La consorte favorita del príncipe demonio – Capítulo 128.2: La lucha del dragón y el fénix (4)

Traducido por Selena

Editado por Meli


Cuando Murong Qi Qi puso el conjunto «Fénix rojo frente al sol» delante de la emperatriz viuda Lan, no solo su abuela, incluso los ojos de las doncellas de palacio a un lado, se abrieron.

—¡Deseo que este día y todos los años, que tenga la gloria de hoy para siempre! Que tu felicidad sea tan inmensa como el Mar del Este y que vivas tanto como las Montañas Zhongnan!

—¡Qué hermoso! He visto muchos tesoros, ¡pero ninguno era tan bueno como el que me dio Qi Qi! —Se enamoró de la joya con diseño único e invaluable.

—Esta joya debe ser de Tong Bao Zhai, ¡¿no es así?! —preguntó Qing Gu.

—¡Así es! Conozco a Guanghua gongzi y le pedí que creara este «Fénix rojo frente al sol». Abuela, ¿te gusta?

—¡Me gusta! ¡Me gusta! Qing Gu, hoy lo llevaré y haré que todos conozcan la piedad filial de mi nieta.

—¡Bien!

♦ ♦ ♦

La emperatriz viuda Lan cambió su atuendo y junto con su nieta llegó a la sala Taiji, todos esperaban por ellas.

—¡Llegó la emperatriz viuda! ¡Y la princesa Zhen Guo!

Los funcionarios estiraron el cuello, para ver con claridad la apariencia de Murong Qi Qi, vástago de Feng Xie y Wanyan Ming Yu, a quien Wanyan Lie le otorgó el título de princesa Zhen Guo. Deseaban corroborar si, como se decía, esa chica común era una belleza como lo había sido su madre.

Desde el anuncio de su identidad, muchos habían tratado de colarse en el wangfu de Nan Lin, sin embargo, Feng Cang los rechazó a todos y nunca se apartó de su lado. El carruaje también estaba bien protegido. Eso hizo que la curiosidad de todos aumentara al máximo. Así que esperaron el cumpleaños de la emperatriz viuda.

Los palillos de una persona cayeron al suelo. Su boca estaba muy abierta.

Hermosa, tan inusualmente hermosa…, pensaron todos.

Llevaba un vestido amarillo con lirios bordados con hilos dorados. No usaba joyas. Su grueso pelo negro estaba recogido en un moño alto con una cinta amarilla. Unos cuantos mechones colgaban sueltos y le llegaban a la cintura. Con cada paso, su cuerpo se balanceaba suavemente como un hada que desciende del cielo.

Ming Yue… —La mano con la que Wanyan Lie se acariciaba la barba se congeló, sus ojos se humedecieron—. Ming Yue, zhen ha encontrado a Qi Qi. ¿Estás contenta?

Wanyan Hong y Wanyan Yi fueron designados para sentarse a ambos lados, y sus ojos brillaron de asombro. Aunque no era la primera vez que veían a Murong Qi Qi, cada vez era capaz de darles una nueva impresión.

—Ah… —Yu Shi Shi frunció el ceño y gritó en voz baja. Cuando Wanyan Hong le pellizcó la cintura con gran fuerza.

—Parece que este príncipe heredero no estaba soñando. —Wanyan Hong. Su nariz aguileña parecía más afilada—. Esto es real.

Yu Shi Shi entendió que la había lastimado para cerciorarse de que la visión de Murong Qi Qi no era un sueño. ¡Ese hombre era despreciable! No obstante no pudo quejarse, apretó los dientes, desde que el príncipe había puesto los ojos en Murong Qi Qi, su actitud hacia ella era muy mala. Quería que renunciara a su posición y se la diera a la princesa.

Estaba en una situación crítica y no podía dejar que Wanyan Hong le encontrara algún fallo. ¿Cómo iba a saber Yu Shi Shi que Wanyan Hong ya tenía la intención de matarla?

Por muy buena que fuera su actuación, solo era una pieza de ajedrez abandonada. Era inútil, no importaba lo que hiciera, su destino era solo la muerte.

Murong Qi Qi ayudó a la emperatriz viuda Lan a sentarse. Luego, se dirigió a su asiento al lado de Feng Cang.

—Qing Qing, estás tan hermosa hoy… —le murmuró Feng Cang apenas se sentó.

—Gracias… —Ella sonrió y por debajo de la mesa le tomó la mano—. Cang, hoy también estás especialmente guapo y encantador…

Él sonrió por el halago, además, estaba de buen humor porque ese día, Nalan Xin llevaría gente para limpiar a Tong Bao Zhai y Jue Se Fang en la capital Yan. Ninguno que protestara seguiría con vida. Y a los sobrevivientes los usaría para obligar a Guanghua gongzi a aparecer.

Todas las cosas bellas de esa mujer le pertenecían. Todas sus cosas malas también. Por supuesto, a sus ojos, era perfecta. Pasara lo que pasara, Murong Qi Qi era su mujer. ¡No permitiría que nadie tuviera ideas sobre ella!

Feng Cang reveló una sonrisa que era capaz de atraer a todos los seres vivos. Sus dedos rozaron suavemente la palma de Murong Qi Qi, haciendo que esta soltara una risita.

Para cuando el banquete de palacio hubiera terminado, Nalan Xin también habría hecho todo con éxito. Guanghua gongzi apreciaba a sus subordinados. Si se enteraba de que los suyos habían sido secuestrados, sin duda tomaría la iniciativa de encontrarlo . Para entonces, pisotearía a ese rival como si fuera una hormiga para evitar que tentara el corazón de su pequeña. Ese corazón le pertenecía a él. Hace tiempo que estaba marcado con sus huellas.

Viendo la interacción íntima de Feng Cang y Murong Qi Qi, Wanyan Lie estaba cada vez más complacido. El cielo debió sentir su depresión e injusticia, por eso hizo que ese par de hermanos completaran lo que él no pudo lograr.

Ese par de niños debían ser tan lamentables como él en el pasado. ¡Solo que eran más valientes que él!

Wanyan Lie envidió un poco a Feng Cang. Él si era valiente y tuvo el coraje de luchar por su felicidad. No como él que siempre se sintió avergonzado y evitó deliberadamente a Wanyan Ming Yue. Si él hubiera tenido el valor ¿sería diferente ahora?

Lin Ke Xin, que estaba sentada al lado de Wanyan Lie, sintió la fluctuación de los estados de ánimo del hombre que estaba a su lado. Por el toque de tristeza y el espeso mimo de los ojos del príncipe heredero, supo que Wanyan Lie amaba a Feng Cang y a Feng Qi Qi. Su hijo debía trabajar más duro en su objetivo.

Oyó que Wanyan Kang frecuentaba la residencia Nan Lin. Parecía que había olvidado su consejo y quería competir por el trono con Wanyan Yi. ¡Ella no permitiría que algo así sucediera! El mundo era de su hermano. Incluso si era Wanyan Kang, ¡tampoco podría aceptarlo!


Selena

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