La Legión del Unicornio – Capítulo 14: La hija del vecino

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


Sólo había una habitación en el segundo piso, era la mitad del tamaño de la sala de espera, la otra mitad formaba parte del pasillo. Y aunque había soldados custodiando, por alguna razón estos se encontraban parados junto a la escalera y no frente a la puerta de la habitación.

Hazlett los miró, pero no dijo nada, caminó hacia la puerta para quitar el papel que estaba pegado.

El elfo le echó un vistazo, escrito con una letra femenina se leían las palabras: Encuentro de importancia nacional, no espiar.

El capitán usó un ritmo particular para llamar a la puerta. Entonces, se escuchó un sonido de pasos desde adentro.

Sorprendentemente, la que apareció fue la reina. Echó un vistazo al elfo y lo invitó a pasar. El elfo hizo una reverencia en silencio y entró en la habitación.

El suelo estaba cubierto de todo tipo de documentos y en una gran mesa se encontraban apilaban varias pilas de carpetas. La reina regresó a su escritorio para sentarse, indicando que el elfo se sentara en el sofá a un lado.

—Leí su informe, vizconde —dijo ella—. Muy buen trabajo. Lástima que sólo haya un duque Elmond. ¿Cree que haya más vampiros en la nobleza? Si hubiera algunos más, nuestra crisis económica se resolvería fácilmente.

El elfo la miró sin saber cómo responder.

—Sólo bromeo. —La reina se encogió de hombros—. Merece ser recompensado. ¿Qué desea? Aunque no puedo premiarlo con el título de duque, subir de rango demasiado rápido haría que los ancianos se pusieran celosos, pero hay otras áreas en las que podemos ser más generosos con usted, sólo hable.

—En realidad, hay una cosa —respondió el elfo después de pensar por un momento—. El duque lanzó una maldición sobre uno de mis compañeros, por lo que necesitamos la ayuda de un mago. No tengo muy claro la situación de la investigación mágica en el reino…

— ¿Un mago? —Por alguna razón, la reina parecía estar un poco orgullosa. Enderezandose, respondió: —Sucede que conozco uno.

— ¿En Elvira?

—Por supuesto que no —el rostro de la joven mostró una expresión de certeza mientras decía—, aparte de en la Academia de Magos, ¿dónde más? Espere un momento.

Abrió el cajón, sacó unos papeles y sobres y comenzó a escribir.

Hoy la reina no estaba vestida con demasiada parafernalia, en cambio usaba un vestido liso de una pieza, con una chaqueta informal por encima, haciéndola parecer aún más pequeña que antes.

En la ceremonia de premiación, se veía majestuosa y seria, rara vez hablaba, indudablemente llena de dignidad real. Sin embargo, sentada aquí ahora, se veía como una chica normal escribiendo una carta a casa. Ocasionalmente mordisqueaba el extremo de la pluma, tratando de recordar una palabra difícil. Revelando todo tipo de expresiones faciales.

¿Podría considerarse como un rasgo humano, el ser capaz de revelar una personalidad diferente de acuerdo a cómo se vistiera?

El elfo pensó en su primer encuentro con Caín, siempre detrás de la armadura, distante, tan sombrío como para ser comparable con Hazlett, a diferencia de cómo era ahora. Era difícil conectarlo al caballero de ese entonces.

La reina Gracia terminó de escribir una carta y levantó la cabeza, justo a tiempo para ver que el vizconde miraba en su dirección, sonriendo gentilmente.

En ese momento a la reina se le detuvo el corazón por un momento, bajó la cabeza apresuradamente de nuevo, por un lado fingiendo no darse cuenta, por el otro había seguido escribiendo, pero su mente ya no estaba en la carta.

Le tomó más tiempo de lo normal el terminar de escribir la segunda carta. Le echó un vistazo al elfo, para descubrir que este ya no estaba mirando en su dirección.

La chica soltó un suspiro de alivio, al mismo tiempo se sintió un poco decepcionada.

—Una carta para el Gran Maestro actual, la otra para su discípulo. —Le dio la misiva sellada al elfo.

—Muchas gracias, Su Majestad.

—Una cosa más. —La reina preguntó después de pensar por un momento—. Sobre el informe, el estilo y la letra eran completamente diferentes. Supongo que la última es suya, ¿y la primera?

El elfo sonrió suavemente de nuevo, —Ese es de mi caballero.

— ¿Caballero? —Los ojos de la reina se iluminaron—. Tiene un caballero, qué suertudo… Yo también quiero uno.

—Su Majestad, usted tiene toda una orden de caballeros. —dijo el elfo riendo.

—Esos pertenecen a la Familia Real. —Fue la apagada respuesta de la reina—. Los mayores juraron su lealtad a mi padre, no a mí. Incluso si su sucesor fuera un burro, aun así lo respetarían. En cuanto a los nuevos —Las cejas de la chica se arrugaron—, cada uno de ellos se embetuna en capas de maquillaje y se visten llamativamente para pasar delante de mí, pensando que se ven atractivos. Si tienen tiempo libre, ¿por qué no se ponen a practicar su esgrima? ¡Es increíble que ni siquiera puedan derrotarme a mí!

—Ejem, Su Majestad…

—Sólo hablar de eso me da dolor de cabeza, terminemos con el tema. —La chica sacudió la cabeza—. Haré que Haz lo guie hasta la salida. Si necesita algo, simplemente vaya a buscar al duque Lesting, el Ministro de Finanzas, lo notificaré. Vizconde, que tenga un buen viaje.

Después de escoltar al elfo, Hazlett volvió una vez más a la residencia de la reina.

Para ese momento, la chica ya había regresado a su asiento, seguía trabajando, la mayoría del tiempo permaneciendo hasta altas horas de la noche.

—Me enteré que volvió a despachar a su sirvienta.

—Ya te lo había dicho —la reina respondió sin levantar la vista—. No me gusta que me observen cuando estoy trabajando.

—Eso es por su seguridad, Su Majestad —Respondió el estoico capitán—. Además, el que reciba a sus súbditos por la noche, sería mejor que no volviera a suceder.

—Eso se debe a que todo debe mantenerse en secreto. No puedo alabar su valentía al derrotar a un vampiro en público, ¿verdad?

—Es exactamente por eso que dije que no volviera a suceder. Si alguien descubre que un noble visita con frecuencia el palacio, provocaría… rumores desagradables. Especialmente alguien como el vizconde que es… excepcional en apariencia.

—Si realmente hubiera tales rumores, estaría agradecida —la reina bajó los documentos en sus manos—. Al menos esos extraños pretendientes se irían a casa y se mirarían en el espejo, se darían cuenta de la ventaja de su competencia y se retirarían voluntariamente.

—Creo que el vizconde es muy sobresaliente. Pero no importa cuán excelente, un elfo no es un compañero adecuado. Usted debería saber eso mejor que yo.

—Haz —la reina suspiró—, no soy mi padre, ni repetiré sus errores. Pero ocasionalmente sólo quiero mirar a una belleza, ver tu cara sombría todos los días, me terminará convirtiendo en piedra, ¿por qué no sonríes un poco?

El caballero ignoró por completo su petición.

—Ah… no importa, puedes retirarte. Me iré a dormir después de mirar estos documentos.

—Una última cosa. —El capitán caballero se dio la vuelta, antes de cerrar la puerta—. Si el que estuviera en el trono fuera un burro, habría renunciado hace mucho tiempo, Su Majestad.

— ¡Dije que no espiaran! —El rostro de la chica estaba rojo de la vergüenza.

—Sólo lo escuché porque hablaba muy fuerte —en ese momento, las comisuras de los labios del capitán se curvaron hacia arriba—, para ser una dama.

—Arggg, no vuelvas a usar ese tono de la hija del vecino tal. —La chica se cubrió las orejas.

—Hablando de hijas, parece que el vizconde no sólo está casado sino que hasta tiene una heredera.

— ¡Vete!

—Buenas noches, Su Majestad. —El capitán cerró la puerta silenciosamente.


Kavaalin
Una de las cosas que me gustan de esta novela es que a pesar de ser yaoi todos sus personajes femeninos son increíbles~

Una respuesta en “La Legión del Unicornio – Capítulo 14: La hija del vecino”

  1. Me gusta la reina en su personalidad y forma de dirigir el reino. Haz me recuerdas a los guardias reales de Inglaterra. XD 😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣🤣😂 la reina tiene buen sentido de humor.

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