Traducido por Ichigo
Editado por Sakuya
—¿Klaus…?
En el momento en que lo llamé, vi su cuerpo temblar ligeramente.
¿No estaba contento con el hecho de que su tapadera fuera descubierta? Sus ojos estaban nadando de izquierda y derecha. Cuando di un paso hacia él, su agitación se hizo claramente visible.
Mirándolo ahora, no podrías estar seguro de si este era el mismo Klaus del que estamos hablando. Decidí averiguarlo por mí misma y di otro paso más.
Es una regla general no apurar a los animales salvajes, después de todo. Sin embargo, en los últimos diez metros, se alejó a toda velocidad.
—Ah-.
—¡Lo siento mucho!
—¡Detente ahí mismo, Klaus!
Le dije una palabra de contención a su espalda en retirada.
Fue solo por reflejo, y no pensé que tendría ningún efecto en absoluto. No hay forma de que me escuche cuando está corriendo tan rápido en primer lugar.
Pero Klaus paró sus pies. Fue como si el freno de mano de un coche hubiera sido tirado.
Para ser honesta, me sorprendió que se detuviera. No era sólo yo: parecía que Klaus también estaba sorprendido por sus propias acciones. Gritar por reflejo da miedo.
No sabía qué decirle a Klaus quien estaba de espaldas.
—Klaus.
—Lo-Lo siento de verdad…
Cuando lo llamé una vez más, no paraba de repetir sus disculpas. Era como si fuera la única palabra que conocía.
—¿Perdón…? ¿Perdón por qué?
Me imaginé que no se estaba disculpando por haber huido. Pero no se me ocurrió otra cosa por la que se pudiera disculpar.
Aparentemente, mi voz, totalmente confusa, le había llegado. Sus manos, que colgaban sin rumbo, pronto se convirtieron en un puño cerrado.
—Ya te he puesto en peligro incontables veces… Estaba herido y hasta era una molestia. Para colmo, estabas a mi lado, pero no me di cuenta de que te habían secuestrado antes de que fuera demasiado tarde. He fallado… como tu escolta.
Falló como mi escolta. Pensar que hubo un día en que pude oír esas palabras salir de su boca.
¡Eso no es verdad!
Lo habría negado rotundamente, pero estaba demasiado aturdida para hacer algo y perdí mi oportunidad.
—No tengo derecho a enfrentarme a ti nunca más.
Su dolorosa voz exprimió la amargura para que todos la escucharan. De alguna manera, no me sentó bien.
Obediente, terco y nunca escucha. No importaba cuántas veces le regañaran o le dieran la espalda, siempre se reía y nunca se bajaba. Esa era la persona que se llamaba Klaus. No era como él. No, este no era Klaus en absoluto. Pero la persona a la que hay que culpar por esto, no es otra que yo.
Si no hubiera querido viajar egoístamente, Klaus no habría terminado con heridas graves.
Si me hubiera resistido y escapado cuando Wolf me secuestró, Klaus no tendría que culparse.
Mi ego y arrogancia lo habían acorralado. Yo era la que se suponía que debía disculparse.
—Klaus…
Al llamarlo, una vez más vi cómo le temblaba el hombro. Parecía estar asustado por cualquier cosa que yo dijera, así que me tragué el resto de mis palabras.
Lo siento. Lo siento por ser tan egoísta. No hiciste nada malo en absoluto.
¿Qué hubiera pasado si hubiera dicho eso? Una disculpa rancia como esa no aclararía la conciencia de Klaus. En realidad, podría incluso tener el efecto opuesto en él.
Sólo tengo que disculparme por mi culpa.
—Klaus…
—Sí…
Lo llamé de nuevo, y esta vez, me respondió con una voz más pequeña.
No se parecía en nada al Klaus de siempre, es una locura.
—Yo… por fin he conocido a los farmacéuticos que estaba buscando.
—¿Ah…? Sí, los has conocido. —Klaus susurró como si estuviera confundido.
—Como resultado de incansables negociaciones, no solo nos ofrecieron la medicina sino también el tratamiento.
—Me alegro de que finalmente seas capaz de traer esos resultados a casa. Eso es genial —añadió Klaus en voz baja. Sonaba tan feliz como yo, así que finalmente me reí.
—¡Sí! ¡Y por lo tanto dividiremos el crédito equitativamente entre los dos!
—¿Eh…?
Klaus parecía ahora completamente perdido. Continué caminando hacia él sin responder a su pregunta. Noté que su tensión crecía a medida que me acercaba, y una vez que pasé por su cuerpo rígido, detuve mis pies. Dando la vuelta, nuestros ojos se encontraron brevemente antes de que bajara la mirada de nuevo.
Pero debido a mi pequeña figura, no pudo evitar mi cara. Klaus, que miraba fijamente a sus pies, tenía una complexión terrible.
Silencié mi voz y le susurré como si le dijera un secreto.
—Sabes… Wolf es parte del Clan Kua también. Debido a que te lesionaste en ese entonces, Wolf salió como médico. Se interesó cuando yo estaba tratando de salvar a mi subordinado.
»Si me hubieras rescatado de Wolf, no habría tenido la oportunidad de salvar a toda la tribu Kua. Puede que ni siquiera tuviéramos la medicina que necesitamos hoy.
—Eso es…
“Ese no es mi logro”, era probablemente lo que estaba tratando de decir.
Querías decir que no había nada que pudieras hacer para cambiar las cosas, ¿no?
Para evitar que dijera eso, lo llamé de nuevo.
Tu mayor logro fue algo totalmente distinto.
—Por encima de todo, puedo quedarme aquí ahora porque me has salvado la vida.
Klaus levantó la cara.
Sus ojos esmeralda eran los más amplios que he visto hasta ahora.
—Ya que me has protegido, tenemos en nuestras manos la medicina. Y como dije, incluso el tratamiento también. Finalmente puedo salvarlos a todos de la plaga. No podría haber hecho todo esto sin tu ayuda.
Alineé los logros que no quería aceptar, uno por uno.
Sus sorprendidos ojos ahora vacilaban, y sus labios entreabiertos luchaban por contener su voz. Klaus se arrodilló torpemente con la mirada aún baja.
—Klaus, ¿estás bien?
Me preocupaba si se había presionado demasiado, pero la voz que volvió me dijo que estaba bien.
Klaus tartamudeó en sus primeras palabras y se le erizó el pelo.
—¿Te he sido de ayuda…?
Klaus gimoteó con una voz diminuta, como si estuviera siendo ahogado por los alrededores.
Ante su inesperada pregunta, me trajo de vuelta al pasado.
Todos mis recuerdos con Klaus siempre habían sido muy vivos. Los problemas que me había causado no se pueden contar con las dos manos.
Pero, incluso más que eso…
—Sí, mucho. —Me agaché para verle cara a cara—. Gracias, Klaus.
Escuché un suave aliento.
Los brazos de Klaus temblaron y se abrazó fuertemente.
Durante un rato, continuamos enfrentándonos.
No hubo ninguna conversación. A veces oía ruidos de olfateo, pero fingía no darme cuenta.
Hice lo mismo con sus ojos enrojecidos cuando volvió a levantar la cara.
—Klaus. En este momento, estoy en camino a Wind.
—Y no puedes llevarme contigo…
Asentí con la cabeza.
—No puedo llevarte ahora cuando no estás en la mejor forma. Por favor, concéntrate en mejorar por ahora.
Klaus, con una cara amarga, pero pensativa, rechazó mi mirada. Arrugó sus cejas y exhaló un largo suspiro.
—Por favor, no exageres…
Klaus se levantó y me ofreció su mano.
Una vez que me levanté, inmediatamente se arrodilló sobre una pierna.
—Estaré esperando tu regreso.
Me encontré con sus ojos y le respondí:
—Por supuesto.