La Princesa derriba banderas – Capítulo 15: La preocupación de la princesa reencarnada


Después de pacificar al casi loco Klaus, de alguna manera logré devolver la conversación a la verdadera pregunta, y me separé de Lutz y Theo después de escuchar lo que tenían que decir.

De aquí en adelante había pocas posibilidades de que Lutz y Hilde estuvieran cerca, pero no podía esperar que su bandera de secuestro se hubiese roto.

En cualquier caso, con la otra realeza enredada en este lío, dudaba que la amenaza simplemente desaparecería. Si Hilde se equivocaba, sólo sacarían el siguiente truco de su bolsa.

Necesitaba urgentemente descubrir la identidad de la persona detrás de Hilde, pero era improbable que la buena información llegará por la puerta.

Y alguien que por casualidad poseía información era Theo.

Debido al poder mágico que han tenido desde que nacieron, Lutz y Theo se han adaptado bien a la percepción de las malas intenciones de los demás. Sobresalen al leer las mentiras y al ver más allá de la fachada de los demás a través de sus rostros, comportamientos y maneras de hablar.

Se dieron cuenta fácilmente de la cara oculta de Hilde.

No hay duda de que algo estaba siendo planeado, pero lo que aún era desconocido. Mi premonición de que algo iba a suceder pronto era simplemente una suposición, así que no podía poner un dedo sobre cuándo podría tener lugar.

De todos modos, porque Hilde sólo se centró en acercarse a Lutz, Theo se deslizó por debajo del radar y se quedó en una posición para observar sus acciones.

Sólo ocurrió una vez, pero la vio moviéndose a un lugar donde podía evitar el escrutinio público. Inadvertido, Theo siguió, y lo que descubrió fue una reunión clandestina entre Hilde y un hombre oculto.

Estaban teniendo una disputa, con Hilde aferrándose desesperadamente al hombre mientras él la sacudía.

Me he topado con el cerebro, ¿no?

Debe ser el que instigó el comportamiento sospechoso de Hilde; ¿el sinvergüenza quien alejaría a Lutz?

Si Hilde no estaba tomando parte en este plan criminal para el oro, riquezas, o incluso el prestigio, entonces, ¿estaba dispuesta a hacerlo para que el hombre con el que se había enamorado le devolviera los sentimientos?

Si pudiera pensar en ello de esa manera, era natural asumir que en el juego original Hilde y Lutz habían sido engañados y traicionados por él.

Debe haber sido su intención vender a la chica junto con Lutz desde el principio, como un chantaje para asegurar la obediencia del niño. Después de Hilde descubrió que había sido desechada, a su vez rechazado a Lutz.

Qué basura.

No podía perdonar a Hilde por haber planeado usar a Lutz, pero también era un verdadero desperdicio que su amor fuera aprovechado de esa manera. Era imperdonable.

A pesar de que, sin ningún tipo de prueba, todo era pura conjetura, estaba lívido. Dentro de mi mente, Hilde había soplado para convertirse en una joven doncella y en silencio nutrir su primer amor.

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Bueno, por ahora, si era la verdad o no, se haría claro muy pronto.

Mi principal prioridad era averiguar todo lo que podía sobre ese hombre. De momento, la única información que tenía provenía del testimonio de Theo. Parecía que ese hombre llevaba la apariencia de un caballero real, así que planeé empezar a derribar las capas de este misterio desde allí.

Necesitaba llevar a cabo mis investigaciones con el máxima cautela posible, pero con tantas cosas que cubrir, mis opciones eran prácticamente inexistentes. Estaba en una situación delicada.

Mientras tanto, Hilde podría ser desechada, y Lutz podría ser arrastrado a través de un pasaje especial.

¡Tenía que hacer todo lo posible para detenerlo!

—Cabello largo, de color brillante. ¿Una complexión delgada, y zurdo?

Hmmm. Repitiendo la descripción que le daba, él reflexionó.

—Sí. ¿Sabe usted de algún hombre así?—Le pregunté a sir Leonhard, y él asintió con un poco de vacilación.

—Bueno … me atrevo a decir que podría.

Estaba presionada por el tiempo, así que decidí seguir adelante y consultar con Sir Leonhard en mi necesidad de prisa.

Klaus era un miembro de los caballeros reales, y él tenía la capacidad única de hacer amigos con cualquier persona, pero esa capacidad exacta lo hizo muy inclinado al prejuicio. Y aquellos que no les interesaba, se negaba a prestar atención.

Sir Leonard, por otra parte, tenía una mente más abierta. Decidí ir a él, anticipando que proporcionaria una mejor información cuando le preguntará.

De ninguna manera mis sentimientos personales entrarón en juego. Probablemente.

En realidad, era probable que Sir Leonhard comprendiera exactamente a quién le estaba preguntando, pero parecía reacio a revelar esa información.

Por un momento, él se quedó en silencio, pensando en mí. Al final de su mirada despejada y obsidiana, parecía que podía ver directamente en mi corazón, y me hizo sentir incómoda.

—Te lo diría, pero por una preocupación. ¿Por qué buscas a este hombre? Me gustaría saber de tus razones.

—Eso es porque…

No sabía qué decir.

No podía decirle la verdadera razón. Si lo hacía, no tenía una sola prueba para demostrar que el hombre era un criminal.

Por otra parte, no quería mentirle a Sir Leonhard.

¿Qué puedo hacer? Me hundí en el silencio, incapaz de pensar en una razón lo suficientemente buena como para esquivar su pregunta.

—¿Es un asunto difícil del que no puedas hablar?

—N-no. Nada como eso…

Ante mi comportamiento sospechoso, Sir Leonhard me miró abiertamente, parecía que intentaba quitarme la verdad.

Ahh, mierda. Estoy empezando a sudar.

Mis pensamientos se perseguían alrededor, pero ninguna buena idea se convirtió en realidad. El tiempo sólo pasaba cruelmente, y todo lo que podía hacer era estar de pie todavía delante de Sir Leonhard. No sé cómo interpretó mi silencio, con mi negativa a mirar hacia arriba, pero la conversación repentinamente fue en una dirección inesperada.

—Las mujeres tienden a enamorarse de él fácilmente, ¿no?

Mi cabeza se disparó y yo grité, negando reflexivamente sus palabras:

—¡Estás equivocado!

Sir Leonard me miró con sorpresa.

Era posible que sus palabras no hubiesen sido serias, pero lo dijo en tono de broma para romper mi actitud testaruda – un tema tonto para iniciar la conversación.

Pero, no podía correr con él.

—Te equivocas…

Él era el único de quien nunca quise oír eso.

Resistiendo el impulso de derramar mis lágrimas, mantenía los labios cerrados.

Al verme así, Sir Leonhard inclinó la cabeza cortésmente.

—Mis más sinceras disculpas. De mala gana te he angustiado con mi inútil broma.

—…

Cuando silenciosamente meneé la cabeza, parecía aún más preocupado.

De repente me di cuenta de cuánto odiaba ser una niña en un momento como este. Si yo quería suavizar las cosas, debería haber ido junto con la broma de antes.

Sobre todo, odiaba que todavía era una niña de 10 años. En el plazo más temprano, tardaría otros cinco a seis años antes de que él pudiera comenzar a mirarme con interés.

Sería de mayor ayuda para él presentarme adecuadamente con todo su sabiduría, más que nada una demostración de su devoción, oírlo llamarme encantadora o algo más quizás, podría hacer.

Aunque sabía esto, todo lo que podía hacer era mantener la boca cerrada, así que me enfadé conmigo mismo.

¿Por qué no podía ser más agradable?

Inclinándose, sir Leonhard me susurró al oído:

—Niklas von Buelow…

—¿Huh…?

Levanté la vista y vi la sonrisa arrepentida en su rostro.

—El nombre del hombre que buscas.

—…

Él me dijo el nombre, pero yo estaba más perdida que contenta. Se había estado conteniendo mucho antes, ¿por qué de repente decidió revelarme esa información?

Al ver el desconcierto en mi cara, Sir Leonhard inclinó la cabeza una vez más.

—Su Alteza Real, le pido disculpas por haberla probada, una de las más honorables, con mis palabras. Sin embargo, por favor no se acerque a ese hombre a menos que sea absolutamente necesario—Me dijo, con una mirada muy seria en sus ojos.

—…

Sir Leonard era un gran soldado, cuyo nombre era conocido en los reinos circundantes. Expuesto a esa mirada aguda suya, te sentirías como una rana que está siendo atacada por una serpiente, incapaz de hacer el menor movimiento. Abrumada, me quedé rígida.

Notando cómo me había asustado, su mirada se relajo, pero …

Eso me había sorprendido mucho. ¿Sir Leonard fue más suave conmigo porque lo había preocupado con mis lágrimas?

—¡Klaus!

Después de llamar a Klaus, que estaba un poco separado de nosotros en un lugar diferente, Sir Leonhard le susurró algo con una voz tan baja que no pude distinguir un solo detalle.

¿Por qué me decía que tuviera cuidado con este Niklas?

Incluso si fuera otro reino como sospechaba, en el juego no se suponía que el culpable fuera a ser notado. Si tuviéramos que prestarle atención, probablemente no sería capaz de deslizarse por las defensas del castillo.

Tuve la sensación de que el resultado final crearía una inconsistencia con el juego.

—¿Lo tienes?

—Comprendido, comandante.

Eso es correcto … Aquí había otra discrepancia. A principios de este año, Sir Leonhard fue asignado como el  Comandante de los Caballeros Reales.

Ciertamente, ya era Comandante dentro del juego. Sin embargo, en este momento, su promoción había llegado a pasar demasiado rápido. Los detalles revelados en el interior del juego decían que sólo se había convertido en Comandante un poco antes de que la Sacerdotisa fuera convocada, tal vez cuando tenía 14-15 años.

Sentí que esta disparidad había sido causada por mí…

Cuando la yo de 5 años le pidió Christof que despidiera a todos los tutores de Johan, Sir Leonhard tomó el lugar como el instructor de espada de Johan.

Uno de esos hombres despedidos había sido un caballero real, un hombre que disfrutaba de poder hacer alarde de su posición en la Orden, un grupo que valoraba la verdadera fuerza por encima de todo. No era difícil ver por qué un hombre así odiaba ver la sola visión de Sir Leonhard.

Lo único que quería era que Johan se levantara con integridad, pero el resultado fue que Sir Leonhard, que habían sido en gran medida frenado, también había sido capaz de demostrar su competencia.

¿Hmm?

¿Fue por eso?

En el inusual caso que a él se le pasara por alto, fue posible que él llamara la atención simplemente porque estaba en la parte superior …

Después de que su conversación con Klaus terminó, Sir Leonhard me dirigió la mirada.

—Su Alteza Real, en caso de que vayas a cualquier parte, por favor, toma a Klaus contigo sin falta.

—Sir Leonhard…

Lamenté la preocupación que le había causado. Realmente lo hice esta vez, ¿no?

Manteniendome en silencio, y luego volteandome para escabullirme y encontrar a ese canalla, después de que sir Leonhard hubiera sido movido por el malestar de nombrarlo, sería un movimiento desagradable de mi parte.

Aunque lo diga yo misma.

—Voy a…

Asentí, y él soltó un suspiro de alivio.

La verdad era que quería perseguir varias pistas, pero ni siquiera podía protegerme. Si yo fuera a dar un paseo sin una meta, sólo sería una carga para Sir Leonhard.

Debo dejarle el resto a otra persona.

Aunque reconociera que debía, no podía deshacerme de mi preocupación. No era que no tuviera fe en los demás. Fue precisamente porque conocía los finales del juego que yo era capaz de hacer cualquier cosa.

Cuando todo estaba hecho y terminado, ¿no habían varias maneras en la que las cosas podían ir terriblemente mal? Pensé, y no pude disipar mi inquietud.

Sacudí levemente la cabeza para librarme de mis pensamientos negativos, y empecé a despedirme.

—Gracias por darme su tiempo, realmente lo aprecio

Sus emociones cambiaron mientras me preparaba para irme. Por alguna razón, él me detuvo.

—Su Alteza Real…

—¿Si?

—Sí— se inclinó de nuevo para susurrar en mi oído—Si hay algo que te causa preocupación, por favor, considera pedirme ayuda antes de actuar.

—¿…?

Te ayudaré sin falta, prometía la seria mirada en su rostro.

Sin saber cómo responder correctamente, todo lo que podía hacer era dejar que mi asombro me invadiera.

♥ ❤ ♥

                

3 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 15: La preocupación de la princesa reencarnada”

  1. No confío ni un poquito en Sir leonhard, de echo desconfío de varios de los que rodean a los objetivos de captura… como que para mi son todos yandere… o será mi mente podrida, sobretodo por que recuerdo el nombre de sir leon-hard por esa asociación… mmm… leon….hard….

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