puede interactuar con cada uno de los personajes rivales y, si consigue llevarse bien con ellos, y ellos reconocen su valía, entonces su romance progresará. Todo esto según una misteriosa nota que encontré, escrita en japonés, escondida entre las páginas de un viejo libro.
Para Alan estaba Mary, y a Nicol le acompañaría Sophia, pero ¿qué pasaría con Jared y Keith? ¿Sería Katarina la rival de la protagonista también para esas rutas? Espera, en ese caso, Katarina no estaría disponible para estorbar a los nuevos personajes. Por muy rápida que fuera Katarina, entre Jared, Keith y todos los nuevos personajes, había demasiada gente con la que lidiar. No creo que fuera capaz de interponerse en el camino de todos… ¿Cómo se suponía que iba a funcionar?
Ojalá pudiera soñar con esa parte de la historia, pero ¿volveré a tener otro de esos sueños con Acchan? ¿Quizás si me duermo mientras pienso en mi vida pasada, suceda? Hmmm, pero nunca antes había conseguido tener uno solo con desearlo.
No obstante, supongo que lo intentaré, de todos modos. Mi vida pasada, juegos otome, manga, anime, dulces, ramen de taza, patatas fritas, ummm… ¿qué más?
♦ ♦ ♦
—Señorita Katarina, es de mañana. Hora de levantarse.
Me desperté con el sonido de la voz de Anne, como siempre. De alguna manera, tuve la sensación de que mi sueño de anoche había sido agradable, lleno de comida.
—Por favor, levántese y prepárese. Ya casi es hora de que parta hacia el Ministerio de Magia.
Como siempre, Anne se dispuso enérgicamente a ayudarme a prepararme para el trabajo. Aunque aún estaba medio dormida, descubrí que si se lo dejaba a ella, pronto estaría lista.
Después de engullir el desayuno, me dirigí a mi carruaje. Aunque la familia Claes cenaba junta casi todos los días, la mayoría de las veces desayunábamos por separado. Supongo que, al trabajar todos, nuestros horarios no coincidían necesariamente. Así que hoy, como de costumbre, desayuné sola. Mi intención era subir directamente al carruaje e ir al Ministerio. Sin embargo, por alguna razón, de camino al carruaje, mi padre hizo acto de presencia.
—Buenos días, padre. ¿Pasa algo? —Como mi padre había llegado tarde a casa anoche, pensé que aún estaría descansando, pero tal vez estaba tan ocupado que hoy también tenía que salir temprano a trabajar…
—Buenos días, Katarina. En realidad, necesito hablar contigo un momento.
—Ah, ¿de qué?
—Bueno, la verdad es que, a partir de hoy, he estado pensando en que algunos guardias te escolten en tu camino.
—¡¿Guardias, dices?! —Me quedé seriamente sorprendida por este repentino acontecimiento.
Bueno, supongo que es normal que alguien de mi jerarquía sea escoltada.
Pero en la zona donde yo actuaba normalmente, en los alrededores de la capital Sorcié, el orden público estaba bien establecido, así que el tema de que me escolten guardias nunca había surgido antes.
Entonces, ¿qué necesidad hay, de repente?
Además, me dirigía al Ministerio de Magia, que se consideraba tan seguro como un castillo. Seguramente no era necesario que tuviera escoltas.
—¿Por qué necesito guardias de repente? ¿Ha vuelto un viejo némesis tuyo, padre? —Aunque mi padre era fundamentalmente una persona pacífica y razonable, cuando los asuntos conciernen a su familia, tenía tendencia a dejarse llevar. ¿Quizás en una de esas ocasiones se encontró con un enemigo?
—No, no tengo némesis, pero recientemente me he visto envuelto con un individuo problemático. Así que estoy tomando las medidas necesarias. ¿Te ha hablado Keith del desacuerdo con la familia del marqués Randall?
Marqués Randall… ¿Se refiere a la familia de la señorita Susanna? Ahora que lo menciona, Keith dijo algo así como «Ten cuidado», ¿no?
—Sí. Me dijo que el marqués tiene un fuerte deseo de acumular poder, y parece sentirse frustrado por el hecho de que la señorita Susanna y el príncipe Jeffrey aún no se hayan casado.
—Así es. Y esa frustración le ha llevado a inmiscuirse en nuestros asuntos, de todas las maneras posibles. Por eso es problemático cuando alguien es poderoso, pero no muy popular.
Ah, así que no es muy popular. Como era el padre de la señorita Susanna, me lo había imaginado con una personalidad amistosa similar, pero supongo que me equivoqué.
Espera, ¿no dijo Keith que ella y su padre no se llevan bien? Para que ese fuera el caso, supongo que tendría que ser una persona difícil.
—¿Así que crees que el marqués podría intentar hacerme algo? —Nunca había conocido al hombre, y no era como si hacerme daño le ayude a obtener poder.
Todo lo contrario; si provocaba la ira de mi padre, que amaba profundamente a su familia, no podía acabar bien para él.
—Por supuesto, no quiero ni pensar en eso, pero para apelar a su sentido común, y evitar que planee algo así, creo que lo mejor sería que viajaras con guardias. El interior del Ministerio de Magia es otro caso del cual ya he hecho arreglos con la institución, así que solo necesitarás guardias de la familia Claes cuando viajes hacia y desde el Ministerio en carruaje.
—Ah, claro. Entiendo —respondí con entusiasmo.
—Solo ten cuidado. Te veré después.
Mi padre me hizo un gesto con la mano y se marchó. Por lo visto, solo había venido a anunciarme que, por el momento, estaría vigilada.
Pero guardias, ¿en serio…? Si tengo que viajar en el carruaje con otras personas, sobre todo personas que no sean Anne o Keith…, me sentiré reacia a quedarme profundamente dormida.
En cuanto a mi seguridad en el Ministerio, como mi trabajo a menudo implicaba información clasificada, como mi estudio de la Magia Oscura, supuse que me vigilaría alguien del Ministerio, pero a menos que fuera alguien a quien ya conociera muy bien, eso me molestaría.
Qué fastidio. Entonces, me di cuenta de que, en lugar de preocuparme por la molestia de ir acompañada de guardias, debería preocuparme por lo que pudiera intentar hacer el marqués Randall.
Con un suspiro, subí al carruaje, y me sorprendió saber que, en lugar de subir al carruaje conmigo, mis guardias iban a seguirme a caballo. Me alivió la idea de que podría quedarme dormida si quería, sin problemas.
Por cierto, mis guardias resultaron ser unos jóvenes que a menudo me habían ayudado en el trabajo de campo en el pasado. Hoy era la primera vez que me enteraba de que su verdadero papel en la casa de Claes era hacer guardia.
—¿Eh? Señorita, ¿para qué creía que estábamos aquí? —preguntó uno de los jóvenes.
—Pensé que estaban aquí para ayudar con la jardinería. —Les di mi respuesta sincera. Entonces, todos suspiraron.
Bueno… No es que hasta ahora necesitase guardias a mi alrededor… Oh, espera, en las ocasiones en que me siguieron al jardín, ¿estaban vigilándome?
Y así, aunque mi carruaje iba acompañado de guardias, comencé mi jornada de trabajo, sin hacer nada fuera de lo normal.
Ella ni enterada que su familia tenía guardias, escoltas, de toda la vida.