La consorte favorita del príncipe demonio – Capítulo 129: Prendiendo fuego a Jue Se Fang (1)

Traducido por Lucy

Editado por Meli


Longze Jing llegó para el cumpleaños de Dongfang Lan, acompañado de Li Yun Qing y Shangguan Wu. Debía volver a su país, sin embargo, tras conocer la identidad de Murong Qi Qi, se quedó y no se rendiría hasta que la tomara como su esposa.

En cambio, Li Yun Qing y Shangguan Wu Ji, aunque sorprendidos, estaban preocupados por Murong Qi Qi, sin importar quién fuera. Trataron de visitarla en Nan Lin wangfu[1], pero fueron detenidos por la gente de Feng Cang. Solo gracias al cumpleaños de la emperatriz viuda, pudieron verla y corroborar con su propios ojos lo que los rumores decían.

Quedaron impactados, su mirada era la misma, pero su apariencia en general era por diferente, era aun más bella.

Sentada junto a Feng Cang, Li Yun Qing los miró en trance. Parecían seres inmortales, sino fueran hermanos, serían la pareja perfecta. El destino jugaba de formas misteriosas.

Shagguan Wu Ji entendió que había una brecha entre él y Murong Qi Qi. Todos los hombres destacados de su clan murieron en la batalla de la montaña Yandang, aniquilados por el ejército de Bei Zhou liderado por Feng Xie.

Al verla, el sentimiento de pertenencia a su clan se derrumbó en su corazón. Desde que era joven, deseó convertirse en un gran general y vencer a Bei Zhou. Por ese sueño, soportó muchas penurias. Incluso pensó en ir contra Feng Cang y luchar por Murong Qi Qi, sin embargo, ella era una hija del clan Feng. Ya no quería avanzar con su planes de venganza, pero tampoco podía retroceder.

Sufrió cuando la vio sonreír y recordar a todos los que murieron a manos de Feng Xie.

—Wu Ji, suéltalo… —dijo Li Yun Qing, como si adivinara sus pensamientos—. Olvida el odio entre los países y las familias, si la amas, deberías desear su felicidad, ¿no es así?

Sus palabras le dolieron. Si un día, él y Feng Cang se enfrentaran en el campo de batalla, ella, como hija del clan Feng, sin duda estaría a su lado. ¡¿Cómo podría atacar a la mujer que amaba?!

Los oficiales de Bei Zhou, al igual que el resto de los presentes, no prestaron atención a los súbditos de Xi Qi. Su atención estaba en Murong Qi Qi, cuya belleza podía causar la caída de una ciudad o estado.

Había heredado la belleza de su madre Wanyan Ming Yue, pero su mirada era igual a la de Feng Xie.

Wanyan Bao Zhu apretó con fuerza los labios, Longze Jing Tian contemplaba con amor a Murong Qi Qi y ella, ya fuera como Murong Xin Lian o Wanyan Bao Zhu, deseaba ser la consorte de este.

Esa mujer ya la había arruinado una vez, no permitiría que se interpusiera en su planes, ahora que se había convertido en Feng Qi Qi

¡Tan odiosa! ¡No puedo aceptarlo! ¡Debo equilibrar la cuenta!, gritó en su interior. Miró a la emperatriz viuda, sentada junto a los emperadores, por arriba de los príncipes y princesas.

Pensó que la derrotaría con su regalo: una sarta de cuentas redondas de Buda de sándalo rojo.

—Abuela Imperial, la nieta pulió estas cuentas una a una, así como la palabra “Buda” —explicó Wanyan Bao Zhu, al llegar su turno—. Además, hice que un monje las bendijera.

—Bien —repitió Dongfang Lan mientras apreciaba el regalo.

—¡Bao Zhu es muy sensata! ¡Ha sido muy considerada! —la felicitó Wanyan Lie.

Cada uno de los sándalos fue trabajado con cuidado, al parecer, preparó el regalo desde hacía mucho tiempo.

Los funcionarios también elogiaron la piedad filial de la princesa, quien no mostró un rostro orgulloso, sino una mirada de modestia.

—¡Sin arrogancia, bien! Bao Zhu es grande y sensata ahora. ¡Zhen[3] está muy contento! —Wanyan Lie miró a Longze Jing Tian, satisfecho por su talento y aspecto, era digno de conseguir el trono. Y ya que Wanyan Bao Zhu había mostrado su amor por él, quería emparejarlos—. ¡Jing Tian, zhen ha oído que aún no se ha concertado tu matrimonio! No sé si tienes a alguien que te guste.

Las repentinas palabras la sacaron de sus pensamientos. De inmediato se levantó e hizo una reverencia.

—Este príncipe está interesado en la princesa Bei Zhou…

—Qing Qing —musitó con ira Feng Cang—. ¡Esa mosca apestosa es demasiado molesta!

Ella quería darle un beso como consuelo. Sin embargo, debido a que estaban en público, solo le tocó con suavidad la palma de la mano.

—¡Cang, deberías estar feliz!

—¿Feliz? —Levantó una ceja y deseó poder devorar su cara rosada.

—¡Significa que eres afortunado! Cuanta más gente me quiera, ¡demuestra que has elegido al mejor tesoro de este mundo!

—Oh… —Suspiró y le pellizcó la nariz—. ¿Por qué será que cada vez que estoy delante de ti, se me traba la lengua? ¿Podría ser que Qing Qing fue enviada por el cielo para contenerme?

—¡Tienes razón! Antes de venir, Dios me dijo que mi misión era cautivarte. Entonces, no necesitaré ir al infierno, porque habré dejado todo para hacer que te rindas.

Era raro que dijera tantas palabras dulces, Feng Cang se enamoró aun más. Siempre se llevaron bien, pero ella era demasiado reservada y en cierto modo no era capaz de dejarse llevar. Desde que empezaron a vivir y dormir juntos, sus defensas se derrumbaron poco a poco. ¡Esta era una buena noticia!

—Qing Qing, ¡tienes mucha razón! —Con voz grave y seductora, le susurró al oído—: Ya que tu misión es así, ¿por qué no te ayudo hasta el final? Esta noche, ¡puedes dejar que me rinda!

Sus palabras hicieron que su cara se pusiera roja. No era una ignorante y sin duda había notado el trozo de carne pegado contra su cuerpo cada noche; sin embargo, él cumplió su promesa, reprimió su deseo y esperó para que ella se entregará.

Su comentario la hizo sentir un poco tímida, pero no evitó que sus ojos brillaran.

—¿Qué piensas, Qing Qing…?

Feng Cang quiso lanzarse sobre ella, su mirada, llena de fuego le hicieron incapaz de ser el caballero, no quería esperar más; deseaba volver a su palacio, apretarla contra la cama y hacer que todo su cuerpo se llenara de marcas. Así, esos hombres indeseables no volverían a poner sus pensamientos en ella.

—¡Bien! —asintió ella con timidez y él se quedó pasmado.

¿Escuchó mal? ¿Ella había dicho: “bien”? Estaba atónito. La vio con incredulidad. Hasta entonces, su respuesta a la insinuación siempre había sido no.

—Qing Qing, ¿has entendido lo que quiero decir? —Se lamió los labios secos—: La rendición de la que hablé, ¿sabes lo que significa?

Su rendición no era la de “liberar a toda criatura viviente del sufrimiento” de las enseñanzas de Buda. Lo que él quería era…

—¡No presiones! —Giró la cabeza para no ver ese bello rostro diabólico y dejarse tentar.

No fue fácil reunir el valor para aceptar y él todavía le preguntaba si entendía el significado. ¿Tan ignorante la creía? O, ¿la estaba obligando a decir algo que la haría sonrojar ante la gente?

—Qing Qing, di… ¡ah! ¡Di lo que quieres decir!

Estaba ansioso, el corazón le latía con fuerza. Tenía que escuchar con exactitud lo que quería decir, porque comenzaba a dudar que hubiese escuchado bien.

—Qing Qing… —Sacudió con suavidad sus mangas, como un niño desamparado, con los ojos llenos de lágrimas—. Qing Qing…

—La persona que deseo es la princesa Zhen Guo y no la princesa Bao Zhu —declaró Longze Jing Tian

Feng Cang salió de su ensimismamiento, se dio cuenta que Wanyan Lei propuso que Wanyan Bao Zhu se casara con Longze Jing Tian.

—¡Benwang objeta! —Gritó y se levantó—. ¡No estoy de acuerdo!

Él ambiente se tensó, todos atentos al intercambio que existía entre los poderosos hombres, deseosos de conocer el trasfondo de aquello.

Tanto Longze Jing Tian como Feng Cang tenían una larga historia con Murong Qi Qi, el primero rompió su acuerdo matrimonial y el otro se casó con ella, solo para descubrir que eran hermano. La pelea entre ambos era algo que nadie se quería perder.

—Ama a tu hermana pequeña desde el fondo de mi corazón… —recalcó Longze Jing Tian, para recordarle que lo mejor era que la dejara casarse con él.

—Justo porque Qi Qi es mi hermana pequeña —mintió con descaro—. ¡Por eso debes entrar por los ojos a benwang!

Feng Cang veía a Murong Qi Qi como su mujer. No la soltaría y por supuesto, la alejaría del desagradable de Longze Jing Tian.

—Benwang está pidiendo matrimonio al emperador de tu país —refutó Longze Jing Tian, no pensó encontrar tan férrea oposición—. Benwang teme que no tengas nada que decir en el matrimonio de la princesa Zhen Guo.

Longze Jing estaba convencido de ser el mejor candidato para Murong Qi Qi y por tanto, que Wanyan Lie lo apoyaría y así, aunque Feng Cang no estuviera de acuerdo, ¡no podría rebelarse!

—Zhen hace tiempo prometió a la princesa Zhen Guo, que podía decidir sobre su matrimonio.

Murong Qi Qi estaba feliz y realmente impresionada por la lealtad de Wanyan Lie, sus palabras, dichas ante los funcionarios, contenían una orden real.

—¡Gracias tío! —dijo con dulzura y verdadera convicción; el decreto le daba el derecho de rechazar e incluso matar a quien quisiera obligarla a casarse.

Ese “tío” lo puso de muy buen humor. Deseó que Murong Qi Qi y Feng Cang, hicieran buen uso de sus palabras y no se condenaran, como él, por un amor no correspondido.

¿Cuándo le prometió esto el emperador a Murong Qi Qi? Li Bing y el príncipe heredero Wanyan Hong intercambiaron una mirada. Nunca habían oído hablar de ello. ¿Se reunieron en privado?

Lin Ke Xin se sintió orgullosa de su segundo hijo Wanyan Yi, que permaneció tranquilo, ese era el estilo de un emperador y pasara lo que pasara, le ayudaría a conseguir a Murong Qi Qi.

Las palabras de eran sin duda las mismas que rechazar a Longze Jing Tian. Solo que él no estaba dispuesto a aceptarlo. Miró de nuevo a Murong Qi Qi.

—¡Princesa Zhen Guo! —Longze Jing Tian se repuso del rechazo de Wanyan Li y lo intentó una vez más—. ¡Benwang te admira desde hace tiempo y quiere tomarte como esposa!

—Yo no te amo —respondió con frialdad y expresión seria—. Solo me casaré y daré a luz a los hijos del hombre que amo.

—¡Podemos cultivar nuestros sentimientos! ¡Esperaré! —declaró, visiblemente ansioso.

Te lo ruego, no me rechaces. ¡Me equivoqué antes! Te lo ruego, ¡dame otra oportunidad! —rezó en su corazón—. Por favor, dí que estás dispuesta. 

—¡Lo siento! ¡No te quiero! Ahora, no; en el futuro, tampoco. Nunca te amaré.

El apuesto rostro de Longze Jing Tian palideció.

—¡Sé que estás resentida conmigo; resentida conmigo por romper el compromiso! ¡Me equivoqué! De verdad lo lamento…

—Creo que lo has entendido mal —Frunció el ceño, molesta por su insistencia—. Nunca te he amado. ¡¿Sin amor, cómo podría haber odio?! ¡Te tienes en demasiada estima!

Feng Cang estuvo a punto de vitorear, cada vez amaba más a esa mujer.

—¡Bien dicho! —concluyó con Wanyan Kang, ahora despreciaba más a Longze Jing Tian, no solo se atrevió a pedir matrimonio a Murog Qi Qi, sino que también desafió a su primo.


[1] Wangfu: Residencia del príncipe de primer rango.

[3] Zhen: Yo, usado por el emperador.

[4] Wang/wangye: príncipe de primer rango.

[5] Benwang: este rey/yo, usado por el príncipe de primer rango.

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