Traducido por Usagi
Editado por Meli
Murong Qing Lian sufrió una paliza, casi lloró por el dolor. Su poder fue algo inutil, porque no podía acercarse y atacar a Murong Qi Qi, quien la azotó sin parar.
Para sobrevivir debes tomar la iniciativa; porque si la pierdes, dejas tu vida en manos de la otra persona. Fue lo que su padre adoptivo le había enseñado, algo que nunca se atrevió a olvidar.
Esta vez, la muselina roja golpeó el rostro de Murong Qing Lian, su mejilla izquierda se puso roja e hinchada.
Intentó evitar el siguiente movimiento, pero su bloqueo fue demasiado lento. El arma impactó su mejilla derecha. La audiencia se burló de su rostro hinchado.
Wanyan Bao Zhu se estremeció por la rabia que irradiaba Murong Qi Qin. Sus pensamientos habían sido erróneos. Ella no era arrogante por la confianza que tenía en sus sirvientas. Entendió que esa mujer no necesitaba depender de nadie, era alguien con poder propio.
Murong Qi Qi, ¡te escondiste muy bien! ¡Engañaste a todos!
Wanyan Bao Zhu apretó los puños y la miró con ferocidad, deseó poder matarla con su propias manos por haberla hecho perder a su madre, su hijo y la posición de consorte principal que casi tenía en sus manos.
Sus ojos y corazón estaban llenos de odio por Murong Qi Qi. ¿Cómo notaría que Ji Xiang estuvo escondido en la oscuridad vigilando cada uno de sus movimientos?
En secreto, Ji Xiang la observó con atención; Feng Cang le pidió espiarla e informarle cuando encontrara algo extraño. Por lo tanto, notó el anormal ambiente que rodeaba a Wanyan Bao Zhu.
—Primo, eres muy valiente —expresó Wanyan Kang, ya vendado, con ojos bien abiertos y llenos de incredulidad—. ¿Sigue siendo mi prima tierna, amable y agradable?
—¿No es genial? Me gusta mucho. —Feng Cang se llevó una fruta confitada a la boca—. Ella es más hermosa siendo así…
—¡Ah, ah, ah! ¡Ambos son extraños! —Wanyan Kang se hizo a un lado—. ¡Son un par de pervertidos! ¡Ustedes dos realmente son una verdadera pareja!
Feng Cang volvió la cara y le sonrió a Wanyan Kang.
—Si dices una palabra más, le diré a Qing Qing lo que acabas de decir. Dime, esa hermosa cara que tanto te importaba ¿se volvería igual a la de Murong Qing Lian, tan hinchada como un cerdo?
La sonrisa malvada en el rostro de Feng Cang hizo que Wanyan Kang se estremeciera. Sonrió y se excusó:
—¡No hay necesidad de decirle! ¡Mira, todavía necesito confiar en esta cara para perseguir a la pequeña! Primo, ten piedad.
Feng Cang, dejó de prestarle atención al rostro descarado de Wanyan Kang y posó su mirada en Murong Qi Qi.
En la amplia plataforma, el atuendo rojo como en un día cálido en invierno, iluminó los ojos de todos. El arma roja que sostuvo en su mano izquierda, parecía una manga bailando en el cielo, formó un hermoso arco, su esbelta cintura se balanceó en el clima frío; pintó una hermosa imagen.
A los ojos de la gente, eso no era una competencia, sino un hermoso baile en solitario en el que solo se escuchaban los gritos de Murong Qing Lian.
—Esta mujer es extraordinaria. —Jia Lan miró en silencio a Murong Qi Qi.
Nadie vincularía la muerte y el arte. Sin embargo, en Murong Qi Qi, el aura fría y mortal se combinó a la perfección con su dulce sonrisa, su cuerpo parecía volar. Fue como contemplar una obra de arte y no a alguien que estaba a punto de matar.
Era una mujer de la que querrías saber todo. Pensó, que al ir al continente y ver a una mujer como Murong Qi Qi valió la pena. Solo que ella quería matar a Murong Qing Lian, y no podía quedarse con los brazos cruzados y dejar que eso sucediera. Ella podría ser la persona que Misha quería encontrar; si moría, ¿cómo lo explicaría?
Murong Qing Lian yació en el suelo, golpeada y exhausta, el dolor en su cuerpo ya era inexplicable con palabras. Los ataques se concentraron en partes críticas de su cuerpo: sus tobillos se habían dislocado y no pudo mover las pantorrillas ni sus dos brazos. No pudo ponerse de pie.
¡Esta mujer es aterradora! Murong Qing Lian entendió que Murong Qi Qi era alguien a quien no debió ofender con palabras imprudentes y dichas sin pensar. ¿Cómo pudo hacer algo tan estúpido?.
Antes de ir a Bei Zhou, cuando el hermano mayor Murong Jun le dijo que no buscara problemas con Murong Qi Q; se burló y sintió que él estaba haciendo un escándalo por nada. ¿Qué puede hacer una basura? Sin embargo, ahora conocía a la verdadera Murong Qi Qi. ¡Ella en verdad lo lamentaba! ¡Tenía mucho miedo!
—Qing Lian, admite la derrota. ¡Termina la competencia! —Longze Jing Tian le ordenó, cuando se dio cuenta de que la intención de Murong Qi Qi era matarla—. ¡Rápido, bájate de la plataforma!
Murong Qi Qi se rió, él ya la había salvado una o dos veces de sus manos, ¿quería salvarla por tercera vez? incluso si el rey del infierno viniera, ¡no podría salvarla!
La regla de las finales era clara: si no se admitía la derrota o se bajaba de la plataforma; la competencia continuaría.
Por eso Murong Qi Qi apuntó a sus tobillos para dejarla incapaz de bajar de la plataforma, así, la competencia continuaría, hasta que la matara a golpes.
Murong Qing Lian escuchó las palabras de Longze Jing Tian, sabía que Murong Qi Qi quería matarla, así que a pesar de sus piernas dislocadas, luchó por gatear hasta el borde de la plataforma un paso, dos pasos… Antes de llegar al borde, la muselina roja se envolvió alrededor de sus pies y tiró de ella hacia atrás.
—Bueno hermanita, ¿no dijiste que querías dejarme ver algo de color rojo? Pero aún no he visto nada ¿cómo podría estar bien esto? quizás deberías dejar salir un poco de sangre; entonces, esta competencia se terminaría.
—Murong Qi Qi, ¡no te excedas! —Murong Qing Lian apretó los dientes.
¿Color rojo? ¿Quería que sangrara? ella ya estaba en un estado lamentable, ¿qué más quería Murong Qi Qi?
—¿Me he excedido?
Murong Qi Qi actuó como si hubiera escuchado la broma más grande del mundo, la muselina roja bailó, envolvió a Murong Qing Lian con fuerza y la arrastró hacia ella.
—Cuando papá me castigó con el palo de madera, ¿quién puso clavos en secreto al palo?
Ya era hora de que esa mugrosa recibiera su castigo