La Princesa derriba banderas – Capítulo 85: Los invitados de la princesa reencarnada (2)

Traducido por Ichigo

Editado por Sakuya


Después de dejarme ir a regañadientes, Michael se giró para enfrentar a los otros dos. Sin embargo, Wolf y el doctor parecían estar teniendo un tiempo difícil creyendo en la magia. El Reino de Nabel todavía poseía usuarios de magia, pero los otros países pensaban que era absurdo y lo dejaron pasar como rumores. Pero Michael estaba dispuesto a demostrarles que se equivocaban, cortó su propia mano con un cuchillo y curó su herida frente a sus ojos.

—Todavía existen límites a mis poderes sanadores. —pronunció Michael, rompiendo el silencio de la habitación.

Incluso si era llamada “magia sanadora”, no todo podía ser curado. Parecía que lo único que podía atraer la atención era el propio sistema inmune de esa persona.

—No puede curar enfermedades o heridas que requieran medicación o cirugía. Sucede lo mismo con el veneno. —Él dijo que todo lo que podía hacer era “cerrar la herida”.

—Si puedes frenar el sangrado, eso es suficiente.

Wolf rápidamente mostró compostura después de encontrarse a sí mismo sin palabras por la sorpresa y asintió, diciendo que él podría utilizar toda la ayuda que pudiera conseguir.

—Sin embargo, hay peligros con la magia. Debido a que el procedimiento fuerza al cuerpo a curarse, requiere una considerable fuerza física. Si su cuerpo se rinde antes de que la herida se cure…

Michael dejó su frase incompleta, pero yo lo entendí. Encontré el significado detrás de sus palabras.

Dejé caer mi mirada sobre Klaus. ¿Tendrá la fuerza suficiente para seguir luchando y curar sus heridas a pesar de que se encuentra tan blanco como una sábana?

Mi mente se volvió negra. Sentí que podía desmoronarme si no intentaba contenerme.

—Entonces, esa es una razón más para comenzar el procedimiento ahora.

—Sí. Comencemos.

Wolf y el doctor accedieron con una poderosa convicción en sus voces.

Siguiendo a los otros dos que volvieron a trabajar, Michael comenzó sus preparaciones. La única insegura acerca de lo que debería hacer era yo.

—Marie.

—¡S-sí!

Levanté mi rostro después de que Wolf me llamó. Mi cuerpo se tensó cuando pensé que sería regañada de nuevo. Pero lo que pasó estaba lejos de eso, Wolf me dedicó una mirada gentil.

—No te sobreesfuerces. Toma asiento ahí.

—¡N-No! Yo también me quedaré aquí…

—No te echaré. Por favor cálmate, y sé la voz que lo guíe.

—¿Eh?

Siempre pensé que un día, cuando no pueda ser útil, me dirían que me fuera. Y cuando eso pase, no tendré más derecho para seguirlos. Siempre lo había pensado.

Una vez que las lágrimas empezaron a nublar mi visión, Wolf sonrió amargamente y me llamó, diciendo que parara.

—Estoy seguro de que tu voz lo alcanzará, así que por favor no llores.

—¡Sí…!

Borré mis lágrimas y me arrodillé junto a Klaus. Observé su rostro, gentilmente quité los hilos de su mejilla con mis dedos. Mientras escuchaba un seco y distante sonido, polvo rojo se derrumbó sobre mis manos. ¿Era la sangre de Klaus o de alguien más? No lo sabía. Todo su cuerpo estaba cubierto de sangre.

Su figura estaba sucia con sangre y tierra, y debajo de todo había demasiados cortes y heridas corriendo por su piel. ¿Cuánto esfuerzo puso cuando estaba tratando de protegerme? ¿Cuánto tiempo había peleado sin descanso por mi bien?

—Klaus.

Lentamente toqué su mejilla. Mi otra mano sostuvo la parte de atrás de su cabeza. La diferencia de tamaño era chocante, parecía que él estaba tratando de tomar mi mano en vez.

—Klaus, por favor. Esfuérzate.

Repetí esas palabras muchas veces. Perdí la cuenta, el cuerpo de Klaus se estremeció.

Sus ojos se mantuvieron cerrados pero los pliegues empezaban a marcarse entre sus cejas. Era claro que estaba sintiendo dolor. Klaus dejó salir un gemido una vez que su agonía se hizo insoportable.

Su sonido se mezcló con el sonido de un cuchillo cortando su carne. Una incisión sin anestesia no era dolorosa, era tortura.

—¡Ugh…!

—¡Klaus!

Firmemente tomé sus dos grandes manos. Tal vez obstaculizara la operación, pero no podía quedarme sin hacer nada.

Llame su nombre una y otra vez como una idiota.

—¡Mantén presionado ese lado!

—¡Entendido!

Michael respondió a las instrucciones de Wolf. El cuerpo de Klaus, que se retorcía intentando escapar del dolor, estaba siendo sujetado por dos personas.

—Ku- ¡¡¡AAAHHH!!!

El pedazo de tela que contenía su voz se cayó. Su grito desgarrador que se escuchaba, era parecido al rugido de una bestia.

¡Se morderá la lengua de esta manera!

Apresuradamente, intenté colocar nuevamente la tela en su boca, pero era una tarea imposible mientras se movía de un lado a otro.

Al final, se mordió fuertemente. Un hilo de sangre se deslizó por las esquinas de sus labios. Creo que se mordió la lengua y se volvió azul por el shock.

—¡Klaus! ¡¡Klaus!!

Mientras sostenía su rostro, grité su nombre.

Escuché un sonido detrás de mí, y supe que las herramientas de metal fueron tiradas.

El doctor respiró fuertemente antes de gritarle a Michael.

—¡Está hecho! ¡Te dejo el resto a ti, muchacho!

—¡Sí!

Mientras Michael le respondía al doctor, sus manos ya estaban sobre el corte.

Sus ojos, que miraban atentos sus manos, estaban llenos de una voluntad inflexible. El sudor comenzó a verse desde su frente. Aparentemente, esto necesitaba un montón de concentración. Frente a mí, sus ojos se volvieron negros con unos tonos azules y verdes. No eran brillantes como los de Lutz o Theo, pero eran de una belleza compleja, como un claro y profundo lago.

Las manos de Michael estaban emitiendo un leve calor. El suave brillo iluminó los alrededores y pintó sombras de su delicado rostro.

Tomó bastante tiempo antes de que Klaus mostrara algún signo de cambio.

Su tieso cuerpo empezó a relajarse, sus dedos que sostenían las sábanas empezaron a soltarse, y las venas que se marcaron en sus brazos desaparecieron.

Es bueno que te sientas mejor. Pero después de que observé su complexión, me di cuenta que era muy pronto para juzgar.

Las cejas de Klaus ya no tenían arrugas. En vez de sentirme aliviada, me hizo inquieta. Lucía demasiado relajado, como un muñeco sin vida. Mi inquietud no desapareció y los músculos de la espalda de Klaus empezaron a contraerse incontrolablemente.

Sentí su espalda con mi mano. Estaba helada. El terror que sentí me hizo querer gritar. Podía sentir los pasos de la muerte acercándose.

—¡¡K-Klaus!!

Lloré tan alto como pude para sacudir mis miedos.

—¡¡No te perdonaré!! Si mueres sin mi permiso, ¡nunca te lo perdonaré!

Mi voz estaba temblorosa mientras mi cuerpo se estremeció. Pero continué llorando a pesar de eso.

—¡¿No eres tú mi escolta?! ¡¿Cómo te atreves a morir en un lugar así?! ¡¿Qué tan irresponsable puedes ser?!

Quería abofetearme por decir eso.

Me había protegido un sin fin de veces ya. También había trabajado al máximo para cumplir sus tareas.

Era la única irresponsable. Quería ir a un lugar tan peligroso como este, y aún tenía la audacia de depender de otros para protegerme cuando ni siquiera podía protegerme a mí misma.

Hey, Klaus. Me pregunto si no tendría que haberte pedido que vengas conmigo. O si no tendría que haber hecho el viaje en primer lugar.

Pensé que una niña sin poder como yo podía cambiar el mundo. Y ahora estás pagando el precio de mi arrogancia.

Mis grandes lágrimas cayeron sobre la parte de atrás de la mano de Klaus. Se mezclaron con sangre seca y viajaron hasta las sábanas, creando una fina línea roja.

—Klaus… ¡Hey, Klaus!

Si te mueres ahora, ¿cómo seré capaz de pagarte de vuelta? Rechacé tus avances para acortar nuestra distancia muchas veces.

Ya fuera tu amor o tu obstinada lealtad, nunca traté de entenderte mejor. Sin importar cuánto tiempo pasó, siempre eras una escolta problemática y vergonzosa.

Desde la primera vez que nos conocimos, nada ha cambiado. No. Yo había pensado que nada lo hizo.

Dependí de ti.

Incluso si lo odiaba, o cuando pensé que era problemático, todavía contaba contigo. Pensando en eso, tú eras un verdadero hermano para mí.

—¡I-Incluso si mueres, seguiré sin ti! ¡Y si te mueres, te dejaré justo aquí! ¿Entiendes?

Pensando atrás, simplemente estaba gritando cosas sin sentido.

Estaba haciendo una rabieta como un niño. Incluso un pequeño de cinco años tiene mejor vocabulario que yo. Lo que decía era terrible, pero no podía detenerme a mí misma. El silencio era más aterrador que nada.

—No serás capaz de regresar a Nabel… ¡Ni siquiera conoces a nadie aquí! ¡Cuando mueras, nadie vendrá a enterrarte…! ¡Y mi escolta será alguien más! ¡¿Está bien eso para ti?!

Mi voz temblaba. Se volvía más difícil entender lo que estaba diciendo. No tenía mucho sentido en primer lugar. No era nada más que histeria.

Pero, aun así, lo alcanzó.

Solo había una persona a la que deseaba que mi voz alcanzará en ese momento.

—Eso sería… un problema.

No podía entender qué estaba pasando. Primero pensé que algo estaba mal con mis oídos, y después dudé de mis ojos.

La mano que estaba sosteniendo se movió levemente. Esas manos que perdieron fuerza y temperatura, tomaron las mías. No podía expresar con palabras cuánto me había sorprendido.

Mientras observaba a Klauss sin palabras, sus ojos se abrieron lentamente. Esos ojos esmeraldas no se enfocaron al principio, pero empezaron gradualmente a moverse.

Su mirada vagó por la habitación de derecha a izquierda antes de finalmente posarse en mi figura, y gentilmente me observaron.

—Rosemarie.

Mis labios temblaron. Quería llamarlo, pero las palabras estaban pegadas al fondo de mi garganta. Quería saber que no era un sueño. Observarlo, pero no podía ver muy bien. Mis ojos estaban nublados por las lágrimas, y mi visión estaba desorientada. Parecía que no podía confiar en mis ojos tampoco. ¿Por qué soy tan inútil en estos momentos?

Una lágrima bajó por mi rostro. Mi garganta ardía y mis oídos estaban sordos.

—Ah, por favor no llores. No puedo mover mi cuerpo. —Klaus estaba preocupado y murmuró lentamente—. No puedo limpiar tus lágrimas así.

¿De qué estás hablando?

No ibas a hacer algo tan estúpido como eso. No lo permitiría. Y no le agradecería tampoco.

Klaus, que entonces decidió ser un poco malo conmigo, cerró sus ojos y rió.

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