Traducido por Dea
Editado por Lugiia
Sin importar lo que gritaba ni la manera en cómo lo hacía, Kaitel se volteó con entusiasmo. Me sentí terrible por Ferdel, ya que lucía como una mujer despechada. Así, mi primera impresión del impecable primer ministro se derrumbó hace unos momentos.
La mirada sombría que le dirigí era diferente a la que imaginé, todo debido a mi cuerpo de bebé.
Sin embargo, para mis adentros, estaba sorprendida y asustada después de haber descubierto la verdadera fachada de Ferdel.
—¡He sido estafado!
Aquel primer ministro, tan impecable y confiable en sus propias opiniones, había desaparecido por completo incluso frente a los ojos de Kaitel.
Escuché que Ferdel era llamado el Cosechador de Sangre de Hierro.
¿Dónde está? No puedo verlo.
—¿Ese es el final del informe?
—Sí. Oh, no, sí, Su Majestad —respondió e inclinó la cabeza por un momento—. Sí, Su Majestad. Sí, no. Oh, así es…
Parecía confundido sobre si hablar o no como de costumbre.
¿Qué ocurre?
En privado, eran amigos, pero públicamente trabajaban como emperador y primer ministro.
¿No podía dirigirse a él como el emperador? ¿O quería una forma diferente de trato?
Mientras pensaba en que Ferdel tenía un concepto bastante extraño sobre el orden de las clases aristocráticas, mi padre recogió algo que estaba en el suelo.
¡Oh, es mi juguete!
Cuando extendí mi mano, Kaitel sonrió. Su mirada lo hacía lucir como si estuviera considerando si dármelo o no. Mi padre, quien estaba lleno de pensamientos sádicos, tiraba los juguetes solo cuando su hija los quería desesperadamente.
Papá, ¡dámelo! ¡Dámelo! ¡Oye! ¡Dámelo, hijo de p…!
—Relájate. En este lugar solo estamos dos.
—¿Tu hija no es humana? Somos tres —arremetió Ferdel contra Kaitel mientras me observaba arrancar el juguete de las manos de mi padre.
Oh, creo que acaba de tocar un nervio.
Y, en efecto, mis pensamientos no fueron erróneos. La forma en que Ferdel habló hizo que el rostro de mi padre se pusiera rígido. Frente a esa mirada fría, incluso yo solía sonreír de forma inconsciente porque estaba asustada, pero supuse que la forma en que una persona trataba a su mejor amigo era diferente.
Aunque a Ferdel no le importó en absoluto, mi padre parecía estar irritado por su sonrisa.
¿Qué sucede con su relación?
Es como si se estuvieran ahorcando el uno al otro a través de la mirada… ¿Qué diablos están haciendo estos dos?
—¿No te retirarás?
—Así es, no tengo trabajo.
Con una sonrisa maliciosa, Ferdel levantó las manos de forma repentina.
¿Qué locura es esta?
Lo miré con un juguete en mi boca y él lanzó un grito de alegría.
—¡Vaya, finalmente, un descanso! ¡Hurra!
¿Qué? ¿Era un tipo tan frívolo?
Estaba un poco avergonzada. No importa cuánto buscara a tientas en mis recuerdos de estos últimos diez meses, esta no era la imagen que tenía de él.
¡Era un hombre tan brillante y frívolo!
¡No! ¡Esta no era la imagen que tenía!
Un mediador de poder que era agradable por fuera pero con suficiente autoridad sobre todas las demás personas, engañándolos con una sonrisa. Quien, además, a sus espaldas, hacía una expresión cínica, diciendo: “Eh, este mundo es mío” y que incluso podría controlar a mi padre, ¡quien era conocido por ser un tirano!
¡¿Dónde diablos está ese corredor de poder?!
Hola, ¿señor intermediario de poder?
Cuando lo conocí por primera vez, parecía un hombre oscuro que algún día traicionaría a mi padre y, cuando eso sucediera, yo debía encargarme de salvarlo. Sin embargo, ¿a dónde se fue aquel espíritu maligno y por qué seguía discutiendo de esta manera con mi padre?
Maldita sea, siento que me han mentido. ¡Esto no es lo que esperaba!
—Cuando hayas terminado, sal de aquí.
Ferdel se encontraba sentado en el sofá, inclinándose cómodamente y comportándose de una forma descarada. He observado a varias personas huir solo porque Kaitel quebrantó sus espíritus, pero este hombre incluso se comió las galletas que le habían traído a mi padre.
¡Oh, pero aun así es tan frívolo!
—No. Definitivamente dijiste en la fiesta de cumpleaños que si trataba con esas personas en tu lugar, me darías la autoridad para entrar en esta oficina cuando yo quisiera.
—¿Cuándo lo hice?
—¡Oye!
Supuse que mi padre volvió a engañarlo. Aun así, Ferdel se puso de pie con el ceño fruncido.
¿Es estúpido?
De todos modos, si mi padre lo había engañado otra vez, pronto lo echaría de la oficina.
—Sabía que lo harías, estafador… ¡Así que toma esto!
Ferdel sacó un pequeño papel de su bolsillo. No pude verlo ya que estaba demasiado lejos. Por supuesto, tampoco me fue posible leerlo.
En medio de esto, chupé el juguete con tanta fuerza que Kaitel me lo quitó.
¡Eso es mío! ¿Por qué me haces esto, hombre?
Quiero morder algo porque mis dientes no paran de picar, pero él simplemente me lo arrebató.
Ha, no lo tuve por suficiente tiempo…
Me siento miserable.
—¡Mira! ¡Un contrato! ¡Míralo!
Mi padre, quien había tomado mis juguetes y los había dejado de lado, me sostuvo en sus brazos.
Maldita sea, soy su juguete.
No entendía por qué seguía abrazándome, pero Kaitel, quien observaba a Ferdel con una mirada rara, emanaba un aura realmente feroz.
Sí, me callaré, papá. Te amo, eres el mejor del mundo.
—¿Cuándo diablos será tu boda?
Oh, ¿se va a casar?
Miré a Ferdel con los ojos bien abiertos. En ese momento, él sonrió de una manera realmente hermosa.
Uh, uh… Es tan guapo.
—Ejem, el mes que viene.
Así que será pronto. Bueno, no, espera, más que eso…
Algo está mal.
Observé a papá y él también me devolvió la mirada. Sonrió cuando nuestros ojos se encontraron. Tal vez porque yo había hecho muchas cosas lindas, pensé en que él no me amaba pero sí le agradaba lo suficiente.
Toqué su mejilla y me sostuvo un poco más arriba, logrando mirarme directamente a los ojos.
Aunque tenía unos ojos muy rojos, ahora su color mostraba calidez. La amenaza casi había desaparecido de ellos. Pudo haber sido mi imaginación, pero quería creer que así fue.
Mi padre debió haberse casado como Ferdel y luego tenerme a mí, pero no pudo. ¿Por qué parecía como si cada oportunidad de tener una vida normal se le escapaba?
—No puedo esperar para secuestrar a Silvia y que vivamos juntos en casa. ¡Quiero tener un bebé! ¡Un bebé! —gritó Ferdel al vernos a Kaitel y a mí. Los ojos de mi padre se volvieron hacia él. Eso fue bastante afortunado.
Casi lloro al mantener la mirada en él.
El primer ministro se interpuso entre nosotros y sonrió.
—Me envidias, ¿verdad? ¡Soy un hombre casado ahora! ¡Casado!
Probablemente eres el único que está feliz de ser un hombre casado.
Ya había renunciado a relacionar la imagen que había imaginado de Ferdel con su persona. No era el hombre que conocí. Era uno diferente.
¡Maldita sea, mi canciller imaginario rodeado de oscuridad! Todo se debe a los medios de comunicación. Había visto demasiadas películas.
—¡Je, je, me caso antes que tú! ¿Celoso? ¡Mi esposa es tan bonita y encantadora! ¿Me envidias más ahora?
Creo que esta es una situación seria.
Kaitel no era lo suficientemente generoso como para escuchar aquel alarde durante mucho tiempo. Sí, pronto sostuvo una espada y lo amenazó con voz lúgubre:
—¿Quieres morir?
La boca de Ferdel se cerró como una almeja.
Sin embargo, no se desmoralizó. Solo se estremeció por un momento.
—Pff, ni siquiera me dejas presumir.
Aún así, mi padre lo escuchó por bastante tiempo. Con ello, supuse que los dos realmente eran amigos.
Me di cuenta que Kaitel, quien ni siquiera escuchaba a Dranste, estuvo escuchando a Ferdel durante un largo rato. ¿Acaso era un emperador de ciudad fría que solo se preocupaba por sus amigos?
—No puedo contarle a Asís ni a Dranste. ¡Eres el único con el que puedo hablar acerca de ello y ni siquiera puedes tomarte ese pequeño orgullo, bastardo!
En ese momento, los ojos de Kaitel brillaron.
—¿Debo matarte? Solo dilo.
—Quiero vivir…, por favor.
Kaitel seguía siendo el mismo.
Tomé el collar de mi padre en mi mano, chasqueando un poco mi lengua.
Oh, es un poco triste que ahora me haya acostumbrado a estos brazos.
Papá, ¿por qué no me entregas a Selena? En estos momentos, estoy muy molesta contigo. Siento que me estoy muriendo.
Kaitel me abrazó y se sentó en el lado opuesto del sofá donde estaba sentado Ferdel. En ese instante, me puso en su regazo. La gran mano que sostenía mi hombro era bastante gentil.
—La luna de miel durará tres días.
—¿Qué? ¡Es demasiado corto! ¡Dijiste que me dejarías libre por al menos una semana, sinvergüenza!
—No, no puedo. Todo está bastante ocupado ahora.
Tan pronto como lo dijo, Ferdel sollozó con el cojín a su lado.
—Le dije a Silvia que podíamos permanecer juntos al menos durante una semana. ¡Eres tan malo! ¡Oye, bastardo!
¿Acaso eres tú el bebé?
El verdadero bebé soy yo, pero el hombre frente a nosotros se asemejaba más a uno.
—Si no regresas a tiempo, haré que tus hermanos hagan tu trabajo. Prepárate.
Era una respuesta dócil. Cuando Kaitel me entregó una galleta, lo miré con molestia al tomarla en mis manos.
Papá, todavía no me han crecido los dientes. Solo tengo dos delanteros. ¿Cuál es tu intención al entregarme esto? ¿Quieres que coma como un hámster? ¿Quieres morir?
—Dijiste que soy el único en mi familia que vale la pena utilizar. ¿Ahora piensas usar a mis hermanos? ¿Estás loco?
—No obtendré la misma eficiencia, pero sí podré crear resentimiento de ellos hacia ti.
—Este maldito…
Como había escuchado, a diferencia de la casa Agrigent y de otras familias aristocráticas, la casa del marqués Vietervo de Ferdel era una familia integral, lo que conducía a una estrecha relación entre ellos. La debilidad de la casa del marqués Vietervo era la familia, ya que era lo que más apreciaban.
Sosteniendo el cojín con más fuerza, habló con una mirada sombría:
—Eres el mejor monstruo en este mundo. Lo admito.
Cuando terminó de decirlo, se levantó de su asiento como un zombi. Su forma de caminar hacia la puerta, con cojines en sus manos, lucía poco refinada.
¿Qué está mal con él de repente?
Al parecer, no fui la única que se lo preguntó.
—¿A dónde vas? —le preguntó mi padre a Ferdel. Su pregunta era inusual. Por lo general, a Kaitel no le importan las personas. Sin embargo, para Ferdel, ese tipo de atención no fue bienvenida.
—Voy a trabajar porque te odio. ¿Por qué preguntas?
—Adiós.
—Maldita sea…
Escuché a Ferdel tragarse su insulto.